El 8 de julio fue la primera ceremonia presencial en dos años a causa de la pandemia, con más de doscientos graduadxs. En una Sala de las Américas colmada y con transmisión en vivo vía streaming, hubo una encendida defensa de la universidad pública por quienes hablaron, además de un cálido homenaje a Adela Coria, profesora, investigadora y militante incansable, recientemente fallecida.
Todas las colaciones son especiales. Para quienes se egresan por el logro alcanzado, para sus familiares por sentirse parte de ese objetivo y orgullo, y para la Facultad que ve concretada su tarea académica y política cuando entrega un diploma que acredita saberes profesionales, pero también una imprescindible formación ciudadana.
Ese momento, ansiosamente esperado cada año, tuvo un condimento especial el 8 de julio en la Sala de las Américas del Pabellón Argentina, porque fue la primera colación presencial luego de dos años a causa de una pandemia que obligó a modificarlo todo. Por ese motivo, ante la inmensa expectativa que había entre los 211 egresadxs de grado y posgrado y sus familiares, que colmaron el lugar, la ceremonia fue transmitida en streaming por YouTube gracias a un trabajo coordinado entre las áreas de Comunicación y Tecnología Educativa de la Facultad de Filosofía y Humanidades, la Prosecretaría de Tecnología Educativa de la Facultad de Ciencias Químicas y personal técnico del Pabellón Argentina, quienes aportaron los recursos humanos y tecnológicos para hacerlo.
Apenas pasadas las 11 de la mañana, Silvia Lonatti, histórica maestra de ceremonias, dio comenzado el acto con el ingreso de la bandera y el tradicional recambio con lxs flamantes abanderadxs, y la presentación de las autoridades de la FFyH y de sus respectivas Escuelas y Departamentos. El poema “No es chacota la vida”, de Nazim Hikmet, fue la introducción para que el Vicedecano, Sebastián Muñóz, compartiera unas palabras en nombre de la gestión: “El acto de colación y su ritualidad nos reúne como comunidad para la celebración de un acontecimiento que marca un momento de nuestras vidas, aquel en el que asumimos nuevas responsabilidades como graduados y graduadas”.
“El poder estar presentes hoy nos invita a reflexionar sobre los modos de habitar nuestra comunidad, que podemos pensar en al menos dos dimensiones. La primera vinculada a los motivos que justifican este acto y son los que reúne el juramento que ustedes realizarán. La segunda relacionada con lo que implica el estar presentes después de lo que nos ha pasado y nos está pasando durante esta pandemia. Pero ¿qué supone el haber sido estudiantes de la Universidad pública? Habitar la Universidad es una oportunidad de vincularse, experimentar y compartir no solo conocimiento, sino también memorias, luchas e ideales propios y de quienes nos antecedieron en este camino. Sin ellos y ellas la universidad que tendríamos hoy no sería ni pública, ni gratuita ni de calidad”, destacó el Vicedecano.
Frente a discursos que vuelven a cuestionar el rol clave de la educación pública, Muñoz hizo una encendida defensa de la misma: “La universidad pública argentina ha venido resistiendo a lo largo del tiempo los ataques sistemáticos originados desde los poderes fácticos con la finalidad de desprestigiar la idea de comunidad y construcción colectiva que ella representa, apelando a la deshumanización de las personas, la mercantilización de la vida y la deshumanización de las instituciones. En ese contexto los estudios de pregrado y de grado buscan ser devaluados con la finalidad de ser subsumidos en una larga cadena mercantilizada en la que siempre nos falta algo más para estar al día. Estimados y estimadas licenciados,licenciadas, profesores, profesoras, bibliotecólogas, bibliotecólogos, técnicos y técnicas, profesionales archiveros y archiveras, correctores y correctoras que hoy egresan, la invitación es a que no perdamos de vista lo importante de nuestra razón de ser en este mundo y que no
dejemos que eso sea así. La educación es un derecho, no una mercancía y defenderla ocupa cada día en el aula, en la actividad profesional y en claustro universitario en el que nos encontremos”.
El Vicedecano valoró también la mirada y el abordaje institucional en relación al posgrado: “La Facultad ha procurado hacer del posgrado un espacio de estudio y trabajo en el que se potencien las capacidades de los y las graduados y graduadas que en él se vinculan. Para ello ha venido implementando políticas activas de apoyo para el acceso a la formación de sus egresados y adscriptos, procurado que la exigencia de autofinanciamiento del sistema no constituya en ningún caso una barrera insalvable para quienes se incorporan a este nivel de formación”.
Para finalizar, sin dejar de mencionar “los dolores que nos acompañan y los desafíos que tenemos por delante con esta pandemia, donde nuestras subjetividades se han visto alteradas, nuestras relaciones trastocadas y seres queridos que hemos perdido», señaló que este «es en este punto donde la debilidad se hace fortaleza, donde ese pedacito de universidad que llevamos dentro nos puede ayudar a construir nuevos horizontes de encuentro, trabajo y felicidad». «Pongamos toda esa energía y pensamiento en perspectiva, una vez más, y seguramente avanzaremos, desde el lugar que cada uno ocupe o se encuentre, hacia nuevas realidades. Con nuevas preguntas que nos permitan trazar los mapas del futuro. Queridos y queridas egresadas y egresados, esta Facultad siempre tendrá las puertas abiertas para recibirlos y recibirlas. Lleven la libertad que les da el conocimiento que adquirieron en esta universidad a donde sea que vayan. Buena vida, no abandonen sus sueños y no dejen de hacer para que ellos puedan ser las realidades del futuro”, finalizó.
La voz de lxs egresadxs
Graciana Pérez Zavala, doctora en Historia, habló en representación de lxs egresadxs de posgrado, y sus palabras giraron sobre tres ejes: el rol y la importancia de la educación pública, el aporte interdisciplinario e interinstitucional de los posgrados que ofrece la FFyH, y su propia experiencia de cursado de este nivel universitario. Después de los agradecimientos y los saludos correspondientes, recalcó el valor de la educación en todas sus dimensiones, “enfatizando su sentido colectivo y público”.
En este sentido, dijo que en los posgrados de la FFyH “advertimos que están atravesados por una mirada interdisciplinar, siendo este un aspecto central para considerar el valor social del conocimiento en el mundo contemporáneo. Sin conocer las experiencias de cada uno, nos atrevemos a decir que las titulaciones que hoy se entregan poseen un alcance federal e internacional”. De ahí el valor del “cruce disciplinario, institucional y de la multiplicidad de territorialidades de quienes egresamos, porque son estas intersecciones las que habilitan la producción de nuevas ideas, posiciones, proyectos, tesis y, en definitiva, de una formación académica integral”.
Por el lado de lxs egresadxs de grado, Andrés Fedrizzi, licenciado en Geografía, fue quien asumió esa responsabilidad: “Hemos venido a este acto a recibir nuestros diplomas. Es simplemente la demostración necesaria de que nosotros, egresados y egresadas, tenemos la necesidad imperiosa de crear una nueva conciencia que nos permita deconstruir unconocimiento históricamente occidental y patriarcal. Con el potencial de ser investigadores, docentes, analistas, coordinadores, capacitadores, becarios, asesores, planificadores y demás actividades que nuestra profesión nos permite. En busca de mejores condiciones de la ciudad, de la provincia y del país. Para que se pueda defender frente a las enormes dificultades que tiene y a los grandes peligros que lo amenazan”.
Con la “alegría, emoción, esperanza y responsabilidad de recibir nuestros diplomas, siendo conscientes y consecuentes con lo que decimos y con lo que hacemos, y que, por lo tanto, tenemos derecho a reclamar justicia, soberanía y libertad”, Fedrizzi compartió palabras de alto contenido político: “Vamos a pasar días difíciles, en el terreno de la economía, de la educación, de la historia y en el terreno de las amenazas de la agresión de los organismos internacionales. Tendremos días en verdad difíciles, pero dignos de ser vividos. Somos parte de Latinoamérica, mal llamada subdesarrollada, explotada y dependiente, sobre la cual los imperialistas arrojan sus crisis, arrojan sus magnates, sus ejércitos de expoliadores, y extraen hasta la última gota de riqueza de nuestras tierras. Latinoamérica esta despierta y responde. Y esa búsqueda de respuestas es un horizonte para nosotros”.
Como es un clásico en las colaciones de “Filo”, también hubo espacio para la música, que llegó con Cecilia Mezzadra en voz y Emiliano Arce en guitarra, quienes interpretaron “Soy pan, paz y masa”, de Piero, “Esa musiquita”, de Teresa Parodi, y “La canastita”, muy celebradas por el público, que acompañó con fuertes aplausos este momento artístico. Preludio para el momento más esperado por lxs egresadxs: el juramento, que fue tomado por Muñóz, y la consiguiente entrega de diplomas, festejada por cada uno de quienes los recibía junto a docentes, autoridades y familiares que protagonizaron una jornada inolvidable.
Adela presente, ahora y siempre
La alegría y la emoción que se respira en cada colación tuvo espacio para el homenaje y la valoración de quién lo dio todo por la universidad: Adela Coria, docente, investigadora, pedagoga, consejera, “formadora de formadorxs”, como la definieron sus colegas de la Escuela de Ciencias de la Educación, donde fue profesora titular de la Cátedra de Didáctica General y una destacada investigadora del CIFFyH sobre temáticas vinculadas a la enseñanza y la evaluación. “Mi recuerdo también para una querida profesora de la Facultad, Adela Coria, que el domingo nos dejó. ¿Qué no hizo Adela por nuestra comunidad? Ella fue un ejemplo de compromiso, calidad académica, solidaridad y presencia. En la acción de cada día y la construcción de la memoria institucional. Nadie como ella para navegar en las tramas de nuestra historia institucional, de nuestra comunidad, con esa dedicación, cariño y profundidad que fueron su característica. Por todo lo que nos legaste, infinitas gracias Adela”, dijo el
Vicedecano.
Fedrizzi también recordó a quien “entregó su vida a la educación pública con la convicción al servicio de sus ideales de igualdad y compromiso, brindando su trabajo, militancia, saber, discusiones, tanto para la Escuela de Ciencias de la Educación como para la Facultad de Filosofía y Humanidades, solidaria con estudiantes siendo directora de tesis de tantos y tantas, inclusive de la mía. La despedimos el domingo pasado, con una gran cantidad de gente brindando palabras emocionantes, de respeto y admiración. Creo oportuno este reconocimiento a esta gran persona, me honra citarla en sus palabras, ¡hasta la victoria siempre! ¡Gracias!”.
Finalizada la entrega de diplomas, la Decana de la FFyH, Flavia Dezzutto, que por motivos personales no pudo estar al comienzo de la colación, agradeció a las áreas de Enseñanza, Servicios Generales, Comunicación, Informática, Tecnología Educativa, a la Facultad de Químicas por la transmisión en vivo y a docentes, nodocentes, equipo de gestión y a quienes “hicieron los discursos”, pero dedicó la ceremonia a la memoria de Adela Coria, “gran compañera, gran maestra, pedagoga, intelectual -aunque ella se reiría de esa palabra-, y un gran militante. Alegre, frontal, que tuvo un compromiso con nuestra universidad y país”.
Conmovida como todxs por su partida, Dezzutto destacó su “compromiso con ese saber que consiste en poner el cuerpo. Adela le puso el cuerpo a la universidad, a la política, a la familia, a la investigación. Su forma de vivir y transitar los caminos de manera colectiva y con alegría. Para ella un acto de enseñanza era un acontecimiento, y se fue deseándonos la capacidad de crear otro mundo colectivamente”.
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