Maestría en Docencia Universitaria: los desafíos de la profesión docente frente a los cambios de época

La nueva Maestría de la UNC, que inicia el 15 de septiembre, aborda la docencia como una tarea compleja. Quienes impulsaron su creación y autoridades de la carrera explican la importancia de la formación de profesorxs en un contexto de transformaciones socioculturales profundas. Las inscripciones continúan abiertas hasta el 31 de agosto.

 La complejidad de la tarea docente en la Universidad pública actual demanda actualizar saberes y construir herramientas que permitan desarrollar las diversas actividades laborales, en un contexto marcado por la incorporación de tecnologías digitales en los procesos educativos, la demanda por sumar nuevas perspectivas y la necesidad de fortalecer la inclusión social.

La Maestría en Docencia Universitaria (MaDU) viene, en este sentido, a ocupar un espacio vacante en las propuestas de posgrado de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y apuesta a ofrecer un tronco común de conocimientos para la desafiante tarea docente, constituyendo un espacio creativo para repensar los procesos de enseñanza y aprendizaje, generar propuestas de intervención pedagógica y fortalecer la interdisciplina.

Cogestionada por la Facultad de Filosofía y Humanidades (FFyH) y la Facultad de Ciencias Sociales (FCS- CEA) de la UNC, en articulación con el Gremio de Docentes e Investigadorxs Universitarixs de Córdoba (ADIUC), “la carrera es fruto de un trabajo interinstitucional y plantea la importancia de la formación de posgrado para ‘pensar’ y ‘hacer’ los procesos de enseñanza y aprendizaje, atendiendo el complejo entramado social, cultural y político en que se desarrolla hoy la docencia universitaria”, plantea la coordinadora académica del Centro de Estudios Avanzados de la FCS, Alejandra Martín.

En el mismo sentido, Alicia Servetto, integrante del Comité Académico de la carrera, indica que la MaDU “pretende contribuir desde una perspectiva interdisciplinaria al análisis de las condiciones de producción y de las políticas, discursos y sujetxs que forman parte de los procesos educativos en el nivel superior”. La carrera busca que lxs docentes “aprehendan herramientas teórico metodológicas que posibiliten la comprensión de los contextos de actuación y permitan elaborar propuestas acordes a los mismos”.

Al asumir la docencia como objeto de conocimiento y desarrollo profesional, la MaDU se propone ampliar los marcos teóricos y acercar nuevas herramientas pero también pretende ser un espacio de producción para que lxs docentes generen propuestas innovadoras que respondan a las necesidades de sus respectivas carreras, áreas o espacios curriculares.

La profesora Gloria Edelstein, también integrante del Comité Académico de la carrera, explica que “quienes se desempeñan como docentes en la Universidad tienen saberes y conocimientos que fueron incorporando a lo largo de su recorrido escolar y laboral. Eso configura un caudal sin duda importante. Pero ocurre que muchas experiencias fueron asimiladas acríticamente, constituyendo matrices de pensamiento y naturalizando aquello que, fruto de la repetición, se termina considerando como lo esperable o ‘lo normal’, y que generalmente no hace más que sostener un statu quo sin apertura a la innovación, dejando al desamparo lo idiosincrático de situaciones y sujetos”.

La complejidad del mundo en que vivimos, continúa Edelstein, “requiere de un profesorado orientado a la indagación, capaz de interpretar las múltiples dimensiones de las situaciones en que le cabe actuar, lo que requiere un abordaje teórico y metodológico sistemático que amplíe perspectivas y profesionalice la docencia al poner en valor esta actividad”.

La necesidad de la formación docente constante y las potencialidades de la MaDU son presentadas en detalle por quienes impulsaron la creación de la carrera y por quienes hoy coordinan su puesta en marcha:

Diversidad disciplinar y trabajos finales orientados

Dra. Marcela Pacheco, directora de la MaDU

Desde hace más de dos décadas, la docencia universitaria se ve movilizada por las transformaciones institucionales en el nivel superior. En nuestras prácticas cotidianas las regulaciones de las políticas nacionales, las propias de la Universidad y las de cada carrera se tensionan con los acelerados cambios en la producción del conocimiento y con las condiciones socioculturales de las nuevas generaciones de estudiantes. Ya no nos resulta suficiente para el ejercicio de la docencia la formación de grado disciplinar: por ello la propuesta de la MaDU viene a constituirse en un espacio formativo de posgrado, de carácter profesional. En ella apostamos a construir un cuerpo de saberes comunes que trascienda las fronteras de cada campo particular y que atienda a los enormes desafíos que plantea la Universidad actual. Entender las condiciones en que esta formación se lleva adelante ha dado lugar a un diseño del plan de estudio que contempla talleres con tutorías, destinados a la producción de trabajos finales efectivamente orientados hacia problemas concretos de cada carrera. Esto permitirá, además, terminar el cursado con acompañamiento: elaborar la tesis y concluir la carrera no serán un camino solitario.


Entre tecnologías digitales y nuevos perfiles estudiantiles

Dr. Javier Blanco, integrante del Comité Académico de la MaDU y secretario General de ADIUC

La Universidad pública está en un proceso de transformación acelerada en concordancia con un momento de novedades radicales en el área de las tecnologías digitales y sus ineluctables consecuencias sociales. Este momento se inscribe en un proceso, de más largo plazo, de tendencia a la universalización de la educación superior. Esto va transformando los perfiles de estudiantes con la consecuente necesidad de revisar las prácticas educativas. Por otro lado, la docencia universitaria cada vez más es asumida como un trabajo de tiempo completo que requiere ser pensado también desde el punto de vista laboral. La MaDU da cuenta de estas transformaciones, poniendo en foco la tarea docente en su dinámica actual, asumiendo la heterogeneidad de prácticas asociadas a diversas disciplinas y culturas institucionales y abriendo espacios de interrogación frente a las condiciones y demandas externas. Su rol, tanto en la formación de docentes como en la producción de conocimiento e intervenciones institucionales, irá creciendo en los tiempos por venir.


Del micro espacio del aula a la gestión institucional

Dra. Gloria Edelstein, integrante del Comité Académico de la MaDU

Estudios desarrollados ya hace tiempo dan cuenta de que la docencia en la Universidad es una práctica social sumamente compleja en la que intervienen múltiples dimensiones. Esto justifica la necesidad de contar con un saber pedagógico especializado; saberes y conocimientos interdisciplinarios, que articulen los relativos al propio campo disciplinar con los de las ciencias de la educación y las ciencias sociales y humanas en general, siempre vinculadas a las problemáticas objeto de actuación. Sin desconocer el enorme valor de actividades como la investigación y la extensión, no podemos ignorar que el núcleo articulante de toda intervención docente está orientado a las relaciones entre el enseñar y el aprender. Aún así, la carrera contempla una formación de sentido amplio, que prepara no sólo para operar en el micro espacio del aula sino también para desempeñarse a diferentes escalas en el quehacer universitario, incluyendo actividades de gestión. Es decir, para participar en decisiones de política universitaria como así también en la organización institucional de las unidades académicas.


Manejar contenidos disciplinares es importante pero no suficiente

Dra. Alicia Servetto, integrante del Comité Académico de la MaDU

En muchos casos, la docencia universitaria se ejercita sin ninguna preparación pedagógica ni epistemológica sobre lo que significa el proceso de enseñanza y aprendizaje. Desandar esas prácticas y posicionar a la docencia universitaria como un objeto de conocimiento y de intervención es muy importante ya que posibilitará pensar el campo de trabajo académico desde múltiples facetas. Es necesario contar con herramientas teóricas y metodológicas para pensar la labor docente. No se trata solo de tener un excelente nivel de manejo de los contenidos -que es sumamente importante- sino además es clave pensar cómo trabajar de forma constructiva en la producción de saberes para que lxs estudiantes no sólo sean considerados como recipientes vacíos a los que se les transmite algo ya instituido. Se trata, por el contrario, de involucrarlxs en el proceso para lograr el conocimiento. Si partimos de que la Universidad es una institución dedicada fundamentalmente al “conocimiento”, la relación con ello, su tratamiento y producción, requiere de la capacitación sistemática del/la docente en la tarea de enseñanza.


Una concepción ampliada de la profesión docente

Lic. Alejandra Martín, coordinadora Académica del Centro de Estudios Avanzados (FCS)

La MaDU favorece una concepción ampliada de docencia, con un significativo compromiso con la realidad de época desde lo social, lo político y lo ético. Las prácticas docentes en la Universidad comprometen a quienes las asumen en tareas multifacéticas relativas a la participación ciudadana en políticas institucionales, en procesos de investigación, extensión y trabajo comunitario, así como en aquellos procesos académicos propios de la transmisión de conocimientos en los respectivos campos disciplinares. Procesos académicos que involucran a docentes tanto en la generación de planes de estudio, con sus respectivas normativas y reglamentaciones, en proyectos institucionales de diferentes áreas y/o ciclos de una misma carrera y en la elaboración de programas de asignaturas y las diferentes instancias de su desarrollo. Todo esto implica ampliar el concepto de profesionalidad respecto a la docencia.