Los ríos profundos de la memoria

Las escuelas de Letras y Filosofía de la FFyH conmemoraron otro aniversario del Golpe de Estado del 24 de marzo recuperando las historias de lxs estudiantes desaparecidxs. Con la participación de familiares, autoridades de la Facultad, Espacios de Memoria de Córdoba, amigxs y la comunidad universitaria en general, quedaron inaugurados dos espacios del Pabellón Francia con retratos de quienes fueron secuestradxs y asesinadxs por la última dictadura cívico-militar-eclesiástica.

“Estar aquí reunides (estudiantes, docentes, no docentes, egresades de letras, compañeres del Archivo Provincial de la Memoria, familiares de desaparecides, del Programa de Derechos Humanos de la Facultad, amigues en general) a poco de conmemorarse el 46 aniversario del golpe de estado militar, cívico y eclesiástico, nos sitúa en un espacio y un tiempo particular. El tiempo de un ritual colectivo. Un encuentro de tiempos que, lejos de permanecer inmóviles y en silencio, se abren al presente, lo vuelven poroso y sensible a los movimientos de la memoria”, dijo María Soledad Boero, vicedirectora de la Escuela de Letras de la FFyH, antes de inaugurar el 22 de marzo la muestra “Una flor para ellxs”, que en el hall de la entrada del Pabellón Francia exhibe en un memorial con fotografías de lxs desaparecidxs de esta institución: María Teresa Luque, Federico Calloway, Graciela Haydeé Torres, Sonia Blesa, Berta Cuesta Morales, Ana María Espejo, María del Pilar Luque Depiante, Ester del Rosario Luque, María Luz Mujica Ruartes y María Adela Reyna Lloveras.

Junto a la Directora de la Escuela, Candelaria de Olmos y Victoria Chabrando, Directora del Programa de Derechos Humanos de la FFyH, quienes resaltaron la “construcción de redes de memorias y el carácter colectivo y diverso de las mismas”, la actividad habilitó la palabra a quienes se llegaron para conocer y celebrar las historias de luchas de quienes estudiaron en esas aulas y militaron en sus pasillos y espacios comunes. También la de lxs familiares que buscaron infatigablemente por la burocracia de la dictadura y los organismos internacionales información sobre los seres queridos que no aparecían. Como muestra de esa tenacidad, se puede ver en el pasillo de la Escuela un conjunto de documentos (solicitudes, pedidos de Habeas Corpus, fotos, pasaporte, etc.) conservados, primero por la madre y luego por la hija de María Adela Reyna Lloveras, detenida en 1976 y asesinada en 1978 en Quinta de Funes.

“Cómo seguir generando preguntas, interrogantes sobre lo que nos pasó, sus consecuencias, sus continuidades y rupturas: cómo seguir redescubriendo y oxigenando sentidos para mantener viva la historia de nuestro pasado reciente, y darle un sentido histórico político a las luchas y conquistas de nuestros derechos y libertades, es el sentido de esta actividad”, resaltó Boero, mirando a quienes atentxs escuchaban en el ingreso del Francia. “Para las nuevas generaciones de estudiantes, para los más jóvenes y también para los que ya no somos tan jóvenes, conocer las memorias que atraviesan las instituciones que habitamos, las memorias de nuestra Facultad, de nuestra Escuela de Letras, supone un ejercicio ético y político para trazar los hilos históricos y sociales que nos sostienen como comunidad”.

Entre esa comunidad presente tomó la palabra María Soledad Martínez Agüero, ex cuñada de María Adela, quien compartió la experiencia académica y militante de aquella generación de altísimo nivel de participación y conciencia política, que asumió la responsabilidad histórica de transformar un mundo que sigue siendo injusto y desigual.

Por el lado del Archivo Provincial de la Memoria, coorganizador de la muestra, habló María Eleonora Cristina, su directora: “Estas actividades son muy importantes para seguir construyendo memorias, para seguir avanzando por mas Verdad y Justicia, pero también para contarles que aún faltan muchísimos juicios por hacerse, que faltan muchísimos nietos apropiados por encontrar, y muchísimos cuerpos por identificar, así que la lucha continúa”.

Cabe destacar que el Archivo, como el resto de los Espacios de Memoria de Córdoba, están reclamando por mejores condiciones de trabajo de sus trabajadorxs y en contra del desmantelamiento de las políticas públicas de memoria.

Culminadas las palabras, lxs participantes fueron tomando las flores rojas que se habían preparado como parte de la muestra, y colocándolas en la vitrina donde están los retratos de lxs estudiantes desaparecidxs.

Abrir las puertas de la memoria

El miércoles 23 de marzo, previo a la multitudinaria y potente marcha que volvió a pintar de colores y sentidos las ciudades argentinas para ratificar que “la memoria está en las calles”, la Escuela de Filosofía abrió sus puertas para homenajear a quienes en los 70 estudiaron y militaron ahí, hasta que el Terrorismo de Estado buscó borrarlos de la historia. “La idea de estos trece retratos que hoy colgamos en el pasillo no es otra que la de abrir las puertas a estos compañerxs que estudiaron en sus aulas, militaron en sus pasillos, compartieron estos pabellones. Es la primera lista que pudimos reconstruir de lxs desaparecidxs, sabemos que llega tarde, pero el objetivo es ir completando las listas incompletas generadas por el Terrorismo de Estado. Lo que hemos podido hacer tiene sabor a poco, pero vamos a seguir, porque la memoria es un fueguito que hay que cuidar y alimentar. Por eso quiero agradecer a
la Facultad de Filosofía y Humanidades, que acompañó el proceso, a la Directora del Programa de Derechos Humanos, Victoria Chabrando, a la gente del Archivo Provincial de la Memoria por acompañar con paciencia este proceso incipiente, a lxs profesores, estudiantes, egresadxs por estar hoy aquí y dejarse interpelar, a Mariana Tello y Carol Solis, por su asesoramiento en el hilvanado fino, y sobre todo a lxs familiares y compañerxs de los asesinadxs, detenidxs, desaparecidxs egresados y estudiantes de nuestra Escuela”, destacó Paula Hunziker, Directora de la Escuela de Filosofía, quien estuvo acompañada por la Vicedirectora, Laura Danon, y el equipo de gestión.

Luego cedió la palabra a Diego Letzen, profesor de la Escuela y ex director de la misma, quien contó sobre el desarrollo de un proyecto institucional relacionado a este pasado reciente: “Tenía una sensación de huecos en la memoria, faltantes, como fantasmas, por eso este proyecto de recuperación/reconstrucción de las prácticas de memoria busca saber qué pasó. Entonces me di cuenta que el fantasma era yo, yo el que no estaba mirando a estxs compañerxs. Es un proyecto de formación a largo plazo para estudiantes, egresadxs, profesorxs, que buscará incorporar a la comunidad que hoy está aquí para trazar puentes,saber quiénes fueron estos compañerxs, que hacían, qué leían, porqué estudiaban filo. En síntesis, conocer la vitalidad de quienes fueron estas personas, porque eso transforma nuestro presente”.

Como lo había hecho en la actividad de Letras, Chabrando puso el acento en “las redes colectivas y comunitarias para construir memorias, que nos permitan dialogar con ese pasado para habitar este presente”. Diálogo que empezó en ese mismo momento, cuando el profesor Sánchez compartió cómo eran los espacios físicos de la Escuela a fines de los 70 y en los 80, dónde estudiaban y cuales los espacios comunes donde se realizaban las asambleas junto a lxs compañerxs de Cine y de Psicología, que integraban la Facultad en esos años.

La Decana de la Facultad, Flavia Dezzutto, también dijo presente en la Escuela donde ejerce la docencia, y valoró la posibilidad de recuperar aquellas historias: “Lxs compañerxs tenían claro que la realidad de su tiempo había que transformarla radicalmente. El mundo que soñaron y pelearon todavía no está, y la universidad puede aportar mucho en la lucha de los pueblos para transformar una realidad que sigue siendo injusta. Necesitamos la verdad para poder hacer memoria y transformar la realidad. Celebrar esas luchas para pensar el hoy, reconocer estas vidas como nuestras, porque esas historias nutren estos ríos profundos que atraviesan la Escuela”.

Estudiantes-Militantes

Además de estudiar Filosofía, lxs desaparecidxs que hoy habitan las paredes de la Escuela de
Filosofía fueron militantes políticos, condición que algunas lecturas incompletas de la historia revolucionaria argentina buscan esconder o, al menos, esmerilar.

Con la intención de recuperar historias que se irán completando con el trabajo de investigación encarado por la gestión, Hunziker compartió una breve semblanza de cada uno de quienes hoy nos miran desde el pasillo de la Escuela: Juan de Dios Aramayo Vallejos, José Luis Daura Sand, Silvia Cristina Ferrer Fayolle, Carlos Alberto Fessia, Gustavo Hugo García Calderón, José Alberto García Sola, José Luis Goyochea Escudero, Enrique Daniel Guillén Peláez, Adriana Amalia Lesgart Saenz, Raul Osvaldo Levin Beceda, Justo José Oliva Herrera, Hebe Sol Real Meiners de Daura, Eduardo Lucio Renedo Weissbein.

Historias que ese mismo día se ampliaron con el aporte de otras memorias, como la de Liliana Callizo, sobreviviente del campo de concentración La Perla, integrante del PRT-ERP en los 70, y compañera de militancia de Levín que participó de la ceremonia. Además de aportar precisiones sobre el secuestro del compañero desaparecido y cómo vivieron el cautiverio en ese centro de muerte, Callizo destacó la “solidaridad de una militancia que tuvo la preparación y la conciencia política del momento histórico que le tocó vivir, para llevar a cabo la lucha y sobrellevar también el horror de los campos de concentración. Fuimos militantes que asumimos una vida revolucionaria para transformar el mundo, y esa militancia estuvo a la altura de las circunstancias para afrontar la represión. Esa solidaridad en la lucha se mantuvo ante la tortura y la muerte de los campos”.

También hicieron sus aportes Emiliano Fessia, quien hasta hace poco no sabía que su papá Carlos había estudiado filosofía, y Diana Oliva Herrera, hija de Justo José y Sonia Blesa, que estudiaba Letras. “Mi papá y mi mamá se conocieron estudiando acá, posiblemente en este pabellón”, contó Diana, conmovida y agradecida por el homenaje realizado en ambas escuelas.

“Pienso en este Pabellón Francia, con toda esta historia almacenada que buscamos rescatar y reconocer. Acá al lado tenemos la muestra de la Escuela de Letras también. Recuperar a través de imágenes y relatos identidades de quienes eran parte de nuestra comunidad. Rearmar la trama de nuestra historia, de sus quienes. Pienso en esa posibilidad y me imagino que estas imágenes, en los pasillos de nuestra escuela pueden ser como ese buey de agua paciente de Shaun Tan, que “dormía casi todo el día e ignoraba a quienes pasaban por delante de él, a menos que se nos ocurriera detenerlo y pedirle una dirección. Cuando eso ocurría, se nos acercaba lentamente, levantaba la pezuña izquierda y señalaba la dirección correcta. Sin embargo, nunca decía qué señalaba, o hasta dónde debías caminar, o qué se suponía que debías hacer una vez allí”.

«Ojalá sepamos consultar al Búfalo, para que no se marche por la impaciencia de la mayoría de nosotros. Abrimos entonces la puerta de nuestro pasillo para mostrar nuestra casa, nuestra Escuela, e invitamos a ver a nuestros compañeros y compañeras, partes de nuestra comunidad que ahora regresan, o que tal vez nunca se fueron, para alimentar el fuego de la memoria, que es a la vez frágil y de una potencia impensada”, cerró Hunziker, para abrir paso a una nueva historia.

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