Entrevista a Marie Paule Pierre y Henry Boisrolin

“Los dirigentes nunca implementaron un sistema educativo porque el modelo no necesita que los campesinos sepan leer y escribir”

 

Ellos son dos estudiantes haitianos que cursan en la Facultad de Filosofía y Humanidades y vivieron de cerca la catástrofe que sacudió a su país el 12 de enero de 2010. Aquí, también hablan sobre la situación política y educativa que atraviesa Haití.

El 12 de enero de 2010, cerca de las cinco de la tarde, Marie Paule (Pola) hablaba con Henry por teléfono, para ponerlo al tanto de las noticias locales. En ese mismo momento, le dijo que se movía la tierra y se cortó la comunicación.
A 15 kilómetros de Puerto Príncipe, la capital haitiana, había sido el epicentro del sismo de 7 grados en escala de Richter que sacudió gran parte del país. Fue el movimiento más fuerte registrado en la zona, desde 1770. Se calcula que hubo más de 200 mil muertos y un millón y medio de personas perdieron sus hogares.
“La sensación que casi todo el mundo tenía cuando pasó la primera vibración, era que sólo había sido en el lugar que uno estaba. Cuando salimos a la calle y empezamos a recorrer nos dábamos cuenta del desastre que había sido. En ese momento sentí una impotencia total”, recuerda Pola.
Ella había regresado a Haití el 15 de diciembre, después de terminar las clases de la Maestría en Pedagogía que cursa en la Facultad de Filosofía y Humanidades. Hace cuatro años que alterna la vida entre su país natal y la Argentina. En mayo, volvió y rindió su trabajo de tesis, titulado "Actividad política-pedagógica Ongista en la recomposición de la sociabilidad capitalista del trabajo", dirigido por Patricia Torriglia.
Henry, en cambio, hace más de 30 años que vive en Córdoba y es coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina, una ONG que lucha por la liberación del país caribeño. Sin embargo, no perdió su acento al hablar. Hoy, estudia en la FFyH la carrera de Antropología. Henry viajó a Haití seis días después y estuvo allí cerca de un mes y medio. Así, pudo ver de cerca el sufrimiento de sus compatriotas y los trabajos de reconstrucción que todavía no empiezan.
“Lo que me generó la sensación de impotencia y me llamó muchísimo la atención, fue darme cuenta cómo un día después del terremoto los países imperialistas se peleaban por ver cual iba a tener la hegemonía en Haití. Yo siento que somos uno de los países que puede servir como ejemplo a otros, como la Argentina, para ver cómo se va dando ese proceso de empobrecimiento”, señala Pola. Henry agrega: “El terremoto fue una catástrofe dentro de otra. Quizás sirvió para que más personas miren a Haití, lo que pasa ahí, pero la parte sana de la comunidad internacional debe darse cuenta de que están ocurriendo cosas inadmisibles”.

El terremoto acentuó las condiciones sociales y políticas muy graves que existían en Haití desde hace mucho tiempo ¿Pueden contarnos cómo era la situación del país antes del terremoto?
- Henry: Se conoce poco sobre Haití. Es una palabra indígena que significa “tierra montañosa”. Es un país situado en el Caribe, en el Mar de las Antillas. Una isla dividida en dos repúblicas: la Republica Dominicana y Haití.
Haití fue una colonia española y después francesa. Fue el primer país en liberarse de la esclavitud. La única revolución antiesclavista victoriosa de la historia de la humanidad. Eso ocurrió desde 1791 a 1803. A partir de 1830 una contrarrevolución triunfó y es el principio del derrumbe de la nación, que no supimos remontar nunca. En 1915, Estados Unidos ocupa Haití y convierte a nuestro país en una neocolonia. Todas las estructuras políticas, económicas, sociales, culturales y recreativas están al servicio de los intereses del imperialismo norteamericano y no en función de los intereses del pueblo haitiano.
Sobre eso hay que entender el proceso gradual, progresivo y acelerado del empobrecimiento de Haití. Nosotros no decimos que es un país pobre, sino que es un país empobrecido. La profundización de la dependencia y la explotación es lo que explica en gran parte este empobrecimiento y marginación. Las cifras hoy son alarmantes a nivel de producción y educación. Hay 80 por ciento de analfabetismo en las zonas rurales.

¿En la historia del país hubo algunos movimientos que se rebelaran contra esto?
Henry: Hubo varios. El pueblo haitiano nunca se quedó con los brazos cruzados. En 1915 hubo hasta una resistencia armada contra los Estados Unidos, cuando ocupó por primera vez el país. También hubo resistencia contra la dictadura de la familia Duvalier. En el año 2008 hubo distintas movilizaciones en el país, contra el hambre y la ocupación  por parte de las fuerzas de la Minustah (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití), donde hay fuerzas argentinas. También el año pasado muchos estudiantes acompañaron a los sectores obreros en reclamo del aumento del salario mínimo. Si bien todas esas luchas no han terminado exitosamente, dan cuenta de la existencia de un movimiento popular y del espíritu de rechazo del esclavo rebelde que sigue presente. No hay una actitud pasiva del pueblo haitiano frente a los atropellos.
- Pola: Cuando se habla de la crisis social haitiana hay que relacionarla con los procesos de movimientos campesinos porque, como dijo Henry, las luchas para la independencia tenían un objetivo claro: la libertad plena. Las masas esclavas que lucharon para liberarse querían que el producto de su trabajo les permitiera desarrollarse humanamente, por eso tenemos hasta hoy en Haití la práctica de solidaridad real, en el sentido de trabajar para sí mismos y en colaboración con otros trabajadores. Hasta 1986 hubo un movimiento que tuvo los objetivos bien claros, hasta que el imperialismo, bajo el comando de los Estados Unidos, vino a reorientar esos objetivos y a instaurar la idea de que para desarrollarse hay que seguir los pasos de los imperialistas.

La educación en Haití
“Hay que entender la educación haitiana en un universo de pensamiento político, económico y cultural según lo que plantean los países que explotan a Haití”, dice Pola y Henry añade: “La educación, como cualquier aspecto de la vida del país, está en crisis. Hay una crisis estructural pero últimamente, gracias al desempeño de algunos docentes, los estudiantes de ciertas facultades pudieron tener acceso a un nivel de conocimiento y de reflexión y hubo un impacto muy grande sobre el nivel de conciencia”.
Henry también advierte que los jóvenes universitarios exigen un cambio. “Ven que si el país sigue así no van a tener posibilidades en su futuro profesional”.
Haití cuenta con una universidad estatal y varias privadas. La mayoría de los alumnos concurre a la del Estado. Sin embargo, en estos momentos ni las escuelas públicas ni la universidad están dando clases.

¿Cómo fue concebida la educación en el país?
- Henry: Había una visión elitista de la educación en quienes gobernaron el país, incluso se vanagloriaban de que nosotros tenemos el mismo programa que Francia, de que somos pequeños franceses en el Caribe, que estudiamos de los mismos libros. En Haití hay dos idiomas, francés y creole, pero durante muchísimo tiempo se estudiaba y escribía sólo en francés. Hace unos 20 o 30 años que eso empezó a cambiar y el creole ocupó un lugar importante en la educación del país. Y no es una causa menor plantear esto porque la gran mayoría de las personas no iba a la escuela, y por eso no hablaba francés correctamente. El idioma también es un mecanismo de liberación. Las escuelas primarias y secundarias durante mucho tiempo fueron una copia fiel de la educación francesa. Es un sistema que hay que replantear. No es que la educación vaya a solucionar los problemas del país, pero la solución de la educación no es independiente de los demás aspectos de liberación.
- Pola: Esa orientación elitista de la educación deja de plantearse como tal a partir del momento en que los capitalistas necesitaron poner en práctica el proceso de liberalización de la economía del país a partir de la década del ‘70. Actualmente, en Haití, un extranjero se va a dar cuenta de ese proceso de privatización de la educación, justamente porque la orientación elitista deja de plantearse para que esa educación se alinee hacia el trabajo flexibilizado y precarizado. Durante la vida nacional haitiana, los dirigentes nunca sintieron la necesidad de implementar un sistema educativo porque el modelo de producción en el país no necesita que los sectores mayoritarios sepan leer y escribir, porque sigue siendo un sistema capitalista servil, que necesita de las riquezas que se producen en los campos, pero no de los campesinos que sepan leer y escribir.

Pola, vos realizaste tu trabajo de Maestría sobre la participación de las organizaciones no gubernamentales en el campo de la educación popular ¿Cómo se desempeñan estos organismos?
- Pola: En las prácticas de algunas ONG’s con las organizaciones campesinas, que llaman pedagógicas, cuando uno observa el programa de capacitación, la alfabetización está ausente y lo peor es que dicen que están haciendo educación popular. Es para tener en cuenta cómo el imperialismo también trata de incorporar lo que debería ser la educación popular en estos programas de desarrollo comunitario.
- Henry: Hay muchas organizaciones que no sirven, que tienen la cáscara nomás. Adentro no hay nada. Tienen grandes nombres pero no pasa absolutamente nada. La educación ha sufrido un proceso muy duro, que es la “onegización” de todas las actividades. Haití es el país que tiene la mayor cantidad de ONG’s. Eso también hay que verlo como un factor para poder interpretar y entender lo que está sucediendo en materia educativa. Muchos organismos internacionales ofrecen becas y desarrollan planes de educación. Tienen grandes nombres, pero en realidad están ahí para servir y perpetuar el status quo, entonces no hay que dejarse confundir por los nombres.

El colapso
Puerto Príncipe fue la ciudad más afectada por el terremoto. Es la sede de los poderes políticos y cuenta con más de 2 millones de habitantes. Sin embargo, su estructura deficitaria no hubiera permitido que se alberguen más de 500 mil personas. Quizás esa sea la principal causa que demuestre la cantidad de muertos en el sismo. A pesar de que dos fallas recorren el país, las construcciones están hechas con materiales defectuosos y no tienen estructura antisísmica. Por supuesto, no existe ningún tipo de código edilicio.
Uno de sus barrios más poblados es Cité Soleil, con cerca de 400 mil residentes que viven en la más extrema pobreza. Allí también fue donde se contabilizaron las mayores pérdidas humanas y materiales. Según cuentan Henry y Pola, muchos de los sobrevivientes se encuentran todavía en la calle, sólo cubiertos por unos plásticos. Pero para algunas organizaciones, eso es un “campamento humanitario”.
“Hay un sistema deficiente, anacrónico, cruel y criminal, que nosotros denunciamos porque quieren reconstruir la ciudad con buena voluntad, pero sino se cambian estas estructuras pueden dar a Haití 100 mil millones de dólares que no va a cambiar absolutamente nada”, apunta Henry.

¿Cómo está conformada la sociedad haitiana?
- Henry: La diferenciación de clases es mucho más marcada que acá. La formación social haitiana ha experimentado distintos grados de deterioro. Hay muy pocos que tienen en sus manos la mayor cantidad de tierra.
- Pola: Son 10 familias que controlan toda la tierra. Tienen tierra, tienen negocios en sus ciudades, pero son socios y serviles de los grandes monopolios. Un profesor que asesinaron poco antes del terremoto, caracterizaba a la formación social haitiana como de “capitalismo servil”, porque la burguesía haitiana depende de las riquezas que se producen en las relaciones no capitalistas en los campos y dependen de los productos manufacturados producidos en los países centrales.
- Henry: Entonces, hay una gran masa empobrecida y una franja de clase media, pero que no es significativa en cuanto a la cantidad de pobres. Entonces, el peso que pueden tener las clases medias en la Argentina no es el mismo que en Haití. Entre el más rico y el más pobre la diferencia es mucho más abismal que en cualquier otro lugar.
- Pola: No estamos de acuerdo cuando dicen que Haití es el país mas pobre de la región, porque no se considera que eso sea un proceso histórico y por eso decimos e insistimos en que fue un proceso de empobrecimiento.

¿Y cómo recibe la sociedad la ayuda de los países centrales y las celebridades del espectáculo?
- Henry: Hay que diferenciar dos tipos de ayuda. Una “ayuda” entre comillas, que es falsa, hipócrita y viene a violar la soberanía nacional y otra que no la viola, como es la de Cuba y Venezuela. También hay otros países que vinieron con la idea de ayudar realmente, pero la gran mayoría quiere aprovechar esa situación. Por eso, se puede hablar de una mercantilización del supuesto plan de reconstrucción de Haití.
Por otro lado, al gesto de los famosos lo vemos como un comportamiento humano que frente a todo lo que se ha difundido, sienten una necesidad interna de brindar algún tipo de ayuda. Habría que ver caso por caso, porque algunos también lo hacen para evadir impuestos. Pero el tema principal es adónde va ese dinero, quién lo va a administrar y, fundamentalmente, en función de qué plan. Un plan de reconstrucción no puede ser elaborado en Washington o en París, debe ser hecho por las organizaciones populares haitianas, en colaboración con ciertas naciones u organismos internacionales, pero tiene que responder a lo que se necesita. Por más plata que haya, si no hay un cambio de estructura no va a pasar absolutamente nada.
- Pola: Lo que sí van a hacer es reconstruir el Palacio Nacional y ciertos edificios que pueden servir a los intereses de las clases dominantes. Dicen que hay presupuesto para reconstruir las escuelas, pero hablan de las escuelas de los ricos solamente. Entonces, los estudiantes están haciendo manifestaciones para poder tener acceso a la educación. Hoy sólo hay clases para los que tienen cierto poder económico. Recuperar nuestra dignidad no es una tarea fácil, pero esa lucha tiene que ser más fuerte que la de nuestros antepasados.

volver