“Rumbo al Mundial 2023 ¿Fútbol para quienes? Espacios, Género(s) y Corporalidades” fue el título del conversatorio organizado por la cátedra de Geografía Humana del Departamento de Geografía, la Asociación Civil Abriendo Canchas y el Programa de Derechos Humanos de la FFyH, con la idea de reflexionar sobre la promoción de derechos de mujeres y disidencias a la práctica del deporte más popular del planeta. Menudo desafío en un juego-negocio multimillonario, en el que el machismo y la cultura patriarcal son vigas estructurales a demoler por el feminismo futbolero.
En un país medularmente futbolero, que parió a los dos mejores jugadores de la historia del fútbol mundial y que aún disfruta la alegría contenida durante décadas por la última Copa del Mundo conseguida en Qatar con la “Scalonetta” del capitán Lío, el deporte más popular y apasionante se expande en el universo femenino y disidencias, que reclaman su derecho a jugar y sentir la pasión por la redonda, ya sea practicándolo en la cancha o disfrutándolo desde tribunas que cada día reciben más mujeres o personas que no se perciben como el varón cis heterosexual, el estereotipo por antonomasia del jugador y fanático que debe aceptar que el “ponga huevo equipo ponga huevo” ya no alcanza para interpelar a multitudes mucho más heterogéneas y diversas.
A poco más de un mes del comienzo de la Copa Mundial Femenina FIFA que entre el 20 de julio y el 20 de agosto se disputará en Australia y Nueva Zelanda, las “chicas” piden espacio en el equipo titular confiadas en que el feminismo es la táctica y la estrategia para darlo vuelta todo. También al fútbol, el reino para muchos jugadores e hinchas -desde ya que no la mayoría- del macho que “tiene aguante” más por putear a propios o extraños que por alentar al equipo de sus amores, y que se cree con derecho de insultar hasta la madre del 9 porque erró el penal o el mano a mano con el arquero contrario. “Proponemos un espacio de intercambio para reflexionar en torno a la promoción de derechos de las mujeres y disidencias a partir de la práctica del fútbol. Nuestra intención es invitar a ser parte de un diálogo para preguntarnos sobre las dimensiones que atraviesan el ámbito deportivo y a quienes disfrutan del fútbol, dentro y fuera del campo de juego”, fueron las consignas del conversatorio “Rumbo al Mundial 2023 ¿Fútbol para quienes? Espacios, Género(s) y Corporalidades”, que el miércoles 7 de junio tuvo lugar en el Auditorio Hugo Chávez del Pabellón Venezuela.
Organizado por la Cátedra de Geografía Humana del Departamento de Geografía, la Asociación Civil Abriendo Canchas y el Programa de Derechos Humanos de la FFyH, el panel reunió a Mercedes ‘la Yunga’ Fernández (jugadora transfeminista de General Paz Juniors), Jorgelina Jaime y Paloma Oste, (organización Las EMA – Albiazules Feministas), Victoria Basso (Red Belgrano Feminista) Betu Ballari (Asociación civil La Social y Deportiva – Copa Cüir) y María “Yeye” Gómez, de Abriendo la Cancha, con la coordinación de Santiago Vázquez, integrante de la cátedra.
“Agradezco a las autoridades de la Facultad, a lxs integrantes de la cátedra, al Programa de Derechos Humanos, a las chicas de Abriendo la Cancha, al Área de Formación en Género, al Área Trans, Travesti y No binarie y al Programa de Género, Sexualidades y ESI de la FFyH. Esta actividad va en línea con otras que hemos hecho con las personas y organizaciones migrantes de Córdoba, con Tarde Marika y con Putas Feministas”, destacó Nicolás Rabboni, profesor asistente de la cátedra de Geografía Humana, quien explicó que el conversatorio formaba parte de una práctica de la misma cátedra.
Ante la ausencia por razones de salud de Débora Majul, de Abriendo la Cancha, Vázquez fue el encargado de presentar al panel y argumentar el título del conversatorio que abrió con Yeye Gómez, profesora de historia de la Escuela de Historia de la FFyH, e integrante de Abriendo la Cancha: “Rodar la palabra es una manera de encontraros y de construir sentido a lo que hacemos. Cuando nos encontramos nos transformamos, son cosas vivas y vamos construyendo al encontrarnos”, tiró, para iniciar el debate. Posta que tomó Jorgelina Jaime, periodista deportiva y miembra de Las EMA, quien contó el origen de la organización que decoró el Chávez con los trapos albiazules: “Las EMAs nacimos el 30 de septiembre de 2017, en el campo de la Boutique, con la idea que se reconociera la participación de las mujeres en el club Talleres. La participación de jugadoras, periodistas, hinchas, y en el 2019 surgió la decisión política de apoyar al fútbol femenino, a Las Matadoras”.
El micrófono lo tomó Mercedes “Yunga” Fernández, jugadora transfeminista de General Paz Juniors, quien eligió leer un texto que había escrito para compartir su transformación profesional: “Si no me equivoco esta es la primera vez que una universidad me invita a hablar sobre mi experiencia y para mí es muy significativo porque llevo cuatro años alejada de la academia, después de haberme ido por la puerta de atrás con un portazo. Así que gracias”, dijo quien abandonó el confort de becaria Conicet para ser jugadora de fútbol trans. “Si mi vida fuera una película de Disney, estos años son ese momento en el que la princesa Conicet que supe ser (esa que vivía en un castillo en Nueva Córdoba, recibía comida vegana casera en la puerta de su oficina todos los días y comía lomitos, empanadas y helado por las noches), se da cuenta de que es cómplice de ciertas costumbres violentas que en el reino están peligrosamente naturalizadas, y entonces de repente está dispuesta a emprender una aventura y darlo todo para transformarlas. Pero ojo, porque como en las películas de Disney, el descubrimiento de esa violencia no surge a partir de un despertar político en el que ella está muy concentrada en sus tareas de princesa y de repente zaz! despierta del trance capitalista. Lo que precede a ese despertar que la lleva a salir del mar, pedir ayuda a las hadas o comer una manzana envenenada es siempre un deseo”.
Ese deseo es jugar al fútbol sin ataduras ni corset culturales. “Creo que la razón por la que hoy el fútbol está siendo un polo tan atractivo para tantas mujeres activistas es principalmente por la búsqueda del placer a través del juego, que en la mayoría de los trabajos (y las vidas) está volviéndose cada vez más difícil de acceder”, advirtió Fernández. Y hablando de deseos “no egoístas” sino “colectivos”, sostuvo que “las mujeres trans debemos ser aceptadas en las competencias femeninas no porque haya un Estado-Dios que nos diga que no es pecado, sino por el sólo hecho de no rechazar una propuesta de juego que se hace con una voluntad lúdica, a partir del deseo, y sin la intención de afectar negativamente el goce de otras jugadoras. Es comprensible que la institución y muches de les profetes del fútbol busquen resguardar la estructura del juego que aman, pero el problema es que las estructuras rígidas son mucho más fáciles de manipular por el capital y las binarias manos invisibles del Mercado (que sólo sabe hacer ¿más plata/menos plata?) terminan reduciendo el deporte a un Boca-River que a mí francamente me parece mucho más aburrido que una Liga en la que todos los equipos tengan la posibilidad de salir campeones”.
En una Liga o Torneo como el argentino que hace diez años sacrificó el folclore del fútbol al no permitir la participación de la hinchada visitante por los numerosos hechos de violencia vividos adentro y afuera de los estadios, “Yunga” sacudió al debate apelando al sarcasmo: “Como ya se ha dicho tantas veces, en el fútbol podemos vernos reflejados como sociedad y lo interesante de eso es que nos da la oportunidad de aprender de nosotres mismes con un manual de 20 páginas mucho más fácil de entender que cualquier manifiesto, libro de economía o teoría científica”.
El final de su intervención fue a corazón abierto: “El deporte es para millones de personas su ritual espiritual más importante, así que nada me parece más atractivo hoy que intentar cumplir un rol de médium, con la esperanza de que gracias a ese antiguo lenguaje del amor (que, por ejemplo, la selección masculina tan hermosamente aprendió hablar, dentro y fuera de la cancha), pueda yo también usar mi cuerpo para transmitir mis fantasías y quizás hasta disipar algunos de los miedos que nos mantienen tan enojades con les unes, les otres y también muchas veces con nosotres mismes”.
Piratas al ataque
“Me gusta el fútbol, vengo de una familia futbolera muy hinchas de Belgrano. Y en una de esas el feminismo me atravesó y empecé a interpelarme yo en la cancha, yo con los varones, yo en la universidad”, arrancó en su alocución Victoria Basso, de la Red Belgrano Feminista, abogada, quien reconoció el impacto en su vida del caso Thelma Fardín y el primer Paro Internacional de Mujeres del 8 de marzo, celebrado hace poquitos años. “Pelear por la paridad de género en el fútbol es lo que queremos, porque la masculinidad es lo que está bien visto en el fútbol. El fútbol es la legitimación de lo masculino, se celebra y se festeja al más macho, al más violento. Son estructuras patriarcales que deben cambiar”.
Campeonas Cuir
Betu Ballari es fundadora de la Asociación Civil La Social y Deportiva y organizadora de la primera Copa Cüir del país, que el 26 y 27 de mayo pasados reunió equipos de mujeres y disidencias para disputar un trofeo de fútbol 7, un hecho inédito -y exitoso- en la Argentina campeona del mundo. Betu se considera una militante política, y la política es la que transforma la realidad. Una realidad muy hostil, como es la del fútbol, un deporte históricamente para varones que viene siendo furor entre mujeres y disidentes desde hace ya varios años. “Yo soy una militante y desde ese lugar integro un grupo de feministas que trabajamos para darle vida a una organización: el Club Los Vaqueros, espacio deportivo recuperado por los vecinos de barrio Talleres de Córdoba capital, un barrio ferroviario, obrero, nada fácil. Lo hicimos porque queremos llevar la lógica feminista a los clubes de barrio. Recuperar esos espacios desde ese paradigma, porque en general en los barrios hay mucha oferta deportiva de fútbol, pero nada o muy poco de femenino y/o disidente. Después, con Mariana Magliano convocamos y logramos hacer una experiencia increíble que fue la Copa Cüir, desde una consigna concreta: cómo y quienes pueden habitar las canchas, porque la estructura del fútbol es muy machista y binaria”.
Desde esa experiencia Ballari se animó a mas y fundó La Social y Deportiva con el objetivo de formar deportivamente y en gestión el deporte femenino e incorporar a las disidencias. “Tensionar la estructura binaria, por eso hicimos la Copa Cuir, un torneo de fútbol 7 con LGBTQI+, que surgió para acompañar a La Yunga y que pudiera jugar”, resaltó la dirigente, quien provocó-preguntó al público: “¿Se puede competir de forma no violenta? Sí, ese fue el desafío que hicimos el 26 y 27 de mayo. Entiendo que ha habido experiencias parecidas, pero con el formato nuestro fue el primero en el país”.
El goce ante todo
“Abriendo la Cancha surge porque nos encontramos en la orfandad para disfrutar nuestros cuerpos, reírnos. Nos juntamos desde la alegría. Hicimos una experiencia en el Campo La Ribera para jugar con las niñeces, también en Ciudad Universitaria, proyectos que están abiertos a todxs menos a varones cis. Nuestra consigna era usar los espacios públicos y como esperábamos, estos fueron apareciendo”, resalta Yeye Gómez. “Todo es parte de un aprendizaje, venimos de los Encuentros Nacionales de Mujeres, esto es un proceso de deconstrucción de lógicas patriarcales y construcción de nuestras propias lógicas, porque el desafío es hacer del fútbol un juego inclusivo”.
La experiencia confirma que hay necesidades en todos lados, y Gómez contó la de la escuela Arco Iris, en Sierras Chicas, pero hay otras y van a surgir más. Su compañera de Abriendo la Cancha, Pato Ruiz, no estaba en el panel pero se acercó al escenario para tomar la palabra y aportar sus vivencias. Profe de educación física en un Ipem y en Campo La Ribera, estudiante de una Diplomatura de Género, Ruiz hizo foco en aprender a “jugar como sentimos, no como quieren que juguemos los otros. Tenemos que ser libres para jugar y no seguir un patrón determinado, estereotipado, yo lo veo en la escuela, con mis alumnxs. Por eso son importantes las infancias, trabajar ahí, y por eso te puedo decir que hoy estamos más fuertes que antes”.
Basta de violencia en las canchas
Paloma Oste, de las EMAs, se explayó sobre otro costado del fútbol, que también tiene que ver con el disfrute, o debería tenerlo, sin que eso implique no sufrir por la camiseta que se ama. Las tribunas funcionan, en muchos casos, como vías de escape a las frustraciones que se viven afuera de las gradas de los estadios: “Las EMAs somos mujeres que vamos a la cancha de toda la vida pero con varones, somos mujeres que estábamos en el club, que nos propusimos laburar cómo habitar las canchas, las tribunas, las canciones que se cantan en la cancha, y laburarlo desde lo femenino, ganándonos la legitimidad como mujeres que somos hinchas y vamos a la cancha. Queremos ir como mujeres y estar seguras”.
A contramano de lo que ocurre en el fútbol masculino, la rivalidad de Matadoras y Piratas abrió paso a un momento cuasi platónico, que una mujer del público compartió: “En la final de Talleres/Belgrano del fútbol femenino terminamos cantando todas juntas al final del partido, sin importar que Belgrano había ganado el clásico”.
En ese sentido, la Yunga señaló que ella sufre la discriminación por la diferencia biológica: “Me lo hace sentir la hinchada, pero yo no digo que haya que eliminar la rivalidad, pero que sea consensuada y más piola”.
Al finalizar la exposición de cada una, Santiago Vázquez preguntó cómo era la relación de sus organizaciones con las instituciones del fútbol, con Talleres, Belgrano, Instituto, Juniors o la Liga Cordobesa, con la intención de saber si hay avances que inviten a pensar en cambios institucionales, que son los más difícil de alcanzar. “Belgrano ha permitido la participación de las agrupaciones, con nuestra Red Belgrano Feminista construimos el área de Género que está a cargo de Sole Ceballos. Juntas diseñamos un Protocolo contra la Violencia de Género e impulsamos la iniciativa de Emprendedoras Piratas de la economía popular”.
Jaime fue menos optimista, pero no baja los brazos: “Fassi (el Presidente de Talleres) posiblemente no conozca quiénes somos las EMAs, pero sí la comisión directiva del Club, y eso es importante para poder estar adentro del club. A diferencia de lo que cuenta Vicky presentamos un protocolo contra la violencia de género que no fue aceptado. Pero vamos a insistir, porque hace falta un protocolo y un área de género”.
De todas maneras, Ballari advirtió que “los protocolos dinamizan, ayudan, pero no es el objetivo final. La Liga Cordobesa de fútbol es un desastre, su gestión es catastrófica, es misógina y eso que Córdoba ocupa un lugar importante en el fútbol femenino nacional. Belgrano está en Primera, Talleres ascendió, hay varios clubes creciendo, se está abriendo al interior. Nos falta, está claro, pero no creo que sea como dijo una compañera recién, que faltan 100 años para que logremos nuestros objetivos y seamos reconocidas por la estructura del fútbol actual. Para hacer realidad nuestros logros, lo que deseamos, falta, pero vamos bien, a veces se puede acelerar y a veces aceptar que no podemos lograr todo lo que queremos. Pero no me caben dudas que está yendo bien nuestra construcción en torno al juego”.
Las cientos de chicas y jóvenes entrenando y jugando al fútbol en el Parque Sarmiento o en las inmediaciones del Pabellón Venezuela, en Ciudad Universitaria, donde había culminado el conversatorio, o en otros clubes y escuelitas diseminadas por el país entero, son testimonio de que las pibas tienen puesta la camiseta y no van a parar hasta salir campeonas del mundo. Ellas también.
Por Camilo Ratti
Fotos actividad: Pablo Giordana