Salúd por nuestrxs muertis!
El pasado viernes 31 de octubre en las afueras de casa verde celebramos a nuestrxs muertis en una jornada atravesada por la música y el recuerdo. Acá te contamos algunas percepciones de lo que fue ese encuentro.
El pasado viernes la ciudad estaba repleta de niñxs con disfraces monstruosos. Halloween hace un tiempo no se festejaba por estas latitudes pero ahora se ha vuelto un acontecimiento masivo, casi ineludible. La fórmula «dulce o truco» -que podríamos volver a traducir como ¿“caramelo o prenda”?- deja ver que esta celebración no nace en nuestra región. De hecho su origen se remonta a la fiesta celta de Samhain, que marcaba el fin del verano y se creía que permitía a los espíritus transitar entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Como muchxs sabemos, Halloween se popularizó en Estados Unidos y se ha extendido globalmente.
Al llegar a Casa Verde en Ciudad Universitaria la celebración era otra, con muertis más propios, más cercanos. El patio que rodea la oficina de la Secretaría de Extensión alojaba la celebración del “Día de muertis” que invitaba a recordar y convocar a lxs muertxs de este mundo y traerlos por un rato a la tierra de lxs vivxs, para velar por ellxs y recordar las preguntas, pasiones, sentidos y razones que nos despiertan.
La consigna para ese día era juntarse a la tarde a armar altares con las fotos de la muerta o el muerto cercano, amigo, familiar, vecino, humano y no humano, para poder recordarlos. Pero si una no traía a su propio muertis allí se encontraría con algunx que también le sería familiar, porque estos altares alojaban muertis que hemos sabido llorar y convocar colectivamente como Yamila Cuello, Maite Amaya, Sol Vignolo, Agustín Burgo, Tehuel de la Torre, Mercedes Sosa, el flaco Spinetta o nuestrxs muertis victimas del terrorismo de Estado.
Este festejo retoma el “Día de muertxs” que es una tradición popular de larga data y que combina creencias y costumbres andinas, campesinas, indígenas y cristianas en un solo ritual. Se practica tradicionalmente en México (comenzando el 27 de octubre hasta el 2 de noviembre), y adopta diferentes formas de celebración en cada pueblo y comunidad. También se festeja en muchos otros lugares de Latinoamérica, como en la Puna de nuestro noroeste argentino, bajo la forma local de “Día de todos los santos” el primero de noviembre y “Día de los fieles difuntos” al día siguiente.
Aquí, en Córdoba Capital lo celebramos de la mano de las músicas de Rigor Mortis, @cabeza.parlantes, @dondestaslucia y @_alzu__, con las exquisiteces de @comadres.cba, las danzas de nuestras compañeras de la UPC y el arte de @alternativa_marginal que no paró de serigrafiar en toda la tarde/noche. De la celebración nos quedó un altar del Gauchito Gil instalado en la pared exterior de la oficina que fue colocado por las laboriosas manos de Oli y Javi. Una huella material que seguirá acompañando el paso de quienes visitan Casa Verde.
Cada quien honra la vida y a sus muertxs a su modo, con los símbolos y gestos que le resuenan. Nosotrxs elegimos hacerlo desde este lugar, recuperando una tradición que nos invita a recordar juntxs, a ponerle música y color a la ausencia, y a brindar por la vida de nuestrxs muertxs.
Agradecemos a la Comisión organizadora de estudiantes y egresades de Antropologías por haber hecho este encuentro posible. En la actividad también colaboraron las Secretarías de Extensión y los Centros de Estudiantes de la Facultad de Artes y de la Facultad de Filosofía de la UNC.




