María, un espejo donde mirarnos siempre

El lunes 16 de septiembre, la Facultad de Filosofía celebró los 100 años del nacimiento de María Saleme de Burnichón, con una actividad atravesada por la emoción, el respeto y el cariño de colegas, ex alumnxs, compañerxs de ruta y su gran familia, quienes dijeron presente para recordar con palabras, música y arte a una de las referentes más entrañables e influyentes de la educación popular de Argentina y América Latina.

“100 años de María Saleme. Memoria Institucional Memoria Política”, fue el nombre de la actividad organizada por la Facultad de Filosofía y Humanidades el lunes 16 de septiembre para celebrar el centenario del nacimiento de María Saleme de Burnichón, pedagoga, referente ineludible de la educación popular de Argentina y América Latina, ex Decana de la Facultad y personaje entrañable para quienes la conocieron, compartieron su trabajo, disfrutaron sus clases, sus proyectos de alfabetización, fueron sus alumnxs y vivieron junto a ella momentos de un recorrido atravesado por múltiples situaciones, desde las más felices hasta las más dolorosas.

En el auditorio Hugo Chávez del Pabellón Venezuela, la consigna no era homenajear a “María” -como todo el mundo la conoció y la nombra-, porque no era lo que ella hubiera deseado, sino recuperar a través de su trayectoria, de su huella, una memoria institucional y política de la Facultad. Y así lo aclaró Juan Pablo Abratte, Decano de la FFyH, quien presentó la actividad: “La idea era recuperar la figura de María, pero no en un acto, sino en un encuentro con su familia, con compañerxs, colegas, ex alumnxs, para entre todxs pensar, reflexionar qué memoria, qué legado, quién fue María Saleme, tanto para quienes la conocimos como para quienes no la conocieron”.

Abratte dijo que la propuesta surgió durante la entrega del premio José María Aricó a Ramona Bustamante en abril pasado, donde él leyó un texto de María y una integrante de su familia le propuso hacer algo, ya que este año se cumplían 100 años de su nacimiento, que fue el 15 de septiembre de 1919 en San Miguel de Tucumán. “Esto que hacemos hoy es un primer evento de varios que tenemos pensado hacer”, adelantó el Decano, minutos antes de invitar a Gloria Edelstein, ex Decana de la FFyH, amiga y discípula de María, y a su hijo, Alberto Burnichón, a descubrir un retrato de Saleme realizado con la técnica del mosaiquismo por Néstor Medrano, un artista entrerriano.

“La idea del mosaico y los pedacitos. Como construcción y apuesta colectiva. Como integración de múltiples dimensiones: enseñanza, pensamiento, palabra acción… como investigación interdisciplinaria. Como una mezcla que sin embargo no carece de unidad epistemológica pedagógica ética y política… como era María. También como una reconstrucción de su historia que no puede escindirse de la historia institucional y política del país. Se cruzan momentos de la historia política argentina, de la historia de la universidad, de la facultad y de la escuela, de su historia personal y de sus colegas discípulos y amigos”.

 

Movilizado por quien fue una de sus maestras y referentes académicas y humanas, el Decano siguió compartiendo la razón de este encuentro: “Una apuesta a reconstruir entre TODES la memoria y el legado de María en tiempos en que los discursos se vacían de contenido, en que se cuestiona el pensamiento crítico, en que se construyen vínculos entre la universidad y el territorio y las comunidades que son artificiales. Con conocimientos instrumentales y formatos vacíos de contenidos débiles epistemológica, académica y políticamente. En tiempos dónde la extensión se confunde con cáscaras vacías, sin escuchar a los sujetos populares. María nos enseñó otras cosas, otros saberes, otros vínculos con la realidad que no podía pasarnos por el costado con los sujetos a los que había que escuchar para que la realidad te diera todos los “frentazos” que fueran necesarios y con palabras justas…, que pudieran decir lo que hay que decir. No recordamos a María como un acto institucional solamente. La recordamos como una memoria viva que hoy más que nunca tiene mucho para enseñarnos. María enseñaba con su mirada, con su palabra, con sus silencios, con sus preguntas, con su humor ácido, con sus caminatas por Ciudad Universitaria. Enseñaba como acto pedagógico, pero también como un acto ético y político profundo. Enseñaba siempre, no como respuesta al mandato normalista, sino como compromiso con un saber que la interrogaba y nos hacía interrogar”.

Más allá del tiempo y el espacio

La memoria viva de María latía en un Chávez atravesado por la emoción y los múltiples recuerdos de la entrañable maestra tucumana/cordobesa. Por eso, antes de socializar un micrófono que permitiría reconstruir cada uno de los pedacitos de las historias vividas junto a ella, se compartieron las palabras de otras colegas y alumnas que no pudieron estar presentes en el Venezuela, pero que llevan la huella indeleble de la gran educadora popular. “Lamentablemente no estoy en Córdoba y siento mucho no poder compartir esta conmemoración tan relevante como lo fue su presencia. A mí me marcó el camino, con sus frases escuetas que llegaban a profundidades que a veces yo no conocía. Abrazos para todxs con respeto, cariño y fuerza para seguir andando en búsqueda de horizontes emancipadores”, escribió Ana Correa.

Alicia Carranza, otra gran pedagoga y referente argentina, también dijo presente con su palabra: “Queridxs colegas, acompaño desde muy lejos esta celebración de María. Fue mi maestra desde el secundario. Tantos recuerdos inolvidables que marcaron mi elección por la carrera universitaria. Celebrarla en estos años aciagos de la república y de gran parte de América latina, es una invitación a reflexionar sobre el sentido de educar…por qué, para qué, para quiénes, de qué maneras, eran sus preocupaciones pedagógicas-políticas…, sus pensamientos cobran hoy una vigencia sorprendente. Lxs abrazo fraternalmente y les deseo una jornada en la que el sentimiento de comunidad, en la memoria de María, reconforte la profesión de pedagogas y pedagogos”.

Justa Ezpeleta, desde México, no quiso perderse la celebración y envió un texto a través de Marcela Sosa: “Querida Marcela, quiero pedirte compartas este mensaje con Juan Pablo, llegando sobre el límite. Agradezco la invitación a juntar voces para hablar de María. Sencilla y sabia, comprometida con el país y la educación, su trabajo con y sobre la palabra y sus sentidos aportó densidad a nuestros horizontes estudiantiles, tanto como desafíos a la función de la universidad y su enseñanza. Golpeada y perseguida durante la dictadura, su vocación la condujo a pelear por los derechos humanos de niños y jóvenes privados de sus padres en ese tiempo tan oscuro. Siguió educando. Será importante para el futuro conservar y multiplicar su legado a través de nuestros propios aportes. Nuevamente, gracias María”.

El testimonio de Inés Dussell no podía estar ausente: “Quiero celebrar y sumarme a esta gran iniciativa de vincular la memoria institucional a la historia política de la pedagogía. María Saleme fue una educadora en el sentido fuerte de la palabra, porque formó generaciones de pedagogos y porque produjo saberes sobre la educación que siguen teniendo eco hoy. Destaco además que lo hizo en diálogo y “caminando” por nuestra América, trabajando con y por los más pobres. No creo que le hubiera gustado que la convirtamos en prócer o heroína, pero sí que la tengamos como referente en una conversación continua entre las generaciones sobre un trabajo político-pedagógico en el que siempre seguimos aprendiendo. ¡Brindo por María!”.

El último mensaje llegó a través de Marta Teobaldo: “Querida María: me imagino, como tantas veces, camino a tu casa para darte un fuerte abrazo de cumpleaños. Lo hago con el privilegio que me concediste de ser una amiga, más allá de una ex alumna. Te imagino poniendo la botella de vino tinto al borde de la estufa de leña, para que se entibie, no como ahora que suelen colocarle un cubito de hielo, ¿qué crimen, no? Compartiremos ese locro maravilloso que haces, me harás conocer el último disco que te haya llevado el Cuchi Leguizamón. Necesitaría conocer, escuchar muy atentamente y preguntarte lo que has estado pensando, aunque sea en grandes lineamientos, las alternativas que convendría discutir para trabajar sobre algunas propuestas destinadas a la nueva gestión educativa, que seguramente requerirá en los distintos niveles del sistema educativo el nuevo gobierno que, con mucha esperanza, esperamos contar en el corto plazo. Tu enorme compromiso con la democracia, tu ética implacable y tu experiencia en políticas educativas y en sus modos concretos de implementación te hará ayudarnos a trabajar, como siempre lo hiciste, en proyectos innovadores pero siempre viables. María querida: estoy segura que el nuevo gobierno que nos espera es, para vos, el mejor estímulo para que aportes, desde donde estés, claridad y lucidez nuestra tarea de efectuar propuestas alternativas y precisas conformes a la nueva orientación política. Contamos con vos”.

El recuerdo siguió en la voz de quienes no quisieron perderse un momento tan conmovedor. Keka Bossio, María Angélica Moller, Santiago Lucero, Ana Alderete, Silvia Avila, Nora Alterman, Alicia Acin, Graciela Herrera de Bett, Liliana Vanella, Adela Coria, Gloria Edelstein y María Llorens, fueron recorriendo las experiencias y momentos compartidos con María. Entre los relatos se destacaron momentos de su trayectoria, los tiempos en que fue cesanteada por razones políticas, la conformación de su cátedra de Didáctica Especial de Nivel Pre Primario y Primario con el retorno de la democracia, su elección como decana, su impulso decisivo para la creación del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades, su trabajo como Educadora Popular, Alfabetizadora y formadora de maestros, la publicación del libro “Decires” que compila textos que María escribió en distintas instancias académicas, el trabajo de María en plena dictadura cívico-militar desarrollando tareas de apoyo escolar para hijos de desaparecidos, la figura de María como mujer, como pedagoga, como docente e investigadora, como militante política y de derechos humanos.

Cada anécdota era especial y fue pintando entre risas y pieles erizadas la figura gigante de quien fue faro y sabiduría en su paso por esta tierra, por esta Facultad. Se hicieron presentes también ex decanos de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Ana Mohaded (Decana de la Facultad de Artes) y compañeras de la Biblioteca Popular María Saleme de nuestra ciudad.

Las palabras se tomaron un descanso y abrieron la puerta de la música, que llegó con “Hornito Caburé”, el “Tucu” Acevedo (discípulo de María y egresado de la Escuela de Ciencias de la Educación) y “Les Amigues de Vera”, este último grupo integrado por sus nietos y bisnieta, quienes transformaron el recuerdo, la memoria de la inolvidable maestra tucumana en una fiesta, posiblemente el más sentido homenaje que ella hubiera deseado.

Por Camilo Ratti
Fotos: Pablo Giordana