“La universidad tiene que ser masiva y de calidad, si no no sirve al pueblo”

charla-rinesi-01En el marco de la charla “Democracia, Igualdad y Justicia. Las Universidades en América Latina”, Eduardo Rinesi, Diego Tatián y Lautaro Cantarero coincidieron en advertir que la amenaza real a la autonomía universitaria “son las corporaciones económicas y su penetración en los modos de organización y funcionamiento de las universidades”. Resaltaron la necesidad de que sea el Estado el que garantice el derecho a la universidad, “porque los derechos son universales o no son derechos, son prerrogativas o privilegios”.

“Garantizar el derecho a la universidad como un derecho humano universal”, “pensar una universidad fuera de la lógica capitalista en cuanto organización, funcionamiento y relaciones sociales”, “necesitamos intelectuales comprometidos con las mayorías populares”, fueron algunas de las principales ideas y propuestas que el ex Rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento, Eduardo Rinesi, el Decano de la FFyH, Diego Tatián, y el ex presidente del Centro de Estudiantes de esta Facultad, Lautaro Cantarero, propusieron al público que colmó el auditorio Hugo Chávez del Pabellón Venezuela para participar de la charla “Democracia, Igualdad y Justicia. Las Universidades en América Latina”.

En el marco de un gobierno nacional que ya dijo que “las universidades no son para todos, si no solo para los `mejores´”, que castigó públicamente eso de “andar creando universidades por todos lados”, (en referencia a las varias que fundó el kirchnerismo en el conurbano bonaerense) y cuyo guión para su acción y discurso público descansa en la “Meritocracia” como filosofía política para justificar las desigualdades económicas y sociales inherentes al sistema capitalista, el debate sobre el rol que deben jugar las universidades públicas en el actual contexto político es, como mínimo, indispensable. Preguntarse cómo las universidades deben vincularse con el Estado que las financia, con las corporaciones económicas que penetran sus estructuras para exprimir sus recursos humanos, conocimientos y desarrollo tecnológico y científico, y cómo y para qué deben relacionarse con el resto de las organizaciones que interactúan en una sociedad que es en definitiva quien las financia con sus impuestos, abrió paso a una reflexión que interroga el propio rol de universitarios, de la autonomía tan declamada y  de los “climas de época” que tanto o no impregnan sus aulas, hábitos y costumbres.

charla-rinesi-11Más cómodo desde el lugar de intelectual militante que de “ex Rector” o “académico”, Rinesi tomó algunos conceptos de quienes lo precedieron en la palabra y puso énfasis en resaltar que “hoy en la Argentina tenemos algo impensado hace 15 o 20 años, que está escrito en una ley de la Nación, y que es que la universidad es un derecho. Es rarísimo, y creo que todavía no terminamos de asimilarlo, porque forma parte de la idea de democracia en la Argentina y América Latina que empezamos a vivir a principios de este siglo. En nuestro caso, con la llegada de Néstor Kirchner los argentinos empezamos a hablar de `democratización´ más que de democracia. Es decir, no la democracia como orden, rutina o espasmo, como venía siendo desde los 60, sino como un proceso de ampliación, de universalización y profundización. La democracia como acción, como un proceso”.

charla-rinesi-05Sin dejar de reconocer estos avances, pero invitando a los presentes a profundizar el debate, Rinesi aclaró que “el derecho a la universidad no puede reducirse solamente a la posibilidad del ingreso, o a no pagar para estudiar. Es el derecho a aprender y que los docentes enseñen para que los estudiantes avancen en sus carreras y puedan recibirse en plazos razonables. De nada sirve que entren cien y se reciban tres. Porque no hay que elegir entre una universidad de excelencia y una universidad masiva. Ese es el discurso de la derecha. La universidad tiene que ser masiva y de calidad si no, no sirve. No hay universidad buena, de calidad, si no es para todos, por eso es mentira que hay una contradicción entre calidad y cantidad”.

Antes que Rinesi fue Tatián el que se preguntó en voz alta sobre los desafíos que acechan a la universidad en tiempos de neoliberalismo explícito: “¿Frente a qué amenaza está la universidad? Hay hoy una cosa que yo llamo progresismo reaccionario y tecnocrático, ésta es la verdadera amenaza, que impide que nada nuevo crezca, una lógica de colonización del tiempo y los objetos, una ideología que sustenta al discurso competente, liquida memorias y bloquea la imaginación crítica”.

Apelando a conceptos de la filósofa brasileña Marialena Chaui, Tatián planteó que “la disputa fundamental no es entre humanistas y tecnócratas, ni entre científicos sociales y científicos naturales, ni entre una noción práctica del saber y una noción especulativa, sino entre quienes juzgan a la universidad como una organización administrada empresarialmente cuyo horizonte único es el mercado, y quienes juzgan en cambio que la universidad es una institución social que busca el conocimiento, la reflexión, la crítica y la formación, y la conciben como una práctica democrática de los derechos y no como una entidad prestadora de servicios. Frente a esto estamos”.

charla-rinesi-06Cantarero había sido el encargado de introducir el debate al comienzo, y fue en su calidad de militante estudiantil que afirmó que “todos tenemos un derecho inalienable a la educación pública de calidad (inicial, media y superior) y que nuestro Estado Nacional debe garantizar el desarrollo de la vida para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino; eso constituye al pueblo como sujeto de derecho”. Y parafraseando a Alejandro Auat y a Cristina Fernández de Kirchner, dijo: “el Estado, una de nuestras más preciadas herramientas de emancipación, no es una injerencia externa, sino el artífice y posibilitador del sistema educativo en su conjunto, integralmente concebido. Y si, como bien lo ha expresado en el acto por el festejo de los 400 años de la UNC la ex presidenta de la República, “ser universitario, más que un privilegio, es un deber de compromiso con el pueblo”, esto quiere decir que no hace falta leer a Levinas para comprender que la patria es el otro concreto, en la realidad circunstanciada de sus condiciones materiales y subjetivas, no abstraído en la idealización como un otro generalizado”.

Rinesi recuperó lo de Cantarero para proponer un concepto de libertad diferente a la clásica que postula -como dogma sagrado- la tradición liberal: “defiendo la libertad no individual sino la libertad colectiva del pueblo. Hay una idea republicana de la libertad que parte de entender que ningún individuo puede ser libre en una comunidad que no lo es. Y esta idea tiene un interés diferente a la de los liberales porque entiende que no necesariamente el Estado está del lado de las cosas malas de la vida y de la historia. Que la libertad la puede realizar un pueblo a través del Estado, gracias a él y no a expensa de o en combate contra el Estado”.

charla-rinesi-02Además de reclamar la producción de una nueva teoría del Estado, “más compleja, que pueda explicar y dar cuenta tanto de las cosas malas como buenas del Estado”, el ex rector bonaerense fue clarísimo en tiempos en que los derechos conquistados se desvanecen o agonizan ante cada decisión gubernamental: “el derecho lo expresa quien de hecho no lo tiene, el que no lo puede ejercer. Es una palabra que se instala entre el ser y el deber ser. Y en eso el kirchnerismo hizo un aporte, porque planteó la ampliación y universalización de los derechos, porque los derechos son universales o no son derechos, son prerrogativas o privilegios”.

¿Autonomía de quién, para qué?

A dos años de cumplirse el centenario de la Reforma Universitaria de 1918, que sacudió a la educación superior de Argentina y América Latina toda, el tema de la autonomía universitaria está siempre en tensión, y Rinesi no esquivó la discusión: “la autonomía está amenazada por las corporaciones económicas, no por el Estado. No es el Estado el que amenaza la autonomía, inclusive hoy en el marco de un gobierno que desprecia y ningunea la educación pública. Hay que saber de quién defendemos la autonomía, porque el Estado es la organización jurídica de la sociedad, ahí están los representantes que el pueblo ha elegido en elecciones libres, son sus primeros y más cercanos representantes. En cambio sí nos tenemos que preocupar de las corporaciones económicas, muchas de las cuales inclusive ni siquiera son argentinas y vienen a saquear el conocimiento que la sociedad sostiene con sus impuestos”.

Tatián fue más allá, y se animó a plantear una autonomía “con” y no “de”. “La autonomía, su comprensión y su ejercicio son objetos de una disputa por su sentido. En efecto, ¿autonomía de qué?, ¿autonomía para qué?, ¿autonomía con quién?… ¿puede la Universidad ser autónoma del capitalismo –o más bien ejercer su autonomía contra el capitalismo? ¿Qué significaría dotar a la autonomía con ese contenido y ese horizonte? Brevemente, la institución de un conjunto de relaciones sociales hacia su interior y hacia su exterior sustraído de la alienación en el trabajo, de la explotación de unos sobre otros (que algunos se apropien del producto del trabajo de otros), del reino de la mercancía y del ejercicio político como dominación”.

charla-rinesi-04Reconociendo que desde una visión marxiana la propuesta suena “ingenua”, el actual Decano de la FFyH aclaró que “la democracia y la igualdad profundas no redundan en una cancelación del conflicto en la vida humana sino en la sustitución de un tipo de conflictos por otros –en la irrupción de conflictos más interesantes que los anteriores. La disputa política (que es inmediatamente disputa por salarios, por los horarios, por las condiciones de trabajo, por la inclusión, por las condiciones de cursado, por el acceso a los materiales de estudio) no debiera desentenderse de una lucidez de lo que amenaza a la Universidad de manera menos inmediata”.

Por Camilo Ratti

Fotografías: Irina Morán


Elogio de la desexcelencia

En los inicios del siglo XXI, la excelencia es una idea omnipresente. La encontramos en la empresa, en el deporte, en la alimentación, en la televisión. Recuperada por la política neoliberal y por el mundo empresarial desde los años 80, la excelencia promueve efectos concretos: hipercompetitividad, desvalorización de los saberes construidos sobre la experiencia, modificación continua de las prácticas profesionales, precariedad, evaluaciones estandarizadas, todo ello provoca efectos negativos de desmotivación y disminución de la calidad del trabajo.

Es la palabra clave de los acuerdos de Bolonia, que consagraba la competitividad entre las universidades europeas. Se hacía necesario cuidar la propia imagen de marca universitaria, transformar la propia institución en una máquina de guerra capaz de absorber mayores fondos y los mejores estudiantes y profesores para poder posicionarse en los ránquines globales.

Tras más de una década de reformas ininterrumpidas, se observa en la actualidad un progresivo deterioro y no una mejora de la institución universitaria: mercantilización del aprendizaje, sustitución de saberes teórico-reflexivos por saberes instrumentales, declive del espíritu crítico, especialización extrema de campos y líneas de investigación, fraudes en la investigación, etc.

charla-rinesi-10Lejos de querer significar un llamamiento a la mediocridad o la pereza, la desexcelencia invita a preocuparse por la cualidad real del trabajo en la universidad, de modo que seamos conscientes de la naturaleza del trabajo que realizamos y de la satisfacción que puede producir. Según este enfoque, la cualidad se cultiva conciliando el acto y el sentido, lo que pone en cuestión la actual gestión de las universidades. El llamamiento a la desexcelencia no reivindica la vuelta a ninguna edad de oro sino que invita a criticar la actual evolución fallida de las universidades.

La “carta de la desexcelencia” propone, entre otras cosas ralentizarSlowScience– y repensar los valores en el mundo universitario de cara a alcanzar un trabajo de mayor cualidad: trabajo compartido, honestidad, gratuidad, satisfacción con el trabajo bien hecho. Sólo un compromiso creciente en prácticas de cualidad podrá interrumpir la reproducción de la ideología de la excelencia.

Contra los discursos y dinámicas que están transformando las universidades en instituciones estrictamente profesionalizantes, prometiendo la adquisición de competencias directamente operacionales, reivindicar la curiosidad y el espíritu crítico en el trabajo universitario; concebir el conocimiento como una práctica colectiva de interpretación del mundo; estimular la alegría de la transmisión; rechazar el trato a los alumnos como si fueran clientes o consumidores –y rechazar su infantilización.

charla-rinesi-09Junto con ello, no seleccionar nuevos profesores o nuevas promociones que se basen únicamente en su experiencia de investigación y publicaciones o en su capacidad de movilizar fondos de investigación. Las capacidades pedagógicas han de ser una prioridad para contratar docentes. La investigación que es necesario impulsar es la que genera conocimientos diversos y abiertos. No es una empresa productivista y utilitaria. No tiene como finalidad la fabricación de productos acabados. Para una investigación de cualidad es necesario sustraerla a las actuales lógicas de evaluación y clasificaciones que ponen en competición a los investigadores contra la idea de trabajo colaborativo.  No aplicar sistemas de evaluación en la universidad que provengan de otro tipo de evaluación concebida de manera estándar para otro tipo de organizaciones (como empresas, por ejemplo).

El sentido social del conocimiento no implica dependencia de la demanda social o privada; promueve la perspectiva de una investigación a la escucha del mundo, pero lo suficientemente autónoma para que su agenda no venga marcada por otras finalidades. Los procesos de selección, contratación y promoción adecuados a la cualidad, exigen  formularios y procedimientos abiertos que no sometan a las personas a la obsesión productivista en materia de publicaciones ni a su trabajo al solo criterio de los indicadores bibliométricos.

Asimismo, debe producirse un nuevo compromiso de no firmar artículos en los que no se haya tenido un papel activo en la investigación y la escritura. No dar por supuesto el inglés como lengua de publicación. Publicar en Open Acces. Combatir la conversión de los grupos, departamentos o institutos de investigación en células empresarializadas.

charla-rinesi-08 Las universidades son, y deben seguir siendo, un lugar abierto y contiguo a la sociedad. Sin embargo, esta apertura no debe reducirse a cubrir necesidades y demandas sociales marcadas por lo inmediato, decididas por los responsables políticos para su propia visibilidad personal o institucional. Tampoco es un servicio público de cara al mercado de trabajo o a las empresas para sus propias dinámicas de rentabilidad.

En suma, la adopción de las palabras “democracia”, “justicia” e “igualdad” como orientadoras de los trabajos y los días en la Universidad requiere una disputa por el lenguaje y una disputa por el sentido para las cuales es necesario extender las militancias, inventar nuevas prácticas, y también mucho estudio y trabajo teórico.

(Resumen un documento que escribieron varios autores españoles que se llamó «Carta de la desexcelencia» y que Diego Tatián compartió en la charla).


 

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