En el día de lxs maestrxs recordamos al pedagogo y Decano Juan Pablo Abratte y en su homenaje se colocó en el Pabellón Residencial la placa que entregaron el año pasado la Red Latinoamericana de Estudios sobre Trabajo Docente (ESTRADO) y la Red Interuniversitaria de Derechos Humanos del Consejo Interuniversitario Nacional.
El 29 de septiembre del 2019, hace ya un año, quedamos paralizados por la repentina desaparición de Juan Pablo Abratte; hoy todavía la sentimos con un dolor y una tristeza inconmensurables. Tenía 49 años y comenzaba a transitar el tercer año como Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades; unos días antes, el 16 de septiembre de 2019, habíamos estado con él brindando y abrazándonos en el sentido homenaje que él mismo encabezó por los 100 años del natalicio de María Saleme de Burnichon. De allí la foto que acompaña estas palabras donde parece que María lo mirara, tejiendo una complicidad de colegas y amigos.
Juan Pablo había estudiado Ciencias de la Educación, realizó una Maestría en Ciencias Sociales en la ex escuela de Trabajo Social, se doctoró en FLACSO con todos los honores porque su tesis era profunda, seria, rigurosa y brillante. Fue un pedagogo lúcido y agudo con una sensibilidad pocas veces vista; solía unir con simpleza en sus análisis lo efímero y pequeño con condiciones complejas que suelen limitar las posibilidades de construir un mundo más justo. Seguramente sus aportes continuarán generando una valiosa contribución al campo pedagógico local y regional.
Fue profesor de Historia de la Educación Argentina en la Escuela de Ciencias de la Educación (FFyH), en la Maestría en Investigación Educativa con orientación socioantropológica y el Doctorado en Estudios Sociales de América Latina del CEA. Su pasión por la docencia en historia nos hacía recorrer los vericuetos de nuestro pasado para luego detenernos en este presente ominoso del cual, nos enseñaba, solo podemos escapar para adelante, con lucha y las manos entrelazadas. Sus estudiantes de grado y posgrado han dado sobradas muestras del afecto que le tenían como profesor y como persona.
Pero Juan era más que un profesor, Juan era una buena persona y una persona buena, generoso, de claras convicciones, de empuje inacabable en defensa de la educación pública, de compromiso férreo con los derechos humanos. Era callado, actuaba en silencio (muchos dirían tímido), pero bastaba que tomara una pluma para que sus palabras fueran una melodía a nuestro entendimiento, y bastaba un gesto cálido para disputar a la realidad agitada de la vida académica alguna rendija para soltar una sonrisa.
Intensamente humano, Juan Pablo nos legó una forma de hacer ciencia, una forma de construir vínculos, una convicción sobre los asuntos fundamentales de la vida que pone en el centro lo principal: la humanidad con sus distintas facetas, virtudes y miserias.
Agradecemos especialmente a la Red Latinoamericana de Estudios sobre Trabajo Docente (ESTRADO) y a la Red Interuniversitaria de Derechos Humanos (RIDDHH) del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) por el sentido homenaje realizado a Juan Pablo a través de la placa colocada recientemente en el hall central de Pabellón Residencial con motivo del día de lxs maestrxs y que nos permite recordarlo con las palabras allí inscriptas: “Al Pedagogo y Decano JUAN PABLO ABRATTE en reconocimiento por su compromiso con los Derechos Humanos y su inclaudicable defensa de la Educación Pública”.