“La inclusión es la llave de una vida plena”

Referente de muchos años en la universidad por los derechos de la población LGTBIQ+, Ivanna Aguilera es, desde fines de 2019, coordinadora del Área Trans, Travesti y Género No Binarie de la FFyH. En esta nota cuenta sobre los desafíos de esta apuesta institucional que busca visibilizar la problemática, hacer un relevamiento de su población, acompañar a estudiantes en su tránsito académico y seguir batallando para que los distintos niveles del Estado sancionen leyes que promuevan la inclusión laboral trans y travesti en el sector público y privado.

Ivanna Aguilera es la primera mujer trans que ocupa un cargo en la Universidad Nacional de Córdoba. Milita por los derechos de la población trans y travesti desde la década del 90, cuando todo era mucho más cuesta arriba y difícil que hoy. Su vida transcurre a la par de la lucha de quienes asumen el enorme desafío de abrir y atravesar la puerta de la transexualidad, una identidad que sigue siendo resistida por una sociedad que madura mucho más lento que las necesidades y derechos de las personas que no se ajustan a los cánones establecidos.

Como parte de su proyecto institucional, la Facultad de Filosofía y Humanidades creó el Área Trans, Travesti y Género No Binarie en octubre de 2019, dos años después de haber puesto en marcha el Programa de Género, Sexualidades y Educación Sexual Integral. Mate de por medio, en la oficina que Aguilera comparte con la Editorial de la FFyH y la Oficina de Graduadxs, esta referente que también fue víctima de la dictadura genocida en Rosario, aborda los desafíos del nuevo rol que le toca cumplir en el ámbito universitario: “El Área surge a partir de la campaña de la cual forma parte la Facultad de Filosofía y Humanidades, el Centro de Estudiantes de la Facultad, que conduce Estudiantes al Frente, y a través del trabajo militante que vengo haciendo dentro del ámbito universitario desde el año 1997”.

Ivanna cuenta que ese año organizaron en la Universidad el  tercer encuentro nacional LGTBIQ: “Se hizo acá en la Facultad, con los estudiantes que en ese momento estaban al frente del centro de estudiantes y desde ahí empezó mi militancia territorial dentro del ámbito universitario”. Después de casi tres décadas de batallar por el reconocimiento de la población trans y travesti, el Área es una realidad y su coordinadora va apuntando los objetivos: “informar y visualizar la problemática porque vemos que no hay personas trans y travesti estudiando. Es muy difícil que salgan formadores de este lugar. Entonces, una de mis tareas es esa, visibilizar la falta de personas trans a nivel educativo, la falta de acceso que hay y, en el caso de haber acceso, acompañar a esas personas con los problemas que se encuentran en la universidad, institución que no escapa a lo que es el común de la sociedad”.

Los avances van más despacio que las necesidades de quienes son discriminadxs por su identidad sexual, pero nunca han sido en vano: hoy en la FFyH funciona una cantina atendida por 5 personas trans y travestis, que les permite acceder a un recurso económico para poder estudiar. Un escalón más que llegó luego de otros que Aguilera repasa orgullosa: “En el año 2015, con el Centro de Estudiantes de Estudiantes al Frente, gestionamos becas exclusivamente para personas trans y travestis que estuviesen estudiando, ya que si bien existen los planes de becas, a las poquitas compañeras que tenían necesidades no les llegaban. De ahí que solicitamos becas específicas y se cubrieron 5, que fueron las que solicitaron”.

Esa mejora abrió paso a una nueva propuesta, que era tener un espacio de visualización de las personas trans y travestis. “Se logró en 2016 en el auditorio Hugo Chávez del Pabellón Venezuela, cuando presentamos la Campaña Nacional por la Inclusión de las personas trans y travesti, que acompañaron la Facultad y el Centro de Estudiantes. Esta campaña permitió que las organizaciones sociales y estudiantiles pudiéramos presentar dentro del ámbito universitario un proyecto de inclusión laboral a nivel municipal, provincial y nacional, además de hacerlo en el Consejo Superior de la UNC”, cuenta Aguilera.

La consecuencia práctica de esa iniciativa fue la puesta en marcha de la cantina de la FFyH, un espacio de gestión para personas trans y travestis que funciona en Casa Verde, con cinco puestos de atención al público de 9 a 21hs. “Hay cinco compañeres que están estudiando y atienden al público, estudian y trabajan ahí, con el acompañamiento de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles, el CEFFyH y la Campaña de Inclusión Trans-Travesti”, destaca Ivanna, que agrega un dato no menor: “Además también tenemos una convocatoria que se hace a productores de alimentos y hay una prioridad para personas trans y travestis que producen alimentos. La cantina compra la mercadería a 27 productores y los vende y se convierte como en un sistema de economía popular. Funciona como una cooperativa”.

Los desafíos

“El Área ya está creada y esperamos seguir con el trabajo con la gestión que sea, lo importante es el Área, un espacio que no existía y que es muy importante. Ahora, no sólo importa que siga, sino que crezca, que se potencie, que no se frene ni se estanque lo que arrancamos. Hay que ponerle pila, siempre con la mejor predisposición, porque el desafío es que brille cada vez más, no que pase desapercibida”, asegura Ivanna.

En ese sentido, el siguiente paso será la realización de un relevamiento entre la población trans-travesti de la FFyH, para poder saber cuántxs compañerxs trans y travestis hay y cuantxs personas no binarias. “Tenemos una idea aproximada pero no lo sabemos, y queremos tener fehacientemente un número. También cuántas personas tienen un cambio registral o cuántas se auto perciben”, advierte Aguilera.

Aunque en la universidad existe la Ordenanza 09/11 de derecho a la identidad y expresividad de género, el relevamiento servirá para “empoderar a lxs pibes que esa ordenanza existe, porque nadie sabe de eso”, aclara Ivanna. “El Área también brega para que se cumplan las ordenanzas y que nadie pueda quedar por fuera de los derechos que tanto nos costó conseguir”. La entrevistada remarca que por más ordenanzas que existan dentro del ámbito universitario, lo central es hacer cumplir la ley nacional 26743, que es la ley de identidad de género, “que nadie conoce. Y en la universidad se tiene que saber, no podemos pasar desapercibidas y nadie se puede quedar afuera”.

Para ello, el relevamiento arrancará en marzo a través de un formulario que se podrá llenar digitalmente y se realizará entre el Área, la SAE y el Centro de Estudiantes. También se pueden comunicar de manera personal con el Área, ubicada en el Patio de Humanidades junto a la fotocopiadora de La Luciérnaga y la SAE, o enviando un correo a area.trans@ffyh.unc.edu.ar

Capacitar es la tarea

La coordinación con el Programa de Género, Sexualidades y Educación Sexual es otro de los desafíos del Área: “Apuntamos a capacitar y generar acompañamiento de pibxs que vienen a estudiar. Hoy tenemos una cantidad importante de personas trans y no binaries dentro de la universidad que no saben cómo manejarse, cómo hacer los trámites, porque en esas dependencias no hay personal capacitado para afrontar la problemática que trae el compañero o la compañera. Somos un interlocutor entre las dos partes. Desde el Área hacemos charlas y tenemos un plan de trabajo para todo el año donde están contempladas capacitaciones y tareas de información. También la cantina es eso, porque no sólo genera un determinado poder económico para lxs pibes que está estudiando, sino que visualiza. Por eso se eligió Casa Verde, donde hay un flujo permanente de estudiantes. Nosotrxs tenemos en claro que lo que no se nombra no existe, y lo que no existe se diluye. Y nosotrxs estamos, existimos y resistimos. Y debemos mostrarnos”.

El diálogo de saberes es una concepción que atraviesa la gestión de la FFyH desde hace años, y Aguilera lo destaca: “Con el entonces decano Juan Pablo Abratte, y Flavia Dezzutto, actual decana y vicedecana en esos momentos, veíamos la preocupación de personas trans y travesti, que quizás no tengamos los títulos académicos pero si tenemos un trabajo garantizado por nuestra trayectoria, por nuestra vida y vivencias. Entonces tratamos de fusionar esos dos conocimientos para hacer un trabajo de visibilización de la población LGTBIQ+ en el ámbito universitario”.

Como parte de los debates y avances que se van conquistando, el Área organizará una actividad en el mes de la memoria que abordará la persecución de la población LGTBIQ+, sobre todo las personas trans y travesti durante la última dictadura cívico-eclesiástico-militar, y cómo continuó esa persecución en democracia “que fue sumamente virulenta también”, resalta Ivanna, que estará acompañada por Pipí Oberlin, abogada rosarina, y su colega cordobés, Carlos “Vasco” Orzaocoa, exmilitante del PRT-ERP.

Detenida política del batallón 121 de Rosario, Ivanna viene desde hace años peticionando para ser querellante dentro de los juicios de lesa humanidad que se tramitan en esa ciudad santafesina. “Me han llamado muchas veces para testificar y yo no soy testigo, soy sobreviviente, yo no vi, yo padecí la represión”, aclara.

La palabra es inclusión

En abril habrá otra actividad sobre el ámbito educativo, relacionado al cupo laboral trans-travesti que se presentó en la Universidad Nacional de Rosario y que fue aprobado. “Hoy hay cinco compañeras que están trabajando ahí y la idea es poder traerlas para que cuenten sobre esa experiencia”, dice Aguilera, a quien le gusta más hablar de inclusión que de cupo: “Si hay cupo, después veremos la forma de ampliar los derechos, porque lo que nos falta es inclusión. Poder incluirnos dentro de, en este caso, el ámbito laboral formal. El cupo es por parte del Estado y absorbe a unas pocas, las otras tienen que seguir estando en la esquina. Y lo que nosotras necesitamos es inclusión. Queremos decidir en qué queremos trabajar, no queremos vivir del Estado, peleamos por ampliación e inclusión. Que el Estado se haga cargo de crear políticas sociales para que les privades puedan también absorber a personas trans y travestis”, asegura Ivanna.

Para ella la cuestión es hablar de inclusión porque “es lo que nos falta. Poder acceder a un trabajo te cambia la vida, porque podes tener un recibo de sueldo, una obra social que te ampare, un determinado dinero, que aunque no alcanza te brinda una seguridad que hoy no tenemos. La inclusión es la llave de una vida plena, es vital para que tus compañeros no te dejen de lado, para no venir violentada de la calle a quienes quieran estudiar, sin la necesidad de prostituirte. Queremos tener una carta de ciudadanía plena de derechos, y ejercerla”.

Lo transexual

Aunque en la FFyH hay personas que hicieron un proceso trans y pudieron acceder al estudio y a un título universitario, la discriminación o la falta de oportunidades se agudiza en personas que provienen de sectores sociales más pobres o vulnerables. Sin embargo, Aguilera afirma que “la quita de derechos tiene que ver con la transexualidad, aunque algunas situaciones puedan ser distintas según la clase social. Entre quienes no tienen una ayuda económica o un apoyo familiar, la quita es la educación formal  y sin eso difícilmente se pueda hacer algo. Pero después, las que tienen su título porque vivieron una doble vida por cuestiones familiares, religiosas o lo que vos quieras, luego se encuentran con que por ser trans y travesti no te abren la puerta, por más título que tengas. Por eso digo que el problema es la transexualidad. La corporalidad es el tema, atravesar la puerta trans y travesti es problemático, nuestros cuerpos son rechazados”.

Lo dice quien lo vivió en carne propia: “Mi paso por la universidad no ha sido fácil, y no es fácil, aunque creo muy necesario que estemos hoy ocupando este lugar porque seguimos con muchos prejuicios. Además de lo académico, hay que construir otra mentalidad, trabajar con todos porque tenemos que interactuar, aprender a convivir desde las diferencias”.

En la práctica no es lo que ocurre, a pesar de las herramientas legales que existen en el ámbito universitario para el tema registral. “La persona trans siempre se siente violentada, vos caminas y no te saludan, y eso es violencia. En un lugar académico te vas a inscribir y la gente no conoce la ordenanza, no saben de la ley, ¿cómo no van a saber si estás ocupando un espacio, cumpliendo una función que te obliga a estar capacitado en todo eso?” se queja Ivanna.

La situación es distinta en Filo, pero igual falta bastante. “Acá nos encontramos con gente espectacular, pero por más leyes si no hay voluntad, no sirve. No digo que Filo sea el paraíso pero es muy diferente a otras unidades académicas, existe una amplitud grande, tenemos de todo por suerte, pero en otras facultades no es así. Por eso vienen de Derecho, de Medicina a averiguar cosas porque somos una referencia. Vienen para ver qué pueden hacer, eso es lo que queremos hacer desde el Área, interactuar con las otras facultades para implementar la misma temática y acompañar. En Comunicación, en Artes, en Sociales han tomado compañeras en la cantina, en la imprenta, y otros lugares. A eso apuntamos, a contagiar en las otras facus. Hoy la población es muy poca, pero justamente por todo esto que estamos hablando, la idea sería llevar ese relevamiento de Filo a toda la UNC”.

Para quien ha participado en mil batallas, “el cambio es por dentro, desde afuera no se puede, hay que estar y participar desde adentro, insertándote adentro del sistema para poder cambiarlo, sino el que habla y decide por vos es otro. Desde afuera siempre es resistencia, pero no provocas cambios. Te tiene que atravesar la problemática, más allá de las buenas intenciones”.


Vacío legal en la inclusión trans y travesti

El reclamo de inclusión laboral trans y travesti atraviesa toda la Argentina, y los cañones no apuntan solo al sector público. “A nivel legal no hay nada, nosotros presentamos proyectos de inclusión laboral trans y travestis en la Legislatura de Córdoba, en el Concejo Deliberante, en el Consejo Superior de la UNC y en el Congreso de la Nación a través de la diputada Gabriela Estévez, que lleva la firma de 68 diputados y senadores del campo nacional y popular”, sostiene Aguilera.

Pero hasta el momento no hubo avances en Córdoba ni a nivel nacional. Incluso varios de los proyectos de ley presentados perdieron su estatus parlamentario y hay que volver a presentarlos este año. “En Córdoba hemos aceptado trabajar con los programas de estímulo como el Primer Paso y  otros, pero si no hay política de información por parte del Estado es muy difícil porque no nos reciben las empresas. Lo único que hemos podido hacer son capacitaciones con la Secretaria de Derechos Humanos, pero hasta el día de hoy no ingresó ninguna compañera/o a trabajar en el sector privado, porque no hay políticas de inclusión laboral trans”, dice la entrevistada.

En este sentido, las organizaciones que representan a esta población proponen algún incentivo fiscal para los privados, “que no implique echar a otrxs trabajadorxs para cumplir con el cupo trans y travesti, porque hay que evitar las picardías. Pero tiene que haber un incentivo para que podamos incluir, no queremos vivir de la teta del Estado, ser solo empleadxs públicos, queremos desarrollarnos como se desarrollan todxs y que cada unx puede elegir y decidir, justamente para que no sea la prostitución la única vía o camino, porque eso no es elegir”.


Una referente

Ivanna Aguilera comenzó su militancia en el año 1990 en ACODHO, Asociación Contra la Discriminación Homosexual. Desde el año 1995 integra una organización de mujeres llamada Flores Diversas, en donde un grupo de compañeras se encarga de otras compañeras que están en estado terminal dándole apoyo en sus últimos momentos de vida porque la mayoría no tiene familia que se ocupe de su cuidado.

En el año 1997 se formó como promotora de salud a través de ATUC, Asociación de Travestis Unidas de Córdoba. Fue referente por Córdoba de ATTTA, Asociación de Travestis  Transexuales y Transgénero de Argentina, desde 2012 hasta 2014, y desde ese año hasta el 2019 militó en Devenir Diverse. Dos años antes formó parte de la Convocatoria Trans y Travesti  de la República Argentina. Hoy se encuentra por fuera de todas las organizaciones y coordina el Área de la FFyH. “Hoy me presento como Ivanna Aguilera, una mujer totalmente independiente”, dice.


Texto y fotos: Camilo Ratti y Pablo Giordana
Foto Cantina: Nayla Azzinnari, Agencia Presentes.