El acto por el aniversario se realizará el lunes 19 de mayo, a las 18 hs, en el Auditorio del CePIA.
El 3 de mayo se cumplió un nuevo aniversario de la apertura de la Escuela de Bibliotecología en la UNC. Su festejo será el próximo lunes 19 de mayo, a las 18 hs, en el Auditorio del CePIA de la Facultad de Artes (Av. Medina Allende s/n, Ciudad Universitaria), con un acto de homenaje a los docentes jubilados, en reconocimiento a sus actividades académicas y culturales. Además, se invita a los asistentes a colaborar con un alimento no perecedero, que será entregado al grupo Promesa Solidaria, que ayuda a niños y familias que residen en zonas rurales de Córdoba.
Historia de la Escuela
Con anterioridad a la creación de la Escuela de Bibliotecarios en la Universidad Nacional de Córdoba, hubo dos instituciones abocadas a la formación de bibliotecarios en la ciudad de Córdoba: el Instituto de Bibliología de la Universidad Popular Argentina (1943/1952), que funcionaba en la Escuela Normal de Profesores Alejandro Carbó y la Escuela Elemental de Bibliotecarios de I.I.C.A.N.A (Instituto de Intercambio Cultural Argentino-Norteamericano), en los años 1957 y 58.
En 1958, durante la gestión del Rector Pedro León, se presentó un proyecto manifestando y fundamentando la necesidad de creación de una escuela para formar al personal de las bibliotecas de la Universidad. Dicha propuesta fue aceptada y aprobada por el Honorable Consejo Superior (Res. 5/58), encomendando a la Facultad de Filosofía y Humanidades la preparación de un Plan de Estudios. Mientras se encontraba de visita ocasional el Dr. Williams Vernon Jackson (Universidad de Illinois, USA), fue invitado a participar en la Comisión de Enseñanza de esta Facultad, conjuntamente con Jaime Culleré, por aquel entonces Decano de la FFyH. Esta primera iniciativa proponía la creación de una única Escuela de Archiveros y Bibliotecarios, idea que fue aprobada por el HCS el 6 de mayo 1959. Pero, en la práctica, esta Escuela no llegó a funcionar tal como había sido creada.
La idea de crear una Escuela que permita la formación de bibliotecarios universitarios se retoma durante el rectorado de Jorge Orgaz y el decanato del Profesor Adelmo Montenegro y se resuelve la separación de archiveros y bibliotecarios. Con esta nueva iniciativa, la Escuela de Bibliotecarios abrió sus puertas el 3 de mayo de 1960, en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.
Las aulas recibieron de inmediato alumnos provenientes de la ciudad y del interior de la provincia, casi todos ya se desempeñaban en bibliotecas. Los primeros profesores vinieron de Buenos Aires, incluido su primer director, Roberto Couture de Troismonts, todos con trayectorias profesionales destacadas en aquella época. De Córdoba se incorporaron profesores como Jaime Culleré y Rodolfo Tanchen. Luego, con los primeros egresados se fue formando el nuevo plantel de docentes, asegurando la continuidad y permanencia de la nueva institución en la comunidad cordobesa.
Las bibliotecas de la Universidad absorbieron la mayor parte de los nuevos egresados, para después extenderse a bibliotecas escolares, públicas y populares. Desde la creación de la Escuela hasta el presente, la demanda de profesionales bibliotecarios ha sido siempre mayor a la oferta.
La enseñanza de la bibliotecología se ha ido modificando a medida que la biblioteca, y la disciplina fue evolucionando. La enseñanza pasó de ser una mera transmisión repetitiva de las labores realizadas en la biblioteca, a una formación sistemática y metódica en torno a una serie de conocimientos complejos y a las técnicas que de ellos derivan En el momento que la biblioteca se fue complejizando, los conocimientos profesionales para atenderla se hicieron más numerosos. Se hizo necesario que el bibliotecólogo, con un perfil científico y profesional definido, tuviera la oportunidad de adquirir la formación necesaria para desempeñar sus funciones. El surgimiento de la Ciencia de la Información ha sido, también, fuente principal de innovación en la profesión bibliotecaria. Las bibliotecas entendidas como Unidades de Información ya no pueden ser atendidas por personal formado sólo técnicamente, dicho profesional debe estar formado como especialista en la ciencia del libro y la información, capaz de profundizar en esa ciencia y de considerarla en sus relaciones con la totalidad de la cultura humana.