En el marco de la serie de paneles que organizó el Programa de Ingreso y Permanencia de la UNC, el 13 de febrero tres especialistas compartieron sus puntos de vista con un nutrido público, compuesto por los nuevos alumnos de la Escuela de Ciencias de la Educación y del Departamento de Plástica. Las charlas son gratuitas y se dictarán hasta el 17 de febrero. [14/02/2012]
En continuidad con los encuentros sobre Derechos Humanos que organizó el Programa de Ingreso y Permanencia de la UNC, el 13 de febrero Julieta Nattero (bióloga), Carol Solis (historiadora) y Eduardo Mattio (filósofo) expusieron en el Salón de Actos del Pabellón Argentina, ante los ingresantes a las carreras de Ciencias de la Educación y Plástica.
Las disertaciones comenzaron el 7 de febrero y se extenderán hasta el viernes 17 de ese mes. Todas abordan como eje transversal los Derechos Humanos y en torno a ellos se profundizan temas como memoria, ambiente, salud, género y cultura, entre otros. El objetivo de los paneles es abrir un espacio de intercambio de ideas para contribuir, de esa manera, a la formación de ciudadanos comprometidos y participativos, capaces de realizar un aporte constructivo y solidario a la sociedad.
Eduardo Mattio abrió el panel y centró su exposición sobre identidad de género e inclusión universitaria. Mencionó tres concepciones de género. Sobre la primera, señaló que prevalece en sectores conservadores e implica una reducción al sexo. Desde esta perspectiva, se habla de dos tipos de cuerpos que vienen dotados naturalmente de cierta forma y por lo tanto a cada cual les corresponden ciertas competencias, deberes y derechos. “Un ejemplo es la idea de que por tener útero, las mujeres no pueden estar destinadas a otra cosa que sea la maternidad”, completó.
Luego se refirió a una segunda concepción aportada por el feminismo en los ´60, que distingue el sexo del género. Esta línea de pensamiento pone en valor el aporte de los procesos de socialización y elaboración cultural y, en ese sentido, si bien el sexo es una configuración biológica estable, el género es una interpretación cultural variable entre distintas épocas.
De esta manera, es el género lo que produce que el vínculo entre varones y mujeres sea asimétrico, jerárquico y opresivo, sobre todo para estas últimas.
Mattio recordó que la UNC no es ajena a la sociedad, sino que está permeada por conductas sociales fuertemente arraigadas. “Muchos patrones machistas, androcéntricos y sexistas también se reproducen en las aulas y centros de investigación”, comentó. Al respecto, mencionó un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Psicología y de la Escuela de Trabajo Social que escudriña las dificultades que suelen vivenciar las mujeres en su vida académica y universitaria.
Finalmente, Mattio abordó una tercera idea, que refiere a las minorías de diversidad sexual. Explicó que los militantes travestis, transexuales y transgénero enseñaron a mirar el género como una vivencia interna subjetiva, ser alguien que muchas veces puede no corresponderse con el sexo asignado al nacer. “Es el caso de quien dice sentirse una mujer en un cuerpo equivocado”, explicó.
En esa línea, puso en valor la identidad de género autopercibida. Y recordó que la ordenanza del Consejo Superior de la UNC, sancionada el 18 de octubre de 2011, permite a todos los miembros de la comunidad universitaria ser reconocido por su identidad elegida, aunque ésta no coincida con el nombre y el sexo registrados en su documentación formal.
CULTURA POLÍTICA Y MILITANCIA
A su tiempo, Carol Solis consideró que los Derechos Humanos son resultado de un trabajo de construcción. En ello intervienen diferentes actores sociales y políticos, con distintos grados de institucionalización, con diferentes recursos de poder, con mayor o menor inserción dentro de las instituciones estatales, pero con una constante disputa por definir los contornos de la expresión Derechos Humanos y los contenidos que se les asignan.
“Como historiadora, mi idea es pensar que los Derechos Humanos se construyen y son bienes sociales en disputa”, sintetizó.
También se refirió al concepto de “cultura política”, sobre el cual puntualizó que todavía se encuentra en revisión y bajo tensiones entre perspectivas. “Nuestro equipo de investigación piensa la cultura política no sólo como comportamiento y valores, prácticas que tengan que ver con instituciones instaladas, sino como algo más abarcativo, más amplio y relacionado con participar en la vida en común”, agregó.
En esa línea, planteó que los Derechos Humanos –en la historia argentina reciente y particularmente en Córdoba– se constituye en una dimensión central para entender cambios y permanencia en la cultura política. También aclaró que si bien los Derechos Humanos pueden haber tenido un origen histórico, ello no implica que siempre tengan el mismo significado, porque éste varía en función del momento histórico.
Posteriormente, Solís ahondó sobre militancia. A su criterio, una de las consecuencias del terrorismo de Estado fue la estigmatización de la militancia. “Uno de los legados más duros de la posdictadura fue recuperar esa categoría, y en los últimos años se vuelve a hablar de militancia para resumir una variedad de formas que asume el compromiso político en diferentes sociedades”, acotó.
La historiadora recordó que en los 90, a partir de las crisis de los partidos políticos, comenzaron a surgir otros modos de compromiso político que fueron ampliando el concepto de militancia. “Detenerse en los vaivenes e itinerarios públicos de la cuestión de los Derechos Humanos es una vía interesante para analizar las variaciones y formas de compromiso político, para ver cómo se ha ido procesando la politización de las diferentes generaciones”, cerró.
CHAGAS Y EL DERECHO A LA EDUCACIÓN
A su turno, Julieta Nattero recaló en las implicancias de la enfermedad del Chagas. Explicó que a partir de la globalización, los cambios culturales y sociales, así como las migraciones, la patología cambió su perfil epidemiológico (distribución e incidencia). Así es como apareció un Chagas urbano, cuya transmisión ya no se produce por las Vinchucas, sino a través de la placenta. Es el caso de madres enfermas que suelen llegar a las ciudades desde zonas rurales.
“Del 2% al 20% de madres chagásicas transmiten el parásito a sus bebés a través de la placenta. Pero si la mujer sabe que tiene la patología, en el mismo momento que la criatura nace puede ser tratada y tendrá una probabilidad del 99% de ser curada”, explicó.
Por las migraciones, Nattero subrayó que el Chagas pasó de ser una endemia latinoamericana a convertirse en un problema de salud mundial, con casos en España y Estados Unidos, donde generalmente se desconoce esta patología.
“Todo esto pone en juego diferentes Derechos Humanos. En el caso del Chagas rural es muy importante la educación, porque las personas conviven con el bicho en su casa y suelen meter animales domésticos en sus habitaciones para protegerlos. El aseo en las viviendas es fundamental para evitar las Vinchucas, hay un derecho muy importante a la educación, para que se pueda conocer sobre los vectores de la enfermedad, dónde viven y cómo detectarlos”, precisó.
Además del Derecho a la Educación y al acceso a la Salud, Nattero citó la ley nacional 26.281, por la cual quien vaya a ser contratado laboralmente no tiene la obligación de realizarse una serología contra Chagas. El sentido de la normativa es evitar la discriminación contra personas chagásicas.
Nattero enfatizó que todos los hospitales públicos de Argentina deben tener las drogas para el tratamiento de la enfermedad, al tiempo que alertó sobre el desinterés de los grandes laboratorios en continuar investigando para producir mejores medicamentos contra la patología. “A estos laboratorios no les interesa y por eso se siguen usando las mismas drogas desde hace años. Al Chagas se lo conoce como una enfermedad silenciada, porque el 80% de los casos ocurre mayormente en zonas rurales, de bajos recursos y afecta a personas olvidadas”, completó.
LOS PANELISTAS
JULIETA NATTERO | Bióloga, Dra. en Ciencias Biológicas, Investigadora Asistente de Conicet. Trabaja en la cátedra de Introducción a la Biología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (UNC). Forma parte del grupo de investigación que trabaja sobre aspectos biológicos, entomológicos y sociales de la enfermedad de Chagas y de EduChagas.
CAROL SOLIS | Magter. en Partidos Políticos y Licenciada en Historia, docente en la Escuela de Ciencias de la Información y en Historia. Investiga la historia reciente de Córdoba, referida a derechos humanos, militancia y cultura política desde la reconstrucción democrática.
EDUARDO MATTIO | Lic. en Filosofía y Dr. en Filosofía por la UNC. Es profesor asistente en la cátedra Seminario Metodológico de la Escuela de Filosofía y jefe de trabajos prácticos en la asignatura Filosofía de Ciclo Básico Común de la UNVM. Junto a Mauro Cabral dirigen el proyecto de investigación titulado "Incorporaciones. Corporalidad, ciudadanía y abyección" en el Museo de Antropología de la UNC.
Fuente: www.unc.edu.ar