A través de una lectura de Hamlet, el filósofo Eduardo Rinesi fue el encargado de cerrar el ciclo lectivo 2018 del Programa Universitario en la Cárcel con una clase magistral para los estudiantes. El acto se desarrolló el jueves 20 de diciembre en el penal de Bouwer.
“Ha sido un año difícil, pero es importante destacar algunas actividades y avances. En 2018, el centro estuvo puesto en el dictado de las cinco carreras en Bouwer”, comenzó Beatriz Bixio, directora del Programa Universitario en la Cárcel (PUC) en el acto que se realizó el jueves 20 de diciembre en el Salón de Actos de la Escuela ubicada en el Módulo 2 del Complejo Carcelario Nº 1 “Reverendo Francisco Luchesse” . El mismo contó con la presencia de representantes del Programa Sociedad y Cárcel, el Observatorio de Derechos Humanos y algunxs Consiliarixs de la UNC, el área de Educación del Ministerio de Justicia de Córdoba y del área de Educación del Servicio Penitenciario, Consejerxs y miembros del Centro de Estudiantes de la FFyH.
Bixio destacó que este año se dictaron 21 materias correspondientes a todas las carreras de la Facultad que tienen lugar allí y que 150 estudiantes pasaron por las aulas del PUC. “Tenemos un porcentaje muy alto de estudiantes que rindieron alguna materia y la aprobaron”, señaló.
Entre los logros, la directora del PUC subrayó que 89 nuevos estudiantes rindieron el Curso de Nivelación en este año y que dos alumnos ya están en condiciones de optar por la certificación de bachilleres universitarios. Además, se está organizando una nueva biblioteca en la cárcel. “Hay muchas dificultades, sin embargo seguimos avanzando y eso ya es todo un éxito porque en 2019 se cumplen 20 años del Programa”, concluyó.
Diálogo de saberes
A continuación, el Decano de la FFyH, Juan Pablo Abratte advirtió que “este año fue muy conflictivo y muy contradictorio. Por un lado, se realizó en Córdoba una Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) donde se reafirmó el principio de la educación como un bien personal y social, un derecho humano fundamental que tiene que ser garantizado por los Estados. Pero, por otro lado, tuvimos un año muy conflictivo en relación a las cuestiones salariales docentes y al presupuesto universitario. Hubo muchos contrastes entre determinadas declaraciones que reafirman una voluntad de entender a la universidad como un derecho y la responsabilidad del Estado a garantizar ese derecho, y por otro un contexto complejo en el cual esos principios se vieron amenazados”.
Después, Abratte reafirmó la posición que mantuvo la Facultad a lo largo del año en las diferentes actividades frente al ajuste del presupuesto a las universidades públicas: “Nosotros entendemos que la universidad es un espacio de apertura de horizontes para todos los actores que transitamos la vida universitaria, en cualquier contexto. También creemos que la experiencia universitaria no sólo tiene que ver con una formación profesional, sino con una experiencia mucho más amplia, con la ciudadanía, con la participación política, el debate cultural. Esa experiencia universitaria es un diálogo de saberes, con posibilidad de generar aprendizajes que sirven para todos los actores. Un diálogo de saberes donde todos aprendemos”.
Con respecto al PUC, reconoció: “Sabemos que faltan muchas cosas, que hay que seguir trabajando para garantizar y ampliar ese derecho a la educación superior, para profundizar la oferta de carreras y cursos”, pero recalcó la importancia del nuevo Régimen Docente aprobado por el Consejo Directivo, en el cual se incorpora la tarea de los docentes en el PUC como parte de la tarea habitual de los profesores de la Facultad.
Posteriormente hablaron cinco estudiantes del PUC. “Gracias al estudio de las humanidades hemos podido cultivar nuestro intelecto. Y queremos dar gracias a los profesores que nos dictan tutorías para tener una mejor comprensión de los textos”, dijo uno de ellos y afirmó que se tratan de sacar buenas notas “para que observen que su tiempo no fue en vano y que nosotros aprovechamos esto al máximo”.
“Más allá de la conflictividad de este año, lo importante es que hemos podido aprovechar el tiempo, porque el tiempo que uno desperdicia no se recupera más. Al tiempo lo hemos aprovechando estudiando, trabajando, ejerciendo una tarea, en el caso de los docentes, educativa o de pelea. La educación cambia a las personas. Cambia el léxico, la forma de pensar y esto va a cambiar la forma de actuar”, apuntó otro de los estudiantes.
El corazón de la gran teoría social y política moderna
El cierre estuvo a cargo del filósofo y ex Rector de la Universidad de General Sarmiento, Eduardo Rinesi, quien a través de la lectura de algunos pasajes de Hamlet, la clásica obra de Shakespeare, habló sobre la universidad, la cárcel, la tragedia y los derechos, a partir del monólogo que tiene Hamlet en la escena primera del acto tercero: “¡Ser, o no ser, es la cuestión! ¿Qué debe más dignamente optar el alma noble entre sufrir de la fortuna impía el porfiador rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, y afrontándolo desaparecer con ellas?”
“Todo Hamlet es una reflexión sobre lo que los sujetos hacen en el mundo y lo que el mundo hace con los sujetos. Estamos en el corazón de la gran teoría social y política moderna”, manifestó Rinesi, sumamente entusiasmado ante la escucha atenta de los estudiantes del PUC y el resto del público presente, entre los que se encontraban varios guardiacárceles.
Lentamente fue llegando a la relación entre Hamlet y la universidad. Así que abandonó la cuestión de los sujetos individuales que hacen cosas en el mundo o que el mundo que hace cosas con los sujetos, para sumergirse en la idea de que “la universidad puede pensarse como un sujeto colectivo que desde hace 1000 años viene haciendo cosas en la cultura”.
“Esa institución siempre se pensó a sí misma como lo que siempre fue: una máquina de fabricar élites. Desde hace mil años, la universidad es una institución elitista, excluyente y jerárquica. Pero algo le ha pasado a la universidad en el último tiempo. La universidad es un objeto de determinaciones que le llegaron de afuera. No es el sujeto que toma las armas contra un mar de adversidades y va hacia el mundo con una idea diferente de sí misma. Es un sujeto que bastante a pesar suyo, sobre todo en el último tiempo, se ha visto afectada por un movimiento fuertemente democratizador en la historia de nuestros pueblos”, prosiguió.
Como si fuera desenredando una madeja de hilo, llegó al final: “Son los movimientos externos a la vida universitaria, de la política, de la historia, los que hacen que desde hace muy pocos años la universidad puede dejar de pensarse a sí misma como lo que siempre fue (una máquina para fabricar élites), para empezar a pensarse como una institución encargada de garantizar un derecho humano universal. La universidad se encuentra hoy con una discusión: ¿Qué hacemos con esto que el mundo ha hecho de nosotros? El mundo nos ha planteado un desafío. Dejar de ser máquinas de fabricar élites y convertirse en instituciones que estén a la altura de acompañar los procesos de democratización política, social y educativas de nuestros pueblos”.
Para concluir el acto, un grupo de músicos alojados en Bouwer presentaron su primer disco “Nueva Armonía” y compartieron algunos temas, entre ellos ‘Oración del remanso’, de Jorge Fandermole, y ‘Cómo la cigarra’, de María Elena Walsh.