El fruto de un esfuerzo colectivo

El viernes 10 de noviembre tuvo lugar la segunda colación de egresados del año de la Facultad de Filosofía y Humanidades y 148 personas recibieron sus títulos de grado y posgrado en la Sala de la Américas del Pabellón Argentina. En su primer discurso como Decano, Juan Pablo Abratte hizo hincapié en la defensa de la educación pública y en la importancia de una trayectoria universitaria que trasciende los conocimientos estrictamente profesionales o académicos que se aprenden en las aulas.

Siempre es emotivo para los egresados, familiares y seres queridos recibir el diploma que acredita los conocimientos específicos alcanzados luego de años de esfuerzo y dedicación para obtener un título de grado o posgrado. Y más en una universidad pública y gratuita, del prestigio de la Universidad Nacional de Córdoba, que el año próximo conmemorará el centenario de la Reforma Universitaria.

Con el orgullo y la satisfacción de haber obtenido este reconocimiento, la ceremonia del pasado viernes 10 de noviembre en la Sala de las Américas del Pabellón Argentina fue el escenario que recibió a los 148 nuevos egresados y egresadas que dejaron de ser estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades para convertirse en flamantes profesionales.

En ese clima de festejo común por el logro obtenido, el Decano de la FFyH, Juan Pablo Abratte, compartió su primer discurso como máxima autoridad de esta unidad académica, en la que hizo hincapié en la importancia de la educación pública  y en la necesaria formación ciudadana y política que complementa lo estrictamente profesional aprendido en sus aulas: “En tiempos en que la experiencia universitaria pretende reducirse a la correlación de índices de matriculación y egreso, en tiempos en que se pone en tela de juicio al sistema universitario público porque supuestamente su expansión y crecimiento cuantitativo no condice con los índices de graduación, es necesario pensar sus sentidos más profundos que exceden los reduccionismos de la estadística”, arrancó el decano, que sucedió en el uso del micrófono a la flamante doctora en Letras, Franca Beatriz Maccioni, y a la Licenciada en Historia, Denise Reyna Berrotarán, quienes compartieron unas palabras en representación de los egresados.

A la formación profesional interdisciplinaria, que “nos obliga a cruces y a confluencias teóricas para abordar la realidad”, Abratte remarcó la importancia de “reconocer una experiencia que no puede ser reducida a una formación profesional, que si bien puede ser novedosa, eficaz, pierde sentido si reducen la experiencia universitaria, si le hacen perder a la universidad pública su potencial crítico, su capacidad de formar ciudadanos, su conciencia política, su sensibilidad social y cultural, su militancia (académica, ética y política)”.

Mucho más que números

“Si cada uno de ustedes puede reflexionar y pensar hasta qué punto la universidad –y especialmente nuestra Facultad– les amplió el horizonte, les permitió mirar de otro modo la realidad, les dio elementos para construir herramientas de pensamiento, de debate, de posicionamiento ético y político, les permitió conocer mucho más que lo que puede transmitirse en una clase, en un libro de texto, en un material de estudio, si la universidad representó para cada uno de ustedes un espacio de apertura intelectual y de reflexión acerca del mundo, entonces esa experiencia universitaria tuvo sentido”, afirmó el Decano.

A pocos meses del centenario de la Reforma Universitaria, Abratte no dejó pasar la fecha para reflexionar sobre la universidad que se viene: “Nos acercamos al centenario de la reforma, con la convicción de que la Educación Superior es un derecho humano y un bien público social y que el Estado tiene el deber fundamental de garantizar este derecho”.

Después del discurso presidencial que puso en tela de juicio la universidad pública argentina desde una mirada meramente contable y eficientista en términos de “gasto”, Abratte les habló a los nuevos egresados desde otro paradigma: “Tenemos muchísimos desafíos como instituciones de educación superior, pero si reducimos nuestra función a una correlación estadística entre índices de ingreso y egreso, entre costo x estudiante y tasas de retorno, entre demandas del mercado y oferta formativa, estaremos perdiendo el mejor aporte que como universidad podemos brindar a la sociedad”.

Un compromiso social

Uno de los momentos más vibrantes de la colación es cuando los egresados se comprometen a defender ciertos valores en el ejercicio profesional. Para el Decano, ese momento es el “corazón de esta celebración, un compromiso público que es mucho más importante que los discursos, los diplomas y las certificaciones que acreditan los conocimientos adquiridos, porque las prácticas profesionales no siempre garantizan el uso responsable del conocimiento y la reflexión sobre sus consecuencias éticas y sociales; la Constitución y los derechos humanos están en peligro y los principios reformistas pueden convertirse en letra muerta, en monumentos carentes de potencialidad para interpelarnos como universitarios”.

Ese compromiso colectivo, no puede para Abratte “reducirse a ningún algoritmo mercantilizador, a ninguna correlación estadística justificadora del debilitamiento de la responsabilidad estatal de garantizar el derecho a la educación superior”. Y frente a un discurso instrumental del conocimiento humano, que gana espacios institucionales y mediáticos, el Decano valoró lo que estaba pasando en el Pabellón Argentina: “Esto que hoy nos enorgullece y nos emociona, no es sólo producto del mérito individual, del esfuerzo personal y familiar, de una trayectoria formativa, sino que es intrínsecamente un producto colectivo no solo porque la universidad pública y gratuita se sostiene con recursos de la comunidad, sino porque la propia experiencia de formación es colectiva desde el primer día, hasta el día de hoy, y quizás también sea ese uno de los aspectos centrales que las pretendidas reformas modernizadoras quieren atacar, en pos de experiencias individualistas que puedan legitimarse desde valores meritocráticos”.

Minutos antes de los tangos que interpretaría la Orquesta Típica Juvenil “El Chingolo” para felicidad de un público que no se cansó de aplaudir a los niños y jóvenes músicos que dirige el profesor Guillermo Zurita, Abratte remarcó que aunque “todos podemos (y de hecho somos) frecuentemente objeto de una “normalidad” que nos reduce a un gasto, a un indicador de eficiencia, a un índice de calidad, la Facultad de Filosofía y Humanidades trata con hombres y mujeres, y los constituye en objeto de indagación, de investigación, de estudio y de reflexión, porque detrás de esas “curvas normales” hay historias, tramas vinculares, conversaciones, debates, disputas, sueños y utopías. Y sabemos también que ahí está la clave de nuestra formación, la especificidad de nuestras disciplinas, la particularidad que nos constituye en una comunidad académica. Seremos pobres -o empobrecidos- si no somos capaces de defender ese otro lado de las curvas de “normalidad” a las que pretenden reducirnos”.

Egresados de Posgrado

Se entregaron 25 diplomas a Doctores en Ciencias Antropológicas, Doctores en Ciencias de la Educación, Doctores en Filosofía, Doctores en Historia, Doctores en Letras, Magister en Antropología, Especialista en Adolescencia con Mención en Psicología del Desarrollo, Especialistas en Enseñanza de las Ciencias Sociales con Mención en Historia y Especialista en Enseñanza de la Lengua y la Literatura y Especialista en Enseñanza de la Lengua y la Literatura.

Egresados de Carreras de Grado y Pregrado:

Se entregaron 123 diplomas a Licenciados en Antropología, Licenciados en Archivología, Técnicos Profesionales Archiveros,  Licenciados en Bibliotecología y Documentación, Bibliotecólogos, Licenciados en Ciencias de la Educación, Profesores en Ciencias de la Educación, Licenciados en Filosofía, Profesores en Filosofía, Licenciados en Geografía, Licenciados en Historia, Profesores en Historia, Licenciados en Letras Modernas, Profesores en Letras Modernas y Correctores Literarios.

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