Editorial

De datos e interpretaciones: sobre el rendimiento académico de las ciencias sociales y las ciencias duras

Por:
Dra. Gloria Edelstein – Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades – UNC
Dr. Andrés Laguens – Sec. de Investigación, Ciencia y Técnica – FFyH – UNC
Dr. Claudio Díaz – Director del Centro de Investigaciones – FFyH - UNC


 

El día 2 de julio se publicó en en el diario La Voz del Interior una editorial que tomaba como eje central la cuestión de las diferencias de “rendimiento académico” entre las ciencias llamadas “duras” y las ciencias sociales. El texto reproducía algunas ideas sobre el “rendimiento académico” publicadas en una nota del 19 de junio, que toma como base un ranking de universidades publicado por el Grupo SCImago. Dicho ranking, basado en el número de publicaciones en revistas científicas indexadas, ubica a la UNC en el puesto nº 26 de América Latina. Sin embargo, aclaraba la nota, si se consideran sólo las ciencias sociales la ubicación cae al nº 60, de lo que se infiere que dichas ciencias tienen un “menor rendimiento”. Pero lo más llamativo de la editorial aludida es que considera que las denominadas “facultades de excelencia” tienen presupuestos muy similares a las de “menores rendimientos”, lo que considera una “distorsión”.

Esta manera de plantear el problema merece desde nuestro punto de vista una serie de objeciones. La primera de ellas es sobre el concepto mismo de “rendimiento académico”. Es notable que se lo haga depender solamente de una variable -esto es, número de artículos publicados en las revistas que forman parte de la base de datos analizada- sin tener en cuenta otros aspectos que para la Universidad Pública son igualmente relevantes. De hecho, los estatutos de nuestra Universidad establecen que son tareas específicas de los docentes/investigadores: “la enseñanza; la creación científica, tecnológica, literaria, artística y cultural; la extensión universitaria…” (art. 45) ¿Cómo justificar entonces que el “rendimiento” de una unidad académica, o de un conjunto de disciplinas se mida sólo por una variable, vinculada a una sola dimensión de la investigación científica? El problema es que ese procedimiento no mide variables como el desarrollo de carreras de grado y posgrado, la cantidad y calidad de los egresados, la incidencia en la comunidad de dichas carreras, el número de alumnos, ni la inmensa tarea de extensión que realizan las unidades académicas vinculadas a las ciencias sociales.

Otra objeción importante se refiere al escamoteo de la dimensión histórica y social para pensar la tarea universitaria. La posición relativa de las diversas ciencias no puede desvincularse de la historia política institucional, particularmente la de las ciencias sociales, la filosofía y las humanidades que han sido duramente golpeadas por la dictadura militar. En diez años esas disciplinas sufrieron el cierre de carreras y unidades académicas, la prohibición masiva de bibliografía, la expulsión de una masa crítica de profesores e investigadores y la pérdida de cuadros intelectuales. Esta situación se ha logrado revertir a partir de la conquista de la democracia. Si se considera la misma variable de medición (cantidad de artículos publicados)  tomada de la misma fuente, resulta que la producción y desarrollo en las ciencias sociales y humanas, en los últimos años, ha crecido de manera notable en comparación a la media mundial (de acuerdo a SCImago), y su ritmo de crecimiento es mucho mayor que el de otras disciplinas científicas (ver informe realizado por la SeICyT de la FFyH en www.ffyh.unc.edu.ar/archivos/informe-seicyt.pdf). Y si se considera otra variable, la cantidad de egresados de carreras de posgrado,  las ciencias humanas y sociales llegan a duplicar y/o triplicar los graduados de otras áreas (fuente: Anuario Estadístico de Secretaria de Políticas Universitarias año 2008 y RICyT)

No sólo se escamotea la dimensión histórica, sino que tampoco se tiene en cuenta que las carreras de Ciencias Sociales y Humanidades se caracterizan por la masividad, y que hay un alto porcentaje de profesores con bajas dedicaciones. Resulta evidente que la cuestión del rendimiento académico debe ser planteada de otra manera.         

Pero hay otra objeción quizás mas grave. En las notas aludidas se sostiene que los presupuestos para las Facultades de “excelencia” y las de “menores rendimientos” son muy similares. Ya hemos dicho suficiente sobre esa cuestionable distinción. En cuanto al presupuesto, es razonable pensar que si sólo se está midiendo producción científica en términos de artículos publicados, también debería considerarse solamente la parte del presupuesto correspondiente a gasto en ciencia y tecnología. Tomando en cuenta los datos disponibles de la Red Interamericana de Ciencia y Tecnología (RICYT) correspondientes al período 2002/2008, nos encontramos con la siguiente información: en 2002, del gasto nacional de ciencia y técnica las ciencias “duras” recibieron el 83 % y las ciencias sociales y humanas el 16%. La brecha se profundiza hacia 2008. Ese año a las ciencias “duras” se les asignó el 85% del total y a las ciencias sociales y humanas el 13 %. Es decir, las ciencias sociales y humanas son las de más alto índice de aumento de la producción, al mismo tiempo que sufren una merma continua en su participación en el gasto nacional para ciencia y técnica. Evidentemente, se trata de una distorsión.

Se podría concluir con una última consideración. No creemos que sea razonable introducir un eje que lleve a una disputa distributiva entre disciplinas y facultades. Nuestra universidad ya ha pasado por ese tipo de experiencias. Por el contrario, desde la actual gestión se está buscando construir una universidad más integrada y de orientación interdisciplinaria en la que todos los campos científicos se reconozcan por su calidad académica, científica y su proyección social. Por otra parte, las pujas por la distribución del presupuesto necesitan encontrar un marco común de discusión en el establecimiento de pautas consensuadas que incluyan multiplicidad de variables. Creemos que ese es un camino más promisorio que el juego de los rankings, juego más vinculado a la lógica del mercado que a la del trabajo intelectual.

Un resumen de esta editorial fue publicado en el diario La Voz del Interior el día 10 de julio de 2010: http://www.lavoz.com.ar/opinion/ciencias-sociales-y-ciencias-duras

 

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