Compartir una vida universitaria

La segunda colación de grado y posgrado de 2016 se llevó a cabo el 11 de noviembre en la Sala de las Américas. Esta ceremonia que moviliza a los protagonistas directos y a su círculo afectivo por la satisfacción de haber obtenido un título académico, también visibilizó cómo el debate político que hoy atraviesa la UNC preocupa a los flamantes egresados, quienes en palabras e imágenes expresaron su defensa de la universidad pública. [15/11/2016]

Agrupados en el hall de ingreso a del Pabellón Argentina para entrar todos juntos a la Sala de las Américas, un número importante de los 131 egresados y egresadas de grado y posgrado de todas las carreras de la FFyH mostraban orgullosos y orgullosas que su tránsito por la universidad había dejado mucho más que conocimientos profesionales o técnicos sobre cada una de las especialidades cursadas. Sostenidos con las manos o pegados en la espalda, el cartel decía clarito: “Yo defiendo la Universidad Pública”, en letras grandes, y abajo, más chiquito: “No a la Reforma Electoral de Juri”.

Minutos después de las 11 de la mañana del 11 de noviembre, el nutrido grupo de graduados y graduadas ingresó con el aplauso emocionado de familiares, amigos, profesores y autoridades que colmaron la Sala de las Américas, para agradecer el esfuerzo de quienes terminaron sus estudios de grado y posgrado, y empiezan un nuevo recorrido en sus vidas.

Luego del habitual saludo de la bandera y la entonación del himno, la ceremonia conducida por Silvia Lonatti abrió paso a los discursos, que irían en la misma sintonía que los carteles alusivos al debate político que hoy atraviesa a la UNC. El elegido para hablar en nombre de los graduados fue Diego Neo, egresado de la Escuela de Filosofía y también el primero en recibir un título de grado como alumno del Programa Universitario en la Cárcel (PUC), y por las autoridades, el Decano de esta Facultad, Diego Tatián.

Apelando a las historias –contemporáneas y sorprendentemente entrelazadas- del filósofo alemán Walter Benjamin y nuestro entrañable Deodoro Roca, Tatián rescató el espíritu de la Reforma del 18 para convocar a “mantener abierta una disposición emancipatoria en la universidad y una apertura hacia nuevos derechos que desplacen viejos privilegios”.

“Lo que se halla en juego tanto en los escritos benjaminianos de esos años (principios del siglo XX), como en los de Deodoro, es una reflexión sobre la cultura y una disputa por la ciencia para sustraerla del puro profesionalismo (y también de un cientificismo sin relevancia para la cultura), bajo la idea común de que es ‘la insatisfacción de los estudiantes’ contra la ‘servidumbre del conocimiento’ lo que organiza la vida estudiosa”, expresó el Decano en uno de sus párrafos.

Contrario a las reformas que impulsa el oficialismo universitario, Tatián remarcó que “el cultivo de la ciencia acotado a la especialidad aparece aquí como capitulación no sólo de la gran tradición humanista sino de toda inteligencia colectiva y de un intelecto general capaz de afrontar los problemas universales de la cultura…, la heterogeneidad universitaria de los saberes (y, quiero decirlo, la afirmación de un pluralismo de las ciencias que se halla hoy amenazado en la universidad de la reforma) reconoce una responsabilidad que no se reduce al hecho de asumir una pertenencia institucional, estatal, nacional (aunque esto también deba volverse asunto a pensar)”.

Luego de cuestionar el proyecto –que se escondería detrás de la Reforma Política- de convertir a la universidad en “una empresa (que desde 1999 se conoce como en Europa “Plan Bologna”, y como “Proyecto Tuning” para la cooptación de las universidades latinoamericanas a un mercado único de educación superior junto a universidades privadas y entidades de capacitación empresarial”, Tatián rescató la formación humanista de la universidad para hablarles a las y los graduados: “Quienes, como ustedes hoy, concluyen un ciclo de estudios junto a compañeros con los que se ha compartido una vida universitaria (y subrayo la palabra vida: algo mucho más rico que un puro trayecto académico individual conducido por una acumulación de créditos que fragmenta cualquier experiencia de comunidad), no salen principalmente a un mercado laboral sino a un mundo, que no se agota en un repertorio de ofertas y posibilidades de inserción laboral (lo que sin duda es muy importante). Mundo es el lugar donde hay otros –con quienes hacer muchas cosas. Si lograse prosperar en la cultura universitaria, un emprendedorismo individualista, puramente autointeresado y sóolo conducido por los dictados del mercado, liquidaría tal vez para siempre la marca de la Reforma, que es emancipatoria o no es absolutamente nada”.

Salir a nadar

Antes que el Decano de la FFyH, las y los graduados tuvieron su expresión a través de las palabras de Neo, quien con su impecable saco gris oscuro “decorado” con el cartel que lucieron muchos y muchas de sus pares, asumió la responsabilidad con soltura: “Este título simboliza tiempo y esfuerzo, anhelo y sacrificio, lucha con uno mismo y ansias de superación, tesón por crecer y valerse en la vida, el despliegue de nuestra propia voluntad y libertad”.

En sintonía con las palabras que luego de él diría Tatián, el ex alumno del PUC señaló que “esta Universidad pública (nuestra universidad pública), hija de la Reforma, lejos de formarnos bajo un modelo instrumental de universidad, nos ha formado desde un enfoque en el que para que seamos buenos profesionales, los mejores en nuestras tareas, debemos ser personas autónomas, pensantes, críticas y solidarias, actores comprometidos con las problemáticas sociales que nos rodean, y no deudores de omisiones posibles”.

Después de un reconocimiento especial al trabajo del PUC, Neo sostuvo que “un título no es un premio, ni un trofeo. Cuando uno ha sido responsable, es justicia. Es algo que uno consigue por sí mismo, para  orgullo de uno mismo y para ayudar los demás”. Y, como lo haría Tatián con uno de Octavio Paz, el egresado de Filosofía también eligió un poema -en este caso de Bob Dylan-, para cerrar su alocución: “Más vale que empecemos a nadar, si no queremos hundirnos cual piedra en el mar; porque los tiempos siguen cambiando…El tiempo es ahora, no esperemos por héroes ajenos, los protagonistas somos nosotras y nosotros. Por eso, hoy  me pregunto: ¿cuál será la marca que como generación dejaremos en nuestro mundo? Estoy seguro que nadie quiere convertirse en piedra, no perdamos tiempo y empecemos a nadar!”

Luego, las palabras cedieron el lugar a la música, que llegó de la mano de la Orquesta Macuca y la Orquesta de la Escuela Juvenil de Tango del IPET 351 El Chingolo. Bajo la dirección del profesor Guillermo Zurita, niños, niñas y jóvenes interpretaron con piano, violín, bandoneón y contrabajos tres tangos que arrancaron lágrimas y aplausos emocionados entre el público presente. “Somos una orquesta que lleva el nombre del barrio al que pertenecemos, El Chingolo, surgida a través del programa nacional de orquestas juveniles barriales que hoy han sido completamente desmanteladas”, lamentó Zurita, “infinitamente agradecido por la invitación y la posibilidad de tocar hoy acá con ustedes, en este día tan especial”.

El final de la ceremonia llegó con el juramento de los graduados y la clásica entrega de los diplomas, que involucró, además de los acreedores de los títulos, a familiares, autoridades y profesores elegidos para la ocasión. Uno a uno, la segunda Colación de Grados de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC entregó los diplomas de Doctores en Ciencias Antropológicas, Doctores en Ciencias de la Educación, Doctores en Filosofía, Doctores en Historia, Doctores en Letras, Magister en Antropología, Magister en Patrimonio Cultural Material, Administración, Conservación y Legislación; Magister en Pedagogía; Especialista en Adolescencia con Mención en Psicología del Desarrollo y Especialista en Enseñanza de la Lengua y la Literatura.

También los títulos de las carreras de Grado y Pregrado en Licenciatura en Antropología, Técnicos Profesionales Archiveros; Bibliotecólogos; Licenciados en Ciencias de la Educación; Profesores en Ciencias de la Educación; Licenciados en Filosofía; Profesores en Filosofía; Licenciados en Geografía; Licenciados en Historia; Profesores en Historia; Licenciados en Letras Modernas; Profesores en Letras Modernas y Correctores Literarios.

Egresados y egresadas que, además de flamantes profesionales, demostraron ejercer con libertad y compromiso su ciudadanía universitaria.

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