La comunidad de la Facultad de Filosofía y Humanidades expresa su más profunda tristeza por el trágico fallecimiento de Sol Anahí Viñolo, ocurrido el día lunes 17 de mayo de 2021, y acompaña en este difícil momento a sus familiares y amigxs.
Sol fue estudiante de la Licenciatura en Antropología entre 2010 y 2015 y actualmente cursaba el Doctorado en Antropología en nuestra Facultad, donde se encontraba realizando su último año. Además, era integrante del equipo de investigación dirigido por la Dra. Cecilia Pacella y el Dr. Silvio Mattoni y fue becaria de SECyT con lugar de trabajo en el Centro de Investigaciones de la FFyH.
También era una ferviente militante, comprometida con las luchas sociales y el acceso igualitario a la educación universitaria.
A continuación, compartimos la nota que escribió Gustavo Sorá, su director de tesis de Posgrado.
Solcitogloriosa
Punzante dolor, vacío de sentidos, injusticia, garrotazo, tristeza profunda. ¿Cómo pudo ser que un ebrio destino nos dejara sin ella? Sol Viñolo. La penumbra de tanta angustia no nos dejará inmóviles, pasivos, silenciados. A horas de su muerte nos pondremos a publicar su obra naciente. Intentaremos sostener su antorcha y diseminarla. Ella permanecerá transformada, nos seguirá iluminando.
Fue un ser tan extraordinario, fuera de lo común, necesario. Se preparaba para cuestionar y transformar la cultura a golpes de rebeldía, de inteligencia, de contramarchas, de provocaciones nada gratuitas. Tanta juventud, tanta madurez, tanta sensibilidad, pasión, tesón, pulsión vital reflejaban el brillo de una familia muy singular que conocí indirectamente en la voz igualmente apasionada y contracultural de Héctor “Perro” Emaides, para quien Sol era también su hija.
Alumna brillante, lectora voraz, solcitogloriosa, como firmaba su correo, siempre estaba más allá de los programas de cursos, de las disciplinas, de lo esperable para docentes y alumnes. Abría y abría el pensamiento, desparramaba interrogantes originales, bien orientados a develar temas, signos inadvertidos para cualquier otre. Cursaba la licenciatura en Antropología de la UNC y militaba en el Partido Obrero. Tal ciencia le aportó instrumentos de alternización que le permitieron mirar con sagacidad la centralidad que en su Partido tenía la cultura escrita: bibliotecas, periódicos, formación, educación popular. Para sopesar esa función intelectual, central en el devenir de las izquierdas, le propuse comparar el PO con la Unión Cívica Radical, partido tradicional y hace tiempo desfigurado al punto de comprobar Sol con su etnografía que de la pluma en el escudo de la UCR sólo queda un “yermo páramo”. Las fronteras a menudo tan rígidas del PO, de la antropología le eran insoportables. Hizo suya una actitud heterodoxa, movediza y bien pertrechada para atravesar fronteras. Inconforme con dogmas, con la violencia simbólica de instituciones e ideas normadas, antes de graduarse dejó el Partido e hizo un movimiento esperable para alguien como ella: atravesar aduanas culturales que duramente cuestionaba para moverlas, sacudirlas, erradicarlas. Se inscribió en letras, carrera donde se aproximó a Silvio Mattoni, brillante intelectual. No conforme, ladeó hacia la filosofía. Devoraba paradigmas, los saboreaba en busca de preguntas propias. En ningún momento me opuse a ese desafío. Sólo le insistía en que no dejara de confiar en la etnografía como arte para observar a fondo, más allá de lo evidente. Derrida la fascinaba. El tema de la escritura permaneció en el eje de su cosmología. Leía y escribía con facilidad, con personalidad, con acento. Era esperable que ya en el doctorado tomara a la poesía como tema. ¿Dónde está la poesía en Córdoba? ¿Qué espacios habita? ¿Quiénes la impulsan? Pocas manifestaciones culturales abarcan un ambiente tan amplio, tan diverso entre los márgenes de lo marginal y la coraza de los cánones y panteones resguardados en/por la universidad. Comenzó a componer su propio repertorio de escritores, editoriales, eventos, librerías, bibliotecas, huellas del asunto en donde no se suponía que existiera. Y la actitud de etnógrafa la deparó con lo que vislumbró como la dimensión más pulsante para su persona: la poesía trans. Lugar, tema, proyecto que urdió con su amor por Fernanda, realizadora visual a quien Sol animó para romper los moldes de la monografía e imaginar de a dos un experimento que solo podría ser retratado por múltiples herramientas de registro y de comunicación. A pesar de la pandemia se las ingenió para no abandonar “el campo”. La poesía se hizo cuerpo en Sol. Un día sorprendió a Mariana (mi compañera, antropóloga, poeta e inclasificable como Sol, no por nada tan cómplice de ella) con el envío de un proyecto de investigación científica escrito en verso!
Libre y cuestionadora, no le esquivaba a los compromisos institucionales para hacerse de una profesión intelectual, para conseguir medios materiales como inexorables requisitos para que su labor fuera reconocible y se proyectara como trabajo. El oficio ya había sido incorporado. La profesión abría caminos. Ganaba becas. A veces también era mal juzgada o incomprendida. Siempre comprometida con alguna causa política y dispuesta a la inmersión en el arte, no perdía su norte y alternaba tiempos de alejamiento del mundo institucional y tiempos de rigurosa dedicación al trabajo de cátedra, a las exigencias de informes, de exámenes. Un tema la angustiaba: la necesidad de darse a conocer, de publicar. Sus escritos no son convencionales. Como todo escritor, sufrió más de un rechazo. Volvió a desconfiar, a ocultarse. Entre la necesidad de acumular recursos para avanzar en una carrera y el deseo de mostrar su pensamiento, hace pocas semanas volvió sobre ese límite y deseo como solía hacerlo: con capacidad, rapidez, convencimiento. La tesina “Literatura y política desde el lector. Militancia y cultura escrita en Córdoba” debía ser apenas repasada para que varias editoriales se disputaran su publicación. Al menos, le insistía, algunos capítulos o partes merecían el formato de artículos: nada de lo que escribió Sol tenía correlato en la masa de la producción académica argentina. Pero ella iba hacia adelante y el trabajo para esa transformación ya estaba ocupado por otros asuntos de mayor interés. Sólo recientemente volvió a la tesina y se dio cuenta de lo bien que estaba, de que no era serio dejar el manuscrito como un signo apenas habilitante del título de Licenciada, obtenido a finales del 2015. Aprovechamos el retorno, el necesario envión. Preparó un segmento de la tesina que envió para referato a la prestigiosa revista Políticas de la Memoria (Cedinci). Al día siguiente envió otra parte a la Revista del Museo de Antropología. Estaba feliz y preparaba nuevos envíos. Serán dos huellas publicadas de sus aportes. Las primeras veinte páginas de su tesis doctoral sobre la poesía trans son notables. Pronto también podremos editarlas.
Revolucionaria, poeta, subversiva. Sol no nos perdonaría que nos quedemos impávidos, vacíos, tristes. Su presencia nos llama a la reflexión profunda, a luchar contra las injusticias que siembra el capitalismo, a cuestionar dogmas e ideas convencionales. Muches visitarán su biblioteca, su archivo, y un ineludible ejercicio de memoria asegurará la extensión de su proyecto. Sol Viñolo. Será nombrada una y otra vez como un ejemplo nada fugaz para quienes queremos cuestionar la realidad con descubrimientos insospechados. Te querremos siempre. Gracias Sol por invitarnos a acompañarte en algún tramo de tu gloriosa vida.
Gustavo Sorá
Cabana, 18 de mayo de 2021