Alrededor de cien asistentes congregó la Jornada de Intercambio y Reflexión Docente, que se desarrolló el 12 de junio en la Escuela de Ciencias de la Información. Con la participación de la Decana de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Gisela Vélez, junto a la docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNRC, María del Carmen Novo, la capacitación aportó una mirada crítica sobre el rol de la educación superior, como institución formadora de profesionales capaces de transmitir el valor esencial de la lectura y la escritura.
Dirigido a docentes de los cursos de Nivelación y primeros años de todas las carreras de UNC y profesores del último año de instituciones de educación secundaria, la decana y especialista Gisela Vélez estuvo a cargo del Panel “Lectura, Escritura y Prácticas del Conocimiento en los Primeros Años Universitarios”.
Para Vélez, leer y escribir en la universidad no constituyen prácticas sencillas para los estudiantes, como tampoco para los docentes. Según esta reconocida especialista, en los últimos veinte años, “la alfabetización académica ha mostrado la necesidad y la responsabilidad que tienen las instituciones de nivel superior, en cuanto a la enseñanza de las particulares maneras de leer y escribir, exigiendo rever distintas culturas disciplinares”. Según la decana, “existe un largo camino a recorrer para instalar prácticas sistemáticas de enseñanza que contribuyan a una auténtica inclusión de los estudiantes en la cultura universitaria. Camino que no está libre de tensiones e interrogantes que se constituyen en objeto de reflexión e investigación”, aseguró.
Ampliar formas y miradas
Dentro de esta línea, Gisela Veléz aportó cuatro puntos claves a la hora de revistar experiencias, metodologías y conceptos, en el proceso de formación que se imparten en los niveles de educación superior.
1) “Enseñar a leer en la universidad supone ampliar la mirada, para formar lectores. Esto implica la tensión- articulación entre las lecturas académicas y las lecturas ‘no académicas’. En este aspecto, se sostiene el valor y la importancia de las lecturas literarias en cualquier campo disciplinar; incorporar otras miradas, más allá de las ciencias, para la comprensión y transformación de sí, de los otros y del mundo. Para disfrutar de las lecturas”.
2) “Enseñar a escribir en la universidad implica contribuir a que los estudiantes se apropien de las pautas, códigos y modalidades de escritura de cada campo disciplinar; sin embargo, esto conlleva el riesgo de ocultar los estilos propios, la voz de cada uno, esas peculiares maneras de decir, que más allá de las formas se atreven a lo diferente. Así, es necesario enseñar y aprender las normas, pero también flexibilizarlas, diversificarlas y trascenderlas”.
3) “Enseñar a leer y escribir en la universidad exige políticas institucionales y programas sistemáticos y sostenidos en el tiempo; demanda cambios profundos en las culturas institucionales y en las concepciones que éstas mantienen”.
4) “Enseñar a leer y escribir en la universidad desafía a nuestras concepciones sobre el conocimiento. Constituye un reto para examinar y explicitar el contenido (en tanto se constituye en objeto de conocimiento), la agencia (descubrir y exponer los agentes que intervienen en la construcción de los saberes) y las actitudes afectivas y epistémicas de los sujetos que leen y escriben, enseñan, aprenden e investigan.
Durante la tarde, María del Carmen Novo estuvo a cargo del Taller acerca de la lectura, la escritura y prácticas del conocimiento en los primeros años universitarios. De manera didáctica, Novo pudo trabajar con los asistentes sobre los distintos conceptos, metodologías y técnicas que se deben transmitir a la hora de enseñar a escribir y producir textos académicos. Además, la Jornada habilitó el tiempo necesario para reflexionar y compartir experiencias y prácticas educativas, abordando de manera rigurosa el rol de la enseñanza en los procesos de lectura y escritura académica, que se generan dentro de la universidad.
La Jornada de Intercambio y Reflexión Docente estuvo organizada por la Secretaría Académica de la UNC, el “Programa leer y escribir en la universidad”, el “Programa Ciclos de Nivelación, seguimiento de los primeros años” y la Secretaría Académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades.