Viviana Alegre, mamá de Facundo, recibió emocionada el Premio José María Aricó que le entregó la FFyH, en una conmovedora ceremonia llevada a cabo el miércoles 11 de mayo en el Museo de Antropología, que contó con la participación de la Decana, Flavia Dezzutto, y Sergio Maldonado, hermano de Santiago, y el acompañamiento de familiares de otras víctimas de gatillo fácil de Córdoba.
Altares, velas, pañuelos bordados con fechas y nombres, fotos de Facundo aportaban color y sentidos al Museo de Antropología de la FFyH, espacio elegido para la entrega del noveno Premio José María Aricó al compromiso social y político, que la Facultad otorga a personas que a lo largo de su vida le pusieron el cuerpo a causas y luchas por una sociedad mejor, sin violencias, equitativa y justa.
Esta vez, la elegida para recibir la más importante distinción institucional era Viviana Alegre, mamá de Facundo Rivera Alegre, el joven que desapareció luego de un baile de cuarteto el 19 de febrero de 2012 y aún hoy se desconoce qué pasó con él. Luego de años de batallar por el laberinto judicial, la única respuesta de los tribunales cordobeses fue la condena por homicidio a dos supuestos autores de su muerte y desaparición, resultado que no convenció nunca a Viviana, que sigue reclamando al Estado provincial que investigue el derrotero y destino final de su hijo, padre de una niña que este año cumple 11 años y pregunta por su papá.
En un Museo colmado por integrantes de la FFyH, familiares de víctimas del gatillo fácil y organizaciones sociales y de derechos humanos que han acompañado todos estos años a Viviana y otras madres que exigen justicia, el reconocimiento tenía esa impronta y espíritu colectivo, como lo destaca la resolución del Consejo Directivo que compartió Fabiola Heredia. Antes de pasar la palabra a la Decana, Flavia Dezzutto, la directora del Museo y maestra de ceremonias nombró a cada una de las víctimas de la violencia institucional y las organizaciones que estaban presentes.
Culminado el ritual que Viviana hace siempre en un altar preparado con fotos e imágenes de Facundo y las campañas públicas por su aparición, la Decana compartió sus palabras: “Nos hemos reunido para entregar a Viviana Alegre al premio José María Aricó 2021 a la trayectoria social y política. Viviana Alegre es, para cuantos nos sentimos involucrados/as con los acontecimientos sociales y políticos de esta ciudad, una persona de importancia crucial. La desaparición de su hijo marcó un punto axial en las políticas represivas llevadas adelante por el estado provincial”.
En un tono sereno pero firme, Dezzutto remarcó que lo ocurrido con Facundo y muchas otras víctimas es más que violencia institucional: “Desapariciones en democracia, más de 200, en las que siempre juega un papel central la fuerza policial, los funcionarios políticos de turno, el poder judicial, por lo menos. Digamos entonces, violencia estatal en Democracia. Hace años que sabemos que con la democracia no se come, no se cura y no se educa, es decir, que con la democracia como procedimiento electoral no basta, que todo régimen tiene un contenido ideológico, jurídico, político, económico, social, que es preciso decidir y que le da contenido a la democracia como procedimiento”.
En este sentido, la Decana señaló los límites de un sistema político que “no ha sido suficiente para evitar las desapariciones, las torturas, las muertes. Cuidado, no decimos que dictadura y democracia sean lo mismo, decimos que es preciso exigirle a la democracia memoria, verdad y justicia para quienes han sido víctimas de la violencia estatal, y que no pase nunca más, esto supone un proyecto de sociedad y de estado antagónico respecto de los poderes que hacen posible la muerte en todas sus formas, y no sólo en favor de las mayorías, sino protagonizado y decidido por las mayorías, por nuestros pueblos”.
Como lo denunciaron en múltiples ocasiones los organismos de derechos humanos, Dezzutto advirtió las “continuidades específicas en el aparato represivo, en la institución policial, en todo el país, y muy especialmente en Córdoba. Continuidades ideológicas, institucionales, de orientación política, hay lealtades en juego. La fuerza policial cordobesa ha estado largamente inficionada por el aparato represivo del terrorismo de estado, el poder judicial cordobés manifiesta, en sus exponentes más destacados, una mentalidad de derechas, asociado siempre al empresariado y a los sectores reaccionarios de la Iglesia católica. Hay una vinculación férrea en la dificultad para juzgar a los responsables civiles, eclesiásticos, empresariales de la última dictadura, y los obstáculos, las dilaciones y los ninguneos que culminan en impunidad y en ausencia de verdad con los que se trata a las víctimas de violencia estatal”.
En esta línea de continuidades, la Decana apuntó a los “responsables políticos de esta situación, el sempiterno partido cordobés está ante nosotros, son más visibles, el ex gobernador De la Sota, durante cuyo gobierno desapareció Facundo, el actual gobernador Schiaretti, y los jueces y fiscales que llevaron esta causa, como otras, a vía muerta”.
Además de la entrega personal de Viviana y la lucha colectiva que la acompañó, Dezzutto resaltó el compromiso de la Facultad con el tema: “Viviana ha caminado las calles de Córdoba, hemos caminado junto a ella. Hemos visto las fotos, junto a la de Facundo, de los pibes y las pibas desaparecidos, torturados, encarcelados, escarnecidos por este régimen de terror que no se quiere ir de nuestras calles, que entra en nuestras casas, en nuestras vidas. Conocemos la lucha de Viviana, de quienes la han transitado con ella, de tantos espacios y organizaciones que se comprometen en ese surco, que le ponen el cuerpo, la voz, la vida a un mundo con otro signo, uno que haga posible la vida, en el mismo gesto que reclaman justicia y verdad”.
Al lado de Viviana y Sergio Maldonado, se preguntó por el rol de universitarios: “A nosotrxs, como universidad, qué nos toca. Por lo pronto interrumpir, interrumpir la naturalización de la violencia estatal, sus legitimaciones, su ensañamiento con las víctimas. También trabajar y militar con quienes llevan adelante estas luchas, que estén en la universidad, que este sea también un territorio de disputa, tomar partido, comprometernos, intervenir públicamente, producir saberes que corran los velos del cinismo y de la domesticación, y producirlos colectivamente y colectivizarlos materialmente, en las aulas y en las calles”.
En este marco, el Centro de Estudiantes de la FFyH también hizo la entrega del reconocimiento Agustín Tosco, a cargo de su actual Secretario General, Valentín Mansilla, estudiante de Ciencias de la Educación en nuestra Facultad.
El hermano invencible
“Nadie está preparado para que se te muera primero un hijo”, dijo Sergio Maldonado, hermano de Santiago, que viajó para acompañar a Viviana en este merecido reconocimiento a su lucha. Sergio, el mismo que con una tenacidad de hierro recorre desde hace cinco años el país para denunciar las inconsistencias de una causa paralizada desde noviembre de 2018, que busca enterrar lo que pasó con el joven desaparecido y luego muerto en la Patagonia argentina, producto de una criminal represión por parte de Gendarmería a una comunidad mapuche que reclamaba por sus tierras.
Sergio, el productor de té que desde el minuto uno se cargó la lucha para contar quien era el anarquista que puso en jaque al gobierno macrista, convirtiéndose en ícono de rebeldía y partiendo en dos a la sociedad argentina y a la política nacional. “Santiago viajaba solo, en su bici, y siempre estaba solidarizándose con las luchas sociales, estuvo con los guaraní, en contra de la megaminería, con los pescadores en Chile, y con los pueblos que reclaman su derecho a la tierra. Esa era su búsqueda personal, trabajaba de tatuador, hacía trueques, escribía canciones, su eje era la libertad y el anarquismo. Y esos días había llegado para apoyar a los mapuches y la libertad del Lonko Hones Huala”, contó Sergio, quien resaltó la importancia de que aparezcan los cuerpos, “Facundo, de Julio López, de Tehuel”.
Hoy la causa está sin juez, paralizada desde marzo de 2020 en la Corte Suprema de Justicia, luego de que la familia de Santiago recusara al juez Lleral, quien nunca investigó la desaparición forzada y que cerró el expediente en noviembre de 2018 afirmando que Santiago cruzó el río Chubut, donde la “muerte lo estaba esperando”. Nunca importaron las órdenes del Ministerio de Seguridad de Bullrich a los cien gendarmes que entraron a balazo limpio en la Lof de Cullamen.
Convencido de su lucha, entregado casi por completo a la causa de su hermano, Sergio cerró su participación pidiendo lo que todos reclaman:
“Memoria, Verdad y Justicia por Santiago”.
Una caricia al alma
“Gracias a la Facultad de Filosofía y Humanidades por el premio y porque desde hace diez años que me están acompañando”, soltó una emocionadísima Viviana Alegre. “Mi lucha fue, es y será colectiva”, completó, para luego nombrar a cada una de las víctimas de gatillo fácil de Córdoba, cuyas familias estaban presentes en el hall del Museo. “Este reconocimiento es en parte de ustedes, que me acompañan y nutren”.
Absolutamente convencida de que el juicio que condenó a dos jóvenes por el supuesto crimen de Facundo fue una cortina de humo de la justicia, la policía y el poder político cordobes para no investigar lo que le pasó a Facundo, Viviana pidió que “el caso forme parte de la agenda y que se puedan constituir equipos independientes, porque el estado no va a investigarse a sí mismo”.
Vestida con una remera blanca y larga con las caras de Facundo, Santiago Maldonado y otros jóvenes asesinados por balas policiales, aseguró que “es mentira que la justicia es para todos”. Con la voz entrecortada por la emoción, se aferró al micrófono para suplicar lo que viene sosteniéndola desde hace diez años: “Facundo Rivera Alegre no te imaginas como te quiero aparecido”.
Antes de las sentidas canciones de Lucas Heredia y Vicky Nycz, Viviana gritó:
“¡Facundo, Santiago, los 30 mil y todos los pibes de gatillo fácil, presentes, ahora y siempre, ahora y siempre!”