Con enorme pesar, compartimos la triste noticia del fallecimiento de la Dra. Pampa Arán, profesora tan querida de la Escuela de Letras y nuestra Facultad, el día 10 de junio.
Enviamos nuestras condolencias para su familia y les acompañamos en este difícil momento. El velatorio será en la funeraria Caruso (Av. Juan B. Justo 2306) hoy 11 de abril a partir de las 12:30 y hasta las 15 horas.
A continuación, compartimos unas sentidas palabras de su colega y amiga, Candelaria de Olmos, docente de la Escuela de Letras:
Había nacido en Córdoba un 17 de octubre. Provenía de una familia radical. Le gustaba bromear con esa contradicción del azar. Le gustaba bromear.
Sus padres le pusieron el nombre de una novela que había escrito su tío, el pintor Artemio Arán. Pampa era hija única (cosa que lamentaba) y tenía nombre de novela (cosa que le encantaba). Pasó su infancia en Ascasubi, un pueblito que había sido una antigua posta y donde a veces llegaba el cine y se proyectaban películas en la plaza.
Cuando era adolescente, su familia se trasladó a Rosario donde se recibió de maestra normal con apenas 17 años. Enseguida empezó a trabajar en una escuela como directora de “tercera categoría” lo cual, dijo ella alguna vez, “significaba que en un galpón en medio de la nada (…) vos dabas clases, barrías, hacías el mate cocido, vacunabas, hacías el censo”.
Pasaría después por todos los niveles educativos -primaria, secundaria, grado y posgrado- con idéntica, intensa, dedicación.
Estudió en la Universidad Nacional de Rosario donde fue alumna de David Viñas, Tulio Halperín Donghi y Adolfo Prieto. Le gustaba decir que esos grandes habían sido sus profesores. Tulio Halperín Donghi y su esposa, habían sido además, sus amigxs.
En 1972 se incorporó como docente en nuestra Facultad, primero en la cátedra de Literatura Argentina, una materia que nunca dejó de querer y de estudiar.
Más tarde, sus búsquedas semióticas la llevaron a ser profesora titular de Metodología del Estudio Literario II donde permaneció hasta su jubilación.
Sabedora de las demandas que impone el carácter autogestivo de las universidades públicas, se comprometió muchas veces en espacios de gestión: “siempre en cuerpos colegiados”, decía como para rubricar su apuesta permanente por el trabajo colectivo, dialogado. En esos lugares muchas veces defendió sus ideas con una convicción aguerrida, sin concesiones de ninguna clase.
Publicó numerosos trabajos, entre ellos: La estilística de la novela en Mijaíl Bajtín (1998); El fantástico literario (1999, que fue su tesis doctoral); Texto memoria, cultura: el pensamiento de Juri Lotman (2002); Diccionario léxico de la teoría de Mijaíl Bajtín (1996); Nuevo diccionario de la teoría de Mijaíl Bajtín (2006); Interpelaciones. Hacia una teoría crítica de las escrituras sobre dictadura y memorias (2010) y La herencia de Bajtín (2016), entre otros.
Su último libro, Diseño del proyecto de tesis en una investigación literaria. Propuesta semiodiscursiva (2020) dice a las claras su vocación de iniciar a otrxs en un camino que a ella le apasionaba: el de la investigación y el de la investigación literaria desde la perspectiva de los estudios del discurso.
Era una gran conversadora y una gran narradora de anécdotas propias y ajenas que disfrutaba contar demorando el relato y metiendo detalles que eran para morir de risa.
En un encuentro con Pampa había que despedirse con tiempo porque ella siempre tenía algo más para agregar, como si quisiera prolongar el diálogo y el contacto con el otro tanto como se pudiera. Sus clases terminaban siempre, indefectiblemente, después de hora.
Era profesora emérita por la UNC y el año pasado recibió el título de Doctora Honoris Causa por la Universidad Nacional de Misiones.
También el año pasado, bastón en mano, muchxs de sus estudiantes, colegas y amigxs (lxs tenía por todas partes) la encontramos en el Congreso de Semiótica, en Buenos Aires, escuchando, preguntando, charlando en las aulas y en los pasillos.
A sus ochenta y cinco años, Pampa seguía queriendo pensar, aprender, enseñar, debatir, vivir. Menuda como era, era también incansable: seguía investigando y dando clases de posgrado especialmente en el Centro de Estudios Avanzados de la UNC donde llegó a ser directora alterna del Doctorado en Semiótica.
Fue de las primeras en estudiar, con una minucia, una profundidad y un amor que le eran característicos, la obra de Iuri Lotman y, sobre todo, la de Mijaíl Bajtín cuyos postulados acerca de la responsabilidad ética, estética y cognitiva y cuyas reflexiones acerca de la comprensión de y con el otro no solo aprendió y enseñó sino que practicaba y militaba a diario y a conciencia.
Amaba dar clases y decía que, si por ella fuera, elegiría morir en el aula. Murió durmiendo.
Quienes fuimos sus estudiantes, sus colegas, sus amigxs, la abrazamos, con el afecto inmenso que también ella sabía dar y la despedimos apenas un poco: como buena semióloga Pampa sabía que la gente querida no se va tan fácil, que se queda entre quienes la recuerdan, la mencionan, la dicen.
Candelaria de Olmos
Fotografía de portada: La Voz del Interior