Entrevista a Gabriela Pasturino | Educación superior en contextos de encierro en Uruguay

Entre los días 18 y 25 de septiembre de 2023, Gabriela Pasturino, magíster en comunicación y derechos humanos, y coordinadora de las actividades académicas que impulsa la Universidad de la República (Udelar, Uruguay) en contextos de privación de libertad, estuvo en la Facultad de Filosofía y Humanidades. Durante su visita, dio una charla abierta en Ciudad Universitaria y otra en Bouwer acerca de la experiencia de esa universidad, además de participar de un intercambio de investigaciones con parte del equipo que integra el proyecto Producción de subjetividad y acceso a derechos. Sentidos en torno al Programa Universitario en la Cárcel.

En este marco, Gabriela también compartió con Luisa Dominguez (coordinadora del Programa Universitario en la Cárcel) y Alicia Acin (ex integrante de la Comisión Mixta de Apoyo al PUC e investigadora del proyecto mencionado) una entrevista en la que cuenta la historia de las acciones de la Udelar en contextos de encierro y su funcionamiento actual.

  • ¿Podés comentarnos las acciones de educación superior en cárceles que se vienen llevando adelante en la UDELAR, desde cuándo y qué organización se han dado?

La Universidad de la República (Udelar) tiene estudiantes que se encuentran en privación de libertad desde hace muchos años. Actualmente son 160 dentro del circuito (que tienen acompañamiento) y otros 50 inscriptos fuera de las unidades que acompañamos.

Los primeros cursaron a través de salidas transitorias sin conocimiento de la institución. En 2010 se dio un primer caso de acompañamiento de la Facultad de Psicología, más adelante de la Facultad de Ingeniería y luego en 2016 comenzó la institucionalización del tema en el Área DDHH del Pro Rectorado de Extensión y Actividades en el Medio (lo que en las universidades argentinas sería la Secretaría de Extensión), con los primeros estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales.

En ese año se firmó un convenio marco de cooperación entre el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) y la Udelar, para promover actividades de investigación, enseñanza y extensión de interés para ambas partes. Esto se dio en el marco de una serie de actividades de extensión desarrolladas en la unidad 6 (Punta de Rieles) y la incipiente experiencia de cursado de carreras de grado.

En 2017, se creó la mesa de educación terciaria en cárceles, que hasta hoy se reúne mensualmente, y allí se coordinan las acciones de todas las facultades con estudiantes en privación de libertad. Se piensan los procesos de inscripción en conjunto, las actividades de orientación, la distribución de materiales, entre otros aspectos relevantes para el manejo eficiente de los recursos universitarios.

En 2018, el Pro Rectorado de Enseñanza (equivalente a la Secretaría Académica de las universidades argentinas) tomó contacto con el tema a través del desarrollo de tutorías entre pares para estudiantes de libertad de todas las carreras. Esto es, un curso mediante el que estudiantes en libertad se preparan y acompañan a sus compañeres que se encuentran en privación de libertad. Hasta la pandemia, esta fue la principal estrategia de enseñanza en cárceles y les estudiantes rendían en condición de libres.

En 2019 se creó el Equipo de trabajo con Estudiantes en Privación de Libertad, en el marco del Programa de Respaldo al Aprendizaje (Progresa) y el tema pasó de extensión al Pro Rectorado de Enseñanza. Este equipo se compone de dos asistentes que coordinan la línea, cuatro referentes territoriales y una administrativa. Desde allí se coordina con las distintas Facultades y con el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR).

En 2020, se firmó un convenio específico para la promoción de la educación superior en cárceles, que establece condiciones de estudio y trabajo, así como compromisos de ambas instituciones. Allí se creó un circuito de unidades a las que les estudiantes pueden ser trasladados en caso de querer cursar carreras universitarias, sin restricciones de ningún tipo por delitos o tiempos de pena. También se establece la existencia de centros universitarios que se han inaugurado en este circuito y que se co-gestionan entre las unidades, les estudiantes y el equipo central EPL de Progresa. Actualmente el circuito está integrado por las unidades 3 (Penal de Libertad), 4 (ex Comcar), 5 (mujeres, con un anexo en la 9 de mujeres con niñes), 6 (Punta de Rieles) y 20 (Salto). Todas en el área metropolitana, salvo la última, que está en el interior.

Gabriela Pasturino junto con integrantes del equipo del PUC y expositorxs del eje Educación y Cárcel de las II Jornadas de Derechos Humanos que se desarrollaron en la FFyH.
  • ¿De qué manera cursan sus carreras los/as estudiantes privados/as de libertad y cuál es la forma de apoyarlos/as en el estudio?

Las modalidades de cursado y el tipo de acompañamiento las dispone cada facultad. Esto genera cierta inequidad en el acceso a las carreras. En algunos casos es un cursado libre, rindiendo exámenes. En otros, hay disposición de algunas materias de manera virtual para todes les estudiantes, tanto libres como en privación de libertad. Hay casos en los que quienes cursan en privación de libertad tienen prioridad para acceder a los cupos virtuales, si es que existen.

La cursada en la modalidad virtual es posible porque la Universidad pone a disposición modem con 100gb de internet por unidad y el Plan Ceibal (un equivalente o similar a Conectar Igualdad en Argentina) y dona computadoras portátiles que son compartidas por les estudiantes. Según la unidad, tienen acceso al espacio educativo entre 4 y 7 horas diarias. Aunque en el convenio se establecen 30 como mínimo, que es nuestra aspiración.

  • ¿Cómo vienen trabajando desde la UDELAR y qué visión tienen de ese proceso? ¿Hay algún aspecto que te interesaría destacar?

Si bien la historización la desarrollé más detalladamente en la primera pregunta, creo que es destacable que es un proceso que viene institucionalizándose desde el inicio y creciendo en cantidad de carreras y estudiantes. No exento de las dificultades inherentes al trabajo en el ámbito de lo carcelario como campo y de las contradicciones propias de la universidad pública latinoamericana, con su marcado componente conservador y transformador a la vez.

Creo que lo que diferencia este programa de otros en posiciones más complejas desde el punto de vista de su desarrollo y consolidación institucional es que fue concebido desde la centralidad y en diálogo con las Facultades, que a la vez fueron desarrollando sus tareas en línea con los decanatos.

Es entonces que, en mi opinión, nuestras dificultades institucionales y financieras no difieren de las que tienen otros programas en la universidad pública. Aspectos que tratamos de resolver o sortear a través de la coordinación entre las carreras, poniendo a disposición los recursos con los que se cuenta desde el ámbito central (tutorías, transporte, materiales en papel y digitales y referencias territoriales) para el mejor desarrollo de todas las facultades en el territorio.

“La similitud de nuestros modelos universitarios hacen que miremos mucho a la tradición de educación en cárceles de las universidades nacionales argentinas y aprendamos constantemente de esos procesos”.

  • ¿Qué relaciones mantienen con el Instituto Nacional de Rehabilitación que habría surgido con la intención de profesionalizar el sistema penitenciario y otorgarle una impronta educativa?

El INR se creó en 2010, aunque la incorporación de todas las unidades a su órbita culminó recién en el año 2015. Nosotres llegamos al trabajo en común con ese proceso ya finalizado, aunque muy incipiente.

En ambos gobiernos que transcurrieron desde entonces (el último del Frente Amplio y el actual, en manos de una coalición con amplio arco de centro derecha a ultra derecha), la Universidad ha sido bien recibida en general por la institución. Incluso logrando este convenio específico tan relevante, durante el gobierno actual.

La negociación para la ampliación de los márgenes de acción es continua y tiene muchos vaivenes, que dependen, en gran medida, de las personas que se encuentran al frente de las unidades y de los espacios educativos.

A nivel macro, coordinamos en una comisión de seguimiento del convenio, que se reúne mensualmente y aborda los temas de interés para ambas instituciones en materia de enseñanza. Allí participamos las dos coordinadoras de la línea de trabajo, referentes del Programa de Educación y Cultura y la Subdirección Técnica del INR. Generalmente tenemos muy buena recepción a los planteos aunque cueste hacer carne de ese proceso en el territorio.

A nivel territorial, nuestros referentes (docentes de ingreso) coordinan con los gestores educativos de cada unidad. Asimismo, cada coordinadora se divide la referencia de esas unidades, para intervenir con las direcciones de cada una o con los gestores, en caso de ser necesario.

Nuestro trabajo en cárceles no sería posible si no tuviéramos otros interlocutores relevantes, con quienes tratamos de establecer un vínculo interinstitucional fluido, como la Administración Nacional de Educación Pública (encargada del resto de los niveles educativos), el Ministerio de Educación y Cultura y su Plan Nacional de Educación en Cárceles, la oficina del Comisionado Parlamentario Penitenciario (que funciona como ombudsman para las cárceles de adultes), el Plan Ceibal, la organización social Familias Presentes (una experiencia reciente de organización de familiares de personas privadas de libertad), entre otras organizaciones, instituciones y personas.

  • ¿Qué tipo de articulaciones con los países de la región vienen desarrollando desde la UDELAR?

Comenzamos un proceso de cooperación internacional en el año 2019, cuando decidimos que la Universidad de la República organizara el III Encuentro Internacional de Tesistas e Investigadores sobre cárceles y acceso a derechos educativos. Allí nos vinculamos con la Universidad Federal Fluminense (Brasil), la Universidad Nacional del Centro (Argentina) y la Universidad de Playa Ancha (Chile). Este año nos incorporamos como invitadas a la Red UNECE, que funciona en el marco del CIN, en tanto somos la única Universidad del país que tiene estudiantes en privación de libertad y no tenemos interlocutores locales.

La similitud de nuestros modelos universitarios, principios y modos organizativos hacen que miremos mucho a la tradición de educación en cárceles de las universidades nacionales argentinas y aprendamos constantemente de esos procesos. Incluso la intención de conformar circuitos y centros universitarios fue tomada de ese diálogo.

Fuera de la región, comenzamos un proceso de trabajo con la Universidad de Cambridge, en el año 2017, cuando allí tenían un programa llamado Learning Together, que fue discontinuado por las autoridades de la Universidad en los últimos años. De todos modos, continuamos el vínculo con Inglaterra a través de la Prison Radio Association, con quienes intercambiamos y acompañamos experiencias de radio en prisión.