La primera actividad del ciclo “Ayer, hoy y mañana, 35 años del Golpe Militar”, que esta Facultad organiza sobre el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, arrancó con la fuerza y la vitalidad de 1os jóvenes que el miércoles 16 de marzo participaron de la charla-debate “Perspectivas de los juicios por delitos de lesa humanidad”, realizada en el edificio CePIA y que reunió en una misma mesa a Claudio Orosz, abogado de Familiares, Agustín Di Toffino, de Hijos, y Ana Correa, del observatorio de prácticas en Derechos Humanos.
Esta charla fue organizada por la Oficina de Graduados de la FFyH y el Programa Entregeneraciones. En el debate se abordó el rol del Estado en la defensa de los Derechos Humanos, la participación de los organismos para que los juicios pudieran realizarse, y el significado que los Derechos Humanos tuvieron y tienen en las sociedades modernas, y el primero en tomar la palabra fue Di Toffino, quien relató el surgimiento de Hijos y las discusiones políticas que atravesaron a la organización desde su creación, en pleno menemismo, cuando el Estado estaba ausente en todos los ámbitos de la vida nacional, y el juzgamiento de los represores parecía una utopía imposible de alcanzar.
Hijo de Tomás, un ex dirigente del gremio de Luz y Fuerza desaparecido en febrero del ’77 en La Perla, Di Toffino destacó que los juicios son el producto de la lucha política, planteada por las organizaciones de Derechos Humanos en los ’80 y ’90 y acompañada por otros actores de la sociedad civil, que nunca claudicaron en la consigna Memoria, Verdad y Justicia: “Los escraches nacieron porque en el país no había justicia. Fue una forma de hacer justicia social, y plantear el debate en la sociedad. Ese proceso pudo materializarse cuando la situación política cambió, y el gobierno de Néstor Kirchner motorizó la reapertura de juicios que habían sido clausurados por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final de Alfonsín, y por el indulto de Carlos Menem”.
A Di Toffino lo siguió Orosz, quien planteó un debate político y jurídico en relación a los procesos contra los represores, pero también un análisis de lo que significó el proyecto político de la dictadura: “El objetivo del golpe cívico-militar de 1976 fue acabar con el empate hegemónico que existía entre los trabajadores y los dueños del capital, porque a partir de los años ’40 los trabajadores se llevaban el 50 por ciento de la renta nacional, algo que no hemos vuelto a recuperar. Y ese proyecto, que se hizo en beneficio de los sectores dominantes, se aplicó a sangre y fuego”.
En respuesta a las críticas que otros sectores –inclusive dentro del ámbito de los DD.HH, suelen hacer sobre la marcha de los procesos judiciales, el abogado de Familiares no anduvo con eufemismos: “Hay que pensar políticamente, y actuar jurídicamente”, dijo, refiriéndose a las trabas que la “corporación judicial” pone en el desarrollo de los juicios. “Como contaba Agustín recién, en los ’90 nadie pensaba que estos juicios se iban a poder hacer, y bueno, acá estamos, hemos avanzado muchísimo, a pesar de que la ‘agencia judicial’, la ‘Sagrada Familia’ de la justicia federal, sigue funcionando”.
Valorando lo hecho hasta ahora –tres condenas a perpetua a Menéndez y una a Videla-, Orosz remarcó que “no podemos pensar en todo o nada, hay que ser inteligentes y no cometer los errores que cometidos en los ’70, porque todo es un proceso. Esto es lo que hemos conseguido hoy, mañana veremos. Pero no podemos olvidar que el año pasado tuvimos sentado en Córdoba a Videla, un hecho increíble, porque él fue la cabeza del aparato montado desde el Estado para destruir a un grupo nacional”.
La encargada de cerrar las ponencias que luego darían paso a un jugoso debate con el público, fue Ana Correa, responsable del Observatorio de prácticas en Derechos Humanos. Especialista en Psicología Social, hizo hincapié en los efectos culturales y psicológicos que el golpe del ’76 tuvo en la sociedad argentina: “Se buscó un disciplinamiento social a través de la forma mas cruel de represión. El Terrorismo de Estado, aplicado en toda América Latina, es lo que algunos filósofos llaman la ‘violencia pura’. Y la manera en que se aplicó fue a través de la figura del desaparecido, que además de generar terror en la sociedad, dio vida a frases como ‘por algo será’ o ‘algo habrán hecho’, que por un lado buscaba invisibilizar lo diferente, lo que se opusiera al proyecto militar, y que por otro fragmentó el tejido social”.
En una emotiva defensa de las Madres, Abuelas e Hijos, Correa destacó que “los Derechos Humanos se construyen desde la luchas, son una manera objetiva de hablar de éstas. Lo simbólico es la lucha, porque el sufrimiento de los pueblos es lo que da origen a los Tratados Internacionales”.
Después de una breve intervención de Leandro Inchauspe, responsable del Programa Entregeneraciones y coordinador de la charla, que sintetizó algunos de los ejes tratados por los panelistas, se abrió paso a las preguntas del público, generándose un riquísimo intercambio entre éstos -en su gran mayoría estudiantes-, y los panelistas.