Relación con la comunidad

10 años de la Gran Catalogata

La acción de la Escuela de Bibliotecología pensada como una medida de protesta frente los recortes de 2001 cumple su décimo aniversario convertida en una reconocida actividad de extensión universitaria.

Integrantes de la Gran Catalogata trabajando en la Colección Juri

La Gran Catalogata es una actividad ideada por el área Procesos Técnicos de la Escuela de Bibliotecología de la FFyH que este año cumplió su décimo aniversario y de la que participan numerosos estudiantes, docentes y egresados. Surgió en 2001 como una medida de protesta positiva en contra del recorte del 13 por ciento, aplicado sobre el presupuesto de las universidades nacionales en el marco de la Administración Pública Nacional. “Ante la posibilidad que los alumnos perdieran el año, se resolvió realizar esta práctica para que finalmente ellos pudieran aprobar las materias de Procesos Técnicos”, rememora Silvia Mateo, docente de la cátedra y una de las principales organizadoras.

Así, instalaron una mesa en el Cabildo Histórico de Córdoba, donde recibían las donaciones de libros y todo el material bibliográfico, que era procesado y organizado por los alumnos. Luego fue donado a cuatro instituciones que habían realizado un pedido a la Facultad para la formación de nuevas bibliotecas. La ciudadanía apoyó y colaboró de manera extraordinaria.

Una de las primeras ediciones de la Catalogata en el Cabildo

A lo largo de los años, la Catalogata fue tomando vuelo propio y esta acción de protesta se convirtió en una reconocida actividad de extensión universitaria, ya que colaboró con bibliotecas de centros vecinales, la penitenciaria de San Martín, los hospitales neuropsquiátricos Provincial y el Dr. Emilio Vidal Abal, de la ciudad de Oliva, y hasta con las instituciones de Santa Fe que habían perdido todo el material con la inundación de 2003 (ver Año por año). “La extensión universitaria es la difusión del saber acumulado o elaborado en su seno que se hace a los sectores no universitarios. Su objetivo es brindar una respuesta adecuada a las necesidades concretas del medio y como proceso participativo, es un conjunto de acciones destinadas en principio a servir a la comunidad y que permite nutrir de contenido los planes de estudio y los programas de investigación, generando una real inserción de la universidad en la sociedad a través de una mutua transferencia de teoría y práctica”, señala Mateo.

Es que uno de los principales problemas que plantean los alumnos de la carrera es la poca práctica áulica y la dificultad para tomar contacto con la cotidianeidad bibliotecológica. En ese sentido, Mateo afirma que la Gran Catalogata “facilita la comprensión, integrando conocimientos adquiridos a lo largo de los años de estudio y vinculando las actividades propias de procesos técnicos con las tareas de organización, administración, automatización y formación de usuarios”.

La colección Juri

En el marco de la celebración del Bicentenario de la República  Argentina, los docentes y alumnos de la cátedra de Procesos Técnicos III de la Escuela de Bibliotecología, en colaboración con los museos de Antropología e Histórico de la UNC, comenzaron a realizar en octubre de 2009, una actividad extracurricular a partir de una colección de mapas, grabados, fotografías, libros y documentos manuscritos antiguos pertenecientes a Hugo Juri. Esto formó parte de la Gran Catalogata de ese año y consistía en la creación de una base de datos bibliográfica, con el objeto de reunir toda la información disponible sobre estos documentos. Esta colección fue donada a la Universidad y es exhibida en el Museo Histórico en forma permanente.

“En cierta forma, debido a nuestra práctica de trabajo en grupo y al cumplimiento que se demostró durante los años anteriores, nos consultaron sobre que haríamos nosotros, los bibliotecarios, con esta colección de mapas. Se planteó el tema en una reunión del Área y finalmente presentamos la propuesta de realizar un trabajo interdisciplinario, junto a geógrafos, archiveros, artistas plásticos e historiadores para crear una base de datos enriquecida que, al menos, sirviera de base para un discurso museológico y además para elaborar un inventario que fue el que finalmente sirvió para aceptar la donación en forma definitiva”, explica Mateo.

Si bien no se realizó ninguna actividad específica para conmemorar los 10 años de la Catalogata, se continuó trabajando con los alumnos en la corrección y ampliación de la base de datos de la colección Juri del Museo Histórico de la UNC. Además, esto se presentó como una innovación en la enseñanza de la catalogación en diferentes encuentros especializados, como el Encuentro de Catalogadores en la Biblioteca Nacional en 2009 y en 2011 y en el Encuentro de Bibliotecarios de la Provincia de Córdoba, organizado por la Asociación de Bibliotecarios de Córdoba. “Creemos que en el transcurso de estos 10 años aportamos a la donación y creación de bibliotecas, a una nueva imagen del profesional bibliotecario de perfil social y se generaron espacios de participación de los estudiantes. Esto nos lleva a creer mucho más en nuestro rol social como bibliotecarios, como miembros activos de esta sociedad, como puentes culturales entre distintos actores sociales y fundamentalmente a reafirmar nuestro compromiso docente, valorando la misión y objetivos de la Universidad Nacional de Córdoba”, concluye.

- ¿Qué balance hacen de estos 10 años de la Catalogata?

- Consideramos a la Catalogata como una actividad de integración de todas las materias del plan de estudio de la Carrera, en la que el alumno aprehende el sentido de cada una de ellas. Asimismo, sirve para la difusión de nuestra actividad y la labor que realiza el profesional bibliotecario. Se fomenta también la apertura de nuevas bibliotecas en sectores desprotegidos y se reubica material bibliográfico para una mejor y mayor utilización.

Los alumnos integran los contenidos adquiridos en materias como Administración, Automatización, Sistemas informáticos y Fuentes y servicios de información. Esto les permite ver a la carrera como un todo, lo cual les facilita la compresión de las diferentes temáticas logrando de esa forma una visión integral y global de la Bibliotecología, mediante la articulación de saberes y técnicas.

Silvia Mateo, una de las impulsoras de la Catalogata

Si bien en un principio la Catalogata se realizó en forma pública y en una sola jornada, la demanda de la sociedad nos exigió extenderla a casi todo el año académico y como una tarea curricular imprescindible para la aprobación de las materias del área.

La preparación previa al desarrollo de esta actividad, al igual que la organización de todas las actividades, la distribución de las tareas entre las personas que van a participar de este proyecto es realizada por los docentes del área Procesos Técnicos. Los alumnos que cursan Procesos Técnicos en sus tres niveles participan de esta actividad fuera de los horarios habituales de clases para no entorpecer el normal dictado de las demás asignaturas. Son los alumnos de tercer año quienes desarrollan, planifican y llevan a cabo el plan de trabajo en el que aplican todo lo aprendido durante la carrera, bajo la supervisión de los docentes del área.

Con esta actividad se pretende que nuestros alumnos adquieran más horas de práctica, el verdadero contacto con la realidad bibliotecaria, interrelacionen los contenidos de las asignaturas de la carrera, promuevan la solidaridad y la comprensión, generen conciencia sobre los recursos que necesita una biblioteca y transfieran conocimientos específicos.

Año por año
Por Silvia Mateo

2001: Medida de protesta, pero realizándola en forma positiva, en contra del recorte del 13% aplicado sobre los sueldos del personal universitario en particular y al presupuesto de las universidades nacionales en general. Se entregaron libros al Centro Vecinal Barrio Cairos y Barrio Ameghino Norte, Biblioteca Modesta de Cerezo de Villa Siburu y Biblioteca Popular Juvenilia de Patricios Oeste.

2002: Se resolvió realizarla nuevamente para demostrar que, pese a todos los recortes y aunque haya sido devuelto el salario y el presupuesto, seguimos en pie y con ganas de trabajar a favor de la cultura, promoviendo actividades que vinculen nuestra profesión con sectores urbano marginales y generando una mayor práctica de nuestros alumnos a la vez de promover la ayuda solidaria. Se proveyó de material al Centro Vecinal Barrio Kennedy y Barrio Los Plátanos, Grupo Escaramujo (Programa de Voluntariado Universitario), Centro Comunitario de Desocupados de Barrio Kennedy y a una Escuela sin nombre en Barrio IPV (Camino a Villa Posse).

2003: En la tercera edición hubo un nuevo motivo que nos llevó a reformularnos algunos objetivos: colaborar con la campaña instrumentada en nuestra Universidad para los damnificados por las inundaciones y unirnos al llamado de la Universidad Nacional del Litoral en la apuesta para la reconstrucción de las bibliotecas destruidas de la ciudad de Santa Fe y de esta manera “evitar que la cultura y la educación se ahoguen con la esperanza de los santafesinos”. Se trabajó mucho y se logró reunir una buena cantidad de material que se pudo trasladar a Santa Fe a principios del año 2005 gracias al aporte de la Facultad de Filosofía y Humanidades, por intermedio de la Secretaría de Asuntos Estudiantiles y la Secretaría de Extensión.

2004: Nuevamente se puso en marcha esta actividad, teniendo como finalidad de la donación las instituciones que solicitaron el material el año anterior y que por lo acordado en ayudar a bibliotecas destruidas de Santa Fe quedaron sin recibir las donaciones, estas fueron el Hogar de día la Casa de Don Gaspar de barrio General Bustos y el Centro Comunitario de Barrio General Mosconi (Sector Quemadero). Ese mismo año se comenzó a seleccionar material bibliográfico para entregar de la Unidad Penitenciaria Nº 2 (Penal de San Martín) a través de los estudiantes de Bibliotecología que se encuentran allí detenidos, cursando a través del Programa Universitario en la Cárcel (PUC) y como una forma de incluirlos en este proyecto.

2005/2006: Año de evaluación de la actividad y re definición de objetivos, siempre teniendo en cuenta a la Extensión como eje fundamental.

2007/2008: Con un nuevo impulso y estrenando Coordinador, Juan Pablo Gorostiaga, ya que desde el 2004 estaba en funciones de Director de la Escuela y era poco el tiempo que le podía prestar a otras actividades, se emprende la organización y puesta en funcionamiento de un fondo bibliográfico específico: la Biblioteca y Hemeroteca Científica y Popular Hospital Neuropsiquiátrico Provincial - Casa del Joven – IPAD. Se trabajó arduamente con el fin de que esta Institución cuente con una Unidad de información bien organizada capaz de prestar un servicio bibliotecario de gran nivel, informatizada y con un bibliotecario capacitado para seguir realizando esa tarea. Además se entrega una buena cantidad de material bibliográfico ala Hospital Neuropsiquiatrico Dr. Emilio Vidal Abal de la ciudad de Oliva.

2009/2011
: En el 2009 se nos solicitó organizar una colección privada específica de material bibliográfico antiguo que sería donado a la Universidad y expuesta en su Museo Histórico dada nuestra experiencia y forma de trabajo en grupo con los estudiantes, sin perder de vista el carácter voluntario y extensionista de la propuesta.

Por primera vez trabajamos con material valioso por su antigüedad y por las características físicas de cada pieza: algunos libros y un importante número de mapas, manuscritos, grabados y fotografías de los siglos XVI al XX. Como resultado del trabajo se elaboró un inventario que sirvió como base para la recepción de la donación por parte la Universidad, los textos generados se usaron para la muestra y se obtuvo un catálogo público de acceso en línea. Por primera vez incorporamos profesionales y alumnos de otras disciplinas que complementaron y dieron valor agregado a nuestro trabajo.

Catálogo en línea de la Colección Juri: http://museohistorico.biblio.unc.edu.ar

Galería de imágenes

La Catalogata en Facebook: https://www.facebook.com/grancatalogata
Contacto: grancatalogata@gmail.com 

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