Investigación
Recuperan escritos y documentos personales de Cortázar
Susana Gómez, docente de la Escuela de Letras de la UNC , es una de las integrantes del equipo interdisciplinario que recuperó y organizó el Fondo Cortázar, actualmente alojado en el Centro de Investigaciones Latinoamericanas (CRLA) de Francia. Este archivo reúne más de dos mil papeles personales donados por el autor, los cuales próximamente podrán ser consultados a través de internet. En diálogo con Alfilo, Gómez describe las características del material reunido y los aspectos más relevantes que supuso la realización de este trabajo.
El Fondo Cortázar, recientemente catalogado y sistematizado, está constituido por casi dos mil documentos que pertenecieron al escritor y que fueron donados por él mismo al Centro de Investigaciones Latinoamericanas (CRLA) de Francia. Se trata de los papeles personales, casi todos ellos de prensa y crítica, algunos borradores de textos mecanografiados, tesis doctorales y monográficos, sus propias publicaciones periodísticas y en la prensa, entre las cuales se hallan textos de su autoría no publicados en libros. Estos documentos serán puestos a disposición de investigadores y lectores, tal como el propio Cortázar dejó explícito en su donación antes de su partida. Para favorecer el libre acceso, los interesados podrán acceder al material a través de las herramientas de "archivos virtuales" o "archivos abiertos" en la web.
El trabajo de catalogación y sistematización se llevó a cabo con el apoyo de un subsidio para estadías posdoctorales obtenido por el CRLA, en los meses de enero a marzo de 2008 y de diciembre de 2008 a febrero de 2009 y que contó con la colaboración especializada de la doctora Susana Gómez de la Facultad de Filosofía y Humanidades (UNC). Resultado de esta experiencia es la puesta en línea del Fondo Cortázar y la publicación del libro "El Fondo Cortázar en Poitiers: Catálogo y cercanías" prevista para diciembre del corriente año en la editorial de la Universidad de Poitiers, en el marco de los proyectos editoriales de la Maison de las Sciencies de l´ Homme et de la Societé, unidad a la que pertenece el CRLA.
A 25 años de la muerte del escritor Julio Cortázar, la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad de Poitiers, a través del CRLA de Francia, presentaron en Córdoba el Fondo Cortázar. La actividad se llevó a cabo durante el mes agosto y contó con la participación de los principales encargados de la Colección Archivos y del programa Archivos de preservación del patrimonio de escritores latinoamericanos: el doctor Fernando Colla y la doctora Sylvie Josserand-Colla, junto con los miembros extranjeros de dicho programa: la doctora Chiara Bolgonese y la doctora Susana Gómez. Colla es egresado de la Escuela de Letras (FFyH-UNC) y está radicado en Francia desde comienzos de la última dictadura militar argentina. Durante la presentación, agradeció la posibilidad que le brindó la Escuela de Letras y la Facultad de Lenguas de la UNC de presentar este trabajo en Córdoba. “Me siento muy halagado y conmovido de poder compartir el fruto de mi actividad profesional, en el marco de esta Universidad que me brindó la formación necesaria para poder desarrollar esas actividades en otro país al cual arribé en momentos difíciles”.
Los papeles de Cortázar
“Esos papeles estaban en su casa”, explica Susana Gómez. Cortázar estaba enfermo –ya había muerto su mujer- y deseaba donar estos archivos como patrimonio documental. Previamente, La Biblioteca Nacional de Francia había rechazado la propuesta porque no incluía los manuscritos y originales de sus obras. Cortázar ya había vendido la mayor parte de los originales a la Universidad de Austin (Texas).
“Pero la letra de él está en casi todo el fondo”, continúa Gómez. “Cuando se revisa el Fondo surgen preguntas y muchísimas inquietudes. Llama la atención la minuciosidad con la que Cortázar leía lo que le enviaban porque muchos documentos tienen anotaciones suyas, comentarios. Contiene dibujos como un laberinto, tesis doctorales, estudios críticos. Se encuentran páginas con el borde doblado, subrayadas. Hay un trabajo de una investigadora sobre Rayuela en que no conoce bien algunos aspectos. Cortázar pone al margen: “¿Qué querés vieja?” porque llega a un punto que ya no hay manera de justificar las interpretaciones. Reúne también trabajos inverosímiles, con los que él se debe haber divertido”, comenta.
Los orígenes de la donación conducen directamente a Alain Sicard, un amigo de Cortázar que por aquel entonces dirigía el CRLA de la Universidad de Poitiers. “Eran amigos desde los 60. Se juntaban a pasar las vacaciones. Alain arma el programa de preservación de documentos de escritores latinoamericano y del Caribe. Estaba comenzando con el proyecto y Cortázar establece esa relación para donar sus cosas ahí. Se hace una jornada de homenaje a Cortázar, ya estaba enfermo y le costó mucho ir. Poitiers queda a trescientos kilómetros aproximadamente de París y en aquella época no había trenes de alta velocidad”, relata Susana.
La escena de la donación es recordada por Sicard del siguiente modo: “Me parece que fue en el año 1978 porque Carole, la segunda mujer de Cortázar, estaba por llegar, Julio aún vivía en su apartamento de la Rue S Honoré. Gladys y Saúl Yukievich eran íntimos amigos de Cortázar, especialmente Saúl, quien era una especie de cómplice intelectual. Un día Julio le dijo a Gladys: “Mira, Gladys, te voy a hacer una propuesta muy fea. Tengo en mi apartamento unas cajas de supermercado llenas de papeles, no sé qué hacer con esos papeles, están todos mezclados, para mí sería un trabajo enorme ordenarlos, ¿podrías encargarte de eso?”. Ella aceptó y los papeles se trasladaron al apartamento de Saúl y Gladys, en el XIV arrondissment. Allí empezó Gladys la clasificación, pero no podía quedarse con ellos, así que se planteó el problema de dónde ponerlos. El primer trámite fue con la Biblioteca Nacional, que dijo estar interesada, pero en realidad, habría aceptado esos papeles solamente si Julio les hubiese dado sus manuscritos, pero como ya estaban vendidos a la Universidad de Austin (Texas) se desinteresó. Creo que también hubo unos trámites en España, con la Fundación March. Finalmente Julio dijo: ¿por qué no se los damos a Alain Sicard?” [1]
Cortázar hace el acto de donación del material ante escribano y con la voluntad expresa de que sea utilizado para fines de investigación científica y artística. “En la última visita, después de la muerte de Carol, estaba muy enfermo; eran sus últimos meses de vida, tal vez semanas. Yo había creado aquí en Poitiers un comité de solidaridad con Latinoamérica, el Comité France-Amerique Latine. Para inaugurar ese comité necesitábamos a alguien y le pregunté a Julio si podía venir. Poco tiempo antes había rechazado una oferta para estar presente en el homenaje que le hacían en el Centro Cultural Beaubourg, pero vino a Poitiers. Lo recuerdo cuando llegó, en el andén de la estación de Poitiers, inmenso, sonreía; era como un fantasma, sonreía pero sus ojos eran muy tristes”, cuenta Sicard.
La organización del archivo
Gladys Anchieri fue la primera persona que organizó el archivo en carpetas y clasificó los documentos respetando los criterios establecidos por Cortázar. Durante años, el material quedó archivado de esa manera. A medida que el programa de Archivos fue creciendo, surgió la necesidad de catalogar los documentos y diseñar una propuesta para que sea accesible al público. Susana Gómez revela: “Lo que yo hice fue revisar todos los documentos y pensar un diseño de organización de esos materiales que no alterara la organización física, la cual es también un elemento del patrimonio documental, tan importante como el papel”. Es decir, si algún cuento aparecía en una carpeta que estaba rotulada como “entrevistas”, no se podía arbitrariamente cambiar de lugar. “Tenía que hacer las aclaraciones necesarias –dice Gómez- porque había textos que no correspondían a las clasificaciones. En algunos casos, en los que se iba a perder un documento si no estaba bien ubicado, me autorizaron a trasladarlo de lugar”. Según, Fernando Colla, el ordenamiento original que estableció Gladys Anchieri, “tiene el mérito de contextualizar adecuadamente los testimonios, dado su agrupamiento por períodos cronológicamente bien delimitados y alrededor de sucesos biográficos y bibliográficos significativos”.
El Fondo Cortázar reúne textos en español, francés, inglés, alemán, ucraniano, polaco, italiano, danés, sueco, entre otros idiomas. Está claro que Cortázar recibía muchas notas periodísticas enviadas por sus conocidos en otros países y, además, él mismo se encargaba de seleccionar los artículos que distintos diarios y revistas le publicaban. “Es como haber ido a su casa a revolver sus papeles”, comenta Gómez. “Leer los papeles que se acumularon en su casa, el sueño de meter la mano en el revoltijo de su departamento habrá sido un deseo callado de muchos lectores. Imagino que, una vez quitados todos los papeles, en el fondo de las cajas quedaron las lecturas de a pie que nunca se publicarán, las críticas más despiadadas rumiadas en silencio, los temores fortalecidos luego de leer sus cuentos y planos de ruta de sus novelas arrugados en dobleces y vueltas a doblar por tantos que las transitaron”[2].
En el archivo de Cortázar se encuentran documentos muy curiosos y textos interesantes. De acuerdo con la investigadora Gómez, “las entrevistas merecen especial atención, dado que el Fondo incluye una colección muy amplia, realizada por el propio Julio Cortázar durante décadas. A las ya conocidas y recordadas de “Life en español” –una entrevista ensayística, como se sabe- y la que realizara Elena Poniatowska para México, o la que Luis Harss hiciera para “Los nuestros” o la de Omar Prego Gadea que luego se compila en su libro se le agregan otras quizá menos citadas pero interesantes para conocer el derrotero de sus lecturas de la crítica. Un aspecto llama la atención al rastrear los entrevistadores: muchos de ellos son escritores. El efecto de eco no se hace esperar: un escritor le dice al otro lo que oye decir de sus escritos, las preguntas son cercanas al proceso creativo. Leerlas en su cronología supone una perspectiva que introduce respuestas a la necesidad de conocer de primera mano las declaraciones de Cortázar sobre la lectura de sus obras”.
Para Fernando Colla, “ante todo, los documentos del Fondo muestran a un escritor que lee sobre lo que se escribe sobre su obra o su quehacer político con una actitud muy atenta y reactiva”. Entre los modos de intervención se destacan las escuetas observaciones en los márgenes de los textos críticos que recibe y también las respuestas a artículos periodísticos elaboradas en forma de textos públicos o cartas abiertas. En estos textos –agrega Colla- “Cortázar explicita sus tomas de posiciones estéticas o políticas, fomentando a veces polémicas con otras figuras de los círculos intelectuales de la época. Polémicas que se prolongan, se comentan, se bifurcan en innumerables órganos de prensa, revistas literarias o culturales”. Entre los ejemplos que rescata Gómez en la introducción del catálogo, se encuentra la polémica que desató el otorgamiento del premio Médicis, como novela extranjera, al “Libro de Manuel” y en la cual participaron intelectuales y escritores como Hugo Mujica, Ricardo Piglia, Aníbal Ford, Haroldo Conti, Jorge Abelardo Ramos.
En relación con Córdoba, la investigadora comenta que en el Fondo Cortázar se encuentra la tesis doctoral de Teresa Mozejko, docente de la FFyH. También hay un trabajo importante de Rosalía Campra, que es una cordobesa que emigró a Europa y es quien desarrolló la teoría sobre lo fantástico en Latinoamérica, y una carta de Héctor Schmucler, quien le pide permiso al escritor para poder visitarlo. Incluso, Gómez recuerda que esta carta tiene el membrete de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.
Acceso al fondo documental
Sobre la base del diseño propuesto por Susana Gómez, se trabajó posteriormente en la página web para que los usuarios de todas partes del mundo puedan acceder a este material. “Tuve que ponerme en el lugar de la persona que busca la información y prever las palabras clave para cada documento y que, a su vez, sirvieran -a través de un esquema simple- para incluir a todo el archivo”. Para ello, se utilizó un sistema de descriptores fijos y libres, que está vinculado con la base de datos. La carga de todo el material lleva ya varios meses y, se espera, que en diciembre de este año se pueda abrir la consulta on-line.
Fernando Colla explicó que las distinciones que estableció la profesora Gómez en su ordenamiento, responden a dos categorías. La primera, define una tipología de los documentos. Sobre la distinción general entre textos “de” Cortázar y textos “sobre” Cortázar, se afina la caracterización de “medios” (periodísticos, especializados, académicos, etc.); de “género” (crónicas, reportajes, anuncios, reseñas, críticas y estudios) En lo que se refiere a los textos de Cortázar, la clasificación remite a los géneros de ficción, poesía, ensayo, etc. Cada clase genera, en todos los casos, una serie de dos o más subclases. El segundo tipo de caracterización atañe al contenido y se establece a partir de un conjunto de descriptores temáticos: literatura, literatura latinoamericana, literatura argentina, obras de Cortázar, pensamiento político, etc., que se desglosan para cada término en una serie, a veces muy amplia, de las llamadas palabras clave, que incluyen nombres comunes y propios. “La combinación de todos esos criterios permite la elaboración de fichas bibliográficas muy precisas que facilitan las búsquedas y diversifican las posibilidades de acceso a las mismas”, apunta Colla.
Por su parte, Gómez comentó que recientemente se agregaron más documentos al Fondo Cortázar, por la donación de fotografías que hizo Julio Silva, artista plástico y amigo del autor de Rayuela. Para poder concluir con esta tarea, Gómez viajará en diciembre a Francia para presentar el libro del catálogo y dictar un curso.
Centro de Investigaciones Latinoamericanas (CRLA)
El CRLA-Archivos posee actualmente diez fondos documentales relativos a autores latinoamericanos.. El Centro realiza, con la colaboración de la Maison des Sciences de l’Homme et de la Société, un trabajo de preservación, enriquecimientos, valorización, investigación científica y de difusión de esto fondos junto con la comunidad científica internacional. De acuerdo con las definiciones de Gómez, “cada fondo fue encontrando su sistema de catalogación propio”. Por ejemplo, el fondo de Raymond Cantel tiene una colección importante de libros de cordel escritos en portugués. También está la obra de Alicia Kozameh, que es una escritora argentina que dejó sus cuadernos escritos en la cárcel durante la dictadura. Recientemente se donaron los manuscritos de Daniel Moyano. Está la obra completa de Carlos Droguett, que es un escritor chileno que fue diplomático, político, ensayista y dejó desde obras de teatro hasta discursos públicos.
Todo el material está guardado en cámaras especiales, con la temperatura adecuada y en las condiciones de humedad específicas y tratamiento del papel de acuerdo a las normas internacionales para la preservación del patrimonio cultural. Los documentos de cada fondo son scanneados en su totalidad y posteriormente reciben un tratamiento especial para su almacenamiento.
A continuación se incluye la nómina completa de los fondos documentales con los que cuenta actualmente el CRLA:
Fondo Raymond Cantel de literatura popular brasilera
Fondo Julio Cortázar
Fondo Carlos Droguett
Fondo Rufino Blanco-Fombona
Fondo Daniel Moyano
Fondo Francisco Rivas Larraín
Fondo Alicia Kozameh
Fondo Luisa Futoranski
Fondo Carlos Tromben
Fondo Juan Emar - Alice de la Martinière
[1] Entrevista preparada por Chiara Bolognese, Sylvie Colla y Susana Gómez. Poitiers, marzo de 2008.
[2] Fragmento del texto “Fotos literarias de un fondo de agua: los papeles guardados de Cortázar”, de Susana Gómez.
Nº 28 / Noviembre 2009
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