Entrevista

“Las izquierdas son fundamentales para comprender la constitución del movimiento obrero”

 

El investigador del Conicet Hernán Camarero fue invitado por la Escuela de Historia para dictar un seminario sobre la relación entre el movimiento obrero y las izquierdas en nuestro país, entre 1890 y 1945. “Hasta la llegada del peronismo, la vinculación es absoluta”, afirma.
 
La Escuela de Historia de la FFyH organiza a lo largo del año un ciclo de seminarios gratuitos a cargo de prestigiosos profesores invitados. El primero de ellos se llevó a cabo durante el mes de junio y se tituló “Movimiento obrero e izquierdas en la Argentina, 1890 – 1945. Nuevos problemas y enfoques”. Fue dictado por Hernán Camarero, profesor de la UBA e investigador independiente del Conicet, especializado en la historia de los movimientos obreros y de izquierda en nuestro país. En su visita a Córdoba, Alfilo entrevistó a Camarero.

- ¿Cuándo empezaste a investigar sobre el tema de la izquierda y el movimiento obrero?
- En realidad empezó hace bastante tiempo. Hace unos veinte años comencé a trabajar con temas referidos a la historia de la clase obrera, del movimiento obrero y, puntualmente, la relación que tuvieron las izquierdas entre los trabajadores.
A finales de los ochenta y principios de los noventa estudié principalmente la experiencia del Partido Socialista y su difícil relación con el movimiento obrero. Esto era cuando estaba finalizando la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Esta investigación se relacionaba también con el origen de la corriente de izquierda, que actuaba dentro del Partido Socialista, que terminó formando posteriormente el Partido Comunista. Me interesaba sobre todo la figura de José Fernando Penelón. El trabajo quedó extenso y tuve la posibilidad de publicarlo en la colección de la biblioteca de política argentina del Centro Editor de América Latina en el año 91, por lo que ya mi primer libro fue sobre estas temáticas. En los siguientes años, me fui corriendo un poco sobre otros objetos. Trabajé mucho la experiencia del Partido Socialista y hace unos años realicé unas jornadas sobre la historia del Partido Socialista, reuniendo a todos los investigadores que se dedicaban al tema: Juan Carlos Portantiero, Cristina Tortti, Dora Barrancos y otros. Sobre lo realizado allí, con el colega y amigo con el que organizábamos las jornadas, Carlos Miguel Herrera, editamos un libro que es una compilación sobre la historia del Partido Socialista que publicó la editorial Prometeo.

- ¿Por qué hablas de “izquierdas” en plural?
- Es para captar la diversidad y la heterogeneidad y, podemos decir también, la riqueza que constituyó la izquierda en Argentina.

Entre 1890 y 1945, con el impulso del capitalismo agroexportador y el desarrollo de la industrialización sustitutiva, se expandió la presencia de los trabajadores, quienes dieron vida a un activo movimiento obrero. A su par, se consolidó un amplio espacio ideológico – político de “izquierdas”, en el cual confluyeron las más diversas identidades, como el anarquismo, el socialismo, el sindicalismo y el comunismo, entre otras. Así, durante este período, el movimiento obrero y las “izquierdas” ocuparon un lugar destacado en la vida social, política, ideológica y cultural del país.

- ¿Cómo relacionás a las “izquierdas” con el “movimiento obrero”?
- Las izquierdas son fundamentales para comprender la constitución del movimiento obrero. Existe una estrecha vinculación entre ambos. Esto sucede por lo menos hasta la llegada del peronismo, que es un momento en que se parten aguas, sin que se cierre completamente la posibilidad de inserción de las izquierdas en el movimiento obrero. Pero hasta ese momento, la vinculación de las izquierdas con el movimiento obrero es absoluta. Las izquierdas son parte del movimiento obrero y son fundamentales para comprender su constitución como sujeto, de eso no cabe duda. Sin embargo, conceptualmente pueden desagregarse para comprender sus especificidades.
El movimiento obrero finalmente puede organizarse a partir de un discurso o una programática anarquista, sindicalista, revolucionaria, socialista o comunista; pero hay un nivel de autonomía entre lo que es el movimiento de los trabajadores, independientemente de su adscripción ideológica y del movimiento político. De ahí la separación conceptual entre los dos.

- ¿Qué pasa cuando arriba el peronismo a la escena política nacional?
-Por razones que son largas de examinar, cuando irrumpió el peronismo en la escena argentina, en los años cuarenta, ya habían existido antecedentes del movimiento sindical de querer acercarse al Estado. En parte, esto comenzó con la experiencia del yrigoyenismo. Pero el peronismo fue tremendamente novedoso en sus modos, en la fuerza de la figura de Perón y en su acercamiento a los trabajadores. Ahí surgió un movimiento político, el laborismo, y significó un fuerte desplazamiento del movimiento obrero hacia ideas no de izquierdas, al menos en el sentido tradicional. Después viene la discusión de cómo caracterizar la ideología peronista que es tan compleja.

- Es llamativo como, revisando la plataforma electoral del Partido Socialista en 1912, se ven propuestas muy progresistas como el divorcio y la separación del Estado y la iglesia, entre otras…
- Sí, eso es algo que está presente en toda la izquierda. Si vos examinás la prédica de los anarquistas a fines del siglo 19, ves que instalan temas muy “modernos”, para decirlo de alguna forma. Por ejemplo, de la liberación de la mujer el socialismo hizo una bandera; el derecho al voto femenino, la equiparación de los sexos, la igualdad salarial entre los hombres y las mujeres -que también lo tomaron los comunistas- son muy importantes. Es por esto que creo que es interesante y rico el estudio de estas corrientes en Argentina. Quizás en el sentido común de la gente, éstas han quedado instaladas como corrientes marginales e intrascendentes en la historia argentina. A veces se las ve como flores exóticas, pero el estudio de las izquierdas aporta una mejor comprensión de nuestra historia, ayudando a entender el devenir de la política e incluso de la cultura.

- ¿También es un lugar común decir que el peronismo se apropia de estas banderas?
- En parte esto ocurre, pero el peronismo las resignifica y les da un sentido distinto. Toma, sobre todo, la cuestión del derecho laboral, algo por lo que tanto venían luchando los socialistas y también los comunistas, pero el peronismo le da un fuerte tono novedoso que tiene que ver el con el papel que va a cumplir el Estado. Las izquierdas tenían prevención sobre el Estado, que era definido como burgués. Había una prevención muy fuerte de que el movimiento obrero debía ser autónomo del Estado por más que eventualmente se pudiera negociar.
El peronismo supone, en buena medida, una intervención muy abierta del Estado sobre el conflicto. Ese es el balance complejo y contradictorio del peronismo: un gran avance de los derechos laborales, un avance extraordinario en las reivindicaciones de los trabajadores y un gran crecimiento del movimiento sindical; pero este sindicalismo va a perder autonomía e independencia.

- ¿A qué te  referís cuando decís que hay que encontrar “nuevos problemas y enfoques” en la investigación?
- Me refiero a cómo abordar el estudio. Yo creo que la novedad se da en varios planos. Un aspecto tiene que ver con la cantidad de fuentes nuevas que hay. Se han abierto nuevos archivos y los historiadores tenemos posibilidad de acceder a una cantidad de fuentes que durante muchas décadas no fue posible. Poder llegar a este corpus enorme de fuentes representa para el historiador la elaboración de una agenda distinta. Hoy emergen nuevas cuestiones a estudiar que antes no aparecían: estudios más focalizados, más puntuales, sobre períodos antes no estudiados.
El otro plano es con respecto al enfoque. Antes, por dar un ejemplo, se estudiaba el movimiento obrero principalmente en relación a lo sindical; pero este movimiento fue mucho más que lo meramente sindical. O sea, no se trata solamente de la historia de los sindicatos, las centrales y las huelgas. Hay otra historia que tiene que ver, por ejemplo, con la cultura obrera: la influencia de las bibliotecas, de los textos teatrales, las acciones de entretenimiento y de instrucción, entre otras formas.

- En este sentido podríamos incluir el rol de los diarios y periódicos de estos movimientos…
Eso también. Es impresionante la cantidad de periódicos, semanarios, revistas y diarios que comienza a publicar el movimiento obrero de manera muy temprana. Pensemos que el Partido Socialista, antes de dar el gran paso en 1894 con la aparición de La Vanguardia, había publicado varios periódicos importantes. En 1897 los anarquistas fundan La Protesta Urbana, que años después se conoció como La Protesta,  además de otras publicaciones anarquistas como Juan Rebelde, El Perseguido y La Batalla. Esto por no hablar de toda una constelación de periódicos regionales y locales. Luego vienen los periódicos del sindicalismo revolucionario y después los periódicos del comunismo. Los comunistas y anarquistas publicaban no sólo en castellano, sino que también, para poder apelar a la clase obrera que en gran medida era extranjera, imprimían diarios en ídish, italiano, alemán, etc. Esto hace que uno se encuentre ante un corpus de órganos de prensa  de una riqueza extraordinaria.

¿Qué características tenían estos medios?
Estos periódicos no competían con otros órganos de difusión -no existía la televisión ni la radio- y su contenido era muy denso, muy rico. Las notas eran extremadamente largas. Pr ejemplo, La Vanguardia, publicó entero el primer tomo de El Capital con una introducción escrita por el propio Juan B. Justo. En La Protesta  aparecían notas densas de Kropotkin, Bakunin, Nietzsche. Eran periódicos que además de la información y la “bajada de línea” tenían un alto nivel teórico y cultural
Los trabajadores, sus mujeres y sus hijos aprendían a leer y escribir en las organizaciones obreras. Se practicaba mucho la táctica de las lecturas comentadas, que eran reuniones de obreros en las que se leía en voz alta un texto entero. Pasaban horas y horas leyendo un libro en grupo.

- ¿Cuáles son los problemas de las “izquierdas” de hoy?   
- Siempre aparecen problemas nuevos. Todos los movimientos políticos han cambiado, porque ha cambiado la realidad. Ha mutado el capitalismo, que ya no es el mismo que existía hace treinta, cincuenta o cien años. La situación de la Argentina ha cambiado también. No obstante eso, yo creo que la izquierda debe recuperar algunos valores o principios que mantienen enorme vigencia. Sobre todo ese diagnóstico que había trazado Marx acerca de que el capitalismo no es una opción válida para alcanzar una sociedad más justa. Por lo tanto, el principio del anti-capitalismo me parece un principio muy fuerte. Eso puede articularse con planteos novedosos, como los que tienen que ver con los modos de organización y la discusión sobre las formas del poder y del partido. Yo sigo creyendo que la clase trabajadora debe seguir construyendo partidos, debe hacer política. Yo no creo que la izquierda esté llamada a desaparecer, que estén borradas todas las viejas discusiones y planteos. Pertenezco al ámbito de la academia y de la ciencia pero, al mismo tiempo, tengo una posición política que nunca oculto. Sigo creyendo en la idea de una sociedad distinta. Los mismos combates no han pasado, han cambiado y seguirán cambiando siempre de forma, pero no así las viejas ideas que dicen que de la mano del capitalismo no hay posibilidad de construir una sociedad justa.

Perfil
Sobre Hernán Camarero
Hernán Camarero es profesor y magíster en Historia, egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Torcuato Di Tella. En esas mismas instituciones se desempeña como docente e investigador en el área de historia argentina y contemporánea.
También es profesor en la Universidad de Palermo y en el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas de la UBA. Fue secretario académico del Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Ha publicado varios libros y artículos sobre la Argentina del Siglo XX, en especial, acerca del mundo del trabajo y la cultura política de la izquierda.
Publicó en una coedición junto a Carlos M. Herrera: "El Partido Socialista en Argentina. Sociedad, política e ideas a través de un siglo" (2005). Su última obra es "A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935".

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