Durante los días 23 y 24 de mayo se realizaron en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, las jornadas “A 50 AÑOS DEL CORDOBAZO: Repensando el ciclo de protestas obreras, rebeliones populares e insurrecciones urbanas”. Mónica Gordillo, docente, investigadora e integrante del equipo organizador, habla sobre el aniversario de este acontecimiento histórico para los movimientos obreros y estudiantiles y destaca que “hay que mantener viva la memoria del Cordobazo”.
La protesta obrero-estudiantil del 29 y 30 de mayo de 1969, que devino en rebelión popular, marcó un hito en la historia argentina. Síntesis de una conflictividad previa se convirtió, a su vez, en acontecimiento inaugural de un ciclo de protestas que se expandió por todo el país y obligó a la salida electoral de 1973.
Esta y otras cuestiones se trabajaron durante dos días en las jornadas por los 50 años del Cordobazo, organizadas por las cátedras “Historia Argentina II” de la Escuela de Historia e “Historia Social Argentina” del Departamento de Antropología, el Centro de Investigaciones María Saleme de Burnichon de la FFyH y el Instituto de Humanidades (CONICET), y que contaron con la adhesión de algunas cátedras de diferentes Facultades de la UNC.
En ese marco, también se realizó un conversatorio con protagonistas de las jornadas de mayo del ’69, titulado «Legados del Cordobazo: la construcción de unidad en las luchas populares», con la participación de Lina Averna, Nené Peña, Gerardo Luna, Luis Rodeiro, Luis Miguel Baronetto, y dirigentes estudiantiles, sindicales y sociales actuales.
“El tiempo transcurrido y la distancia contextual con esa sociedad y esos actores, nos comprometen a reflexionar sobre aquellas estrategias de acción popular, incorporar nuevos objetos y dimensiones de análisis; en definitiva, efectuar un balance provisorio que nos permita complejizar el conocimiento de ese pasado”, señalaban entre los fundamentos.
Mónica Gordillo es Doctora en Historia y docente de la Facultad de Filosofía y Humanidades y de la Facultad de Comunicación. También es investigadora del Conicet y autora del clásico “Protesta obrera, rebelión popular e insurrección urbana en la Argentina: el Cordobazo”, junto al historiador estadounidense James Brennan.
“Hay que tener una visión más amplia de que fue un proceso casi exclusivo del movimiento obrero de Córdoba. El Cordobazo también abrió a cosas nuevas, por eso en las jornadas hablamos de que había que pensar el ciclo de protestas, que no son solamente obreras sino que tienen diversos actores y que en cierta manera el Cordobazo abre ese ciclo de protestas porque hace que se produzca una difusión de los sectores más movilizados a los menos movilizados y que también cambien las formas de acción colectiva. En ese sentido, abre cosas que van a hace posible la salida electoral y el levantamiento de la proscripción del peronismo”, dice Gordillo sobre este acontecimiento histórico que el 29 de mayo de 2019 cumple 50 años.
Integrante del equipo organizador de las Jornadas, también afirma que “por mucho tiempo todos estudiamos el Cordobazo como algo que estuvo centrado en Córdoba y buscábamos las razones en la especificidades de Córdoba, que sin duda había, pero que por sí solas no pueden explicar un evento como este”.
- En términos históricos, 50 años no es un tiempo tan prolongado, pero sí un período considerable para analizar cambios en una sociedad. ¿Qué queda de aquella Córdoba combativa e industrial, que señalaban como un “faro de la revolución”?
Sin dudas se han producido cambios con esa Córdoba industrial, con un proletariado industrial sumamente concentrado, con un movimiento estudiantil que buscaba la unidad con el movimiento obrero. Pero no sé si efectivamente esa Córdoba era el faro de la revolución. Fue una adjudicación hecha por algunos sectores que entendieron que el Cordobazo había sido un hecho de una izquierda revolucionaria y en realidad el Cordobazo fue mucho más complejo que eso. Creo que fue una rebelión donde, sin dudas, había sectores de la izquierda revolucionaria, pero también había otros que no lo eran. Claramente era una manifestación política contra la dictadura de Onganía para, de alguna manera, con el cuerpo plantear el fin de esa dictadura, el levantamiento de la proscripción del peronismo (aunque eso no fuera dicho), el retorno a la vida política frente a un gobierno que verdaderamente hacía oídos sordos de todas esas peticiones y, sin duda, lo que en todo caso era una alternativa revolucionaria no quedaba circunscripto a Córdoba. Era un tiempo donde esa alternativa se planteó entre algunos sectores pero también se planteaban otras alternativas que no pasaban por la lucha armada o la salida socialista.
Para Gordillo, “todas esas cuestiones son necesarias de revisar”. Por eso cree “que hay que volver a situar al Cordobazo en la memoria popular como una intención de los sectores populares y los sectores medios de saber que cuando no hay posibilidades y se cierran las vías para expresar las demandas, cuando se percibe el cercenamiento de derechos, la salida es la calle. El pueblo en la calle en una gran muestra de unidad, en el sentido de percibir que había un adversario en común, una situación de afectación generalizada y derechos cercenados por diferentes motivos, y eso fue lo que sostuvo la rebelión popular”.
- ¿Qué factores hicieron posible aquel acontecimiento?
No hay que olvidar que el Cordobazo se produjo en el marco de la convocatoria a un paro general realizado por las dos CGT (Azopardo y la CGT de los Argentinos) y lo que Córdoba hizo fue adelantarlo, dándole la modalidad de paro activo. Sin duda, en esa decisión de adelantarlo tuvieron que ver particularidades de Córdoba y problemas específicos que afectaban a los trabajadores del SMATA y de la UOM, como la suspensión del sábado inglés, y también la represión que se había dado contra los estudiantes a partir del 15 de mayo, con las muertes de Juan José Cabral en Corrientes y luego en Rosario. Esto llevaba a que se organizara el paro activo como una protesta obrero estudiantil, que ya se había producido otras veces. Había antecedentes de hechos de acción conjunta, de movilización de trabajadores junto a los estudiantes, pero lo que hizo posible un acontecimiento de la magnitud del Cordobazo fue la construcción de una representación de injusticia que excedió a Córdoba y que tuvo que ver con el gobierno de Onganía, con la decisión de prohibir todo tipo de actividad política y que esto fue canalizado por la CGT de los Argentinos y por otra serie de estructuras movilizadoras que hicieron, cuando se dio la situación de una movilización tan contundente, que muchos otros sectores se sumaran a la protesta.
El Cordobazo fue la culminación de un tipo de protesta obrera como las que ya se venían ejerciendo con anterioridad y se buscaba la unidad en la acción más allá de las opciones políticas e ideológicas de cada uno de los gremios.
- ¿Por qué es importante mantener viva la memoria del Cordobazo?
Es necesario mantener viva la memoria del Cordobazo para no olvidar de que el pueblo es capaz de llegar a acciones colectivas violentas, como fueron también las de 2001, aunque no se trataba de un gobierno dictatorial, pero sí de un gobierno que cercenaba derechos, que rompía acuerdos y que no estaba dando respuestas a las demandas populares. Cuando pasa esto es muy probable que el pueblo reaccione violentamente. También es importante porque este sentido de unidad en la acción que estuvo presente en esos días es necesario reivindicar, a pesar de que a veces hay dirigentes que no están a la altura de esas demandas. Pero tampoco hay que hacer transposiciones rápidas cuando se abren otras opciones, cuando hay esperanzas de salidas que puedan revertir la situación de padecimiento que se vive. Es probable que el pueblo opte por esas soluciones no violentas, porque siempre la violencia es resultado de una interacción social cuando los gobiernos hacen oídos sordos a lo que ocurre y no se ven otras salidas. No es bueno llegar a esas opciones, pero sí ser contundentes y firmes en los reclamos y en la unidad, advirtiendo cuáles son los reales adversarios.
Por Pablo Giordana
Fotos: Camilo Ratti – Manuel Coll
Video: Prosecretaría de Comunicación de la UNC