Libros abrazados

Trabajar diez años entre los libros que atesora la Biblioteca Internacional de la Juventud de Munich, convierten Evelin Höhne en una mujer de una inusual sensibilidad lectora. La especialista alemana en literatura infantil habló sobre el valor de su experiencia, mediante un diálogo abierto que mantuvo con la escritora María Teresa Andruetto, el 30 de agosto en la Biblioteca Central de la FFyH. Galería de imágenes

Organizado por el Fondo Malicha Cresta de Leguizamón, la actividad se desarrolló con motivo de celebrar la generosidad de Evelin, al donar una serie de títulos de literatura infanto juvenil, recibidos durante su desempeño como responsable de la Sección Ibérica e Iberoamericana de la Biblioteca alemana Internationale Jugendbibliothek. “Para mí es un regalo hacer esta donación. Es como recapitular un espacio de trabajo al que le dediqué diez años de mi vida”, explicó la invitada. “Además, nunca he sido una coleccionista de nada. Los libros deben circular y ser leídos por todos”.

Al comienzo de la charla, María Teresa Andruetto presentó a su colega como una de las mujeres más formadas y conocedoras de literatura infantil de hispanoamérica. De manera sobria y sin mayores preámbulos, Evelin Höhne contó que esto se debía un poco a su propia historia de vida. Ella nació en Alemania, pero toda su primaria y parte de su secundaria la cursó en el pueblo Las garcitas, de la provincia del Chaco. Más tarde tuvo la oportunidad de vivir en España y finalmente, buscando trabajo en Alemania, llegó a la Biblioteca Internacional de la Juventud.

Dada su gran avidez como lectora, casi de manera natural, allí se dedicó a leer y a difundir la producción iberoamericana de LIJ, tanto de títulos escritos en español como en portugués, promoviendo así la obra literaria de diferentes autores de América Latina.

Un símbolo de paz

“Hablar siempre del primer amor nunca cansa” expresó la especialista, sin escatimar detalles sobre los orígenes de la biblioteca de literatura infantil y juvenil más importante del mundo. La institución fue creada por Jella Lepman, después de la segunda Guerra Mundial. “Una mujer admirable, con la capacidad de lograr todo lo que se proponía” precisó Evelin Höhne.

Y ciertamente fue así.

Los efectos de la Segunda Guerra Mundial habían sido devastadores. De familia judía, viuda y con dos hijos pequeños, en 1946 la periodista alemana Jella Lepman llevó a cabo una exposición-biblioteca de libros infantiles con la que recorrió con éxito varias ciudades germanas. La iniciativa consistía en llevar a los niños alemanes libros de distintas regiones del mundo de modo que, al entrar en contacto con historias o chicos de distintos lugares, los niños y jóvenes pudieran concebir un futuro mejor y en paz entre todos.

La idea prendió con fuerza en el ámbito cultural y en 1948 Lepman logró fundar la prestigiosa Internationale Jugendbibliothek München. (IJB). Su objetivo: promover la convivencia y comprensión internacional entre hombres y pueblos, a través de la difusión de los mejores libros infantiles. Actualmente, la Biblioteca cuenta con una colección de 560.000 libros, en más de 130 idiomas. Pero no sólo reúne un exquisito y frondoso fondo editorial, el lugar se ha convertido en un punto de encuentro ineludible y hasta simbólico para lectores y autores de la cultura universal.
Evelin Höhne narró que hoy la Biblioteca se encuentra ubicada dentro de un imponente castillo, al oeste de Múnich, “rodeado de árboles y un lago, con una vista maravillosa”. Esta meca del libro infantil, cuenta con salas y secciones dispuestas en distintos idiomas, concebidas para favorecer la difusión de la obra de distintos autores, así como la promoción de la actividad editorial de manera cosmopolita.

Desde allí también se impulsan las Ferias de Libros y se otorga anualmente el reconocimiento White Ravens. Una distinción literaria dirigido a escritores y libros que se destacan por su calidad estética, sus valores humanos y sus temáticas universales. Llegar a integrar sus listados significa un altísimo honor tanto para editores, como para escritores e ilustradores de cualquier región del mundo.

Una becaria argentina

Haber mantenido la charla con María Teresa Andruetto tampoco fue una elección casual. La escritora cordobesa, además de haber obtenido en el 2012 el premio Hans Christian Andersen, conoció personalmente a Evelin Höhne en 1993, cuando tuvo la posibilidad de ser becaria de Biblioteca Internacional de la Juventud de Munich. “Lo que hice durante casi todo el tiempo que estuve como becaria allí, fue básicamente leer” recordó con cierto privilegio Anduetto. Más tarde, en 1998, su libro Stefano quedó seleccionado dentro de la lista de White Ravens y, con ello, su obra fue traducida al alemán. Ambas mujeres precisaron además, que autores argentinos como Perla Suez, Paula Bombara, Laura Devetach, Graciela Montes, Liliana Bodoc o Isol, entre otros, también figuran dentro de esas destacadas listas.

Leer y leer mucho

“Uno debe leer y leer mucho” sugirió Evelin durante la charla. “Si un libro es bueno, se lo reconoce en sus dos o tres primeros párrafos”. Cuando se le preguntó qué autores o títulos había leído durante su infancia, mencionó al escritor Horacio Quiroga, a los cuentos clásicos de los hermanos Grimm, los de Hans Christian Andersen y recordó de manera especial el libro Heidi, de la escritora suiza Johanna Spyri.  “Yo soy lectora porque mis padres leían mucho”, dijo. “Además, tuve excelentes maestras durante toda mi formación en el Chaco”.

Su formación humanista la han convertido, a su vez, en una auténtica defensora del medio ambiente. Evelin Höhne tiene 66 años y desde hace más de una década ha decidido vivir en Córdoba, en una pequeña localidad de Traslasierra. “Yo pienso que la literatura infantil argentina es una literatura más bien urbana, le falta la literatura del interior, la vida del campo, del pueblo, en y con la naturaleza”, señaló. “Siento que se debe prestar mayor atención a los textos del folclore argentino que describen esa realidad".

Hacia el final, tomó la palabra Suny Gomez, quien le agradeció públicamente haber donado algunos de sus libros para el Fondo Malicha. “Una biblioteca es la memoria de una sociedad” dijo. “Los libros son una manera de tender puentes y  tomar conciencia de que en todos los lugares hay lectores”, añadió. “Así que los títulos que hoy deja Evelin en esta Biblioteca universitaria quedarán abrazados por todos nosotros”. 

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