No callar, romper los silencios cómplices

En la primera colación de egresadxs de grado, pregrado y posgrado de 2024 de la Facultad de Filosofía y Humanidades, los discursos valoraron el esfuerzo colectivo que implica estudiar y sostener la universidad pública, y pusieron especial énfasis en el compromiso político de la FFyH en tiempos de ajustes presupuestarios, recortes de derechos y desguace estatal. Hubo también un apoyo explícito a la lucha de lxs trabajadorxs de los SRT frente al desmantelamiento propiciado por las autoridades del Multimedio y de la UNC.

“Como egresada pero sobre todo como trabajadora de esta universidad hace 37 años, no puedo hacerme la distraída: jurarán en un tiempo donde el gobierno nacional quiere poner en jaque mate a las universidades públicas, emblemas y orgullo de nuestra historia, y destruir al Estado y las/los trabajadores que lo sostienen, pero no lo vamos a permitir”, dijo Silvia Lonatti, trabajadora nodocente de la FFyH, a los 223 egresadxs que el 5 de julio de 2024 recibieron sus títulos de grado, pregrado (168) y posgrado (55) en la primera colación del año de esta Facultad, realizada en una Sala de las Américas del Pabellón Argentina que se colmó de afectos para acompañar un logro tan significativo.

En una coyuntura política y económica de recortes presupuestarios y destrucción del patrimonio público nacional -entre las que están las universidades nacionales-, Lonatti recordó la capacidad de lucha de la sociedad argentina cuando “la comunidad universitaria junto al pueblo el 23 de abril pasado ratificó en las calles de Córdoba y del país su férrea defensa de la educación pública y gratuita, de la ciencia y la tecnología puesta al servicio de un país soberano”, además de exigir “presupuesto para funcionamiento de las universidades pero también para salarios dignos a sus trabajadores docentes, nodocentes e investigadores”.

Luego de una visceral interpretación de “A pesar de todo”, el poema de Eladia Blázquez que dejó a lxs presentes del acto con un nudo en la garganta, Lonatti dedicó un momento a la situación de los SRT: “En este contexto tampoco podemos soslayar la lucha que están llevando adelante las/los compañeros de los SRT de la UNC contra el brutal ajuste y el vaciamiento del multimedio, reclamos justos que nuestra Facultad junto a otras unidades académicas vienen apoyando y acompañando”.

Culminada la ceremonia de traspaso del emblema nacional a lxs nuevxs abanderadxs, la Decana, Flavia Dezzutto, compartió unas palabras con un clarísimo anclaje en el presente político. En un tono sereno, y después de pedir por la recuperación de Fabián García, trabajador no docente que está atravesando una compleja instancia de salud, apeló a un texto de María Salame para hablar de sensibilidad social: “No callar, romper los silencios cómplices” decía nuestra querida María en el discurso de colación de grados de julio de 1989, un año muy difícil, como lo es también nuestro presente, al proponer a la formación en la sensibilidad social como una de las misiones de la universidad. Hoy me aterra la falta de una mínima sensibilidad en quienes conducen el país, porque la trama de la crueldad está tejida por muchos eslabones, no es sólo la conducción del estado nacional, también quienes son, en sus roles directivos, correas de transmisión de la crueldad”.

Para afrontar estos tiempos oscuros, Dezzutto sostuvo que “es necesaria la memoria que, asociada a la verdad como justicia, abrió camino para la lucha que llevamos adelante como pueblos, como colectivo histórico. Así lo hicieron y lo hacen Madres, Abuelas, caminando pasito a pasito. Hay que buscar en esa memoria, en cada espacio de trabajo para poder reformular la historia y los términos de la discusión social”.

Con la inspiración siempre lúcida y comprometida de la gran maestra y pedagoga de la FFyH, la Decana pidió “ser capaces de que nada nos resulte extraño, que todo lo que pasa nos despierte empatía. Las Madres, al poner en obra en el plano ético y político algo que la mera biología no posibilita, a saber, socializar comunitariamente la experiencia de la maternidad, nos enseñaron y enseñan al respecto de un modo profundo e indeleble. Tenemos que poder colectivizar lo que sufren miles de personas hoy. Por eso vuelvo a María a la hora de recordarnos en este momento de egreso, de asunción de nuevas etapas, que es preciso no callar, no ser parte del silencio cómplice”.

En este sentido, Dezzutto planteó la situación de los Servicios de Radio y Televisión (SRT) de la UNC: “Hay un silencio cómplice de las autoridades de la Universidad. Nosotros, desde esta Facultad, estamos acompañando múltiples acciones institucionales y políticas -desde el Consejo Directivo, con nuestros consiliarios, desde el decanato, con la participación de miembros de la comunidad de la FFyH en las diversas convocatorias para la defensa de nuestro medio público universitario-, porque el límite de la discusión por el presupuesto son las personas que trabajan en cada institución pública, en la UNC, en los SRT que forman parte de esta universidad. No se pueden atravesar esos límites”.

Para finalizar citó el ejemplo de otra gran mujer de esta Provincia, Ramona Orellano de Bustamante, la campesina que hasta el último segundo de su vida luchó en la defensa de sus tierras contra la avaricia y la especulación de terratenientes y usurpadores de tierras campesinas. “Ramona decía que para los y las campesinas la tierra es vida. Entonces cabe preguntarnos dónde está la vida para lxs universitarixs, qué es, en nuestras universidades, lo que vale la vida, lo que la hace manifiesta, lo que la salvaguarda”, expresó la Decana, quien luego de contar una anécdota sobre el valor que Ramona le otorgó el Premio Aricó que la FFyH le entregó en 2018, planteó “es preciso también interrogarnos sobre qué somos capaces de dar y hacer desde las universidades, desde la UNC” frente a la insensibilidad de autoridades nacionales y universitarias. Para finalizar, leyó un poema de la poeta estadounidense Mary Oliver, asociando la inquietud que aparece en su último verso a la fecundidad y al desafío de la etapa que se inicia en la vida de lxs egresadxs de la FFyH: “Dime, ¿qué piensas hacer con tu única, salvaje y preciosa vida?”.

Compromiso y libertades colectivas

Como ocurre en cada colación, quienes reciben sus títulos también suben al escenario para compartir una palabra “colectiva”, que exprese de alguna manera las vivencias y sensaciones de quienes cierran una etapa para abrir otra. Así lo hizo en primer turno Natalia Soledad Magrin, egresada como Doctora en Letras, que habló en representación de los graduadxs de posgrado: “Aquí estamos, siendo parte de este rito, recibiendo un nuevo título, un nuevo nombre. Aquí estamos y estaremos, también, disputando las tintas con las que se marcan las fronteras para expandirlas, para que el deseo de hospitalidad y la hospitalidad de los deseos en la universidad pública, el para todas, todes y todos, sea una realidad. Qué profesionales, qué técnicos, qué especialistas, qué investigadores e investigadoras, qué docentes formará y para qué, sigue siendo una interpelación en el territorio de disputas donde se urden las tramas significantes acerca de nuestras prácticas y discursos: no hay academia sin tratamiento político”.

En sintonía con quienes la precedieron, Magrin expresó que “la negación de ese vínculo, entre la academia, lo político, la política y la comunidad, es parte del horizonte neoliberal empeñado en reducir nuestras intervenciones y subjetividades a la lógica finita del cálculo y la estadística, a la impotencia que subyace agazapada en la meritocracia, al imperativo de lo automático, a la violencia de los cuerpos como objetos a disposición de la circularidad del mercado y la técnica del pseudo discurso capitalista”. Jurando en nombre de “los desaparecidos”, “reconozco a la Facultad de Filosofía y Humanidades, a su comunidad, comprometida en la formación, la extensión y la investigación con las memorias de nuestro pueblo, con las urgencias dolientes, con la justicia y la igualdad en la diversidad, con la democratización de la experiencia académica, con el respeto y la defensa de los derechos humanos, y, sobre todo, con las luchas que hagan posible su ampliación, su expansión, su democracia”.

Desde su recorrido y compromiso militante, Francisca Mattoni habló en nombre de lxs egresadxs de grado y pregrado: “Más allá de los miles de análisis que estoy segura todos en este auditorio estamos calificados para hacer, la realidad material es que en estos tiempos que vivimos pesa mucho más la libertad individual que las libertades colectivas, donde se pierde que en realidad nuestra libertad no es más que un rompecabezas de las personas que nos amaron, quienes creyeron en nuestro futuro, quienes apostaron por nuestro presente, aquellos que nos mostraron empatía y bondad, quienes nos dijeron que sí podíamos aunque no hubiera una sola prueba para creerlo, quienes nos enseñaron más allá de los autores, los debates intelectuales y los papers”.

Desde la dinámica pasado-presente y una actualidad política que gira en torno al concepto de “libertad”, Mattoni advirtió que “los tiempos que vienen nos tocan llenos de contradicciones. De rediscutir consensos estructurales. Pero en la posverdad los consensos se construyen desde puntos de acuerdo que no tienen tanto que ver con la teoría y tienen más que ver con la empatía, de compartir experiencias en las que uno puede encontrar el momento para mostrarle al otro lo que amamos. Porque no se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama. Y en una de esas contradicciones, está la libertad colectiva más grande, que es la existencia de esta Universidad. Hoy me despido de mi claustro favorito y nos doy la bienvenida como graduados, graduadas y graduades de la FFyH. Nunca sean tan libres que se olviden de volver para celebrar o defender las múltiples contradicciones que siempre nos convocan”.

Previo a la entrega de los 55 títulos de posgrado y 168 de grado y pregrado, que la convirtió en una de las colaciones más multitudinarias de la FFyH, la música se hizo un lugarcito para calentar el alma, en la voz de Cecilia Mezzadra y el piano de Jorge Martínez, quienes interpretaron una canción de su repertorio y luego una conmovedora versión de “Gracias a la vida”, de Violeta Parra.

Acto seguido, la Decana tomó juramento a lxs graduadxs, quienes con la emoción y la alegría del objetivo cumplido fueron subiendo al escenario a recibir sus ansiados diplomas.