“Relaciones del Estado con el Mundo del Trabajo, 1910-1943” es el nombre de la compilación documental que Patricia Roggio y un equipo de interdisciplinario realizaron en el CIFFyH con financiamiento de Secyt y que publicó la Editorial de la FFyH, en formato de e-book. Un material fundamental para conocer el desarrollo de las organizaciones sindicales en la primera mitad del siglo XX.
“Teniendo conocimiento por parte de nuestro mismo personal que en el día de hoy o mañana llegarán a esta localidad algunos agitadores de Córdoba y Rosario con intenciones de revolucionar nuestro personal y ante el peligro que esto entraña para nuestros intereses en el caso de producirse disturbios que sin duda han de ocurrir por el carácter de los delegados, rogamos se sirva disponer las medidas del caso para evitar con tiempo lo que más tarde sería quizás irreparable.
Anticipamos a usted las más expresivas gracias y nos ofrecemos incondicionalmente a sus órdenes attos. y Ss.Ss.
Mateo Scarafia
Minetti y Cía
“Como expresa ese documento de la empresa Minetti, fechado el 11 de mayo de 1918 en Marcos Juárez, dirigido al Señor J.D. Raccone, Jefe Político de dicho Departamento, Córdoba era un lugar central de la experiencia anarquista, y a partir de finales de la década del 20 y durante toda la década del 30 hasta el 43, que aparece Perón y la Secretaría de Trabajo, de los gremios comunistas. Es más, los anarquistas tuvieron una pervivencia muy fuerte en la Provincia, mucho más de lo que se suele pensar”, destaca, a modo de ejemplo, Patricia Roggio, directora de “Relaciones del Estado con el Mundo del Trabajo, 1910-1943”, una compilación documental que reúne 147 expedientes producto de una minuciosa selección de los miles y miles de documentos que conserva el Archivo de Gobierno de la Provincia de Córdoba, y que este grupo interdisciplinario del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH) publicó en formato de e-book con la Editorial de la FFyH. “El objetivo era conocer las experiencias de lucha y el desarrollo de las organizaciones sindicales cordobesas y su relación con el Estado Provincial, que fueron cambiantes a medida que iba transcurriendo el siglo, inclusive diferentes que a nivel nacional a partir de las gestiones que gobernaron Córdoba”.
El libro que compilaron Antonela Isoglio, Inés Achával Becú, Mónica Díaz Mariano, María del Rosario Fuertes y Laura Blanca Perpetuo con la dirección de Roggio, presenta la digitalización de miles de documentos del Archivo Provincial, seleccionados después de revisar y consultar 616 tomos de los 1234 que tiene el subfondo de Gobierno de este Archivo. “Lo nuestro es una compilación documental que sirve de insumo para los investigadores, cientistas sociales y para las propias organizaciones sindicales, porque en estos documentos está una parte de su lucha y su experiencia organizativa, la de la primera mitad del siglo XX. La expresión involucra al Estado, desde la perspectiva de la construcción institucional, a través de la cual ejerció el papel de mediador entre el capital y el trabajo, tanto para dar satisfacción a las demandas como para aplicar políticas represivas a través de las fuerzas de seguridad. Nos abocamos a buscar qué tipos de documentos existía en el mundo del trabajo en el archivo de la provincia de Córdoba, en un período histórico en el que gran parte de la documentación de los gremios solo se encuentra aquí, porque estas organizaciones no los tienen en su poder, por distintas razones: no hubo un marco legal por parte del Estado que reglara el resguardo de la documentación, en los gremios no hubo real conciencia de la riqueza de ese material, y después porque existió destrucción de documentos en los distintos golpes de estado desde el año 30 hasta acá, con un ensañamiento con la documentación de las organizaciones gremiales”, cuentan dos de las compiladoras.
En este sentido, Roggio e Isoglio remarcan que “cuando decimos ‘el mundo del trabajo’ nos referimos a una expresión amplia, porque en los documentos están las organizaciones sindicales, los conflictos protagonizados por ellas, sus orientaciones ideológicas, las condiciones materiales en las que trabajaban y vivían, y de la participación del Estado en relación a ese mundo del trabajo. Hicimos una selección de los expedientes más representativos de estas situaciones”. Para las investigadoras “los documentos permiten vislumbrar la creciente complejidad y heterogeneidad que presenta la estructura burocrática del Estado provincial y el mundo del trabajo en una etapa en que se producen profundos cambios en la estructura productiva, por los grupos políticos que ocupan el poder, los modelos de gestión, la arquitectura institucional y el marco legal destinado a entender en cuestiones relativas al trabajo, transformaciones que se hallan estrechamente relacionadas con la ampliación de la ciudadanía política, el estallido de la cuestión social y, con ello, la ampliación de las demandas de los grupos subalternos”.
– A principios del siglo XX hay una lucha sindical muy radical y violenta ¿Eso va mejorando con el paso del tiempo? ¿Qué muestran los documentos?
– Nuestro recorte temporal tiene un objetivo: cortamos en el 43 porque aparece Perón, la Secretaría de Trabajo, Córdoba tiene gobiernos peronistas y se nota un corte claro, porque a partir de ahí se vive una situación difícil para los gremios de orientación comunista. Y luego, con la ley de asociaciones profesionales, hay una clara persecución. Cortamos en esa fecha no de manera arbitraria, en el 43 con Perón comienza un nuevo ciclo, y gran parte de los gremios que hoy están en Córdoba son gremios que se fundan a partir de ese cambio. Pero en el período anterior, que es el que analizamos en el libro, casi todas las actividades tienen gremio, existe un sindicalismo muy fuerte, y sobre todo en el interior. Tenés el Tampierazo, grandes huelgas del interior en el año 30, con comunistas que habían organizado hasta una especie de soviet.
– ¿Cuáles eran los sectores de la economía en que los trabajadores estaban sindicalizados?
– Ferroviarios, carreros, tranviarios, frigoríficos, panaderos, construcción, costureras, todas las actividades tenían gremios. De 1917 a 1922 hay huelgas muy fuertes en los ferrocarriles porque se detienen las inversiones de los ingleses. Y en estas primeras dos décadas del siglo los panaderos tenían mucho activismo, fueron el primer gremio que se funda en Córdoba, eran anarquistas, de presencia muy fuerte. El comunismo surge a partir de mediados de la década del 20, después de la Revolución de Octubre en Rusia, y se desarrolla en los años 30. El partido comunista surge en la Argentina en 1920 y en aquí, en Córdoba, un año después. Y como a nivel nacional la dictadura de Uriburu los persigue de manera muy violenta, muchos se vienen para Córdoba.
– ¿La movilización y sindicalización de Córdoba era más importante que en otras provincias?
– Córdoba y Rosario, que estaban organizadas en función del modelo agroexportador argentino, por eso había muchos intercambios entre dirigentes de ambas ciudades, como se puede ver en ese pedido de la empresa Minetti en Marcos Juárez, esto se ve en los documentos. Y también mucho internacionalismo obrero, que es una característica del anarquismo. Llama la atención cuando la policía hacía las requisas, por ejemplo de un obrero albañil, que encontraran diarios españoles, porque también fue importante la influencia que tuvo aquí la Guerra Civil Española, que cuenta con mucha solidaridad. Los hermanos Manzanelli, que son comunistas muy conocidos de Córdoba, van a combatir a España.
– En ese contexto de lucha internacional, ¿cómo se dio la relación entre Estado Provincial-organizaciones gremiales, mejoraron con los gobiernos democráticos, empeoraron con el golpe del 30?
– En Córdoba tenes, a grandes rasgos, dos tipos de períodos: en los años del Estado liberal prescindente, previo a la crisis mundial del 30, hay una actitud estatal de incipiente estudio de la cuestión social, impacta en su visión los cambios que se empiezan a producir en la sociedad. Está la Revolución Rusa del 17, que produce una caracterización de “rojos”, “maximalistas”, un imaginario en el aparato estatal ante la amenaza de estas movilizaciones en una Córdoba conservadora, clerical, en el marco de un Estado que tiene un accionar claramente represivo por un lado -incluso con organizaciones parapoliciales, como la Liga Patriótica-, que actuó en la represión de los movimientos huelguísticos del 17 al 22, en el período crítico después de la Primera Guerra Mundial. A nivel nacional son los años de la “Semana Trágica” de enero de 1919, y la represión obrera en la Patagonia en 1921 y 1922, y en Córdoba se actuaba con la policía brava, como se le decía. Pero al mismo tiempo durante la gestión de Ramón Cárcano el gobierno empieza a crear un conjunto de instituciones estatales, con la Oficina del Trabajo, aunque con una capacidad de acción muy pobre. Esto cambia en la década del 30 con el gobierno de Amadeo Sabbatini, que tiene otra mirada del Estado, de la cuestión obrera, porque también la crisis económica del 30 replantea esto. En Córdoba, a diferencia del gobierno nacional que lidera Justo, se vive otra realidad. El quiebre de la relación entre el Estado y la cuestión obrera en el plano nacional se da en el 43, pero previo a eso hay un accionar del Estado provincial que es interesante ver, porque aquí no se da un cambio absoluto con la aparición del peronismo, incluso porque el peronismo cordobés es muy particular, salvo el sector laborista que después es anulado, aquí la conformación es conservadora. Sacando la experiencia de Obregón Cano y Atilio López, lo sigue siendo.
En un presente político nacional de fuerte retroceso de los sectores del mundo del trabajo en relación al capital financiero internacional, este libro significa un gran aporte para conocer las experiencias de lucha del movimiento obrero, que dos de sus hacedoras intentan resaltar: “la otra parte del trabajo fue identificar las organizaciones gremiales que existen hoy en Córdoba capital, que son setenta y seis, e intentar, porque es muy complejo, ver qué tenían en esos archivos, qué tiene hoy las organizaciones gremiales en sus archivos”. Por eso, Roggio e Isoglio advierten que “aunque no los tengan identificados en sus organigramas como archivos documentales, las organizaciones los tienen, el hecho es ver qué conservan. Nosotros empezamos con la Unión Obrera Gráfica, porque su secretaria general, Ilda Bustos, nos abrió sus puertas y hoy Norma San Nicolás, de la FFyH, está trabajando con ese material. En esta búsqueda hemos podido confirmar que hay una ausencia hasta la recuperación democrática, pero que existe una riqueza documental muy buena. También en Luz y Fuerza existe un archivo muy golpeado, pero se ha hecho un trabajo de hormiga para recuperar documentos, lo mismo que en la UEPC, donde logramos identificar qué unidades de conservación hay”.
A modo de síntesis, para Roggio el libro “aporta documentos que nos permiten escuchar aquellas voces, conocer las duras y heroicas luchas de las organizaciones obreras en la primera mitad del siglo, valorar lo mucho que ha costado a los trabajadores la conquista de los derechos, además de la certeza de que en este capitalismo neoliberal salvaje en el que estamos viviendo, sólo la movilización y la lucha impedirán que se siga operando la terrible redistribución regresiva de la riqueza que hoy se vive en la Argentina y en gran parte del mundo, porque realmente vienen por todo”.
Por Camilo Ratti
Fotografías: Irina Morán y gentileza Patricia Roggio y Antonella Isoglio
Gran trabajo. Felicitaciones !!!!!!!!!!!!!!!!
¡Excelente grupo humano y el trabajo logrado!
Un placer haberlos recibido en el Archivo del Gobierno de Córdoba 🙂