El cogobierno garantiza los caminos efectivos para las transformaciones

A la comunidad de la Facultad de Filosofía y Humanidades:

Dada la suspensión de la sesión del Consejo Directivo el pasado lunes 18 de abril, como autoridades, entendemos resulta fundamental de nuestra parte plantear a la comunidad de la Facultad algunas reflexiones

Nos encontramos frente a un año en el que diferentes instancias de controversia se están activando, y en el que la sociedad se prepara para tomar parte en la renovación de las instituciones; tiempos en los que emergen y se organizan voces diversas, abriendo curso a disputas de ideas y proyectos que garantizan la vitalidad de la democracia  y constituyen no sólo su fundamento y sentido, sino la posibilidad de su profundización y apertura. Un año en el que los jóvenes expectantes y atentos a los procesos institucionales y políticos se incorporan, muchos de ellos, como nuevos actores que ingresan al terreno de los debates.

Momento social que nos exige renovar la convicción en el valor de la democracia universitaria y su lugar central en la vida académica y política de la universidad,  reafirmando el papel de estas conquistas históricas que hacen posible  impulsar cada día con más fuerza propuestas y acciones que permiten sumarnos a los cambios sociales y las deliberaciones ciudadanas en curso en la sociedad.

En el camino de esta afirmación, en nuestra Facultad y por su historia, interesa enfatizar el potencial de los órganos de cogobierno para receptar y procesar necesidades e intereses, escuchar las visiones de todos los sectores y trabajar con compromiso los problemas a fin de dar respuestas sólidas como colectivo en dirección a profundizar el compromiso con una educación pública inclusiva y de calidad.

Por su singularidad, nuestra unidad académica dispone de diversificadas instancias de participación: consejos de escuelas y departamentos; consejos en centros; espacios de convocatoria en innumerables comisiones y reuniones de claustros e interclaustros; espacios organizados para hacer lugar a la palabra, canalizar y direccionar inquietudes  y trabajar efectivamente, aún en la controversia y el disenso, en dirección a producir-desarrollar proyectos y fortalecer propósitos institucionales. Espacios que habilitan el diálogo, la discusión y la disputa política entre sectores en un clima de respeto y escucha entre distintas expresiones políticas de nuestra comunidad. Con estas herramientas políticas e institucionales, se ha avanzado en múltiples direcciones tanto en la universidad como en la Facultad, concretado proyectos y materializado resultados en atención a los diferentes claustros. Son estas las instancias en que se deciden cuestiones relevantes que hacen al estudio y al trabajo, tales como designaciones, cambios en planes de estudio, creación de carreras,  aprobación de programas, avales a eventos, becas y subsidios en apoyo a estudiantes, docentes e investigadores, proyectos de mejoramiento de la enseñanza, atención a edificios y equimpamiento, provisión de otros según las necesidades en cada caso y a tono con los nuevos desarrollos tecnológicos, comunicacionales e informáticos, etc..

En este contexto, nada justifica situaciones como las sucedidas en la pasada sesión del 18 de abril en el Consejo Directivo. La universidad pública merece ser transitada con disposición al libre debate y la confrontación de ideas; no con imposiciones ni avasallamientos, mucho menos con la descalificación o el agravio hacia quienes han sido elegidos por sus claustros para tomar decisiones y llevar adelante la compleja vida institucional de nuestra comunidad.

Es necesario que los grupos de estudiantes que equivocadamente asumen posiciones como las expresadas el pasado 18 de abril, comprendan que las vías del cogobierno son las que garantizan caminos efectivos para que las transformaciones se plasmen en acciones de política institucional concreta.

El desconocimiento de los órganos de co-gobierno y las interferencias a su normal funcionamiento, las  tomas de pabellones, las agresiones a personas o colectivos institucionales, no son manifestaciones admisibles en la universidad pública y en una Facultad que día a día ofrece múltiples muestras de sus convicciones democráticas.

En este sentido reafirmamos el empeño en garantizar el pleno funcionamiento del Consejo Directivo, de los Consejos de Escuelas y Departamentos, representatividad ratificada en el año 2010, en todas las instancias eleccionarias.  Asimismo, convocamos a sostener y garantizar el funcionamiento en democracia en la convicción de que es la acción colectiva y el respaldo expresado en cada momento de la vida institucional, lo que permitirá afianzar los espacios históricamente conquistados y avanzar hacia nuevos logros. Confiamos en que la experiencia atravesada hacia finales del 2010,  ha dejado aprendizajes que nos permiten encarar este año con perspectivas más claras.

En suma, revalorizar nuestra historia, ejercer derechos y deberes/responsabilidades con claridad prospectiva y conocimiento de notas constitutivas de la cultura universitaria en sus dimensiones académica y política, para continuar avanzando en la construcción cotidiana y plural de una facultad y una universidad más pública y democrática.

Dra. Gloria E. Edelstein

Decana

Mgter. Olga Silvia Ávila

Vicedecana

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