“Una Facultad abierta a la vida”

El lunes 10 de agosto, en el Pabellón Argentina, se llevó a cabo la primera colación de 2015. En esta oportunidad, se entregaron 22 títulos de posgrado y 128 de grado de todas las carreras de la Facultad de Filosofía y Humanidades. El decano, Diego Tatián, instó a sus egresados a trabajar por un mayor compromiso social. [12/08/2015]

El sentimiento de haber transitado y finalizado una primera etapa dentro de la Universidad Nacional de Córdoba, le imprime cada año a esta ceremonia una emotiva singularidad. 

Además, en esta ocasión se entregó por primera vez un certificado de Bachiller Universitario a un estudiante del Programa Universitario en la Cárcel (PUC). Este es un reconocimiento para aquellos alumnos que, en condiciones de adversidad, pueden realizar un importante trayecto en la Universidad.

Con la presencia de los secretarios y autoridades de todas las Escuelas de la FFyH, el acto estuvo presidido por el Decano de esta Facultad, Diego Tatián, quien pronunció un sentido discurso donde puso el acento en la función de la universidad pública, la producción del conocimiento, la igualdad y el compromiso social.

“¿Qué es –o quién es- un científico comprometido, un escritor comprometido, un filósofo o un intelectual comprometido?”, fue uno de los primeros disparadores que lanzó al público, al pronunciar sus palabras. Como respuesta, Tatián explicó “que el compromiso siempre lo es con alguien o con algo que no somos nosotros mismos. Cuando esa sensibilidad o preocupación lo es respecto de una situación desfavorable en la que se encuentran otros, que muchas veces nos son completamente desconocidos y que pueden ser objeto de discriminación, xenofobia, explotación, segregación, maltrato, indiferencia, etc., entonces ese compromiso es social”. En este marco, el decano de la FFyH definió el  “compromiso social” como la forma más inmediata, orientado por la idea de igualdad. Es necesario dijo “no perder nunca esta dimensión socialmente comprometida que pueden adoptar nuestras prácticas de docencia, de investigación y de producción de conocimientos”.

Para profundizar sobre estos conceptos, interpeló al auditorio con una batería de preguntas: “¿Cómo transitar la universidad? ¿Militar, o solo rendir materias en el menor tiempo posible para concluir cuanto antes y comenzar a trabajar? ¿Qué objeto de estudios elegir? ¿Por qué programa optar para dictar una materia? ¿Qué autores incluir? ¿Sobre qué investigar? ¿Participar de la gestión universitaria? ¿En qué revista publicar? ¿En qué lengua escribir? Se trata de elecciones que estamos realizando todo el tiempo, y en mi opinión no son elecciones irrelevantes".

"Es absolutamente fundamental, -añadió- que el compromiso social acompañe a la producción y la transmisión del conocimiento, no sólo porque le imprime así un sentido social, sino también porque la ciencia se empobrece cuando no existe”. Y más adelante sentenció: “Cuando pierde orientación social el conocimiento se vuelve burocrático y pobre, sin alma”.

Tatián se refirió además a la importancia y la construcción de “una universidad abierta, una universidad viva y sensible a lo que transcurre fuera de sus muros”. De allí volvió al concepto de igualdad como “una tarea política interminable”. Y señaló que “el compromiso con la igualdad de los seres humanos comienza con el reconocimiento de los derechos -económicos, sociales, sexuales, laborales, culturales- pero no se detiene allí sino que continúa con un trabajo sobre los obstáculos que impiden su realización. El reconocimiento de un derecho es muy importante pero no lo vuelve realidad. Su concreción precisa de acciones e intervenciones concretas que permitan a las personas acceder finalmente a los derechos que les han sido reconocidos”.

En este sentido, expresó como fundamental seguir defendiendo “la gratuidad de los estudios, el ingreso irrestricto, la creación de universidades fuera de los centros urbanos, la obligatoriedad de la escuela media, acompañada de programas sociales orientados a la inclusión pedagógica”. Y como tarea pendiente dijo “que la universidad del privilegio debe ser sustituida por la universidad de los derechos”.  

A su vez, añadió que “la calidad nunca es sin otros, ni a costa de otros, ni contra otros, ni a pesar de otros; para serlo requiere la inclusión. Sin inclusión tendremos una universidad mediocre y una ciencia mediocre”.

En el cierre, volvió sobre la necesidad de construir siempre “una Facultad abierta a la vida y así un vitalismo del saber que obtiene las ideas adecuadas para leer el libro del mundo que nos toca, para comprenderlo y transformarlo, orientados siempre por el compromiso y por la calidad”.

La ceremonia finalizó con música a cargo del grupo "Viaje a un minúsculo planeta".

Fotografías: gentileza Arturo Ruiz.

 

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