El jueves 20 de diciembre se realizó el acto de fin de año de la FFyH, en el cual se entregaron las medallas a los docentes y no docentes que se jubilaron. Con música, poesía y sentidas palabras de reconocimiento de varios de los presentes, el 2012 terminó a pura emoción y algunos lagrimones. [21/12/2012]
Desafiando los protocolos y las formalidades de ocasión, el acto de cierre del año lectivo estuvo atravesado por la emoción desde el primer minuto: a las 11.27, en su calidad de presentadora, Silvia Lonatti tomó el micrófono y sacudió a las autoridades, docentes, no docentes, alumnos y funcionarios que colmaron el auditorio del Cepia con una vibrante versión de “Honrar la vida”, el poema de Eladia Blázquez, que arrancó los primeros aplausos de una jornada que se presumía emotiva.
Acto seguido, los sentidos volverían a crujir cuando Lonatti invitó a Emiliano Cosacov al escenario para agasajar con su exquisita guitarra a los docentes y no docentes que se despedían del servicio activo. “Jacinto Chiclana”, de Astor Piazzolla y letra de Jorge Luis Borges, fue el primer tributo musical, y luego “A felicidade”, de Antonio Jobim, que despertaron la admiración y el aplauso cerrado del público.
La música cedió el paso a las palabras, que en primer lugar llegaron con María del Carmen Cenizo, Directora del Área de Enseñanza, quien saludó a sus compañeros no docentes y agradeció por “su responsabilidad y compromiso”, a la hora que los invitó a disfrutar del ansiado “ocio creativo”.
Luego fue el turno de la profesora Mónica Maldonado, la encargada de despedir a sus colegas. Luego de historizar el proceso que hizo posible el actual sistema previsional, Maldonado resaltó que “hoy jubilarse significa un tiempo de profunda alegría. Es una posición de privilegio como parte del campo académico y la universidad pública, y como intelectuales jubilarse significa estudiar lo que te gusta”. Además, no dudó en remarcar que “enseñar es un oficio hecho carne que se ejerce toda la vida. Por eso queremos agradecerles a los docentes que hoy se jubilan por el conocimiento construido, por el amor ofrecido. Que disfruten este cambio y que se sientan libres”.
Una vez que los aplausos y los abrazos dejaron lugar a que Lonatti siguiera con la ceremonia, fue el turno de Tatián, que dejó de lado cualquier formalismo para despedir el año y principalmente a los trabajadores que se jubilaban: “Quiero rescatar una palabra que se ha dicho varias veces por quienes me precedieron, y esa palabra es reconocimiento. Y entre las muchas acepciones que el término tiene en el diccionario, voy a rescatar la de gratitud”.
En lo que era su primer “reconocimiento institucional” como Decano de la FFyH, Tatián deseó que “ojala los trabajadores que hoy se jubilan sientan que su trabajo ha sido reconocido, porque el reconocimiento mutuo es vivir con otros. En lo personal este año he sentido la fuerza de los que tiran para el mismo lado, y eso ha sido muy lindo, lo más lindo de la política. Por eso creo necesario construir una ética del reconocimiento, para construir otra universidad y otro país”.
Los “premiados”
Finalizados los discursos y los homenajes de las autoridades, fue el turno de la entrega de medallas que otorgan todos los años a los trabajadores que se jubilan. La primera en recibirla fue Teodora García, “Doris”, quien luego de cincuenta años en la Facultad pidió el micrófono para agradecer muy emocionada a sus ahora “ex compañeros”. La siguió la querida Beatriz Elena Gómez, “Bety”, quien no desperdició la oportunidad de agradecer el cariño expresado por todos los presentes y decir que “trabajar en esta Facultad y en esta Universidad fue y es un verdadero privilegio”.
Los otros galardonados fueron los trabajadores no docentes Rolando Perea, Mario Ranieri, y los docentes María del Carmen Battagliotti, Matilde De la Torre, María Cristina Flexes, María Amelia Hernández, María Cristina Liendo, María Angelina Otero de Martínez y Héctor Rubio.