Relación con la comunidad

La Cultura como puente de inclusión social

 

Con un subsidio que la Secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia de Córdoba entregó a la Fundación de la FFyH, se pondrán en marcha dos proyectos extensionistas: “Museo Viajero” y “Tumbando Rejas”, ejemplos de que el conocimiento puede ser la mejor herramienta para construir ciudadanía entre sectores sociales históricamente desprotegidos, y abordar el tema de nuestra identidad cultural.

Los chicos caminan agarraditos de la mano. Van de un ambiente al otro con cuidado, pero interpelando sin pausa a la maestra. La curiosidad que los invade se adivina en sus ojos grandes y en la catarata de preguntas que la seño no siempre puede responder. Están descubriendo el mundo, hurgando en la especie humana, conociendo la historia de la tierra. Sus rostros asombrados confirman que el viaje hacia el pasado les resulta intenso, emocionante. Que está bueno saber quiénes somos, de dónde venimos, de qué está hecho nuestro planeta. Abordar a través de la vivencia concreta, del contacto directo, eso que los grandes llaman “Cultura”, es un juego atrapante y los impulsores de la aventura redoblan la apuesta: “La experiencia de que las escuelas visiten el Museo ha sido exitosísima, tanto para nosotros como para los chicos. Por eso decidimos ir por más, salir a la calle y llevar el museo a gente que por distintas razones no puede venir”, cuenta con inocultable satisfacción Roxana Cattáneo, directora del Museo de Antropología de la FFyH, a esta revista.

“Museo Viajero: un recorrido por la diversidad” es el nombre del flamante desafío, financiado a través de un subsidio que la Secretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF) de la Provincia entregó a la Fundación de la FFyH para concretar el proyecto: “Lo que buscamos ahora es posibilitar una inclusión cada vez más efectiva de aquellos que no participan de circuitos culturales”, explica Cattáneo, previo a desarrollar en qué consistirá esta iniciativa: “Vamos a salir hacia la comunidad con nuestra muestra, y para ello queremos trabajar con un conjunto de instituciones que históricamente, y por diferentes motivos, no han visitado el museo: escuelas periféricas, de barrios populares, escuelas iniciales, primarias y secundarias, rurales, hospitalarias, escuelas especiales, institutos de menores judicializados, centros vecinales y hogares de día para niños y jóvenes discapacitados”.

En el marco de una institución que no para de crecer hacia adentro y hacia fuera, “Museo Viajero” tiene las maletas listas para salir a dar vueltas, y su conductora precisa cómo será este nuevo episodio: “En el interior de un vehículo tipo casilla rodante generaremos un espacio museográfico inédito, que funcionará como una sala móvil del Museo de Antropología para acercar a éste a los diferentes públicos propuestos”. Según adelantó Cattáneo a Alfilo, “el mismo contendrá soportes materiales originales y copias, materiales audiovisuales, banners informativos, representaciones y ambientaciones, que permitirán un acercamiento al Museo, accediendo a conocimientos y experiencias presentes en la oferta museográfica actual de nuestra sede física”.

Junto a Raquel Krawchik, titular de la SENAF, Dardo Alzogaray, presidente de la Fundación de la FFyH, y Gloria Edelstein, decana esta unidad académica, la directora del Museo de Antropología contó que “al vehículo rodante se sumarán las maletas educativas, con las que se trabajará en un taller temático en el lugar, y las cuales podrán quedar a préstamo en caso de ser solicitado para posteriores trabajos”. Según Cattáneo, algunos de los temas propuestos para las maletas educativas son “El telar de Justina” (textiles) “Haciendo guisos ayer y hoy” (alimentación) y “Gente del barro” (cerámica). Este último soporte será el mediador para comparar los usos entre los grupos prehispánicos y los contemporáneos, con el fin de reflexionar sobre nosotros mismos y nuestras propias formas de identificarnos socialmente, apostando a que el conocimiento sobre la diversidad cultural contribuya a la convivencia y a la integración en sociedad. “El conjunto de la propuesta convierte al patrimonio cultural en promotor de la identidad, la diversidad, la convivencia y el trabajo en equipo, la lectura y la investigación”, señala Cattáneo, quien no duda en afirmar que “esta misión democratizadora del Museo se sustenta en lograr el reconocimiento del patrimonio cultural propio y su apropiación desde la sociedad toda. Para ello consideramos necesario llegar a públicos que actualmente no acceden a nuestro museo por diversos motivos”.

Dardo Alzogaray, presidente de la Fundación que financiará el proyecto, aprovechó la presentación del mismo para resaltar la importancia de este nuevo paso: “El Museo de Antropología ha ido cambiado el concepto de lo que es un museo. Viene haciendo punta en Córdoba porque ha renovado la lógica de estas instituciones, sacándolo a la calle, abriendo sus puertas a la sociedad”. Sobre el subsidio aportado por SENAF para la realización de ambos proyectos, Alzogaray rescató que la Provincia y la UNC puedan trabajar en conjunto: “Saludo y festejo que ambos niveles del estado articulen esfuerzos para beneficio de la sociedad”.

En el mismo sentido se expresó Raquel Krawchik, titular de la SENAF: “Tanto el proyecto del Museo Viajero como el Tumbando Rejas, ayudan a construir políticas públicas que deben constituirse en políticas de Estado. Este dinero que hoy hemos entregado aquí junto a las autoridades de la Fundación y la Facultad de Filosofía y Humanidades, y que nos llena de alegría a todos los que estamos en esta sala, tiene que transformarse en un programa con un presupuesto propio, para que pueda continuarse en el tiempo, porque eso es generar políticas de Estado”.

Contra las rejas materiales y culturales

“En todo este tiempo he pasado muchas cosas buenas y lo de la revista es una experiencia que nunca hice en mi vida. Está bueno este espacio, es como lo puedo llamar, porque es donde todos compartimos algo, ya sean diálogos, ideas y hay partes donde contamos sobre nuestra vida personal. Llevo un tiempo acá adentro y hay cosas que cambian, pero a la vez se generan nuevas cosas y esto está bueno. Pero hay algo que no cambia: la unión, porque la revista es como un eslabón que nos une a todos”. Quien lo dice es uno de los tantos pibes que estudian en la Cenma Profesora María Saleme de Burnichón, ubicado en el Centro Educativo Complejo Esperanza, y que desde el 2008 participa de “Tumbando Rejas”, la revista que se convirtió un proyecto socioeducativo de gran impacto y participación entre los jóvenes que estudian en esta escuela, y que ahora recibirá financiamiento de la Fundación de la FFyH a través del subsidio de SENAF. “La vinculación entre ambos proyectos se da en el marco de un programa que se llama O.G.A. (Organizaciones de Gestión Asociada) y que forman parte del área de Promoción y Participación Comunitaria de la SENAF”, cuenta Leticia Barbero, coordinadora de la revista, y miembro del equipo que conduce María Victoria Maliandi en el Complejo Esperanza.

Con cuatro publicaciones en la calle –la última editada en septiembre pasado- Barbero y los integrantes de la revista se entusiasman con el financiamiento que permitiría que ésta siga siendo una herramienta liberadora para los chicos del Cenma: “Tumbando Rejas es un proyecto de expresión y comunicación que nació como respuesta a una multiplicidad de problemáticas presentes en el contexto de encierro, centralmente vinculadas a la deshumanización y vulneración de los derechos de los jóvenes privados de su libertad”, explica quien es egresada de la Escuela de Historia de la UNC. “La revista es como una ventana hacia el afuera, que potencia las capacidades de los alumnos privados de su libertad”, dice Barbero, y agrega: “Acá las rejas no son solo materiales, son también culturales. En esta escuela había una carencia o inexistencia total de medios de expresión para los jóvenes en conflictos con la ley penal, pocos o nulos espacios de reflexión crítica sobre la realidad tanto personal como social, dificultades para resolver los conflictos de manera no violenta, desvinculación con el exterior (tanto familiar como comunitario), alta deserción, desconfianza hacia los adultos, baja autoestima y expectativas de mejora personal. Con Tumbando Rejas hemos encontrado una manera de expresar todos esos sentimientos y situaciones difíciles de una manera creativa y participativa”.
Para Krawchick, que conduce la Secretaría responsable de garantizar los derechos de los niños y adolescentes provinciales, la sustentabilidad económica del proyecto es fundamental, por el impacto que tiene en la vida de los chicos: “El conocimiento construye libertad, el conocimiento tumba rejas. Por eso la escuela del Complejo Esperanza fue una medida revolucionaria, porque como dijo una periodista que una vez fue a hacernos una nota, ‘la escuela es el afuera del adentro’. Y es así, porque la escuela es la oportunidad de ser libres. Las dictaduras no dejan solo muertos, sino sociedades encerradas, y con este proyecto estamos derrumbando ese paradigma”.
Después de que Barbero desarrollara en el Museo de Antropología la historia y el funcionamiento del proyecto, Alzogaray, en carácter de presidente de la Fundación que financiará el mismo, destacó que “Tumbando Rejas es construir ciudadanía, por eso festejo que el Museo salga afuera, lleve el conocimiento a la sociedad y trabaje en la identidad de los argentinos, que es algo complejo”.

Para quienes comparten la vida cotidiana de los chicos en conflicto con la ley penal, la revista ha permitido modificar ciertas actitudes, prácticas y discursos sociales punitivos hacia la juventud. “En respuesta a esas miradas negativas, nos orientamos a brindar a los jóvenes de nuestra escuela la posibilidad de que ellos accedan a un desarrollo integral de su persona, y al ejercicio activo de su ciudadanía mediante la construcción colectiva de un espacio de reflexión, expresión y comunicación”, cuenta Barbero. “Nuestro objetivo es ofrecer nuevas miradas sobre estos niños y jóvenes, y generar otra visibilización y sensibilización social sobre la temática que los involucra. Creemos, y la experiencia de estos tres años nos lo confirma, que así construimos un vínculo de estos adolescentes y jóvenes con la sociedad de la que son parte, a través de la participación en el debate público que se da en el escenario mediático de la revista”, completa la historiadora y responsable de coordinar este medio gráfico.

En un momento de transición del viejo y vetusto paradigma del patronato al sistema de protección integral de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, de tensiones y contradicciones que se dan en el marco de una fuerte construcción social y mediática de los jóvenes como peligro, y de una creciente selectividad del sistema punitivo, los que con gran esfuerzo material y humano hacen Tumbando Rejas sostienen que “hoy resulta más necesario que nunca brindar espacios de expresión y formación crítica a los jóvenes en general, y a los alumnos vulnerados sistemáticamente en sus derechos, en particular. Además, dar disputa en la discusión social sobre la juventud”. En este proceso de transformación de las políticas públicas sobre los jóvenes, el equipo de Tumbando afirma que “la propuesta busca superar esos obstáculos de expresión, brindándoles a los chicos herramientas para la transformación de su visión de la realidad desde su propia realidad vivida, creando un espacio de libertad y un medio gráfico en el que se refleje a través de la palabra escrita los aspectos emotivos de los alumnos y su concepción del mundo. Es en la revista donde se construye un espacio de análisis crítico, participación constructiva y libre expresión de los jóvenes alojados en las instituciones de encierro, sobre sí mismos y sobre la sociedad de la que forman parte”.

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