La violencia de género existe, se padece, se instala, se naturaliza y hasta se reproduce en los medios de comunicación, dentro de los contenidos de programas de máxima audiencia. Los especialistas Marcela Carignano y David Pinilla Muñoz analizan en este artículo algunos elementos de este crudo fenómeno y se suman, con esperanza, a que el llamado a Ni una menos, en la marcha del próximo 3 de junio, sea también “la gesta de una conmoción generalizada que conserve con vida a muchas más”.
Horario nocturno de máxima audiencia en la televisión. La escena muestra a cuatro personas: a Marcelo Tinelli, presentador blanco, manifiestamente heterosexual, exitoso y muy viril. A su lado el entrevistado, Ali Kemal, actor turco, seductor y acompañado por Macarena Rinaldi, bailarina joven, de cuerpo exuberante y melena rubia, que no habla, sólo sonríe. Al final de la fila, casi retirada de la toma, una traductora vestida normativamente como un hombre.
Realizando una primera exploración sobre la situación, se encuentran diversas interacciones que allí se establecen y que estarían dando cuenta de maneras particulares de ejercer el poder, por ejemplo: Marcelo Tinelli establece con su homólogo masculino un intercambio amistoso de confidencias sobre fútbol y mujeres, pero también establece una relación asimétrica al mofarse de su idioma, de su forma de hablar y de esos fonemas que le resultan completamente extraños a sus oídos. El entrevistado sonríe como gesto de carisma pero a la vez de incomodidad, realiza frases cortas y mira a la traductora esperando su palabra, el conductor resalta el lugar “útil e indispensable” de “la traductora”, sin embargo no aparta la vista del entrevistado y cuando lo hace es para interpelarla “¿te acordás de todo lo que está diciendo?” La traductora dice sí, sonríe y baja la cabeza. Instantes después Macarena Rinaldi que había estado callada durante toda la entrevista, utilizando el idioma del entrevistado y en lo que se podría pensar como un posible “acto de insubordinación” (aunque claramente es una forma de sumarse al juego pautado) traduce algunas de las palabras que el entrevistado dice (en medio de las risas de los presentes en el piso), el entrevistador responde increpándola “¿ahora vos también sabés turco?” La bailarina ríe, y calla.
Virginia Woolf planteaba en sus primeras hojas de “Una habitación propia” la imagen de un “yo” que se echa a andar por los senderos de un campus universitario, dice: “De repente la figura de un hombre se irguió para interceptar mi camino. Al principio ni me di cuenta de que las gesticulaciones de un objeto, de aspecto curioso, metido en un abrigo recortado y en una camisa de etiqueta, se dirigían a mí. Su cara expresaba horror e indignación. El instinto más que la razón vino a mi ayuda; él era un bedel; yo era una mujer. Estaba en el césped, allí estaba el sendero. Sólo se les permite el paso por aquí a Profesores y Estudiantes; mi lugar estaba en el sendero”. Este párrafo le sirvió a Teresa De Lauretis para comenzar su reflexión sobre como un sujeto llega a saberse mujer, qué experiencia es la que atraviesa y para reflexionar sobre qué es en definitiva “la experiencia”. Desde este marco es que interesa preguntarse cuando hablamos del lugar de la mujer en los medios, ¿qué anudaciones de sentido producen los medios que de alguna manera son puestos a jugar en los modos de traducir y percibir nuestras experiencias? ¿Cuáles son las representaciones legitimadas de lo femenino? Y ¿Cuáles son las representaciones ligadas a lo masculino? ¿Y porqué todo debe medirse en términos de femenino y masculino asociado sólo a un determinado cuerpo sexuado?
Las mujeres figuran en esta escena como un atrezzo, un decorado. ¿Podrían estos hombres ser esos hombres sin estas mujeres? ¿Qué necesidad tienen los hombres de rodearse constantemente en su imagen pública de mujeres voluptuosas y/o brillantes para ser hombres?
Ahora bien, las mujeres que aparecen en escena también responden a un estereotipo: son blancas y hacen muestra de sus dotes intelectuales o físicos (casi nunca puestos en un mismo cuerpo) no hay allí tampoco una imagen de lo precario, ni de la falta, sino más bien del poder de ser un marco, un contorno, del cual sin él nada se podría decir, el entrevistador dejaría de ser tan seductor y el conductor no podría establecer una comunicación efectiva con el entrevistado.
Los medios de comunicación son una herramienta utilísima al servicio de la construcción de mitos, símbolos, ideologías y estereotipos sociales y sexuales. Los arquetipos de género etiquetados como “lo femenino” y “lo masculino” que crean y difunden no son la realidad, sino el efecto de una mediación sobre esa realidad y de la exhibición (también de la ocultación). De manera continuada asistimos a la construcción mediática y naturalizada de universos masculinos y femeninos ostensiblemente segregados y asimétricos, bajo un esencialismo falaz y funcionales al sistema patriarcal. Uno ejemplo de ello, en lo que vemos en el programa del presentador de máxima audiencia de canal 13. ¿Es un caso aislado, o es una representación habitual de lo que entendemos es lo esperado y deseable en un varón? Representaría más bien la masculinidad hegemónica, un modelo dado dentro de las relaciones de género, es decir una posición siempre disputable. La masculinidad hegemónica “encarnada” es la respuesta habitualmente apropiada y aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado, la que garantiza la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres.
Estas representaciones mediáticas guardan relación con la violencia que de forma mayoritaria y estructural se dirige a las mujeres (Femicidio) en la sociedad actual argentina, así como las dirigidas a hombres con identidades no heterosexuales y también en la violencia que se dirimen entre “verdaderos” hombres, para intentar ajustarse lo más posible a un fantasma llamado virilidad, que como decía Bourdieu: era el principio de una gran vulnerabilidad.
Es quizás en esa vulnerabilidad (entendiendo que no es homogénea y afecta desigualmente en función de diferentes variables: cuerpo sexuado, clase, edad, etnia, etc.) que sea necesario encontrar la grieta de la resistencia. Los mensajes televisivos son apropiados, transformados y convertidos, no permanecen en igual sentido. Es cierto que quizás, no con la fuerza de los medios de comunicación pero sí entre susurros, gritos, silencios, gestos y rostros como voces que hacen de ellos otra cosa. Los sujetos también en nuestras experiencias vamos produciendo nuevos sentidos, girando y contorsionando.
Audre Lorde afirma que las herramientas del amo nunca desmantelan la casa del amo e insta a las mujeres a hacer usos de sus diferencias para encontrar allí la potencialidad que favorezca la creación de una novedad, esa es una afirmación que hoy en día parece no perder vigencia que implica desandar, complejizar miradas dicotómicas y entender que estamos siempre en transformación. Es necesario explorar las tensiones, revisar hasta donde las palabras pueden decir (nos), qué otras imágenes son posibles de ser construidas en esta grieta enorme, en este sinsentido que nos dejan las muertes de las 277 compañeras durante el 2014 y a las que suman los femicidos ya ocurridos durante este año, preguntar y repreguntar hasta el hartazgo. La puesta en conocimiento de cada historia revela particularidades y también algunas regularidades que puestas a jugar, dan cuenta de una singular combinatoria donde el resultado es más que una mujer muerta, es la reafirmación de la mujer como objeto, es la confirmación de un hombre como asesino. Es la resultante de un espiral de violencia que como grito silencioso se pierde frente a la vista de todxs nosotrxs, la reactualización constante de los dolores y enojos dados por este tipo de fenómenos que se suceden en la circularidad más espantosa, en la que sólo es reina la compulsión por dominar.
Este 3 de junio de 2015 quizás seamos multitudes en las calles, hombres, mujeres, lesbianas, homosexuales, transexuales, transgéneros, etc. Quizás el llamado a Ni una menos sea la gesta de una conmoción generalizada que conserve con vida a muchas más. El encuentro, considerándonos todxs tan diferentes y por eso tan iguales. Podría ser el espacio de cese de la abúlica homogeneidad de la repetición y el sinsentido que ocasionan la violencia y la muerte. El encuentro de las multitudes que no se corresponden con ningún estereotipo y que van más allá de lo imaginable, de lo esperable, un encuentro como lugar habilitado para la sorpresa. El encuentro como espacio de la interseccionalidad, del roce y disputa de las personas de distinto color, sector social, con distintos intereses, pero también del estar atravesadxs por un preocupación común, porque, a fin de cuentas, no se trata nada más ni nada menos que de una condición humana que nos concierne a todxs y a cada unx desde su singularidad.
Por Marcela Carignano (Licenciada en Ciencias de la Educación)
David Pinilla Muñoz (Magíster en Relaciones de Género)
Bibliografía:
- Woolf, Virginia (2008) Una Habitación Propia. Edit. Seix Barral, Barcelona, Sexta Reimpresión.
- Lorde, Audre (s/d) Las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo en Escrituras Pioneras de lo Queer Selección de textos de Yuderkys Espinosa Miñoso. Edit. En la Frontera. Disponible en Internet: http://www.glefas.org/glefas/files/biblio/escrituras_pioneras_de_lo_queer_cuadernillo.pdf Visto por última vez 20 de mayo de 2015.
- De Lauretis, Teresa (1984) Semiótica y Experiencia en Alicia, ya no. Feminismo, Semiótica y Cine. Ed. Cátedra, Madrid.
- Preciado, Beatriz (2003) Multitudes Queer. Notas para una política de los anormales en Revista Multitudes N°12, París.
#NiUnaMenosAnte la creciente cantidad de femicidios ocurridos en el país, la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, a través de su Consejo Directivo, aprobó la adhesión a la convocatoria nacional para marchar el próximo miércoles 3 de junio, en distintos puntos del país, bajo el lema ¡Basta de femicidios! #NiUnaMenos. En Córdoba Capital, un grupo de personas organizó la convocatoria y llama a una concentración que se realizará ese mismo día, a las 17 horas, en la esquina de Colón y General Paz. El reclamo ha sumado el apoyo de distintas instituciones y organizaciones sociales, culturales y políticas. Los principales reclamos son la inmediata implementación, con presupuesto acorde, de la ley 26.485, de Protección Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, que obliga al Estado a poner en marcha un Plan Nacional de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres. Ver nota completa: http://bit.ly/1S77oVq Imagen La obra que acompaña esta adhesión pertenece al artista plástico y diseñador gráfico Manuel Coll, quien se desempeña en el Área de Comunicación Institucional de la FFyH, y se suma a la convocatoria de artistas e ilustradores que se realiza en Facebook. |
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