Las autoridades y el equipo de gestión de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC exigen la libertad de la dirigente social jujeña y que se termine con la persecución política y judicial para quien está ilegalmente detenida desde el 16 de enero de 2016.
Como autoridades y equipo de gestión de la Facultad de Filosofía y Humanidades, exigimos la libertad de Milagro Sala y el fin del hostigamiento político y judicial hacia quien desde hace 7 años, desde el 16 de enero de 2016, sufre el encarcelamiento ilegal y la persecución por razones políticas.
Milagro Sala no sólo representa a militantes y referentes sociales que fueron perseguidos por el gobierno de Jujuy desde 2015, sino que también da cuenta de la importancia del trabajo de las organizaciones sociales para construir sociedades verdaderamente inclusivas. El trabajo de Sala y la organización popular Túpac Amaru, revirtió la histórica situación de emergencia habitacional en Jujuy, creó miles de puestos de trabajo, organizó trabajadores en talleres textiles, talleres metalúrgicos, una fábrica de bloques, comedores comunitarios, dos escuelas a la que concurren más de 2500 estudiantes y 150 docentes, una radio comunitaria, cooperativas de vivienda que construyeron miles de casas, clubes, centros de salud con alta tecnología, un centro integral de rehabilitación para personas discapacitadas, un centro cultural, un museo de sitio y un gimnasio con pileta climatizada para los sectores populares. Por todo esto, en el año 2016, Milagro Sala fue reconocida con el Premio José María Aricó al compromiso social y político, la más importante distinción que otorga esta Facultad.
Después de su detención, desde el año 2017, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) monitorea las condiciones en que se encuentra Sala y sentenció que su situación es «de gravedad y urgencia, toda vez que sus derechos a la vida e integridad personal enfrentan un riesgo de daño irreparable». A principios del año 2018, los monitoreos en la cárcel daban cuenta que Sala sufría estigmatización, violencias y constantes amenazas, agravándose cada vez más su estado de salud mental, por lo que comenzó a cumplir arresto domiciliario. Pasado el tiempo, la misma CIDH manifestó que el Estado argentino sigue incumpliendo las medidas para garantizar el derecho a la integridad y la vida.
Actualmente, Milagro se encuentra en una situación de salud crítica y, por esta misma razón, hace unos días la Corte Interamericana de Derechos Humanos requirió informes al Estado nacional sobre la situación y el estado de salud de la dirigente de la Tupac Amaru. Por estos motivos, con profunda preocupación, repudiamos la constante persecución política hacia la dirigente y el avasallamiento de un derecho fundamental como es el derecho a la salud.