La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, fue una de las personalidades más importantes que visitó este año la FFyH. Lo hizo el 19 de noviembre, en el Auditorio Hugo Chávez del Pabellón Venezuela, con motivo de la presentación del Libro “Estela” de Javier Folco. Previo al encuentro con el público de Córdoba, concedió esta entrevista a Alfilo donde habla del encuentro con su nieto Ignacio, del valor de la democracia y el rol de la educación pública.
La historia de Estela de Carlotto trasmite tanta humanidad, que su simple presencia logra iluminar y conmovernos a todos. Reconocida mundialmente por presidir la asociación de Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina, con 85 años, es una mujer menuda, de cabellera blanca, serena, observadora, valiente y muy lúcida.
Nacida en 1930, en medio de un gobierno militar y en el seno de una familia de clase media, su verdadera vocación por la docencia no sólo la llevó a ocupar el cargo de maestra y luego el de directora de escuela, sino que ha sido una virtud que no la ha abandonado nunca. Estela, como tantas abuelas y madres víctimas de la última dictadura militar, jamás hubiera elegido ocupar el lugar de trascendencia pública que más tarde les daría la historia. En el caso particular de Estela, fue el secuestro y asesinato de su hija Laura, en 1978, lo que terminó alumbrando a una luchadora ejemplar por los derechos humanos. El terrorismo de Estado –sucedido entre 1976 hasta 1983–, terminó primero con la vida de su hija, después de haber parido a su bebé en cautiverio. Y más tarde, secuestró a su propio esposo, quien logró sobrevivir a la tortura, pero al poco tiempo fallece de tristeza.
Luego de estos trágicos sucesos, sin alimentar ningún tipo de odio, Estela supo sobreponerse al dolor y decidió imprimirle a su vida un sentido colectivo y solidario: el de trabajar, junto a otras madres y abuelas del país, en la búsqueda incesante por recuperar la identidad y el paradero de sus hijos, hijas o nietos, sin dejar de reclamar memoria, verdad y justicia.
Uno se sienta a dialogar con Estela, consciente de todo lo que su ejemplo trasmite y condensa.
Sin dejar de valorar, a su vez, que el encuentro con su propio nieto, le llevó a ella misma 36 años de búsqueda amorosa. Un hecho que conmovió al mundo, hace poco más de un año, en un abrazo tan íntimo y sentido que, en democracia, pudimos compartir entre todos.
A partir de este encuentro con Ignacio Montoya Carlotto o “Guido”, como le dice ella, preguntamos ¿cuál es el sentimiento que aparece para seguir acompañando y luchando, en la búsqueda de los nietos que faltan?
Efectivamente -dice mirando a los ojos y con voz pausada-. El 5 de agosto de 2014 tuve la noticia que me cambio la vida. Creo que cambió la vida de toda mi familia porque todos estábamos esperándolo, y también la de mi familia de las Abuelas de Plaza de Mayo. Porque esta es una tarea colectiva, una tarea grupal, donde el encuentro de cada nieto es compartido y lo disfrutamos todas.Aún aquellas que todavía no han encontrado, o no habíamos encontrado el nieto propio, nunca pusimos énfasis en la búsqueda personal. Se dio porque así llegó y no porque haya existido un esfuerzo más en una búsqueda, que en otra. El anuncio me lo dio una jueza y yo recibo esa noticia, que me provoca una sensación que se me repetirá vaya saber en qué otro acto de la vida. Porque me iluminó el interior, el exterior, el cerebro y el corazón de la alegría. Que me diga la jueza: “Encontramos a tu nieto Guido”. Yo soy muy tranquila, en general reposada, docente, pero pegué unos gritos, porque claro: fue llorar juntos, abrazarnos, porque fue: ¡“No me digas. Pero qué divino!” Cuando reaccioné me dije: “tengo que avisar a mi familia”. Y ahí empecé a avisar a mis hijos y avisar a las Abuelas. Después, por supuesto, quise saber sobre su familia paterna, porque no los conocía. Todo estaba en el Banco de Datos Genéticos muy completo, con las dos familias porque los restos del papá de mi nieto fueron encontrados y restituidos a su mamá. La abuela, que vive en el sur, y lógicamente la muestra genética pasó a integrar el Banco de Datos Genéticos sin saber ellos si habría éxitos en esa búsqueda ¿no? La de ellos fue una búsqueda muy reciente. La mía, de 36 años.
Flotando de alegría
Estela de Carlotto no deja de sonreír cuando habla de su nieto. Es hoy es una abuela feliz, que sin dudas impone respeto, pero nunca distancia. “Hay anécdotas de lo más risueñas”, dice en un diálogo que se convierte en fluido y generoso. “Porque cuando salí de hablar con la jueza, salí flotando. Había entrado tranquila y salí flotando de alegría. De eso, de lo que me esperaba, de lo que era, de lo que había llegado. La anécdota risueña es que, como a mí me conocen mucho en Buenos Aires, como aparezco en televisión, en los medios, muchos me saludan y me dicen: ¡Chau Estela!” Como si nos conociéramos de toda la vida. Y justo a la vuelta del Palacio de Justicia estaban esperándome con el coche en el que yo había llegado. Ahí viene un vendedor ambulante y me dice: ‘¡Hola Estela!, ¿cómo le va?’. Se acercó para venderme un póster de Néstor y de Eva Perón. Y otro señor que pasó, me dice: ‘Estela’ Entonces, yo les digo: ‘No me digan nada porque justo me llama por teléfono Cristina’ (por Cristina Fernández de Kirchner). Entonces, yo estaba hablando con Cristina, que estaba llorando del otro lado, y le digo: ‘¡Encontré a mi nieto, encontré a mi nieto!’. Bueno, el hombre que estaba anunciando algo, desapareció. Y el señor de los afiches me los regaló. ‘Ay -me dice-, llévelos, déselos a su nieto’. Bueno, fue todo una cosa. Muy ahí en el medio de la calle, donde hay muchísimo tránsito, de autos, de personas. Así llegué flotando y fue una fiesta increíble, popular. Ese día y al día siguiente hicimos la conferencia de prensa. Recuerdo que se cortó el tránsito. Nuestro ómnibus ponía: ‘114 se llama Guido’. La verdulera ponía: ‘Bienvenido Guido’. La gente en la calle pidiendo salir al balcón. Me sentí con los brazos así, abiertos. Entonces, llego a la conclusión que, para muchos, encontrar a Guido fue como encontrar a ese nieto que esta señora buscó, no sola, sino, primero con sus compañeras y su familia, pero con la sociedad también. Había un deseo no expresado y un deseo cumplido que dio felicidad, que dio lágrimas.
Yo creo que se va a tener que escribir un libro que diga: ‘Estela: cuando encontraste a tu nieto lloré y ¿sabés qué estaba haciendo?’. Y que el libro cuente entonces qué estaba haciendo cada uno cuando apareció Guido. Es como un símbolo universal de triunfo. El triunfo del bien sobre el mal. De la justicia sobre lo injusto. Y sobre todo, el símbolo de una lucha hecha desde el amor. Con mucho respeto, mucha paciencia, pero sobretodo con mucha perseverancia”.
La democracia más larga de nuestra historia
El diálogo con Estela se produjo en el Pabellón Venezuela, tres días previos a las elecciones del 22 de noviembre de 2015, donde Abuelas de Plaza de Mayo ya habían manifestado públicamente su preferencia por Daniel Scioli. Después de toda una década, de doce años, donde se avanzó muchísimo en materia de ampliación de derechos, también le consultamos ¿cuál sería la reacción de Abuelas, en el caso de que un gobierno decida tomar alguna medida que vaya en retroceso con las políticas de derechos humanos?
– Vos has dicho muy bien, esta década ganada, que se ha dado por llamar así, y también hay otra fecha que es muy importante, que es la de tener la democracia más larga de nuestra historia. Yo tengo 85 años, nací en el ´30 y nací con dictadura. Me crié y me educaron en dictaduras, medios monopólicos de comunicación que informaban lo que querían, ocultaban y deformaban, como lo siguen haciendo todavía.
Y entonces no hubo una conciencia ciudadana, por lo menos para mí visible, de rechazo a esas dictaduras. Aún aquella del ´55 que produjo tantas muertes, fusilamientos, proscripciones. No hubo familiares en las calles, no hubo protestas de rechazos populares.
Claro, llegó ésta última dictadura y las cosas fueron distintas. Nosotros aprendimos lo que debíamos hacer, lo que queríamos hacer, que fue buscar desde el amor, incansablemente, porque empezamos solitas, con miedos, peligros, nos juntamos, que eso es una cosa muy buena, y hasta ahora juntas luchando, tenemos una experiencia muy grande y hemos conseguido, junto al pueblo, que este país sea distinguido como el país que más ha avanzado en la respuesta, asistencia, solución, de estos graves problemas de los derechos humanos violentados.
– ¿Cuál es la función política de la educación pública en todos sus niveles: primaria, secundaria, universitaria?
– Yo creo que la creación de nuevas escuelas, nuevas universidades es importantísimo. Cada vez hay más profesiones, más diversas y hay más postulantes para esas carreras. Se facilita mucho la posibilidad de que puedan concurrir con ayudas del Estado a los que no tienen posibilidades económicas. La carrera universitaria en este país es gratuita, es importantísimo. La mayoría de los países esto se da con una cuota bastante alta y casi inalcanzable.
La escuela es formadora, la escuela es la de darnos sabiduría y sobre todo orientarnos vocacionalmente. Cada uno tiene una vocación que necesita poner en práctica y decidirse a hacerla y ser un profesional. Y sobre todo hay que sacar desde la educación a esos chicos de la calle. Esos chicos que están muy abandonados por sus familias, por razones diversas de pobreza.
Muchos están con el tema de la droga y también hay que ayudarlos a salir, e inclinarlos en actividades de educación que puedan ser diversas. Porque también el deporte es una parte educativa, el arte. En fin, hay tanto para inducir a estos chicos a que dejen esa vida que no buscaron, que llegó porque no había otra y darles la oportunidad de que se sientan bien en este mundo. Porque parece mentira, estos chicos que se drogan, salen a robar para comprar más drogas, los hemos escuchado decir: “No me importa, si yo total me voy a morir pronto”. Tienen la resignación de la muerte temprana y eso es intolerable para la humanidad. Entonces, hay que hacerlo desde esa ayuda, que de hecho se hace. La sociedad civil trabaja en los planos más inferiores, del pobre al pobre, llevando chicos al deporte, a la práctica de algún instrumento para que los escuchen. Se está haciendo, pero yo creo que hay que poner también mucha fuerza desde el Estado, que es el que garantiza el poder hacerlo, porque para todo se necesita presupuesto.
«¿Quiénes nos van a reemplazar en un futuro no tan lejano?»
La tarea de recuperación y restitución de la identidad de más de un centenar de nietos e hijos de desaparecidos en la Argentina se ha logrado gracias a la persistencia, a la especialización. También al apoyo por parte del Estado y sobre todo, al trabajo sostenido y tenaz por parte de las organizaciones de DD.HH. Estela cuenta que la asociación de Abuelas de Plaza de Mayo ha crecido muchísimo. Que tienen una nueva sede donde comienzan a sumarse los Nietos y los Hijos recuperados.
– En este sentido, en la tarea de la militancia, de búsqueda ¿existen diferencias entre las distintas generaciones? ¿Cómo se convive con toda esa diversidad, en el trabajo y la prédica?
– La tarea de las Abuelas de Plaza de Mayo es una tarea de permanente movimiento, de crecimiento y de cambio. Cuando nos preguntan, como si fuéramos una empresa, algunos, ¿Qué proyecto tienen para este año? Cuando empieza un año, nosotros decimos: “No sabemos”. Porque todos los días puede venir algo que es necesario hacer, o algo que viene bien para encontrar más nietos o modificar la historia de nuestro país. Abuelas es una máquina de hacer cosas. Es qué más todos los días, que más podemos hacer. Y abrir las expectativas a todo aquello que se puede hacer con la modernidad, que la manejan muy bien nuestros jóvenes. Yo sigo escribiendo con lápiz y papel. Toda la modernidad la niego sanamente. Porque sé que otros la hacen, la respeto, porque no quiero contagiarme de esa cosa de que si no tenemos luz nada sirve, sino que el papel y el lápiz sirven sin luz, con luz.
Abuelas ha crecido enormemente y sigue creciendo. En aquellas sedes que fuimos teniendo chiquitas, fuimos agregando, agrandando cada vez más. Los espacios son más grandes porque hay cada vez más gente y hay mucha gente joven. Tenemos equipos técnicos. Antes el habeas corpus lo hacíamos nosotras. Hoy con todos los juicios que hay en el país, y fuera del país, el equipo de abogados es el indicado, que lo tenemos hace mucho tiempo. Tenemos equipos de psicólogos que manejan toda esta situación con muchísima experiencia, ya hay literatura en todos estos aspectos. De investigación, tenemos un equipo. Antes nosotras íbamos a mirar detrás de los árboles, los chiquitos que salían de la escuela, una cosa tonta. Íbamos a las Casas Cunas. Era una investigación personal, doméstica, que sirvió, pero que hoy lógicamente tenemos equipos que hacen esa tarea y ya con la modernidad de una manera mucho más práctica. Hay muchísima gente joven en nuestra Comisión Directiva, que era una Comisión de mujeres. Las Abuelas siempre dijimos: “Acá sólo mujeres”.
Los hombres siempre nos acompañaron, pero los dejamos cuidándolos a ellos, porque el machismo de la dictadura decía que nosotras éramos locas, tontas y los hombres eran los peligrosos. Entonces los cuidamos, nos esperaban, nos ayudaban. Fueron los héroes anónimos si se quiere. Esta Comisión Directiva ya está incompleta, ya no hay abuelas. ¿Por qué? porque la salud y la muerte han impedido que sigan viniendo.
¿Quiénes nos van a reemplazar en un futuro no tan lejano? Estos jóvenes: nuestros nietos recuperados. Tenemos jóvenes, nietos recuperados o colaboradores ya integrantes de la Comisión Directiva. La institución, que hasta ahora hemos encontrado cientos dieciocho nietos o, resueltos 118 casos, faltan centenares más, no los vamos a ver, pero esta gente va seguir, ya están preparados. Muchos de ellos cuando no hay una abuela para ir a un acto, van ellos en nuestro nombre. Saben la historia, la cuentan, no la vivieron, pero sí la propia y es muy importante: saber que ése joven que todos decían “ahí está” o “le están haciendo daño”, está mejor que nunca, porque sabe quién es, de donde viene y a sus hijitos les puede decir también la historia verdadera.
Texto: Irina Morán
Fotos: Manuel Coll
Estela de Carlotto. Una lucha hecha desde el amor from Área de Tecnología Educativa on Vimeo.
Edición: Pablo Becerra (Área de Tecnología Educativa de la FFyH)
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