PRESENTACIÓN

25 de noviembre: memoria, genealogías y luchas feministas

A semejanza del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las feministas latinoamericanas se dieron como estrategia política para irrumpir en el espacio público, la creación de distintas fechas clave respecto de demandas y luchas específicas por derechos de las mujeres. Estas fechas fueron definidas y acordadas en encuentros y reuniones feministas de América Latina, en diferentes momentos, y han posibilitado la organización común de nuestra agenda política feminista tanto a nivel nacional como latinoamericana.

La primera de las fechas clave que se instituyó fue el 25 de noviembre, Día de lucha por la no Violencia hacia las Mujeres, propuesta y aclamada en el I Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLAC) desarrollado en Cartagena, Colombia en 1981,  con más de 300 participantes. Suaza Vargas, protagonista de ese encuentro, cuenta que en los dos grandes ejes en que se concentró la discusión, sexualidad y política, se planteó la violencia que se ejerce hacia las mujeres, destacando “la violación, los golpes, la esterilización forzosa, el aborto ilegal, las malas condiciones hospitalarias para la maternidad, la prostitución, el desempleo y el hostigamiento sexual en el trabajo” (Coordinadora Primer Encuentro Feminista Latinoamericano, 1981, Boletín de Prensa).

En ese encuentro, las feministas dominicanas Magalí Pineda, Mirta Rodríguez y Ángela Hernández propusieron esta fecha en homenaje a las tres hermanas Mirabal, quienes fueron asesinadas -en ese día, en 1960- bajo la orden del dictador de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo.

Conocidas como “Las Mariposas”, porque así se hacían llamar en la militancia, tuvieron un rol fundamental en la oposición al régimen dictatorial desde el Partido Socialista Popular, pero sobre todo desde la “Agrupación política 14 de junio”, luego devenida en partido político. Esta agrupación tomaba ese nombre en conmemoración al día en que el Movimiento de Liberación Dominicana -con colaboración de Fidel Castro desde Cuba- desembarcó en el país en 1959 para enfrentarse a Trujillo.

Fruto de su militancia opositora al régimen de Trujillo, las hermanas Mirabal fueron encarceladas, torturadas y violadas en diversas ocasiones. Sus esposos, compañeros de militancia, compartieron la misma suerte. En 1960, luego de que Minerva y María Teresa fueran juzgadas y condenadas a tres años de prisión, al igual que sus esposos, por atentar contra la seguridad del estado dominicano, fueron llamativamente puestas en libertad. En una visita que las tres hermanas hicieron a sus compañeros un 25 de noviembre, un comando del Servicio de Inteligencia Militar les tendió una emboscada y, simulando un accidente automovilístico, las masacraron. Las repercusiones no se hicieron esperar: el asesinato de las Mariposas provocó gran revuelo en el pueblo dominicano y definió el final del propio Trujillo: el 30 de mayo de 1961, el dictador fue acribillado mientras era trasladado en su auto.

Esta historia -apenas conocida- pasaría desapercibida si no se hubiera instituido en el primer EFLAC de 1981, la resolución que hoy estamos conmemorando:

Nació de esta manera, en ese contexto latinoamericano de luchas por la democracia y la libertad, una fecha latinoamericana y luego internacional, en que se unificó en todos los países la demanda de una vida sin violencia para las mujeres.

Desde ese año, y en forma creciente, el 25 de noviembre se ha constituido en una fecha de alta convocatoria de las feministas y del movimiento de mujeres de la región en los espacios públicos. Nuevas fechas y demandas aparecen en torno a la construcción de nuestro derecho a una vida sin violencias -como el movimiento Ni Una Menos del 3 de junio-, complejizando las discusiones entre los feminismos,  con la sociedad, el Estado y distintas instituciones, todas aportando a la comprensión de las violencias heteropatriarcales.

Diecinueve años después, y como resultado de las acciones del movimiento feminista, en diciembre de 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró al 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer a través de la Resolución 54/134.  Si bien este hito es importante para el compromiso que deben asumir los Estados, nos parece necesario traer a la memoria  nuestra propia genealogía feminista del 25 de noviembre para reconocer y reivindicar la luchas de nuestras antecesoras, esas prácticas de transgresión y resistencia en la que las feministas hemos denunciado permanentemente las situaciones de desigualdad, injusticia y violencia que atentan contra la vida y la libertad. Por eso recuperamos el símbolo de las mariposas en las actividades que vamos a desarrollar como Facultad. Por eso el hashtag #mariposascontralasviolencias.

Este 25/11 nos encuentra en un contexto excepcional, donde las luchas y los encuentros no se dan en el fragor de las calles, pero precisamente por ello, se tornan imprescindibles. La violencia de género en sus formas extremas hoy tiene modos específicos de ser nombrada y repudiada públicamente: Los femicidios, lesbicidios, travesticidios y transfemicidios lamentablemente no dejan de ocupar nuestras primeras planas aunque sabemos que sólo son la punta del iceberg. La violencia de género se experimenta a diario y se intensifica en situación de aislamiento. El encierro sólo ha clarificado las múltiples violencias y su solapamiento en los vínculos y trabajos de cuidado, en las relaciones sexo-afectivas, y en las relaciones laborales que se precarizan cada vez más. ¿Cómo se manifiestan las violencias de género en este contexto?, ¿qué tipo de violencias nos atraviesan en nuestra cotidianidad: en nuestras casas, en los espacios y relaciones de trabajo y de estudios, en nuestras comunidades políticas?, ¿cómo tendemos redes de cuidado?, ¿cómo articulamos políticamente nuestras resistencias?, ¿cómo afectan las jerarquías y privilegios académicos en la complicidad y/o ocultamiento de las violencias de género en el espacio universitario?, ¿qué lugar ocupa la Universidad en la reproducción y silenciamiento de las violencias que nos afectan?, ¿Qué lugar ocupa en su visibilidad y resistencia?

Interpelad*s por las situaciones de violencia e injusticia de género que persisten y se intensifican en oportunidades y situaciones específicas, y por el necesario compromiso a su transformación, hoy les convocamos a participar de estas distintas actividades que organizamos desde distintos espacios de la Facultad de Filosofía y Humanidades bajo el lema Mariposas contra las violencias.