Socióloga, investigadora, docente y ensayista, María Pía López estuvo en la FFyH y analizó la compleja realidad política y cultural argentina. En las IX jornadas interdisciplinarias de Ciencias Sociales y Humanas del CIFFyH, compartió panel con Diego Tatián y señaló que “hay una concentración de poder como nunca antes se vió”.
En un viernes ardiente, minutos antes de su disertación en el auditorio Hugo Chávez, María Pía López descubre los rincones del Pabellón Residencial guiada por su amigo Diego Tatián, quien sin advertirla le hace sentir el rigor de llegar al segundo piso por una escalera que pone a prueba el estado físico del más entrenado mortal. Con la sencillez que nunca maquilló en sus lúcidas intervenciones televisivas como panelista invitada de 678, Pía se sienta a compartir su mirada sobre el vendaval neoliberal que azota la Argentina desde hace dos años, que para la entrevistada pinta para largo si la oposición no es capaz de unirse y estructurar una propuesta política, social y electoral que haga frente a un gobierno que encarna “al poder en serio, como nunca antes”, según su certera definición.
Entre mate y mate, previo a su disertación en las IX Jornadas interdisciplinarias de Ciencias Sociales y Humanas del CIFFyH, López va buscando respuestas a la aridez que caracteriza a la política argentina desde que el macrismo pasó de ser una fuerza municipal a un proyecto nacional claramente conservador –aunque su discurso y su estética se esfuercen por disimularlo-, que expresa a un electorado mucho más amplio y difuso que la clásica derecha maciza que siempre había apelado a su brazo armado para llegar al poder. Fenómeno que cambió el 22 de noviembre de 2015, cuando Macri le ganó a Scioli el balotaje y habilitó un nuevo escenario en la Argentina, que bien vale la pena tratar de entender con quien tiene elementos de sobra para buscar algunas respuestas.
- El macrismo construye un discurso supuestamente antipolítico, que apela a lo emocional más que a lo racional, con una propuesta estética que mezcla lo “cool” con herramientas de ritual evangelista, ¿Por qué? ¿Qué lectura hacés de esa estrategia?
El gobierno presenta su discursividad estrictamente vinculado al orden de los hechos: los hechos son así, la sociedad es así, y lo que hacen con el lenguaje es aplanarlo sobre los mismos hechos. Por eso el juego del sinceramiento, sincerar es como volver a la palabra tautológica de los hechos, no tener distancia entre el discurso y el poder. ¿Qué buscan sincerar? Que estamos en una sociedad jerárquica, de orden, meritocrática, entonces corren el lenguaje de los derechos porque el derecho es algo que viene a relativizar, a contrarrestar cómo es una sociedad, a salir de lo “natural”.
Es político en ese sentido, por eso el slogan “Haciendo lo que hay que hacer”, que no es otra cosa que respetar el orden establecido, el esfuerzo del gobierno está puesto en redisciplinar, que haya mando, jerarquía, mérito, beneficios no derechos. Como decía Adorno en relación a la ideología: el discurso que se dice no ideológico es el más ideológico de todos porque presume de ser la representación de la totalidad.
Al mismo tiempo, el macrismo interpela la subjetividad cotidiana con temas que son transversales a muchos sectores. Lo que yo me pregunto es cuál es el núcleo de verdad que tienen. Y siendo que son una derecha muy poderosa y reaccionaria, cómo convencen que no lo son, ahí me parece que está su acierto.
- ¿Qué nervio toca ese discurso que prende tanto?
Es la pregunta fundamental, cómo lo logra. Creo que hay dos tipos de votantes: uno es el voto revanchista, clasista, que es más que el 10 por ciento, porque lo construyen sobre el pasado inmediato político, sobre sus adversarios, a quienes los presentan como mafia. Sindicalistas, kirchneristas, Milagro Sala y las universidades son mafiosas, inclusive ellos son el “Nunca Más” a eso, logrando dar vuelta el sentido mismo de esa frase, eso es muy poderoso. Hay otro núcleo que lo pensaría más en términos populares, a los cuales llegan con mucha investigación de mercado, a través de los grupos de opinión (Focus group) mucha escucha sobre qué está pensando la gente, mucha investigación de datos con el objetivo de satisfacer el deseo social, como cualquier empresa que investiga qué producto quiere la sociedad. Son los cultores del marketing político y lo hacen muy bien.
- ¿Coincidís con Durán Barba de que a la gente no le interesa la política?
El kirchnerismo volvió a poner la discusión política sobre la mesa y ellos no la retiran. Durán Barba dice que a la mayoría no le interesa la política, pero todo el tiempo están produciendo ciudadanos políticos. Y lo hacen a través de las cadenas de medios, donde en forma constante están produciendo hechos políticos, pasando escenas de tensión, desde Boudou o De Vido, que son hechos políticos disfrazados de hechos judiciales. Lo que habría que preguntarse es cuáles son los enunciados políticos de un gobierno que dice no hablar de política nunca, y lo hace vaciando de historicidad su propio discurso. Por ejemplo, esto de cambiar los billetes para poner animales, es deshistorizar, vaciar de conflictividad la relación histórica, pero al mismo tiempo es como la construcción de un mundo “natural”, el mundo de la naturaleza que puede presentarse no ideológico, de la misma manera que hablar de gestión y no de política. Todo el tiempo están haciendo eso y a la vez llevando la grieta a un nivel abismal. El desfile de opositores políticos presos como estamos viendo en este momento es una prueba de esto.
- Ahora, esta disputa feroz desde lo político contra lo anterior a Cambiemos, se implementa a través de un discurso que se presenta como democrático, dialoguista, casi zen.
Yo diría brutal. Mirá lo que pasó con Santiago Maldonado: el gobierno reaccionó ante una desaparición tratando de producir una especie de encubrimiento y negación de la situación del desaparecido durante los 77 días hasta que apareció el cuerpo, al mismo tiempo que activaba la máquina de trolls contra la familia…, es algo que no se había visto nunca.
- Otro dato sorprendente es que el gobierno ganó las elecciones con la promesa de unir a los argentinos ¿Sería posible todo esto sin los medios y las redes sociales?
No, creo que no, porque no me imagino posibilidades de sostenimiento en el estado en que está la sociedad hoy, hay una fragilidad enorme de los gobiernos sin los medios. Para este gobierno sería difícil, pero igual hay situaciones inéditas, porque por un lado aparece como central la lógica comunicacional, y por eso disputan tan fuertemente en las redes, en los call center para construir legitimidad con imágenes y escenarios, pero por otro lado es tal la concentración de poder, que se produce una identidad entre el poder económico, el poder político y el poder judicial y mediático que antes no pasó. Aun cuando tuviera crítica de los medios, no sería tan afectado el macrismo. Estamos ante el poder en serio, como nunca, es un momento clave que hay pensar qué significa esta concentración de poder. A mí me sorprende cómo con esa concentración igual están dispuestos a extremar su lógica represiva. Por ejemplo, lo de Boudou no sería tan necesario, e igual lo hicieron.
Mérito o derechos
- Los hechos parecen confirmar que el discurso del mérito es bien profundo, y que el éxito pasaría por la salvación individual que recibimos desde nuestra primera infancia con el bombardeo cultural yanqui ¿Es así, es eso lo que busca expresar el macrismo?
Es la lógica del mercado, una especie de fondo antigualitario que se puso en juego. El mérito contra el derecho, el derecho iguala a todos, es un hacer igualitarista, vos tenés los mismos derechos que el vecino que labura más que vos, pero siempre vos miras al que labura menos que vos, pero todos reciben igual. Los mismos que recibían la AUH decían que eso los igualaba con los vagos, o lo que está pasando con las jubilaciones, no se logró meter el concepto de igualdad, eso generó una resistencia abrumadora y dolorosa, y contra esa idea igualitaria es que aparece lo del mérito.
- La batalla cultural
En ese punto fracasamos mucho, entonces aparece la idea del mérito, “a mí no me importa lo que haga el gobierno porque yo laburo todos los días igual”. Esa es la idea meritocrática, pero también que si te va mal es responsabilidad individual no social, por eso el discurso del mérito se volvió antipolítico.
- Como intelectual crítica del actual proceso político ¿Qué te preocupa más, el aspecto económico, el social, el cultural?
Que es una reforma social enorme. La batalla de fondo es la de igualitarismo-antigualitarismo. Lo que se juega en la reforma laboral, previsional, es la lógica de las AFJP: yo quiero mis ahorros, la jubilación no es un derecho, si no pudiste laburar los últimos 10 años, que te mantengan tus hijos, qué se yo. Romper esa lógica de 12 años de otro ideal de sociedad es el objetivo. Estas reformas no son solo problemas económicos, como no es el Estado un problema de ajuste, o las universidades, lo que se pone en juego es una cosa mucho más densa: fundar las bases de una sociedad no igualitaria. Leí la otra vez que la CGT dijo que quieren terminar con el peronismo, y tengo la impresión que sí, no del peronismo que pacta en el senado, sino con el peronismo de la experiencia igualitaria y plebeya que fundó la argentina moderna.
- ¿Cómo ves la resistencia a este nuevo paradigma social? ¿Por dónde va la cosa?
El 9 de diciembre de 2015 pensaba otra cosa, teníamos mayoría parlamentaria, fuerza callejera, nunca habíamos visto a una presidenta retirarse en el apogeo del cargo, con una fuerza movilizada. Es más, hay que pensar que ese 9 de diciembre fue lo que llevó a la Tupac a planear el campamento del 15 de diciembre que terminó con Milagro en la cárcel. Nos creíamos muy fuertes, y la detención de ella fue la primera señal de que no nos iban a dejar resistir. Es difícil imaginar un nuevo mapa de la resistencia, pero está claro que no puede ser el mismo, con solo la calle kirchnerista, porque de hecho no la pudimos volver a recomponer. Este año hubo algunas cosas interesantes, positivas, como el movimiento de mujeres, que demostró tener una fuerza enorme de movilización, y las manifestaciones contra el 2×1 para los genocidas, algo muy impresionante. La tercera fue el caso Maldonado, haber sostenido con todo en contra la defensa de la búsqueda del cuerpo y la investigación con marchas multitudinarias. Siempre comparo esto con el tipo de situación política de México, donde mataron a decenas de miles de mujeres en Ciudad Juárez antes de la movilizaciones y guerra del narco, y no hay una fuerza civil de resistencia como la que hay en Argentina. No tenemos la configuración que creíamos el 9 de diciembre, pero demostramos que pudimos poner algunas barreras, hay que ver qué pasa con la reforma laboral.
Por Camilo Ratti
Fotos: Facebook María Pía Lopez