Editorial
“Los de Filo”, 35 años del golpe militar
Por Gloria Edelstein, Decana; y Silvia Avila, Vice Decana
Miles de desaparecidos, presos, muertos, desterrados, son la cifra desnuda del terror.
Campos de concentración, cárceles colmadas, secuestros, el fusilamiento sin juicio, la sistemática ejecución de rehenes sobre la base de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga. Delegados sindicales, intelectuales, estudiantes, maestros, profesores, artistas, familiares de militantes, opositores, simples sospechosos… Denuncias no receptadas por la justicia, diarios que no publicaban, medios que no informaban…Episodios que no fueron desbordes de algunos alucinados, sino la puesta en marcha de la política misma, la maquinaria de un régimen que solo se sostenía desde el Terrorismo de Estado.
La magnitud genocida no deja cabida, resquicio alguno para la argucia de “violencia de distintos signos” “arbitrio justo entre dos terrorismos”. La cúpula militar fue la fuente misma del terror, desquiciada y despojada de todo rastro de humanidad. Y a ella asociada -hoy ya no tenemos duda alguna al afirmarlo- el acompañamiento y la iniciativa misma de civiles cómplices del despojo.
La miseria planificada, y con ello el castigo a millones de argentinos sostenida desde la política económica de la dictadura, fueron la otra cara de la mayor violación a los derechos humanos en nuestro país, que congeló salarios, abolió toda forma de reclamo colectivo, expresión de protesta y persiguió a gremialistas y militantes de las más diversas organizaciones sociales y populares. En aquella Argentina militarizada hasta la médula, solo se accedía a libros pre-seleccionados, al cine, al teatro, al arte mutilado, a medios de información y comunicación plagados excluyentemente de lo pueril, lo procaz, lo frívolo. Tortuosos mecanismos que paralizaron “preventivamente” la cultura pretendiendo achatar a nuestro pueblo.
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Sin embargo, lo que se pensó para “transformar culturalmente” a la sociedad argentina, como lo dijo Martínez de Hoz, o para practicar la “cirugía mayor” a decir de Videla, no fue eterno, como pensaron sus ideólogos y ejecutores. Procesos de movilización desde diferentes sectores y organizaciones en pos de Memoria, Verdad y Justicia, nos permitieron avanzar por sobre el miedo y el sufrimiento y visibilizar las atrocidades cometidas. Hechos que sacudieron la conciencia no solo del pueblo argentino sino del mundo entero.
¿Cómo era la Facultad de Filosofía por ese entonces, antes de este golpe cívico-militar? Un centro no sólo de estudios sino de debate intelectual en las más diversas y múltiples expresiones. Una Facultad con una clara inserción en la sociedad, abierta al debate de sus problemas centrales, donde se vivía un clima de efervescencia, de confrontación, de discusión y disensos en un marco de respeto democrático y de libre expresión de las ideas. Participación y compromiso genuino de importantes sectores de los claustros estudiantil y docente. Esa Facultad fue desvastada con el golpe. Intervenida militarmente, con un Mayor a cargo y un secretario privado que se mostraba armado impunemente. Que confeccionaban listas que identificaban militantes y violaban documentos reservados. Que “normalizaron” el funcionamiento de esta Facultad en orden a la teoría de “reorganización nacional”. Que prohibieron libros y apuntes (algunos quemados) Que estimulaban denuncias, amenazaban y buscaban complicidades. El Terrorismo de estado penetró los muros de la universidad y de nuestra Facultad. Una extensa nómina de presos, muertos, desaparecidos, cesanteados, exiliados, desterrados, fue la secuela de esta infamia de la sin razón. Familiares, compañeros y amigos que perdimos física o simbólicamente por la distancia.
Recuperarlos del olvido, volver a vincularnos con quienes la dictadura intentó borrarlos de la historia, fue la razón, el objetivo del homenaje realizado el pasado 29 de marzo en conmemoración de los 35 años del último golpe militar. Esa actividad, que contó con la presencia masiva de los familiares y ex compañeros, es parte del camino recorrido por esta Facultad de Filosofía y Humanidades, que a lo largo de los años ha construido un sólido compromiso con la Memoria, la Verdad y la Justicia, ubicándola tempranamente como un espacio de referencia en el marco de la universidad con relación a la temática. Junto a las luchas por la institucionalización democrática y los posteriores esfuerzos para avanzar en la revitalización académica y política de la facultad, se organizaron y apoyaron múltiples esfuerzos por visibilizar la problemática de las violaciones a los derechos humanos. En esa línea de definiciones, asumimos la necesidad de profundizar la incorporación de la memoria y los derechos humanos como eje constitutivo de la formación en ciudadanía universitaria, en estricta consonancia con la apuesta -desde la universidad pública-, en la consolidación de una sociedad democrática, justa e igualitaria. Eje organizador en diversos planos de la tarea institucional y acción sustantiva en diferentes proyectos académicos. Apuesta a una formación firmemente comprometida en el Nunca Más al Terrorismo de Estado, a la impunidad frente a crímenes de lesa humanidad, la tortura, la muerte, la desaparición de personas y de sus hijos, la persecución ideológica, las cesantías, el control policial de la vida académica.
Conmemorar los 35 años del golpe militar en Argentina fue una decisión institucional que, desde el inicio, tuvo una alta adhesión en miembros de la comunidad de nuestra Facultad. Así, docentes, estudiantes y egresados se avocaron decididamente a imaginar las más variadas expresiones que permitieran dar curso, también, a diversificadas formas de participación y acompañamiento a una conmemoración alejada de todo viso de formalidad y estereotipia. Conmemoración que acogiera, en cambio, todas aquéllas producciones, reflexiones y emociones que un hecho de esta naturaleza suscita porque se vincula con procesos identitarios individuales, grupales e institucionales muy profundos.
Como uno de los frutos de estos esfuerzos surgió “Los de Filo”, modesta publicación en homenaje a estudiantes y egresados muertos y desaparecidos de la Facultad. “Los de Filo” no es porque sí, alude a una forma compartida de nombrarnos acuñada en los avatares cotidianos, marca plural que nos remite a las identidades que buscamos rescatar y reconocer. Recuperar a través de imágenes y relatos identidades de quienes eran parte de nuestra comunidad por aquél entonces, llena vacíos de nuestra historia. Vacíos que estamos convencidos es necesario continuar poblando desde la construcción colectiva.
En este sentido, el trabajo del equipo de investigación del CDA que se proyectó en el auditorio del CePIA, aporta datos trabajados con rigurosidad metodológica y amplios resguardos éticos, que dejan abiertos nuevos caminos de búsqueda y convoca a continuar en el acopio de información, la reconstrucción de detalles, la clarificación de referencias más precisas de la vida y la militancia de esos compañeros.
Recuperar el rostro, hacer presente la identidad de quienes formaron parte de esta Facultad y fueron brutalmente asesinados, tiene varios sentidos. El primero, reconocer en esos rostros y esas historias nuestra historia de vida y de luchas. Historia en la que hicieron huella tanto en sus tiempos de estudiantes y egresados. Tiempos en los que caminaban estos senderos, habitaban estas aulas, pintaban estas paredes. El segundo, reconocer sentidos e ideales vigentes en nuestras luchas cotidianas, en la construcción de esta democracia actual que desde sus logros y sus incompletudes, trae el repique de esas voces ausentes y presentes a la vez. También, inscribir esa identidad en nuestra casa para anudar un lazo, un lazo con ellos -compañeros ausentes- que se vuelva indisoluble. Afirmar que las redes en las que se incluyeron por voluntad propia, desde los lugares y los modos que ellos eligieron, están vivas y los convocan.
Aquellas redes que la Dictadura apuntó a romper y desarmar, hoy están reconstituyéndose, recuperando sus sentidos y creando otros nuevos con la participación de quienes estuvimos en esos tiempos y los recordamos, y de muchos otros que no estuvieron, que no habían tal vez nacido, pero que hoy las constituyen desde esa misma pluralidad de ideas de voces.
Queremos afirmar, entonces, el lugar de estos compañeros, con nombre y apellido, con rostros y con historia en trama de la historia colectiva y en la vitalidad del presente. Construir también un lazo con los familiares, invitándolos a sentirse parte de esta casa, en la esperanza de que podamos ser de algún modo un lugar de referencia para el reconocimiento, para el recuerdo emocionado y orgulloso, para el apoyo con las herramientas que la institución puede ofrecer, para esclarecer la verdad, aportar información, relatar sucesos, buscar justicia. Y pedirles que nos ayuden a fortalecer la transmisión y el diálogo con los nuevos, con los más jóvenes, que todos los días nos muestran su interés, su compromiso y su avidez para saber y para involucrarse en un ejercicio de memoria que es central para la democracia que hace años estamos construyendo, para profundizarla y ensancharla.
A 35 años del golpe, en tiempos en que el pasado reciente conmueve y moviliza a amplios sectores de nuestra sociedad, con la significativa emergencia del papel de los jóvenes, esta Facultad de Filosofía y Humanidades renueva su compromiso ético, político y académico para la profundización de la vida democrática, el avance de la sociedad en la condena del Terrorismo de Estado y el proyecto político que lo acompañó, y la ampliación de los derechos humanos en todas sus expresiones.
Nº 31 / Mayo de 2011
Editorial por Gloria Edelstein y Silvia Avila
“Los de Filo”, 35 años del golpe militar
Institucional
Imágenes para no olvidar
Relación con la comunidad
El PUC comenzó a dictar clases en Bouwer
Investigación
Sin agua en las Sierras Chicas
Entrevista a
Reyes Bernabé Martínez
Los hijos de la revolución
Historias y personajes
Anécdotas de familia
Sin fronteras
La coach
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