La historia social en el presente

Investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia en México, Gerardo Necoechea Gracia estuvo en la FFyH dictando un curso en el Doctorado en Historia. En ese marco, conversó con Laura Ortiz, historiadora y Subsecretaria de Posgrado,  sobre los significados de esta vertiente histórica y fundamentalmente los aportes y usos que tiene para comprender este tiempo tan complejo.

Durante el mes de agosto, el profesor Dr. Gerardo Necoechea Gracia, investigador de la Dirección de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia en México, participó del doctorado en Historia de la Facultad de Filosofía y Humanidades con el curso “Ejercicios de historia social”. Aquí compartimos el diálogo con la profesora Laura Ortiz en el interín de una de sus clases, donde explica qué es la historia social y qué usos tiene en nuestro presente tan complejo.

  • ¿Por qué un seminario de historia social?

Creo que la pregunta puede responderse de dos maneras distintas. Por un lado, prestando atención a los estudiantes a quienes va dirigido; por el otro lado, atendiendo a la importancia que puede tener la historia social en este momento para un público más amplio.

En cuanto a la primera cuestión, me parece hay que iniciar señalando que la historia social es una de las tres vertientes que constituyen la investigación histórica, siendo las otras dos la historia económica y la historia política. Esta última es probablemente la que los historiadores practican con mayor frecuencia; la historia económica, en cambio, requiere un conocimiento especializado y es, por esa razón, menos frecuente. La historia social por su parte pretende ocuparse de aquello que la gente hace cuando no está en los espacios políticos o económicos. La vieja historia social, de hecho, caminaba en la frontera con la crónica de antiguallas y despreocupadamente se adentraba en ese territorio. Por la sencilla razón de que las elites han dejado fuentes de fácil acceso que refieren estos otros aspectos de la vida en el pasado, a veces podríamos pensar que estamos leyendo la crónica de sociales proyectada hacia atrás en el tiempo.

«La noción de que nosotros hacemos nuestra historia y por tanto, podemos cambiarla, es el principio clave que la historia social aporta a nuestra comprensión y habilidad para vivir el presente».

Por esa razón, en la segunda mitad del siglo XX, los historiadores bautizaron de nueva historia social a lo que estaban haciendo. Una primera característica fue que sus preocupaciones se habían movido de la elite al pueblo llano, al campesinado, a los obreros; y para poder perseguir estas preocupaciones requirieron de buscar y experimentar con fuentes distintas: archivos policiales, historia oral, fotografía, por mencionar solo algunas. Una tercera característica fue una ampliación de temas a investigar, llevando siempre la mirada hacia la acción de amplios colectivos sociales.

  • ¿En qué se diferencia, entonces, la historia social respecto de otro tipo de propuestas de interpelación del pasado?

En mi opinión, la característica central de la historia social tiene que ver con la explicación. ¿Dónde localiza la historia social la explicación de las acciones en el pasado? La historia política recurre a las instituciones y a la acción individual, mientras que la historia económica privilegia la estructura de la producción, la tecnología y la ciencia. Ambas postulan explicaciones en virtud de una teleología, el movimiento en el tiempo hacia la modernización, y es difícil pensar ese tipo de historia sin recurrir a la idea de que avanzamos hacia la democracia, la libertad y el progreso. Hoy día, la duda frente a la historia y la obsesión con la memoria y el presente tienen mucho que ver con el desencanto de la modernización.

La historia social, sin dejar a un lado la política y la economía, sitúa las explicaciones en el ámbito de las relaciones sociales. Las relaciones sociales no tienen por qué sujetarse a una evolución hacia un punto fijo en el futuro. Las pensamos no en términos de armonía y evolución continua sino en términos de conflicto y ruptura. Las pensamos no en términos de estructura e instituciones que operan por encima, distantes y ajenas de la sociedad, sino con relación a las desigualdades y las solidaridades que constituyen colectivos y brindan opciones de acción, de manera que constituyen las experiencias que a su vez generan y transforman expectativas. El principio metodológico de la investigación reside en la convergencia de cultura, todo aquello que heredamos del pasado acerca de cómo vivir en sociedad, es decir, la arena de acción donde utilizamos las herramientas de la cultura.

  • ¿Para qué sirve la historia social en nuestro presente complejo?

En cuanto a esta cuestión me parece importante tener en mente la meta de lograr una difusión de la historia social que rebase el acotado circuito de especialistas académicos. La historia que conocemos a través de la escuela sitúa los eventos alejados no solo de nuestro presente sino, incluso, de aquellos que los vivieron, en tanto las esferas políticas y económicas son espacios de acción que pertenecen a una minoría. La historia social, en cambio, sitúa los eventos en el seno de las relaciones sociales en que están inmersas las personas, los colectivos de hombres y mujeres que las forjan en su diario vivir. Así, si son nuestras acciones cotidianas las que construyen las relaciones sociales y los procesos históricos, entonces, de igual manera, nuestras acciones cotidianas pueden transformar y forjar nuevas relaciones. En ese sentido, el presente adquiere un carácter contingente y no absoluto e inevitable. Lo que es resultó de acciones, decisiones, relaciones específicas que siempre pudieron haber sido de otra forma. Y esas decisiones y acciones ocurrieron en situaciones específicas marcadas por desigualdades en la distribución de la riqueza social y por opresiones derivadas de una cultura hegemónica que castiga la diversidad. Es decir, son acciones que hay que comprender en los ejes de conflicto y solidaridad que conforman nuestras relaciones sociales. La noción de que nosotros hacemos nuestra historia y por tanto, podemos cambiarla, es el principio clave que la historia social aporta a nuestra comprensión y habilidad para vivir el presente.

Fotos: Camilo Ratti

Para leer más sobre este tema y consultar algunas producciones de este profesor, podés revisar:

Santa Bárbara rebelde: Historia oral de la insurgencia obrera en un pueblo minero, 1970-1990, Ciudad de México, INAH, 2023, libro electrónico. Disponible en: https://estudioshistoricos.inah.gob.mx/?p=9831

La izquierda en movimiento: Clase trabajadora y luchas populares en América Latina (siglos XX y XXI), coord. Por Viviana Bravo Vargas y Mariana Mastrangelo, Buenos Aires, CLACSO, 2022, libro electrónico. Disponible en: https://biblioteca-repositorio.clacso.edu.ar/bitstream/CLACSO/169755/1/La-izquierda-en-movimiento.pdf

“Interrogar la experiencia en la historia oral.” Cátedra, No. 13 (Universidad de Panamá), 2016. Disponible en: https://fachumanidades.up.ac.pa/sites/fachumanidades/files/revista13/GERARDO%20NECOECHEA%20(MEXICO).pdf