El miércoles 23 de marzo, dentro del ciclo Ayer, hoy y mañana, 35 años del Golpe Militar, se llevó a cabo la mesa-debate “Experiencias de la música popular durante la dictadura”, a cargo de Lucio Carnicer y Claudio Díaz.
El tiempo jugó una mala pasada y Sergio Pujol, autor del libro “Rock y dictadura”,no pudo llegar a la charla. Tampoco se alcanzó a hacer el festival con Tótem, Enroque y Un Día Perfecto para el Pez Banana, que estaba programado para más tarde.
Sin embargo, los organizadores recargaron las pilas y la mesa-debate “Experiencias de la música popular durante la dictadura”, a cargo de Lucio Carnicer y Claudio Díaz, se prolongó durante casi dos horas, con el salón de actos del Pabellón México repleto.
La presentación estuvo a cargo de Federico Sammartino, docente del Departamento de Música, y la actividad, organizada por la cátedra de Análisis Compositivo y el Departamento de Música de la Escuela de Artes, comenzó con un video sobre el caso de Daniel Tramontini, estudiante de Música fusilado en un fraguado intento de fuga en 1976. Tramontini se encontraba detenido en la Penitenciaria de barrio San Martín.
Lucio Carnicer, profesor en Educación Musical y periodista de vasta trayectoria en medios cordobeses, tomó la posta. Su ponencia se tituló "'Ocúltame hermano': las canciones como refugio durante la dictadura". “Después de tanto tiempo, es posible decir que dentro de tanto terror y paranoia también fuimos muy felices quienes nos involucramos con el rock, compartiendo discos, revistas, guitarreadas o recitales”, comenzó el conductor de “Plaza del Ángel”, un programa ya emblemático sobre la música popular que se emite los sábados a la siesta por Radio Nacional Córdoba.
Entre anécdotas de su adolescencia en Santa Fe, mientras la Junta Militar se apropiaba del poder, y ejemplos sonoros, como las canciones de Crucis o Raíces, Carnicer planteó lo que un rockero escuchaba en ese momento. “El ideal sonoro de la época era la música progresiva, como término abarcador”, señaló. Dentro de este concepto aparecían el rock sinfónico, las fusiones con el jazz, el folclore, el candombe o la música brasilera, el rock acústico, el rock pesado y el blues. Claro que había un enemigo declarado. Y era la música disco, representada por John Travolta y la película Fiebre de sábado por la noche. Aquí sonó, a pesar de la mala cara de Claudio Díaz, un tema de Bee Gees, lo que despertó las sonrisas en todo el auditorio.
Si bien hay una imagen de un rock combativo o de resistencia en este período, Carnicer afirmó que “sería más fácil hablar con grandilocuencia y hacer referencia a hechos heroicos, pero sería también traicionar a la verdad y a nosotros mismos”. Aunque muchos fueron exiliados o presos durante horas, días o meses, lo cierto es que no hay ningún músico de rock en las listas de desaparecidos o asesinados durante la dictadura.
Asimismo, Carnicer prefiere hablar del rock como “un refugio” para él y sus amigos en esa época y finalmente sonó un blues pesado de 1976, muy poco conocido, de la banda Plus: “Ocúltame hermano”.
Plus – Ocúltame hermano by gochibieri
Ocúltame hermano,
Vendrán ya por mí
Si logro explicártelo
De mi lado estarás
Ya va mucho tiempo
Nos separaran
Si logro explicártelo
A mi lado estarás
Rockero de allá lejos
A continuación, Claudio Díaz, docente de la Escuela de Letras, director del Centro de Investigaciones de la FFyH y autor del libro Libro de viajes y extravíos. Un recorrido por el rock argentino (1965-1985), contó las vivencias de ser un joven rockero en la ciudad de Posadas durante la dictadura. Por eso, su ponencia se llamó "Rockeros de allá ité: la experiencia rockera durante la dictadura en el lejano interior". Nota al pie: ité es un aumentativo guaraní que significa, en este caso, “lejos”.
Los dos, Díaz y Carnicer, comenzaron el colegio secundario en 1976, por lo que las charlas estuvieron llenas de anécdotas y experiencias similares. “Cuando uno habla de las cosas que pasaron durante la dictadura militar casi siempre aparecen en primer plano las aristas más visibles: los crímenes, los secuestros, las torturas y las desapariciones. Yo tenía 13 años, vivía en Posadas (provincia de Misiones) y todo lo que venía ocurriendo nos quedaba lejos, no era lo que teníamos en primer plano”, rememoró.
En una charla sin muchos condimentos académicos, Díaz recordó que cuando empezó la dictadura, el también descubrió el rock and roll. A través de un amigo, llegó a sus manos el disco “Vida” de Sui Generis. Después vinieron Almendra, Manal, Los Gatos, pero más que nada en esa época Pescado Rabioso e Invisible.
“Mi experiencia, y la de mis amigos, no estuvo marcada por las persecuciones, sino por una suerte de oscuridad, por una especie de gris que lo fue invadiendo todo y que nos iba invadiendo por dentro. La dictadura en Misiones no hizo más que convertir ese mundo oscurantista en doctrina oficial. Cuando yo hablo de resistencia, en este caso me refiero a una serie de prácticas sociales que de alguna manera se apartan de la norma, de lo impuesto”, contó.
Los maestros enseñaban que “irse de la norma atentaba contra la patria misma” y que lo pecaminoso lo abarcaba todo. “En mi experiencia esa música y lo que había alrededor de esa música era lo único que abría para mí y algunos amigos un horizonte distinto a la cultura que imponía la dictadura. Lo único que encontramos que fuera, de algún modo, diferente y que nos hiciera pensar y sentir otra cosa era el rock. Por eso era tan importante para nosotros lo que sentíamos en la panza cuando escuchábamos el bajo, la batería y el aullido de las guitarras. Nos hacían sentir cosas que sabíamos que era pecado y eso nos excitaba muchísimo”, reveló.
Así, Díaz se convirtió en el cantante y letrista de "Clave de Hoy", una desconocida banda de rock de la Posadas de fines de los 70, con la que llegó a hacer… ¡un concierto! “Conocer la música rock fue como abrir una ventana y ver otro mundo posible. El rock nos abrió la puerta a una serie de tradiciones culturales que la dictadura había prohibido. Para poder entenderlo había que leer a Rimbaud o Artaud. Nos hacía llegar a la literatura, al arte, a la filosofía, al pensamiento ecologista, a los pueblos originarios”. Algunas de esas inquietudes todavía estaban presentes cuando llegó a Córdoba para estudiar Letras Modernas.