Con la participación de Sebastián Barros, José Carbajal Romero, Dulce María Cabrera, María Susana Bonetto y Daniel Saur, el 24 de junio se llevó a cabo un sentido homenaje al historiador y politólogo argentino Ernesto Laclau, fallecido en España el 13 de abril de 2014, a los 78 años.
"Cuando las masas populares que habían estado excluidas se incorporan a la arena política, aparecen formas de liderazgo que no son ortodoxas desde el punto de vista liberal democrático, como el populismo. Pero lejos de ser un obstáculo, el populismo garantiza la democracia, evitando que ésta se convierta en mera administración", es uno de los tantos conceptos que aportó Ernesto Laclau, pensador postmarxista, dedicado a analizar de manera filosófica los procesos políticos de Latinoamérica.
Así lo recordaron, este grupo de docentes universitarios, argentinos y mexicanos, quienes de manera intimista y desde distintos enfoques abordaron su obra y también la personalidad del autor de libros como Política e Ideología en la Teoría Marxista, Hegemonía y Estrategia Socialista o La Razón Populista, entre otros.
Daniel Saur recordó el paso de Laclau por la Universidad Nacional de Córdoba, cuando en 2010 dictó en el Centro de Estudios Avanzados (CEA) el seminario "Las Identidades Políticas Importan. Hegemonía, Populismo y Democracia a nivel global" o cuando en octubre de 2012, la Universidad Nacional Córdoba junto a la Universidad Católica de Córdoba lo distinguieron con el título de Doctor Honoris Causa.
En aquel momento, ambas casas de altos estudios reconocieron a Laclau como “uno de los teóricos políticos más importantes que dio América Latina al mundo académico global”. Un hombre dedicado a investigar las identidades políticas, la filosofía europeo-continental contemporánea, la teoría de la democracia y del populismo como fenómeno genuino de las democracias del continente.
Daniel Saur recordó además que Laclau se graduó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires con el título de Licenciado en Historia y su tesis doctoral –que luego se transformó en el libro "Política e Ideología en la Teoría Marxista"–, la realizó en la Universidad de Essex (Inglaterra). Sus inicios en la academia fueron como ayudante de cátedra y en 1964 ingresó al CONICET. Entre los años 1966 y 1967 impartió Historia Moderna en la Universidad Nacional de Tucumán, y luego, en 1986, se trasladó a la Universidad de Essex como profesor de Teoría Política. Allí fundó y dirigió durante muchos años el programa de postgrado en Ideología y Análisis del Discurso, así como el Centro de Estudios Teóricos de las Humanidades y las Ciencias Sociales.
Al definirlo, Saur expresó que Laclau fue “un educador y filósofo contemporáneo que insufló de aire puro al pensamiento encorsetado de izquierda, permitiéndole avanzar”.
María Susana Bonetto lo caracterizó como “un intelectual de la izquierda latinoamericana que contribuyó a la filosofía política desde el más alto y sólido nivel”. Dijo también que "Laclau había comprendido mejor que nadie los procesos democráticos de América Latina, surgidos después de los gobiernos neoliberales de los ´90”. Lo recordó como un pensador que puso en valor la democratización de lo Estatal, subrayando la importancia de que “estar fuera del Estado significaría una impotencia total para la transformación social”. Además, destacó la concepción de Laclau quien advirtió que “la amenaza real de las democracias no es el populismo sino el liberalismo económico”.
La mexicana Dulce María Cabrera recordó al pensador argentino desde su costado como pedagogo. Cabrera dijo que fue un hombre que no sólo alimentó el debate filosófico moderno sino que fue un revolucionario en su rol como maestro. Un teórico “abierto a la crítica”, permitiéndose “politizar la educación y las instituciones de un modo diferente”.
José Carbajal Romero se refirió al costado humano del filósofo, desde su experiencia como alumno en México, durante la década del ´90. “Laclau no sólo supo mantener un diálogo ameno y generoso con sus colegas contemporáneos, como Gianni Vattimo, Horacio González, Chantal Mouffe o Jacques Ranciére, sino que tuvo la virtud de establecer esa misma cercanía, directa y reflexiva, con el círculo de sus estudiantes, dándoles la oportunidad de analizar la realidad siempre desde un enfoque distinto al tradicional”.
Recordó que en una oportunidad, como alumno, le preguntó “¿El deseo es el motor de la subjetividad?”. Inquietud a la que Laclau respondió, primero, con un extenso silencio y luego lo miró de manera directa a los ojos y lo desafió diciéndole: Dímelo tú”.
Sebastián Barros hizo lo propio, desde su relación como alumno de Laclau en Essex, en Inglaterra. Destacó su enorme aporte en el análisis crítico de los procesos democráticos de América Latina y lo recordó como uno de los más lúcidos intelectuales de izquierda, un hombre con un gran sentido del humor, buen escuchador y un maestro inolvidable.
A modo de homenaje, reproducimos aquí el vídeo de su ciclo Diálogos con Laclau, emitido por Canal Encuentro.