Historias y personajes

Los fusilados

En 1976 fueron asesinados 29 presos políticos a disposición de la Justicia Federal de Córdoba,  detenidos legalmente en la Penitenciaria de barrio San Martín. Entre ellos se encontraban tres estudiantes de la FFyH: Arnaldo Toranzo, Ricardo Tramontini y Mirta Abdón; además de Marta Rosetti, una alumna de Psicología, que en ese momento era parte de la Facultad. Este año comenzó el juicio a los responsables.

El 2 de julio de 2010 se inició el juicio por los fusilamientos y  asesinatos de los 29 presos políticos detenidos en la Unidad 1 del Servicio Penitenciario Provincial (UP1), ubicada en el barrio San Martín, desde marzo a octubre de 1976. La primera investigación de estos crímenes se realizó poco después de recuperada la democracia, pero fue abortada en 1987 por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, dictadas por el gobierno radical de Raúl Alfonsin. Poco después, Carlos Menem promulgó los indultos.
Sin embargo, todo este tiempo posibilitó una amplia recolección de pruebas y testimonios que ahora sirven para el juicio que tiene al dictador Jorge Rafael Videla y a otros 31 imputados entre militares y policías como principales acusados de esos crímenes.
Los presos fusilados de la UP1 en 1976 se encontraban reconocidos legalmente y fueron   detenidos en fechas anteriores al golpe del 24 de marzo de 1976. En su mayoría se encontraban sometidos a procesos penales a cargo de juzgados federales por infracción a la ley de Seguridad del Estado 20840 y todos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, ejercido en ese momento por Videla.
“No se trata de desaparecidos. Los cuerpos están y prácticamente todos fueron entregados a sus familiares. Se trata de presos políticos legales, reconocidos por las instituciones policiales, el servicio penitenciario, los jueces federales y el poder ejecutivo.”, explica Norma San Nicolás, docente de la Facultad de Filosofía y Humanidades y ex – detenida en la UP1.
En una carta titulada “Fusilados de la UP1: un juicio de todos”, Luis Baronetto, director de Derechos Humanos de la Municipalidad de Córdoba y querellante en la causa, señala que se trató de “un Estado terrorista que contó con la participación de los distintos factores de poder de la sociedad argentina, que alentaron, avalaron y justificaron a las fuerzas armadas para que eliminaran a quienes cuestionaron una estructura social generadora de miseria, violencia, injusticias y marginaciones”.
En ese sentido, los jueces Adolfo Zamboni Ledesma y Miguel Ángel Puga eran los que estaban al frente de los dos juzgados federales de Córdoba (Nº 1 y Nº 2), que son los que autorizaron las salidas. “Ellos sabían perfectamente que esos presos eran sacados de las cárceles. Era imposible que los militares fueran a sacarlos sin que lo supieran en los respectivos juzgados que tenían las causas de los presos. En todo caso la justicia pudo haber sido sorprendida la primera vez, pero con posterioridad hubo nueve hechos mas”, dice San Nicolás.
En estos traslados eran asesinados, fraguando “intentos de fuga” o supuestos enfrentamientos con vehículos civiles nunca identificados. Después, todos los medios publicaban estos inverosímiles comunicados redactados por el III Cuerpo de Ejercito. Producidas las muertes no se hacen las autopsias correspondientes, no se investigan las causas y no se busca a los responsables.
Se trataba de militantes populares: estudiantes, trabajadores, profesionales, docentes, militantes políticos, sindicales y barriales. Entre ellos se encontraban tres estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades y otra de Psicología, que por aquellos años era una escuela de la FFyH: Arnaldo Toranzo, Ricardo Tramontini, Mirta Abdón y Marta Rosetti.
También, en esa época muchas veces la vida se confundía con la militancia. Se alcanzaba la madurez apresuradamente y desde muy jóvenes ya trabajaban, estudiaban y formaban una familia.

Mirta Noemí Abdón
Había nacido en Córdoba el 17 de enero de 1947 y obtuvo el título de Bachiller Nacional en el Instituto Secundario “Ricardo Rojas”, de donde egresó en 1967. Hablaba francés con fluidez, le gustaba recitar a García Lorca y cantar canciones de Edith Piaf. Era empleada del Centro de Cómputos de la Provincia de Córdoba y empezó a militar en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y en el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP).
Se casó el 2 de enero de 1973 con Gustavo Esteban Maggi, y tuvo una hija: Verónica, quien nació en la cárcel el 9 de febrero de 1976.  En las cartas que mandaba desde allí, Mirta llamaba Dafne a la criatura. “De más está decirte de lo hermosa y grande que está. No me canso de mirarla, de besarla, de acariciarla, de hablarle”, le escribió a su marido el 28 de marzo de 1976.
Antes de estudiar artes plásticas, había sido alumna en la Facultad de Arquitectura. Después, se inscribió en la Licenciatura en Escultura de la Escuela de Artes de la FFyH en 1972.
Fue detenida a mediados de 1975 y dentro del penal de San Martín era la encargada de dirigir las obras de teatro que hacían para distenderse y burlarse de sus captores.
El 19 de junio de 1976, a las 23 horas, fue retirada de la cárcel por personal militar, junto con los presos Claudio Zorrilla, Miguel Ángel Barrera y Esther María Barberis y llevados hasta los predios posteriores de Ciudad Universitaria. Allí, con las manos atadas con alambres, fueron obligados a correr y ametrallados.
Pocos meses antes de que la mataran, a los 29 años de edad, tuvo a su hija dentro de la Penitenciaria. “No la conocí. Me dicen que somos muy parecidas física, gestual y temperamentalmente. Es obvio que esto no sólo me gusta, sino que también me enorgullece”, escribió Verónica 22 años después.

Marta del Carmen Rosetti
Nació el 10 de diciembre de 1948 en San Francisco, provincia de Córdoba. Estaba casada con Enrique Emilio Arqueola y tuvo una hija: Virginia.
Estudiaba Psicología cuando esta escuela formaba parte de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Ingresó a la Universidad en 1967 y las notas demuestran la capacidad y dedicación que tenía por la carrera.
Era militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores y del Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). En 1971 la detuvieron junto con su marido en La Quiaca.
El 19 de enero de 1973, le envió una carta al entonces decano de la FFyH, Gaspar Pío del Corro, en la que solicitaba la reinscripción en la carrera de Psicología, ya que le faltaba una materia para completar la licenciatura y obtener su título. “Por causas superiores a mi voluntad (estuve recluida durante 9 meses en la cárcel de Villa Devoto), no me fue posible rendir la última materia de mi carrera, a pesar de todos los esfuerzos realizados por mis padres a través de notas, etc., para que se me permitiera rendirla desde aquella institución”, relataba en la misiva.

“Habiendo hoy recobrado nuevamente la libertad, por hallarse injustificadas las razones de mi detención, solicito su autorización para que se me reinscriba en la brevedad posible por cuanto el segundo turno de examen es el próximo 3 de marzo de este año”, finalizaba.
Si bien fue reinscripta en la materia Psicología profunda I, con el expediente número 23314/73, de fecha 22 de junio de 1973, nunca pudo cumplir con su ansiado objetivo.
Fue detenida nuevamente cuando se encontraba con su hija y alojada en la cárcel de San Martín. El 30 de junio de 1976, fue sacada junto con José Cristian Funes, amordazados y maniatados, y fueron introducidos en un vehículo militar. El 11 de julio, el diario La Voz del Interior titulaba así el comunicado del tercer Cuerpo de Ejército: “Dos extremistas intentaron fugar y fueron abatidos”.
La información decía que “en circunstancias que los delincuentes subversivos Marta Rosetti de Arqueola y José Cristian Funes eran trasladados a fin de prestar declaración, aprovechando un desperfecto mecánico del vehículo que los transportaba, intentaron darse a la fuga luego de herir a uno de los custodios y apoderarse del arma reglamentaria del mismo. Iniciada la persecución y luego de resistirse por el fuego y no acatar las ordenes impartidas por el personal de custodia, fueron abatidos”.
Sin embargo, en la instrucción de la causa se afirma que eran “escasas o prácticamente nulas” las posibilidades de escapar que tenían los trasladados, “dadas las dificultades de movimiento provocadas por esposas, vendas y ataduras en los pies”.

Arnaldo Higinio Toranzo
Este militante de la Juventud Peronista y de Montoneros, había nacido en San Francisco del Chañar el 11 de enero de 1956. Provenía de una familia muy humilde y era el octavo de nueve hermanos. Cursó los estudios secundarios en el Seminario Menor de Jesús María, de donde egresó en 1973.
Apenas llegó a Córdoba, se inscribió en la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC y comenzó a participar en una parroquia junto con un grupo de jóvenes que adherían al peronismo revolucionario.
Toranzo fue detenido en 1975, junto con un hermano, y colocado en la Penitenciaria de San Martín, a disposición del Juzgado Federal N° 1 y del Poder Ejecutivo Nacional.
El 12 de agosto de 1976, cerca del mediodía, Toranzo fue sacado de la cárcel por una patrulla militar al mando del Teniente Coronel Osvaldo Cesar Quiroga, junto con Eduardo y Gustavo Adolfo De Breuil y Miguel Vaca Narvaja.
Tres de ellos fueron asesinados y el comunicado habló de un supuesto intento de fuga. Eduardo de Breuil fue dejado con vida y denunció el hecho en 1977 ante el juez Zamboni Ledesma, que no investigó los sucesos. “Vaca Narvaja tenía un tiro en la cara, mi hermano Gustavo en el pecho y Toranzo también. Me dijeron que fuera a la cárcel y les contara bien a todos los compañeros lo que vi y que les dijera que eso nos iba a pasar a todos”, contó Eduardo tiempo después.

Ricardo Daniel Tramontini
Nació el 27 de mayo de 1955 en Capital Federal pero vivió toda su infancia y adolescencia en Cintra, un pequeño pueblo del sudeste cordobés. Le gustaba mucho la música y cantar. Por eso, cuando terminó la secundaria y se radicó en una pensión de Córdoba, se inscribió en el Departamento de Música de la Escuela de Artes de la FFyH. Allí estudiaba Composición y quería ser violoncelista. También cantaba en el coro universitario.
Para mantenerse en Córdoba trabajó de lo que pudo. Fue camionero, repartió azúcar, fue ayudante de chapista (seguramente aplicó todo lo que aprendió en el taller de chapa y pintura que tenía su padre en Cintra) y operario de Cormatic.
Se casó y tenía una hija, a la que le escribió desde la cárcel el 26 de noviembre de 1975: “Me muero por saber como sos. Como es tu pelo… como son tus ojos…”.

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Tramontini militaba en el PRT y en el ERP y fue detenido el 20 de agosto de 1975.
El 20 de agosto de 1976 Tramontini y Liliana Páez fueron retirados de la cárcel. Gerardo Ferreyra, otro detenido, vio por la ventana de su celda a dos hombres con uniforme del Ejército que llevaban uno de cada brazo a Tramontini, quien se hallaba esposado con las manos atrás del cuerpo y los ojos vendados. El comunicado del tercer Cuerpo de Ejercito, publicado por La Voz del Interior el 22 de agosto, decía que a las 20 horas, a la altura de la Avenida Caraffa, tuvo lugar un “enfrentamiento”, cuando el camión que transportaba a los detenidos fue sobrepasado por dos autos, que abrieron fuego con armas automáticas, hiriendo al soldado que manejaba y matando a Tramontini y a Páez.
Sin embargo, en la causa se señala que “el incidente al que hace mención el comunicado no pudo producirse a las 20, puesto que todavía Páez y Tramontini no habían salido aún de la Penitenciaria”.
Ricardo tenía 21 años.

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