Parir es poder

Más de doscientas personas, en su mayoría mujeres con sus niños, se hicieron presentes el miércoles 14 de mayo en el Pabellón Venezuela, para participar de la charla-debate “Parto Respetado en Córdoba: Experiencias y Desafíos”. Hoy viernes, la Semana Mundial del Parto Respetado en Córdoba concluye con proyección del documental “La bella tarea” a las 17hs, en la Plaza de la Intendencia.

La Secretaría de Extensión de la FFyH, Liliana Pereyra, fue la encargada dar la  bienvenida y presentar a los profesionales que desde distintos enfoques abordaron la necesidad de asistir los partos saludables mediante prácticas que respeten las decisiones y necesidades de cada mujer embrazada. Participó de la mesa el doctor  Miguel Couly -especialista en Tocoginecología-, el pediatra  Jorge Pronsato, la obstetra Silvina Peirú, la partera  Diana Rosenmeyer, la Secretaria de Extensión de la Escuela de Trabajo Social Susana Andrada junto a la psicóloga Flavia Roso, esta última representando la voz del colectivo Mujeres por un Parto Respetado Córdoba.

Susana Andrada puso el acento en recordar que durante la última década en Argentina los derechos de las mujeres vienen teniendo un claro y decidido avance. Sin embargo, “aún hay derechos no reconocidos, y muchos de los que se contemplan en la letra no logran volverse realidades. En particular, el Parto Respetado ha sido reconocido como derecho en marco de la ley Nacional  25.929,  pero a diez años de su aprobación, dicha ley no sido aún reglamentada”. Una situación, dijo, “que hace mella en su posibilidad de exigibilidad y aplicación”.  Sobre este punto, explicó que “la posibilidad por parte de las mujeres de ejercer sus derechos está atravesada por tramas de poder, difíciles de modificar, de poner en cuestión; y no sólo me refiero a los poderes patriarcales, la relación varón–mujer sino también a los poderes ligados a la producción de conocimiento, tecnologías y hasta los poderes del mercado, donde también se disputan los servicios de salud. Tal vez por esto la violencia obstétrica sea una de las violencias más invisibilizadas, más naturalizadas

Estos antecedentes y recorridos institucionales, argumentó sumado a los encuentros con el Grupo de Mujeres y  a la profundas vulneraciones a derechos básicos, a derechos humanos, “constituyen un estímulo concreto para el desarrollo de proyectos que aporten a la plena vigencia de la ley y muy especialmente a trabajar en la inclusión de las condiciones previstas por la normativa en establecimientos públicos de salud”.

La Secretaria de Extensión de Trabajo Social anunció que de manera conjunta con la FFyH de la UNC “se han establecieron los primeros contactos con áreas de obstetricia de la medicina pública provincial, en particular con el Hospital Misericordia,  también con la Dirección de Atención Primaria de la Salud de la Municipalidad, y se está avanzando en la actualidad en un programa de trabajo junto al Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología orientado a la aplicación plena de los postulados de la ley y al acceso a la información relativa al Parto Respetado”.

Cuerpo, alma y espíritu

Sin duda, el momento más emotivo de la tarde, fue cuando Flavia Roso sostuvo  el micrófono en sus manos, se tomó unos segundos para mirar a los ojos a buena parte de la platea que la observaba y luego, de manera pausada leyó un sentido documento en representación de todo el colectivo Mujeres por un Parto Respetado Córdoba.  “Parir es poder ser fuertes, y al mismo tiempo es el poder de ejercer nuestra fuerza de mujer. Parir es poder vivenciar una experiencia única, exquisita, para reconocernos como mujeres maduras, sexualmente activas, desterrando la violencia interiorizada por siglos de negar nuestros cuerpos. Parir es poder decidir y hacernos cargo libremente de nuestras decisiones. Parir es poder conocer, es la posibilidad de saber, es informarnos y es la fuerza empoderante de la información. Parir es poder dar vida y es el poder de la vida dándonos a nosotras esta posibilidad. Parir es perder la noción del tiempo en un mundo donde los minutos se cuentan en oro, donde mientras más rápido mejor. Parir es la posibilidad de sentir dolor en un mundo temeroso y fóbico del dolor.  A su vez es el poder del dolor como parte del proceso para soltar y seguir. Nos duele porque estamos vivas.  Con dolor, pero sin sufrimiento. Parir es poder abrirnos en cuerpo y alma y es el poder de la naturaleza, de nuestra fisiología y biología entregando, es el duelo de lo que ya no está y la alegría de lo que es y será. Parir es poder reafirmar nuestra identidad, nuestra autoestima, nuestra personalidad, y es el poder de  saber quiénes somos y qué queremos. Parir es poder ser irracionales en una cultura de la razón y la lógica, donde el pensamiento está sobrevalorado y nos olvidamos que los seres humanos somos también lo que sentimos, somos espiritualidad y cuerpo. Parir es poder sentir que ser madres es una elección y no un destino obligatorio del género, y es el poder y la fortaleza de una libre elección. Parir es derrumbarse, ser sostenida, seguir, superar nuestros límites, volar más allá de lo conocido, sanar heridas emocionales, cambiar historias familiares, reivindicarnos, transformarnos en cuerpo, alma y espíritu de una vez y para siempre”.

El aplauso de todos los presentes fue sostenido por varios segundos.

La voz de los profesionales

Luego fue el turno de los médicos y especialistas dedicados a sostener esta práctica en Córdoba.  La obstetra y partera Silvina Peirú habló sobre cómo en la formación médica no se enseña a conocer la fisiología de la mujer. “Un aspecto fundamental es conocer cuáles son el conjunto de hormonas que se movilizan en el momento de parir  y cómo se debe acompañar a las mujeres embarazadas que transitan por un nacimiento”, subrayó.

El doctor Miguel Coully hizo referencia a su experiencia dentro de la salud pública, a cómo defiende esta práctica siendo Jefe del departamento de Obstetricia en el Hospital Misericordia. Y ante la pregunta del público sobre por qué en los hospitales no se garantizan los derechos contemplados en la Ley de Parto Respetado, Couly respondió: “Todas las mujeres embrazadas deberían formularles esa misma pregunta a todos los médicos. Nosotros estamos intentando garantizar esta ley en el hospital Misericordia, bajo el programa  Maternidades Seguras y Centradas en la Familia, precisó.  “Pero a veces yo mismo me siento un poco solo. Debo pedirles a mis propios  colegas que le pierdan el miedo a la normalidad” añadió.

Diana Rosenmeyer, desde su experiencia como partera en hospitales,  habló sobre las condiciones adversas que, muchas veces, presentan los protocolos internos que se manejan en las instituciones médicas. Una característica que genera serias dificultades para que un parto pueda desarrollarse con el grado de intimidad, tiempo y tranquilidad que necesita cada mujer embrazada. “Es muy difícil llevar a cabo un parto respetado si el ambiente hacia la mujer embarazada es hostil”, añadió.

Con relación a la experiencia del dolor, Flavia Roso comentó que  “vivimos inmersos en una cultura del miedo, donde lo mejor es no sentir. Pero una cosa es el dolor natural, que nos permite saber qué pasa con nuestro cuerpo y otra muy distinta es el sufrimiento, que casi siempre está relacionado al miedo y la opresión”.

En este sentido, el doctor Couly aseguró que todas las mujeres tienen la capacidad de generar la oxitocina suficiente para dilatar y parir. “Sólo se debe respetar los procesos naturales para que esto suceda”.

El pediatra Jorge Pronsato hizo referencia a los derechos y la vulnerabilidad a la que  quedan expuestos también los recién nacidos, si se los somete a prácticas innecesarias. “A los médicos nos preparan muy bien para atender enfermos, pero los partos no son una enfermedad”, afirmó. “Son una verdadera fiesta y debemos aprender a comportarnos como invitados”.

En un clima movilizador, la charla se extendió más allá de dos horas.  El público escuchó de manera atenta y luego se permitió formular todo tipo de preguntas, ante un equipo de profesionales que respondió en forma clara y generosa.  En general, todos acordaron que seguramente queda mucho camino por desandar para asegurar los derechos contemplados  en la Ley 25.929 de Parto Respetado. Pero el testimonio sólido de los invitados dejó la sensación de estar ante una bisagra donde, bajo la voluntad mancomunada de familias, madres, profesionales de la salud, sumado al compromiso de las instituciones pertinentes, es posible dar los primeros pasos para generar determinados cambios  en la provincia que garanticen el derecho al respeto que merece cada nacimiento. 

Por Irina Morán.

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