Relación con la comunidad

Proyecto 12: artistas independientes

 

Durante dos años, un grupo de estudiantes y egresados de Plástica llevaron a cabo un interesante proyecto extensionista vinculado con el desarrollo artístico de la población que asiste a la institución Apadim (Asociación de Padres y Amigos del Discapacitado Mental). La experiencia incluyó la realización de muestras en el circuito artístico local, la producción de trabajos junto a reconocidos artistas, la elaboración de calendarios y otros objetos de merchandising y la concreción de murales en distintos puntos de la ciudad.

El objetivo de esta experiencia era generar un espacio para la producción de artes visuales, reflexión y gestión cultural mediante la propuesta de un taller que les permitiera a los jóvenes con déficit intelectual y con intereses y competencias para las artes plásticas, insertarse en el medio cultural local como artistas independientes. Florencia Bessone, Soledad Sgarella, Germán Tártara y Andrea Martínez son los coordinadores de este interesante proyecto que se desarrolló durante 2007 y 2008, bajo la dirección de Pablo González Padilla. La experiencia se llevó a cabo junto a un grupo de alumnos de la Escuela de Formación Integral y Capacitación Laboral, El Taller Sapukai y el Centro de Día de la institución Apadim, con el apoyo de la UNC y de la Secretaría de Extensión de la FFyH. Uno de los objetivos de la propuesta es lograr que los participantes puedan insertarse en el campo artístico cultural como productores artísticos independientes. “Lo importante es que se valore desde el campo del arte y la comunidad el producto realizado por estos artistas,  independientemente de si tienen alguna discapacidad o no”, señalan los coordinadores.

La idea es formar productores artísticos capaces de reflexionar y crear un discurso acerca de su propio quehacer, a través de talleres de producción y clínicas de reflexión; y promover su participación en el medio local mediante los dispositivos habituales del arte contemporáneo. “El punto en el que nos pareció que podíamos colaborar en su formación como artistas era, justamente, fortalecer la creación de un proceso propio, ayudarles a encontrar su propia imagen y armar un discurso en torno a su obra”, explica Germán Tártara.

A diferencia de la idea de “artista”, los coordinadores prefieren la denominación de “productores artísticos” para referirse a los participantes. “Pensamos que ‘productor artístico’ es una categoría un poco más amplia, que incluye también el espacio que legitima estas prácticas y el circuito donde se mueven las obras”, apunta Tártara.

Muestras

Con la idea de trascender las muestras “escolares” y también los espacios destinados específicamente para la exhibición de trabajos realizados por instituciones a las que concurren personas con capacidades diferentes, Proyecto 12 apostó al desarrollo de un proceso personal artístico de los participantes. “Ellos, para eso, tienen que fortalecer su concepción acerca de las obras y su posicionamiento como productores culturales independientes”, resalta Sgarella.

Proyecto 12 hace hincapié en la potencialidad de la producción y en que los participantes son personas con capacidad para crear y hacer las elecciones necesarias para componer sus obras.

Para Germán Tártara, la idea de distanciarse de las exposiciones escolares, también tiene que ver con el modo de pensar las muestras de las obras. “Intentamos que se muestren sus obras como lo hace cualquier otro artista del medio. En lugares donde se muestra arte y con un montaje acorde a lo que el artista desea transmitir con su obra”, puntualiza.

Así, durante 2007 se llevó a cabo una muestra en Casa 13, que es un lugar legitimado del circuito artístico cordobés, y también en el Paseo de las Artes, donde el texto curatorial estuvo a cargo de Juan Der Hairabedian, un reconocido artista del medio local.

Proyecto 12 también fue invitado a participar en el Ciclo Derecho a la Cultura, organizado por la Subsecretaría de Cultura de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNC, durante 2008. En esa oportunidad, se logró armar un espacio de interacción entre los participantes de Apadim y otros artistas, como Pablo Baena, Cecilia Orso, Juan Der Hairabedian, María Debanne, Alba Marina y Romina Aspilche entre otros, para la realización conjunta de una serie de murales móviles que se exhibieron en el Subsuelo del Pabellón Argentina y luego circularon por distintos espacios culturales de la ciudad.

De este modo, Soledad explica otro aspecto del proyecto: “Intentamos separarnos de la idea de concebir al arte sólo como ‘arte-terapia’ en poblaciones de personas con discapacidad”. “Para nosotros, la obra asume la categoría de ‘obra de arte’, independientemente de quien la haya realizado”, sintetiza Germán.

Murales

Si bien la producción grupal no fue uno de los objetivos centrales del proyecto, Sgarella explica que la modalidad colectiva, en algunos casos, fue trabajada a través de los murales. Durante 2007 realizaron tres murales distintos, pero con la misma temática, en la Escuela Luis Morzone (Unquillo), en la Escuela García Faure (en Alta Córdoba) y en Apadim, en el marco de la Semana de la Cultura. También realizaron un mural en una de las paredes del Aula Museo del Pabellón México, cuya temática central giró en torno a las plantas, una idea que surgió a partir de las propias inquietudes de los participantes. “La categoría mural implica que la obra está en un espacio público; esto significa que puede ser vista cuando esté terminada y también durante el proceso de realización”, comentó Sgarella durante la realización de esta obra colectiva en la Ciudad Universitaria.

Arte productivo

También se valora positivamente que esta experiencia le permita a una parte de la población de Apadim percibir alguna retribución económica proveniente de la venta o circulación de los productos artísticos que elaboran. Así, en el 2007, Proyecto 12 editó un calendario con imágenes de la obras realizadas por los participantes del taller, el cual se comercializó en distintos centros y eventos culturales de la ciudad. 

Además,  durante la muestra en “Casa 13,” los artistas también pudieron vender algunas de sus obras. “Pensamos que se pueden generar ciertos productos a partir de las obras. Lo importante es legitimar el trabajo artístico. Proponemos que las familias también los vean como miembros productivos”, afirman.

Soledad Sgarella explica que, históricamente, las obras producidas por los participantes eran adquiridas por familiares o por la propia institución. A partir de las muestras que realizaron con el Proyecto 12, las producciones comenzaron a ser adquiridas por otro público. “En la muestra de Casa 13, otros artistas plásticos compraron obras”, ejemplifica.

A partir de 2008, el proyecto agregó la producción de diversos objetos de merchandising, relacionados con las obras, tales como postales, bolsos, remeras. “La idea es que la participación en el proyecto también les brinde una posibilidad económica y de autogestión; que descubran que ser un artista es, también, ser un trabajador”, agrega Germán.

Cambio en las representaciones

Según los integrantes del equipo, algunas de las cuestiones a valorar fueron los cambios que se produjeron a partir de este trabajo. “Son cuestiones que fueron planteadas desde el inicio del proyecto –comentan- y que para nosotros son muy significativos, como el cambio en las representaciones negativas que la sociedad ha construido en relación a las personas con discapacidad”. En este sentido, el proyecto propone que los jóvenes puedan dignificarse como miembros activos y productivos de la sociedad, participar en la comunidad y redefinir su rol.  “Por último, queremos rescatar que se generaron algunos debates, además de que pretendemos que queden capacidades instaladas, que este proyecto sea base para otros futuros”, sintetizan.

Los artistas

“Me gusta mucho 12/Proyecto de Arte porque me gusta pintar y hacer dibujos. Mis cuadros son paisajes que elijo de fotos de revistas. Los pinto con acrílicos de colores. Me gusta pintar murales. Me gusta que la gente vea qué hago yo”. José Vocos, 37 años.

 

“Primero hacemos el dibujo de las frutas, después lo pasamos a la tela y lo bordamos”. Rocío Tavangari y Laura Rodríguez

 

Estas construcciones concéntricas modulares con formas de hojas, cuyo crecimiento nunca se programa con antelación, son la excusa para justificar el hecho de la pintura en sí misma, la cual es su leimotiv. Pérez construye con gran libertad y organicidad. Sus plantas superan los límites del soporte. Sobre la obra “Plantas” de Lucila Pérez (2007).

 

“12/Proyecto de Arte es para mí un espacio donde dibujo y muestro mi obra. Mi obra se trata de los trabajadores de la música y son dibujos hechos en lápiz sobre papel. Algunos son pintados. El proyecto me permitió conocer a otros artistas y a otros lugares. La otra gente pudo conocerme a mi. La muestra que más me gustó fue cuando expusimos en Casa 13, en el 2007, y cuando fuimos a la UNC a realizar el mural”. Fabricio Medrano, 26 años.

 

 

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