La enseñanza como tensión

Durante los días 12 y 13 de septiembre se desarrolló en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, el noveno Encuentro de Cátedras de Pedagogía: “La Pedagogía ante los desafíos actuales. Debates, propuestas e intervenciones”, con el objetivo de analizar y reflexionar acerca del estado actual de esa disciplina y sus contribuciones a la mejora de la educación. [16/09/2013]

La actividad, organizada por las cátedras de "Pedagogía” y “Corrientes Pedagógicas Contemporáneas” de la Escuela de Ciencias de la Educación de la FFyH, contó con la participación de más de 250 asistentes, entre docentes, investigadores, estudiantes y especialistas del campo pedagógico, provenientes de 24 universidades nacionales, 28 institutos provinciales de formación docente y 2 universidades de Uruguay y Brasil.

Este es un evento académico de una trascendencia significativa para el campo de la educación, ya que permite generar espacios de intercambio y debate sobre propuestas de docencia, extensión e investigación pedagógica y revisar los abordajes que desde la Pedagogía se pueden desarrollar ante la complejidad de las prácticas educativas, en los nuevos escenarios sociales.

El acto de apertura se realizó el jueves 12 en el Auditorio del Pabellón República Bolivariana de Venezuela, con la presencia de autoridades de la Facultad y la Escuela de Ciencias de la Ecuación y después un panel a cargo de Lucía Garay, profesora consulta de la Universidad Nacional de Córdoba, y Gregorio Germán, docente de la cátedra de Pedagogía de la FFyH.

Allí, Edurne Esteves, directora de la Escuela de Ciencias de la Educación, señaló que “la reflexión pedagógica nos constituye en nuestra tarea como docentes e investigadores, nos configura como sujetos capaces de cambiar nuestro devenir en pos de una mejor manera de ver lo que acontece, de relacionarnos y de proyectarnos. En el contexto de aceleración que caracteriza nuestra vida cotidiana, detener la marcha para participar, reflexionar y producir en este Encuentro es un acierto y un desafío a la vez”.

En ese sentido, afirmó que constituye un acierto porque se está destinando un “tiempo vital a producir reflexiones colectivas sobre lo que nos ocupa y nos preocupa, no sólo para comprenderlo sino para poder pensar con otros y construir líneas de trabajo comunes” y un desafío “porque las características que asumen los fenómenos educativos, comunicacionales y sociales en la actualidad, exhortan nuestra reflexión en torno a los modos en que la educación interviene las relaciones entre los sujetos, el papel de las instituciones educativas en general  y en especial, el de las instituciones de formación superior”.

Por su parte, Beatriz Bixio, vicedecana de la FFyH, subrayó que “estas jornadas son los lugares apropiados en los que, más allá de toda división, jerarquía o capital, todos aprendemos, todos enseñamos, todos investigamos y todos conocemos”. “De allí la importancia política que tiene para la universidad, y en particular para la universidad pública, potenciar y reproducir estos encuentros”, dijo.

Bixió también resaltó que en este tipo de actividades es “donde se juega el verdadero carácter del conocimiento y de la enseñanza como tensión, como proyecto inacabado, como polémica y diálogo, en este espacio, continuidad de las aulas y que desemboca en estas mismas aulas”. “Este Encuentro es un eslabón más, en el conjunto de acciones que continuamente ofrece la Escuela de Ciencias de la Educación dedicadas a la reflexión de diferentes segmentos de realidad de su  campo, prueba, entre otras, de la voluntad de la FFyH de ofrecer las propias conceptualizaciones sobre la enseñanza y también de recuperar la de los docentes que están en ejercicio en un diálogo que no puede resultar sino enriquecedor para las dos partes”.

Por último, destacó que lo que se busca en la Facultad de Filosofía y Humanidades es “una formación docente y de investigación orientada a la construcción cotidiana de un conocimiento complejo”. “De eso se trata cuando pensamos en un estudiante – y por ello, también en un docente- que pueda posicionarse frente al saber de manera personal, no sumisa, sino creativa y siempre contextuada en el mundo en el que vivimos nuestras vidas. Un docente, y un alumno, que se opongan a todo esencialismo, a todo saber fosilizado, monológico o basado en algún principio de autoridad –académica, religiosa, estética-, un docente y un alumno que entiendan el saber como una práctica dialógica y democrática, productores de un conocimiento que nos permita superar algunos prejuicios, que nos permite intervenir en algunas políticas públicas”.

Galería de imágenes

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