El nuevo espacio del Archivo de la FFyH le otorga una mayor visibilidad y contacto con el público. Ubicado dentro del Pabellón Agustín Tosco, su traslado se concretó gracias a la aplicación del Proyecto de Presupuesto Participativo 2014. El acto de inauguración se celebró el viernes 17 de abril y contó con la participación de su directora, Ana Bonzani junto al decano Diego Tatián y miembros de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC.
A partir de este año, el Archivo de la FFyH estará dentro del Pabellón Agustín Tosco de la UNC. Compartirá la misma entrada que la Biblioteca Elma K. de Estrabou, pero funcionará de manera independiente, en el costado derecho del edificio. Su nueva locación “permitirá un uso más vivo por parte del público y seguramente se generarán puentes y actividades afines con el Archivo General e Histórico de la UNC, dirigido por Jaqueline Vassallo” expresó el decano de la FFyH, Diego Tatián, en la cálida ceremonia de reapertura. También valoró el trabajo tenaz y la gran dedicación que desde 1984 le imprime al lugar su actual directora, Ana Bonzani.
Iluminado por ventanas que dan hacia las áreas verdes de Ciudad Universitaria, el espacio cuenta con 55 metros cuadrados y tiene 90 metros lineales de nuevas estanterías. Su interior se encuentra dividido por una oficina de trabajo, un depósito y el sector de atención al público.
Tanto Tatián como Bonzani señalaron como positivo el hecho de haber concretado su traslado, gracias a la aplicación del Presupuesto Participativo de la FFyH, ejecutado a fines del 2014.
Además, el valor histórico que atesora es inmenso. Allí se resguarda documentación académica y administrativa que data desde la creación del Instituto de Filosofía, en 1934. “Nuestro Archivo tiene una identidad muy definida”, expresó Ana Bonzani, durante el acto. “Conservamos incluso material relacionado con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba. Recordemos que aquí guardamos los legajos de estudiantes que pasaron por nuestra Facultad y que un día no volvieron más”, explicó la directora, en alusión directa a los jóvenes desaparecidos durante la última dictadura. “Se trata también de un lugar muy visitado por investigadores, no sólo de nuestra Universidad, también de otras provincias o países como España”, agregó. “Celebro la mayor visibilidad de este espacio, los nuevos recorridos que surjan con la gente, porque sabemos que el Archivo es un recurso fundamental para mantener viva la Memoria.”
De manera simbólica, tampoco es casual la decoración elegida. La artista Luciana González donó obras de serigrafía y una de ellas se titula “Las Abuelas narran”. Y en un rincón de la pared, que da acceso al depósito, el poema Madrugada de Juan Gelman pareciera susurrar el sentido profundo de quienes trabajan y consultan este Archivo:
“Jugos del cielo mojan la madrugada de la ciudad violenta.
Ella respira por nosotros.
Somos los que encendimos el amor para que dure,
para que sobreviva a toda soledad.
Hemos quemado el miedo, hemos mirado frente a frente al dolor
antes de merecer esta esperanza.
Hemos abierto las ventanas para darle mil rostros”
Texto y fotos: Irina Morán