“Dime como pagas y te diré cómo te atienden”
Bajo una visión crítica sobre el ejercicio de la medicina y los sistemas de salud que funcionan en Chile y Argentina, el lunes 16 de septiembre se llevó a cabo la charla debate: “Reformas neoliberales = malestar en la salud. Un diálogo trasandino”. La actividad estuvo organizada por la Secretaría de Extensión de la FFyH y contó con la participación de los médicos argentinos, Carlos Presman, Ernesto Gagliano y el chileno Yuri Carvajal.
En la introducción de la charla, la secretaria de Extensión de la FFyH, Liliana Pereyra consideró oportuno contextualizar el debate con la lectura previa de un texto de Michel Foucault, compilado en el libro El poder, una bestia magnífica. El pensamiento dialéctico del filósofo francés, que pone en jaque la medicalización de la sociedad actual, funcionó como un disparador preciso, dirigido a concebir la salud como un derecho fundamental en la vida de cada ser humano. Luego de las presentaciones formales, fue el turno de los médicos invitados quienes, a modo de diagnóstico y valiéndose de la ironía o el sentido del humor, cuestionaron el paradigma que rige el ejercicio de la medicina, tanto en Chile como en Argentina.
¿Tiene entrañas la economía?
Yuri Carvajal fue el primero en intervenir, a través de una exposición minuciosa en la que brindó detalles sobre los parámetros con los que se mide el funcionamiento del sistema de salud chileno. Explicó cómo, a partir de 1990 y bajo la lógica neoliberal de los organismos económicos internacionales, “el Ministerio de Salud de Chile decide realizar una reforma estructural que impacta, principalmente, en la gestión de los seguros médicos”.
A partir de allí, la salud pública chilena comienza a concebirse a través de “pagos prospectivos y de resultados”, incluyendo una serie de intervenciones simples y complejas.
En su exposición, Carvajal se valió de tablas y gráficos para explicar cómo, a partir de 1993 y a pedido del Banco Mundial, “la salud pública chilena pasa a medirse a través de variables económicas donde se analizan los costos y los beneficios que otorga cada prestación de seguro médico”. Bajo este modelo, la salud se ve atravesada por variables como: “producción de precios para bienes estandarizables; protocolos que introducen la tecnología”; entre otros.
A lo largo de su exposición, Carvajal puso al desnudo la naturaleza interna de un sistema de salud sometido a las lógicas del mercado, desnaturalizando así el oficio y el ejercicio primario de la medicina.
En el final, lanzó preguntas abiertas como: “¿Qué son y cómo funcionan entonces los mercados?, ¿Qué es la economía? ¿Tiene entrañas la economía?” como un llamado reflexivo o intento por humanizar un sistema donde lo prioritario no es la salud de sus ciudadanos, sino más bien los costos y los beneficios económicos que brindan los prestadores y seguros médicos que se ocupan de garantizar este derecho en Chile.
La salud en términos reduccionistas
El segundo en tomar la palabra fue Ernesto Gagliano, quien además de ser médico y docente de la UNC, también se desempeñó como máximo responsable de la obra social universitaria Daspu.Gagliano contextualizó la situación de la salud pública argentina en términos políticos e históricos y comentó que fue a partir de 1945 que el sistema de salud público del país dejó de crecer, para dar paso a un gerenciamiento de la salud, dejándola en manos privadas. También indicó que esta tendencia, al igual que Chile, se agudizó en Argentina a partir de la década de los ´90, cuando las exigencias del Banco Mundial condicionaron el modelo político del país y cobró fuerza la idea de pensar “la enfermedad como un negocio y no en la salud como un derecho”.
Al hablar de la realidad provincial, Gagliano recordó que en Córdoba Capital existen sólo dos efectores que se rigen en la esfera de lo público y a nivel nacional: El Hospital de Clínicas y la Maternidad Nacional. Luego remarcó que en toda la provincia de Córdoba, de 450 efectores de salud apenas 85 dependen del estado Provincial. El resto de los establecimientos se rigen por lo que determina cada municipio donde, en la mayoría de los casos, “ni siquiera se cumple con el programa de salud sexual y reproductiva que dicta la Nación. La desregulación y la falta de control es enorme” alertó. Además, lamentó que los hospitales públicos universitarios tampoco estén siendo elegidos por los ciudadanos como los principales prestadores.
En su intervención, Gagliano instó a dejar de pensar la salud en términos reduccionistas. “Es imposible hablar de salud si no tenemos en cuenta lo que sucede a nivel político y con el medioambiente” subrayó. “Los incendios, la desforestación indiscriminada por la soja han provocado un deterioro muy grande en el ambiente y esto nos afecta y es también parte de la salud pública”, concluyó.
“La diferencia entre dios y los médicos es que dios no se cree médico”
La intervención de Carlos Presman puso el acento en “la humanización de la relación médico paciente”. Fiel a su agudo sentido del humor, una de las tantas ironías que soltó en relación al ejercicio de los galenos fue: “La diferencia entre dios y los médicos es que dios no se cree médico”.
Presman remarcó que el hombre es el único animal que habla y como tal, resulta imprescindible establecer una comunicación sincera entre el médico y su paciente. En esta línea, citó un texto de Galeano que dice:” Yo creo que somos hijos de los días, y por lo tanto estamos hecho de átomos pero también de historias. Y todos tenemos algo que contar, algo que vale la pena ser escuchado y celebrado o perdonado”. Bajo esta concepción habló sobre la importancia de establecer una “narrativa en la medicina” que debe estar atravesada, dijo, por “el arte de escuchar, el arte de diagnosticar, el arte del bien decir, y el arte de cuidar”.
El autor del libro Letra de médico coincidió con sus colegas al señalar que el sistema de salud que impera es lucrativo: “Dime como pagas y te diré cómo te atienden”, señaló a modo de máxima y dijo que “lo grave es que exista una lógica de la enfermedad como finalidad de lucro”.
En ese contexto criticó también la formación académica que reciben los estudiantes de medicina en las universidades, donde en primer término se prioriza la biología, luego la biografía y la cultura general queda relegada a un pequeño tercer lugar.
Además, explicó que dentro de la lógica del sistema medicalizado que impera, “no existen enfermos, sino enfermedades”. En ese marco, señaló que “el cuerpo se enferma según el médico especialista o la institución que lo asista. Y según el medicamento que la industria farmacológica desee imponer”.
Tras la participación entusiasta de de todos los asistentes, Presman remarcó la necesidad de cambiar el sistema de atención médica actual, apelando a su humanización en todos los niveles.
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