En el marco del Paro Internacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales e identidades no binaries del 8 de marzo, la Escuela de Filosofía realizó un acto en el que incorporó imágenes de pensadoras en las paredes de su edificio y homenajeó a Luly Horenstein y Elma Kohlmeyer, quienes dejaron su impronta en la institución. Además de lo simbólico, el objetivo es incluir la obra y las luchas de filósofas a los contenidos académicos de la carrera.
Con el acompañamiento de las autoridades de la Facultad, la Escuela de Filosofía llevó a cabo un acto de visibilización de pensadoras mujeres, que “si bien tuvieron una fuerte impronta en los debates de su época, han sido menos leídas, recordadas e incorporadas al canon de la filosofía de lo que nos gusta suponer”, dijo Paula Hunziker, Directora de la institución, al momento de argumentar porqué incorporaban en las paredes del edificio las imágenes de Simone de Beauvoir, Ruth Barcan Markus, Hannah Arendt, Simone Weil, Adriana Cavarero, la propia Hipatia, Elizabeth Anscombe, Gayatri Spivak, Sara Ahmed.
“Por supuesto, no se trata simplemente de un acto de visibilización. Nuestra apuesta es que esto sea también una inspiración, una sugerencia, una invitación a sumar sus voces a los programas de nuestra Carreras de licenciatura y profesorado en Filosofía. Voces singulares en sus campos específicos de saber filosófico, pero también voces interpeladas y traídas al presente por esta marca tan interesante de los feminismos en las calles y en las academias. Una marea que, sin dudas, ha conmocionado nuestros modos de percibir y percibirnos como filosofes en nuestra Escuela, pero que también hizo audible toda una conversación iniciada por las viejas “aguafiestas” feministas, las que han planteado y siguen planteando que es necesario interrogar los motivos institucionales, políticos, etc, por los que las vidas de estas mujeres fueron excepcionales o excepciones”.
Citando a Natalia Lorio y la “voluntad de emancipación” que promovía Beauvoir, Hunziker destacó que el objetivo de esta visibilización es señalar “sin romanticismos las vías de injusticias diversas que aún nos habitan y que seguramente reproducimos; haciendo visibles esas injusticias de diferente índole para poder repararlas, sea a nivel institucional, curricular, interpersonal, existencial”.
En otro pasaje del acto, la directora sostuvo que “también se trata de traer a escena y de interrogar a estas mujeres con las preguntas que los feminismos y otros activismos han traído: ahí la tenemos a Sara Ahmed, o a Judith Butler, o a Spivak, todas siendo interpeladas, pero también interpelando a Arendt, a Weil, a la propia Beauvoir. Un diálogo en el que la propia cuestión de “lo femenino” se desnaturaliza completamente, para hacer de estas filosofas unas compañeras en el feminismo como práctica de libertad, pero también planteando sus límites: coloniales, esencialistas, idealizados, etc”.
La actividad tuvo un apartado dedicado a Luly Horenstein y Elma Kohlmeyer, “a quienes podemos en mayor o menor medida reclamar como nuestras, en un sentido bien concreto. Desde el lugar que nos toca, rendimos un mínimo homenaje a su trayectoria en esta Escuela, a su central lugar en la democratización de los saberes y las instituciones en la posdictadura, anuestra formación. Por todo eso, a esas ‘madres fundadoras’, gracias”, dijo Hunziker.
También agradeció especialmente a Patricia Morey, “por estar hoy con nosotras acompañándonos, así como por su trabajo constante y pionero por hacer un lugar a los estudios de género en nuestra Escuela y nuestra Facultad y por erradicar distintas violencias e injusticias de género de los ámbitos académicos”. Emocionada por este acto de reivindicación, Morey compartió cómo había sido la historia de la Escuela, el carácter patriarcal que tuvo la dictadura genocida y la importancia de las mujeres en la recuperación democrática.
Sumándose a las múltiples actividades y propuestas para este 8 de marzo, convocó a “abrir las puertas: ir a las universidades y a las calles, con el tiempo del paso, sobre el suelo de todes», recordando a la activista y teórica feminista Francesca Gargallo, fallecida el 3 de marzo:
Ahorro peso sobre peso y una primera mañana
giro la manija, cierro despacio la puerta y me voy con el tiempo del paso
sobre el suelo de todas.