La Biblioteca Elma Kohlmeyer de Estrabou cumplió 80 años y lo festejó con una serie de actividades y charlas abiertas al público durante los días 16, 17 y 18 de junio. “Las celebraciones son un momento propicio para recordar, analizar y valorar cuánto se ha logrado en ese tiempo, pero también para proponer y buscar nuevas y mejores metas”, dice Alicia Centeno, su directora.
«Mi padre tenia razón cuando decía que las bibliotecas son emboscadas contra la impunidad, contra el dogmatismo, contra la manipulación, contra la desinformación, y ha de ser por eso que han incomodado y siguen estorbando tanto a los poderosos, que las destruyen o las arruinan o, lo que es aún peor, las vuelven inaccesibles. Los represores y fascistas temen a las bibliotecas porque son trincheras de la memoria, y la memoria es la base de la lucha por la equidad y la democracia. Las élites sienten pánico ante las alternativas que suponen las bibliotecas como centros de formación popular…. Creo, en resumidas cuentas, que hay que preservar los libros y las bibliotecas, pero sólo porque son el eje de la sed de memoria y el hambre de identidad que une a los pueblos.»
Fernando Baéz (autor de la Historia Universal de la destrucción de los libros, 2005)
Creada el 13 de junio de 1934 en el Instituto de Filosofía de la UNC, bajo la dirección de Emile Gouiran, la institución cuenta actualmente con un fondo bibliográfico de 150.000 volúmenes, 3.800 publicaciones periódicas, 14.000 documentos históricos manuscritos, mapas, planos, fotografías y facsímiles de códices, entre otros. Pero en sus inicios sólo comenzó con los libros donados por los mismos profesores del Instituto.
Previo a su creación, las bibliotecas de las diferentes Escuelas de la Facultad de Filosofía y Humanidades funcionaron en distintos pabellones y con denominaciones diferentes, como biblioteca Central, Biblioteca de Artes, de Archivología, de Bibliotecología, del Instituto de Antropología y del Instituto de Estudios Americanistas. En 1946, cuando el Instituto de Filosofía y el de Humanidades se transforman en la Facultad de Filosofía y Humanidades, se compran las primeras colecciones e incrementa el fondo bibliográfico. Así, la Biblioteca pasó por distintos edificios hasta que en 1959 se traslada al Pabellón Residencial, donde se inaugura finalmente el 13 de septiembre de 1963 y asume como directora Elma Kohlmeyer de Estrabou. En su honor y como homenaje póstumo, la Biblioteca lleva su nombre desde 1999.
A partir de 1965, bajo la dirección de Alicia Goubessian, tanto las funciones de dirección como los servicios bibliotecarios fueron ejercidos por profesionales bibliotecarios egresados o estudiantes avanzados de la carrera de Bibliotecología y demás escuelas de la FFyH.
Finalmente, desde el 1 de septiembre de 1999 se unificaron todas las bibliotecas, con excepción de la Biblioteca de la Escuela de Artes, y empezó a prestar sus servicios en el Pabellón Agustín Tosco, de Ciudad Universitaria. Con la transformación de la Escuela de Psicología en Facultad, la Biblioteca pasó a depender de las dos Facultades. En ese momento, ambos decanatos decidieron continuar con el desarrollo de la interdisciplinariedad en las investigaciones y potenciar los recursos.
En esta época también se logra la informatización de todos los catálogos manuales que se encontraban en fichas, lo que permitió poner a disposición del público los catálogos en red, facilitando la búsqueda, la consulta y la visualización de los registros bibliográficos.
Trinchera de la memoria
“Nuestro trabajo es preservar los tesoros que los lectores e investigadores pueden encontrar aquí adentro”, expresa Silvia Fois, responsable de la sección “Estudios Americanistas y Antropología”, cuando habla de la tradicional Biblioteca Elma Kohlmeyer de Estrabou de la Facultad de Filosofía y Humanidades y la Facultad de Psicología de la UNC.
El lunes 16 de junio, en la Sala de Lectura, se realizó una presentación de la historia de la Biblioteca y Nora Fernández, coordinadora del Departamento de Servicios al Público, fue la responsable de destacar los distintos servicios que actualmente se brinda los lectores.
Durante la ceremonia se hizo entrega de los diplomas y premios a los mejores Lectores del año 2013. También se presentó una lámina que reúne un collage de 80 fotografías, a modo de reconocimiento y homenaje hacia las diferentes autoridades que han sido parte de sus ocho décadas.
Posteriormente, se brindó un recorrido hacia el interior de cada una de las secciones de la Biblioteca. Allí, se pudo observar el resguardo de su fondo editorial antiguo, donde se atesoran libros que datan del Siglo XVI y XVII, entre una variedad excelsa de centenares de títulos. Anaqueles enteros dedicados a libros de ciencia y tecnología. Y también un lugar creado especialmente para resguardar la colección Malicha Leguizamón, dedicada a la producción de literatura infanto juvenil.
Otro de los lugares de mayor visita y demanda –tanto de investigadores, como estudiantes y lectores de diferentes partes del mundo–, es la sección Americanistas. Aquí, se preservan reliquias tales como manuscritos originales de José de San Martín y Manuel Belgrano, ejemplares de diarios históricos como “Los sucesos políticos” o “Sudamericano” y otros “tesoros” que pertenecieron a Monseñor Pablo Cabrera. Códices, mapas, archivos fotográficos, diferentes colecciones de libros donadas a la Biblioteca, como la colección Eduardo Bajo, material universitario y una variedad inmensa de obras y documentos originales que dan cuenta de la historia política, social y cultural de cada uno de los países que conforma nuestra América.
Además, el equipo responsable de esta prestigiosa institución destacó el minucioso trabajo de preservación y digitalización que se está llevando a cabo con todo el fondo editorial de la Biblioteca Elma Kohlmeyer de Estrabou. “La idea – dicen las especialistas– no es sólo preservar cada uno de los tesoros de esta Biblioteca, sino promover también un mayor acceso al conocimiento hacia todos los lectores que la visitan”.
También, como parte de los festejos por el nuevo aniversario, se realizó una vitrina alusiva en la Sala de Lectura con publicaciones del Instituto de Filosofía, de otros institutos que luego se integraron a la Facultad de Filosofía y Humanidades, del Centro de Investigaciones, del Museo de Antropología y de la misma Facultad. Además se encuentran también ejemplares de revistas editadas por las distintas Escuelas que posteriormente se transformaron en nuevas Facultades: Psicología y Artes. Todos los títulos se pueden consultar en http://ffyh.biblio.unc.edu.ar/cgi-bin/koha/opac-shelves.pl?viewshelf=515&sortfield=
Papel y pantalla
“Las celebraciones son un momento propicio para recordar, analizar y valorar cuánto se ha logrado en estos ochenta años, pero también para proponer y buscar nuevas y mejores metas”, señaló Alicia Centeno, la directora de la Biblioteca en el acto principal, que se realizó el miércoles 18 de junio, con la presencia de autoridades de la UNC, de las Facultades de Psicología y de Filosofía y Humanidades, y un numeroso público que se dio cita para festejar el cumpleaños, entre las que se encontraban dos ex directoras de la Biblioteca: Alicia Goubessian y Teresa Capdevila.
Diego Tatián y Claudia Torcomian, decanos de la FFyH y la Facultad de Psicología, se refirieron a la historia de la Biblioteca y al rol estratégico que debe desempeñar la biblioteca universitaria en el proceso de innovación y mejora de la educación superior y de la investigación. “Para la creación del Instituto de Filosofía, su director pidió una serie de elementos al rectorado, entre ellos una biblioteca. Así que el origen de esta Biblioteca puede estar en ese mueble”, bromeó el Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Diego Tatián, que luego destacó la importancia de esta institución en la FFyH.
A continuación, Centeno recorrió los 80 años de esta historia y habló sobre los logros alcanzados. “Deseo expresar nuestro compromiso de estar a la altura de los tiempos para contribuir eficazmente a la continuidad de lo logrado, proyectarnos hacia el futuro posicionando sólidamente nuestra querida Biblioteca en el siglo XXI, ya que estamos convencidos que, dentro de las universidades, las bibliotecas tienen un rol estratégico fundamental en el complejo proceso de innovación, cambio y mejora de la calidad de la educación superior”, afirmó la directora, que se encuentra en ese cargo desde 2001.
Entre lo más destacado de los últimos años, Alicia indicó la ampliación del espacio físico en 2008 (hoy la Biblioteca tiene más de 2000 metros cuadrados), la instalación de 40 netbooks donadas por el área de Tecnología Educativa de la FFyH, la gestión de KOHA, un sistema vía web que utilizan todas las bibliotecas universitarias y la implementación de una Estantería Abierta, con 5000 libros, cuya finalidad es la autonomía del usuario para acceder al material por sí mismo.
Además, se sumaron varios canales de difusión y comunicación de las actividades, como las vitrinas temáticas, la nueva página web (que se estrenará pronto), las redes sociales, el Boletín Bibliográfico y el Alerta Bibliográfico, que se envía bimensualmente para dar a conocer las novedades de la Biblioteca.
A todo esto hay que sumar varios proyectos en los que se participa institucionalmente o a través de miembros de la Biblioteca, como la digitalización de la Colección de Documentos “Monseñor Pablo Cabrera”, la puesta en valor del Fondo Malicha de Literatura Infantil y Juvenil Latinoamericana, constituida por más de 1000 títulos de literatura infanto-juvenil, la creación del Centro Dewey, dedicado a albergar la donación de libros del Centro Dewey Illinois University Carbondale, y el Proyecto “Ruta del esclavo: tercera raíz americana”.
“Nuestra Biblioteca se ha ido transformando acorde a los tiempos y en consonancia con la evolución y objetivos de la institución universitaria posicionándola, a pesar de las adversidades, como unidad de información clave en el proceso de docencia-aprendizaje e investigación. En la actualidad, nuestra biblioteca se caracteriza por ser un espacio híbrido en el que coexisten los medios convencionales impresos en papel y los digitales”, concluyó Centeno.
Al final se realizó el panel sobre la responsabilidad social de la biblioteca, “Escenas de lectura: entre la biblioteca y la aventura”, a cargo de la socióloga Pía López, directora del Museo del libro de la Biblioteca Nacional.
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